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Cantemos “Ave, Ave María”.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Reparen el Corazón de la Madre de Dios, gravemente ultrajado por las indiferencias del mundo, por todos los que no socorren a los que sufren y padecen adversidades.
Hijos Míos, reparen el Corazón de la Madre de Dios, gravemente ofendido por las acciones del mundo, por la falta de consciencia y de discernimiento.
Hoy, reparen el Corazón de la Madre de Dios, para que Dios les pueda conceder Su Misericordia y Su Paz.
Con especial atención y cuidado, he acompañado los últimos acontecimientos del mundo; especialmente he tenido en Mi Corazón, bajo la protección y el resguardo de Mi Divino Espíritu, a los niños en la guerra, a los niños en los océanos.
Con la consciencia que ha adquirido la humanidad, a través de los tiempos, es muy grave que sucedan estas cosas en este tiempo. Por eso, hoy, Mi mirada y Mis ojos están dirigidos hacia el suelo, para que puedan comprender la Faz de la Madre de Dios, la Madre de los refugiados y de los agobiados.
Por un momento, colóquense en la oportunidad de poder servir, por medio de la oración, ante todos estos acontecimientos que necesitan de la especial atención de Mis hijos, en este momento planetario.
Dios ya no quiere pensar en la Justicia, sino quiere que vivan en Su Misericordia, para que dejen de sufrir y de padecer lo que cada uno decide por sí mismo o por las grandes naciones.
En este momento, Mi Hijo se prepara para poder retornar, para poder colocar un orden universal, espiritual e interno, ante todo lo que sucede en el mundo y ante todo lo que muchos desconocen y no pueden ver.
Reparando el Corazón de la Madre de Dios, también repararán el Corazón del amado Hijo, sensiblemente herido por las ofensas del mundo y también por la indiferencia.
Este es el momento en el que todos deben comprenderse como hermanos, y esto va más allá de la religión o de las propias creencias.
La hermandad es parte de un orden universal. Si la humanidad no vive este orden, el planeta no dejará de sufrir; porque hasta que los corazones no vivan las Leyes, es decir los Mandamientos, faltará mucho la paz.
El universo guarda muchos tesoros y muchas dádivas, y espera que su humanidad sea partícipe de todas esas Gracias.
Cuando Mi Hijo retorne, Él comenzará a trabajar en las situaciones más desconocidas por ustedes, en aquello en lo que no podrían creer que Mi Hijo, el Cristo, pudiera intervenir pero también redimir y reconciliar.
Es en la consciencia de cada uno de Mis hijos en donde se debe vivir el gran cambio, para que las situaciones que hoy suceden en el mundo no sucedan más y se ayuden mutuamente como hermanos, sabiendo que en el fin de los tiempos todos necesitarán de ayuda, porque no importará cuánto tengan o cuánto posean, si son ricos o si son pobres, eso no le importará a Dios.
Mi Hijo retornará para volver a reerguir al pueblo de Israel, aquel pueblo que hoy está presente en todo el planeta y que algún día deberá ser una única tribu, que vuelva a vivir y a reintegrar en su consciencia los atributos del Proyecto Divino de Dios, para dar así continuidad a la Nueva Tierra.
Pensarán, hijos Míos, que eso será imposible, pero hoy se los digo y se los revelo porque soy la Portavoz y la Mensajera de Dios.
El Corazón del Padre aguarda pacientemente el cambio de Sus hijos, la gran lección de vida que hoy muchos ya deberían vivir, sobre todo aquellos que siguen al cristianismo, el camino de Mi Hijo. Esa lección es que se amen los unos a los otros de una forma que aún no comprenden ni viven.
Pero una llave importante para cada uno de ustedes es que ese amor, por más que sea humano e imperfecto, sea un amor que se pueda sublimar y trascender a través de la consagración de sus vidas, a través del servicio de sus vidas, a través de una confianza absoluta de que ustedes y sus hermanos pueden unirse mutuamente, más allá de las diferencias.
Mi Corazón Inmaculado hoy se abre para ser reparado por el amor y la caricia de Sus hijos; porque este es el Corazón que sufre por la humanidad, que sufre hoy por los refugiados y exiliados del mundo entero, por los sin tierra, por los esclavizados y explotados, por los desabrigados y desamparados.
Yo soy la Madre de los que son descartados, ofendidos y repudiados, no solo por su miseria o por su pobreza, sino también de forma espiritual son rechazados con gran indiferencia e impunidad.
