APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN LOS PICOS DE EUROPA, CANTABRIA, ESPAÑA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA EL ENCUENTRO DE ORACIÓN DEL DÍA 13

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Después del Retorno de Mi Hijo, Yo también vendré como un Sol a darle la última bendición al mundo, para terminar de abrirles los caminos a todos Mis hijos, caminos que los llevarán hacia el Corazón de Dios.

Por eso, Él envía a Su Mensajera; envía a la Sierva y Madre de Dios para que, pronunciando Su Dulce Voz y entregando Su Mensaje Maternal al mundo, las almas encuentren dentro se sí mismas el camino de la redención y de la reconciliación, que en este momento le falta a la humanidad.

Por eso, Nuestras Divinas Consciencias no se cansan de acercarse al mundo para que Nuestros hijos de la Tierra sientan Nuestra cercanía, sientan Nuestra sagrada aproximación, llena de Amor y de Misericordia, llena de Luz y de Paz para todos.

Pero Mis Ojos de Madre no pueden dejar de contemplar la situación de la humanidad, grave, dolorosa y difícil para todos; en la que las almas necesitan de mucha orientación espiritual para que no pierdan de vista la Divina Voluntad y no se olviden del Propósito Espiritual que Dios colocó en cada uno de Sus Hijos.

Por eso, Nos hemos vuelto incansables con cada uno de ustedes, Mis hijos, para que puedan encontrar ese camino definitivo que los llevará no solo al gran despertar, sino al cumplimiento en obediencia de la Divina Voluntad que los acoge y que los recibe por medio de la Fuente del Amor y de la Unidad en el Reino de los Cielos.

Mientras Mi Hijo aún no llegue al mundo, Él envía a Su Madre Celestial a la Tierra, para que la Voz de la Madre de Dios pueda ser, una vez más, escuchada, así como fue escuchada por algunos hijos Míos en Lourdes, en La Salette, en Garabandal y en Fátima. Una Voz que no pudo tener eco en el fin de estos tiempos, porque Mi Mensaje no resonó como estaba previsto.

Por eso, vuelvo a estar aquí en este día. Vuelvo a estar aquí, en este sagrado lugar de los Picos de Europa, para que puedan comprender y también puedan percibir que en el silencio de las montañas es donde se encuentra la Presencia de la Jerarquía, así como también se encuentra en el silencio de sus corazones, en el momento sagrado de la oración y de la liturgia, y también en el incansable servicio al otro.

Estos son los atributos y los principios que la humanidad necesita urgentemente en este tiempo; porque la humanidad está perdiendo el sentido de la perspectiva, y al perder el sentido de la perspectiva, pierde el sentido del discernimiento. Y esto no trae luz a sus caminos, no trae sabiduría en las decisiones, no trae una decisión firme en los próximos pasos que se deben dar.

Por esa razón, Yo estoy aquí, enviada por Mi Hijo, para que puedan hacer resonar la voz de Mi Mensaje de Garabandal. Porque todo lo que allí sucedió no fue en vano, todo lo que allí sucedió no fue comprendido por no haber sido aceptado, por no abrirse a las Leyes Superiores que actuaron en esos acontecimientos de Garabandal de forma contundente y determinante.

Pero Mi Mensaje de Garabandal pudo resonar en los corazones simples y humildes; porque es allí donde está Dios, en los corazones simples y humildes; en los aparentemente perdidos espacios del planeta, en donde la inocencia y la pureza se pueden encontrar.

Esto permite que Dios se exprese con Su Poder y Voluntad, superando las leyes de la física y de la materia a través de acontecimientos sobrenaturales.

Pero la Jerarquía Espiritual no se concentra en los fenómenos y en los movimientos extraordinarios, la humanidad los necesita para poder despertar y comprender el Mensaje de la Jerarquía.

Por eso, una vez más, Yo estoy aquí para que Mi Mensaje pueda resonar dentro de ustedes, Mis hijos, y así se puedan abrir las puertas a la Misericordia y a la Gracia de Dios que el mundo necesita.

Mientras tanto, Mis hijos, Yo estaré muy cerca de ustedes, acompañándolos, porque una Buena Madre quiere que den los pasos seguros hacia la paz, porque cuando estén en la paz estarán en la fraterna hermandad.

Queridos hijos, hoy Me tomo el tiempo en este espacio para que puedan sentir y, sobre todo, escuchar cada una de Mis Palabras y, más allá de escucharlas, puedan sentir Mi Vibración Espiritual, Divina y Cósmica que les trae los Atributos y los Principios de la Fuente en cada momento de Aparición, con el fin de su cura y de su regeneración espiritual.

Estoy reunida aquí, en lo alto de estas montañas, con todos los ángeles de Garabandal; trayendo Mi Mensaje de Paz, trayendo Mi Palabra, pero también Mi Grito al mundo para que detengan la guerra y la destrucción; porque el hombre de superficie le sigue abriendo las puertas inciertas al mal y no solo compromete su vida espiritual, sino también compromete la vida de todo el planeta.

Aún deberemos seguir rezando con fervor y determinación para que las pocas puertas que están aún abiertas hacia los Cielos se mantengan abiertas, para que se cumpla la sagrada intervención y el auxilio que todos los grupos de almas de este planeta necesitan, a fin de que encuentren el camino definitivo hacia el Señor.

Estoy a los pies de la cruz del calvario del planeta y espero a cada uno de ustedes, Mis hijos, para que Me acompañen en este momento; llevando en sus corazones Mi Mensaje de Madre para que, antes de que todo suceda, exista la Gracia de revertir ciertas situaciones que parecen irreversibles.

Pero, Yo los confío al poder de la oración, al servicio incansable, al Amor Eterno, que todo transforman y consagran la vida de las consciencias que caminan en Cristo.

Me recojo, en este día, en la oración de Mis hijos, para que sigan acompañando Mis Pasos, de Esclava y Sierva del Señor, por este planeta, por Mis hijos de toda la humanidad.

Que, en la concepción de esta próxima Natividad del Señor pueda surgir el Espíritu de la Paz y del Bien que colme a los núcleos internos y a los corazones de la Soberana Verdad del Universo, que algún día los colocará delante de la realidad, a fin de que se rediman y se reconcilien con el Padre Eterno.

Rezaré por esto, porque sé que es muy importante y urgente.

Una vez más, les agradezco a todos los que Me acompañaron en esta peregrinación y, especialmente, les agradezco a todos aquellos que viven Mi Mensaje.

Yo los bendigo en el nombre del Señor, el Creador del Cielo y de la Tierra, ungiéndolos a través del Espíritu del Señor, de Su Amor-Sabiduría.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.