¿Quién, en este tiempo, entregará sus manos, completamente en donación y en servicio, para dejar de vivir la indiferencia mundial y donarse como Mi Hijo se ha donado a ustedes por entero?
¿Quién entregará sus pies para que Mi Hijo pueda pisar fuerte a través de sus vidas y almas por los caminos de este mundo?, llevando Su Amor y Su Palabra, Su Consuelo y Su Caridad, a pesar de lo que cueste, aun dando sus vidas por la reparación de Mi Inmaculado Corazón, para que así la Creación sea reparada de todo lo que el mundo realiza en este momento, por el alto grado de ignorancia y de indiferencia.
Yo los llamo a ser consoladores de Mi Espíritu materno. Que también puedan ser Mis brazos que acogen, que aceptan, que comprenden y, sobre todo, que aman al prójimo, más allá de todo.
Ustedes, hijos Míos, no tienen ningún impedimento para poder amar. Si aman, así como Yo lo necesito, el mundo se convertirá, aunque esto cueste mucho; porque sobre la superficie de la Tierra habrá espíritus valientes, estrellas redimidas que brillarán en los abismos de este mundo para traer la Luz y la Paz.
Quiero que sigan trabajando, en lo que resta de este mes de mayo, por la reconsagración de sus vidas a Mi Inmaculado Corazón. Porque esto, en este momento, es lo que justifica ampliamente todos los errores que comete el mundo por medio de las guerras, de las crisis humanitarias, de la indiferencia y del descarte de los que sufren, de los que no tienen nada.
Es así que a ustedes, que están a Mi lado por una Gracia desconocida que aún no comprenden, los invito a vivir en mayor profundidad, no solo practicando el Amor de Dios, sino también los invito a vivir y los llamo a vivir la gratitud, para que nunca se olviden que siempre fueron premiados por los tesoros del Cielo, por medio de la Presencia de San José, de Su Madre Celeste y del Sagrado Corazón de Jesús.
Les pido que no pierdan la esperanza. Cuando la cruz se vuelve más pesada es cuando la victoria puede ser muy grande.
Imiten a Mi Hijo, en todo lo que puedan. Sean generosos, misericordiosos y podrán amar al semejante, así como ustedes quisieran que los amen. Este es el momento de practicar la fraternidad humana y de que sus vidas sean el ejemplo de las Palabras de Cristo.
Que Nuestros Mensajes salgan de las mentes e ingresen en sus corazones; porque allí es donde se realizará, ocultamente, la Obra Divina.
Y de tiempo en tiempo, confirmarán que Yo siempre he estado aquí, no solo por ustedes, sino también por el mundo entero, como hoy estoy aquí, por todo el planeta.
Dios Me ha pedido, y hoy se los pido a ustedes, que por motivo de este mes mariano, en el que aún muchísimas almas necesitan ingresar en Mi Inmaculado Corazón, vuelva a ser celebrada la Eucaristía, no solo para reparar el Corazón de la Madre de Dios, sino también celebraremos la Luz de la Eucaristía para que el divino e insondable discernimiento inspire a los gobernantes del mundo, para que establezcan la paz y la asistencia inmediata a todos los refugiados del mundo, a fin de que se reintegren los atributos espirituales de la familia humana; para que las familias exiliadas y desplazadas tengan la Gracia de reconstruir sus vidas completamente.
Por eso hoy, los tres ángeles que acompañan a la Madre de Dios, en representación del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, recibirán su ofertorio, su más sincera oferta interior para que todo sea reparado y el mundo reciba un tiempo más de paz, a fin de que el gran cambio de la consciencia se pueda dar.
Celebraré junto a ustedes y por sus hermanos del mundo en nombre de Mi amado Hijo.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
De lo más profundo de nuestro corazón, ante la presencia del Inmaculado Corazón de María, que es la causa de nuestra alegría y renovación constante, ofrezcamos este Sacramento del Altar, consagrando estos elementos que se convertirán en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo, a fin de que la Fuente de Su Gracia y de Su Misericordia desciendan a la humanidad y, especialmente, a todos los refugiados del mundo.
Señora de la Luz, Madre de la Divina Misericordia, Espejo de Justicia y de Sabiduría, Fuente insondable de Amor y de Gracia, haznos partícipes y merecedores de este ministerio, a través del Sacramento de la Eucaristía, para que Tus divinos y sagrados atributos, que brotan como una llama de Amor de Tu Inmaculado Corazón, nos fortalezcan y nos comprometan cada día más a servir a Tu Hijo, por la humanidad. Amén.
En la noche que Jesús iba a ser entregado, Él reunió a Sus apóstoles en el Cenáculo y se ofreció sin condiciones por cada uno de nosotros.
Fue así, que Él tomó el pan, lo elevó y se lo ofreció al Padre Eterno para que fuera convertido en Su Cuerpo. Luego de esta transustanciación, Jesús lo partió y se lo ofreció a Sus compañeros, diciéndoles: "Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por ustedes para el perdón de los pecados".
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.
Antes de terminar la cena, Nuestro Señor tomó el Cáliz entre Sus Manos y también se lo ofreció al Padre para que el Cáliz fuera transubstanciado en Su preciosa y divina Sangre. Enseguida, Nuestro Señor, se lo ofreció a Sus apóstoles, como hoy nos lo ofrece a cada uno de nosotros, diciéndonos: "Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la nueva y eterna Alianza, que será derramada por su Señor para la remisión de todas las faltas. Hagan esto en memoria Mía, hasta que Yo retorne al mundo".
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.
El Cuerpo y la Sangre de Cristo. Bienaventurados los que hoy se sirven de este Sacramento espiritual para volver a vivir en el Corazón del Rey.
Unidos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, rezamos juntos la oración que Jesús nos enseñó. Y, en este momento, unidos como un solo corazón y una sola mente, realizamos por medio de esta oración del Padre Nuestro, nuestro acto de reparación al Inmaculado Corazón de María y por todos los refugiados del mundo para que la Luz, el Amor y la Paz del Sagrado Corazón de Jesús colme a las almas que más lo necesitan.
Oración: Padre Nuestro.
Que la Paz, el Amor y la Misericordia de Nuestro Señor, Jesucristo, y del Inmaculado Corazón de María desciendan al planeta.
"Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una palabra Tuya bastará para sanarme.
Amén".
Con amor y reverencia a todos los Cristos internos de nuestros hermanos, anunciamos a través de tres campanadas, la Comunión Espiritual de todas las almas del mundo seguidoras de Cristo.
Mi Dios, yo creo en Ti,
yo Te adoro, yo Te espero y yo Te amo;
y Te pido perdón por los que no creen en Ti,
no Te adoran, no Te esperan y no Te aman.
Amén.
Sintamos en nuestro corazón la Comunión con Cristo, y así unidos a Él, en espíritu y en amor, renovamos nuestros votos de servicio, de consagración y de entrega por la victoria de Su Cruz y el triunfo del Inmaculado Corazón de María.
Queridos hijos, Yo les dejo Mi Paz, para que la Paz abunde en la Tierra y, sobre todo, en los corazones que más necesitan del espíritu de Mi Paz para reafirmar su compromiso con Dios y con Su Plan de Amor.
Yo les agradezco por haber respondido a Mi llamado.
Los amo y los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
A pedido de la Madre Divina, nos recogemos a través de una canción inspirada por Santa Teresa de Jesús, para que ella también sea nuestro modelo en el ejemplo del servicio y de la perseverancia, de la absoluta fe en nuestro Redentor.
Cantaremos con devoción: "Nada te turbe".
Gracias a todos.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy, llego al mundo junto a los ángeles de la Luz, para decirle a cada uno de Mis hijos: estén firmes, sigan adelante. El fin de la batalla aún no llegó, las puertas inciertas se abren en la superficie de la Tierra para que los soldados de la Luz las puedan liberar a través de la oración.
Así, abrirán la Fuente de los Espejos en la superficie de la Tierra, la intervención llegará y todo será transformado.
En esta batalla con la dualidad no permitan que su lado contrario los pueda derrotar, estén firmes y sean valientes, participen de los Comandos de Cristo, eleven sus espadas hacia Dios, en ofrecimiento y renuncia, y así serán tocados por el Espíritu Divino.
En estos embates del fin de los tiempos sosténganse en la fe, en la credibilidad de la existencia de Dios por encima de todas las formas, de todos los acontecimientos, de todos los conflictos.
La batalla aún no llegó a su fin, el fin será escrito por cada uno de ustedes, por su participación consciente en el Plan de Mi Hijo, por su colaboración en los proyectos de redención, por su donación constante.
Mientras tanto no bajen la vigilancia, estén atentos al movimiento de su mundo interior. Alimenten sus esencias de vibraciones positivas, coloquen su consciencia en el Mundo Mayor y de allí llegará todo el auxilio que necesiten.
Las caídas son parte de esta batalla, de una batalla dura y fría, en donde los pensamientos y las emociones no pueden interferir.
Sus núcleos más concretos deben colaborar en esta operación de rescate. Para eso, su unidad con la Fuente es importante a pesar de lo que suceda en cualquier parte del mundo.
Recuerden al Universo Celestial, recuerden a los ángeles y a los arcángeles, las grandes huestes ultraterrestres, que conocen en profundidad el proyecto humano y que saben de la historia que ha vivido este planeta a través de las diferentes razas y pueblos.
Este es el tiempo en el que el péndulo vuelve con mucha fuerza y en el que su golpe precipita los acontecimientos en la humanidad, a través de la naturaleza y de la purificación.
Muchos se alejan de la Ley y de la verdad día a día, se sumergen en los abismos de esta Tierra, en los lugares más oscuros de la consciencia humana.
Pero la puerta hacia lo desconocido está allí ante ustedes, en el universo sideral, en donde toda la vida inmaterial y universal los aguarda para llevarlos a tener un contacto profundo con la verdadera existencia, a la cual pertenecen desde el principio, desde sus orígenes.
Ahora, hijos de Dios, ustedes saben gran parte de todo lo que les digo. Saben que vienen de una Fuente, que surgieron de un gran Lago de Luz, en donde los Padres Creadores participaron de su creación, de los primeros pasos de su existencia y que recorrieron este macrocosmos para aprender y crecer interiormente, para saber en cada paso estar en la Ley y no salirse de ella.
Y así llegaron a la Tierra, a este mundo que fue contemplado por Mi Hijo para que vivieran su redención y su conversión. Y así, a cada uno le llegó la hora de despertar, así como a muchos hijos Míos hoy le llega el tiempo de despertar, para que puedan hacer brillar dentro de sí la estrella de su origen, el testimonio de la verdad que vivieron desde el Principio del principio, desde el surgimiento de la Fuente.
En ese estado de vibración deben colocar sus conciencias y no en el caos, el caos seguirá sucediendo, el caos se seguirá desarrollando y mostrando, pero ustedes no pueden entrar en el conflicto ni en la desarmonía.
Sus almas deben vivir el gobierno de sí y el camino de la trascendencia de las corrientes inferiores que sofocan al mundo y a muchos servidores, a los sacerdotes de la Iglesia de Cristo.
Pero ahora su mirada, a pesar de lo que sucede en el mundo, en las naciones y en los pueblos, debe estar en el objetivo de la reconstrucción espiritual y material. Así la Creación les enviará los impulsos que necesitan para poder conducir a la humanidad hacia el camino de la redención absoluta y total.
Muchos se negarán a cruzar las puertas hacia la verdad. Pero no se preocupen, tengan fe y sirvan incondicionalmente a Dios, sin esperar resultados, sin esperar respuestas, solo sirvan por amor y fe a lo Alto.
Las reacciones de las fuerzas contrarias son diversas en este mundo. La humanidad no conoce de dónde ellas vienen y cuándo ellas surgieron. Pero sí les puedo decir, hijos Míos, que muchas de esas fuerzas del caos son generadas por la humanidad de este tiempo.
Los pies de Mis hijos están amarrados a ellas y muchos luchan por cortar esa cadena del mal, para saber liberarse de las amarras, de las condiciones, de la adversidad.
Pero sus corazones siempre deben estar vacíos, libres de cualquier perturbación y situación, absueltos de la crítica y de los juicios de valor para que puedan estar libres y más libres en el momento de caminar hacia Mi Hijo, en este tiempo de tribulación en el que la humanidad quiere ser sucumbida en un abismo más profundo y desconocido.
Pero si por un momento miran hacia el cielo, en la noche verán las estrellas, el cosmos, la gran bóveda celeste y todo lo que sucede en este mundo se volverá pequeño e insignificante. Ya que la ayuda que puede venir de lo Alto es muy grande y también desconocida. Es allí en donde deben colocar su mirada, su atención y devoción, porque así recordarán de dónde vinieron y qué fue lo que hicieron en otros tiempos.
Los espejos del universo trabajan hacia la Tierra como nunca antes trabajaron. Grandes movimientos espirituales suceden en el universo, día a día, en el pasar de este tiempo tan crucial para la humanidad, a fin de enviar hacia el planeta todos los impulsos lumínicos necesarios que pueden ayudar en el rescate de las almas y de los Reinos de la Naturaleza.
Pero cuando el mundo detenga sus malas acciones, el sufrimiento cesará, la sangre ya no correrá por las calles de este mundo, ya no habrá mártires, exiliados ni tampoco inmigrantes. Las familias no serán el foco de la desunión y de la discordia.
Por eso, les pido que oren en este mes tan especial para Mí y para su Señor, para el Altísimo, porque lo que llegará el próximo año será más complejo.
Mientras las almas no acepten que estamos en el fin de los tiempos sufrirán y podrían sufrir mucho por sus resistencias. ¿Qué ganarán con eso?
Aférrense a este llamado y un camino se mostrará ante ustedes para conducirlos y guiarlos hacia el Corazón de Mi Hijo, herido y lastimado por las acciones del mundo y de las naciones.
Al fin, Él vendrá por los más simples y humildes, por los que han sido traumatizados y castigados severamente.
Él vendrá por los que lo esperan, por los que lo aman, por los que han perdido la paz.
Él vendrá a buscar a aquellos que están en los refugios de este mundo y levantará de las camas de los hospitales a los que están enfermos para que lo vayan a ver en Su Retorno.
Y aquellos que sufrieron la pérdida de sus seres queridos serán consolados.
Y las familias tomarán consciencia de la desunión que vivieron a través de los tiempos por el avance de la tecnología y de las modernidades, por sustituir el diálogo.
Por eso, su fortaleza siempre estará en la oración. No existe otra llave maestra, es única e inmutable.
No deben temer por lo que sucederá, sucederá lo que la humanidad necesite vivir conscientemente por lo que ha sembrado en sus caminos. En este tiempo lo estará cosechando.
La Ley existe para que vivamos en sintonía y alineamiento con el cosmos y con toda la vida cósmica.
Y así, viviendo en la Ley, todo es completado en la vida y en la existencia de un ser.
Quisiera que pudieran escuchar todo esto con otros oídos, porque no solo necesito que escuchen, sino que comprendan más allá de lo que les digo.
Hoy, estoy aquí presente por todas las situaciones de la humanidad, para que todas las situaciones sean atendidas, en el plano espiritual, por la Fuente.
Les dejo Mi consuelo y la certeza de que Mi Hijo retornará.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
"Te adoramos o Cristo y Te bendecimos, que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo" (se repite tres veces). Amén.
Déjame entrar por la puerta de tu corazón y podré transformar completamente tu vida. Mientras espero del lado de afuera, cerca de tu corazón, medita por un instante lo que significó la entrega y la Pasión de tu Señor y cada padecimiento vivido y sufrido por ti.
Déjame hablarle a tu corazón, porque allí se guarda el mayor tesoro de Dios, en donde algún día podrá surgir la cura para tu vida y la redención de tu consciencia, tan esperada por nuestro Padre Celestial.
Ábrete, así como Yo Me abro ante ti en este día, extendiendo Mis Brazos y Mis Manos hacia ti, para que puedas sentir Mi consuelo y Mi abrazo, la respiración espiritual de Mi Corazón, el palpitar de Mi Espíritu que viene a tu encuentro y al encuentro de tus hermanos para santificar y sublimar tu vida.
Espero que todos puedan algún día reposar sobre Mi pecho, así como Juan el Apóstol una vez reposó, en el momento más culminante de su Señor, la mayor entrega vivida en la experiencia de la Última Cena.
Por eso, anímate a abrirte sin ningún temor. Vengo a sanar tus remordimientos, tus dudas y tus dificultades, porque si tú me llamas, hoy, Yo te llamo a Mi encuentro, al encuentro espiritual, a la comunión interna y profunda con la Divinidad de Cristo.
Deja que el Soplo del Espíritu pueda soplar sobre tu cabeza por medio del pronunciamiento de cada una de Mis Palabras.
Regocíjate y alégrate porque tu redención está próxima, y así como el pueblo de Israel, anunciarás en tu corazón el segundo advenimiento de Cristo.
Que en esta Pascua que vendrá, puedas reposar en Mis consuelos, en la calidez de Mi Amor, en la firmeza de Mi Espíritu, porque lo que necesito es transformarte, solamente, en Mi instrumento para que tú puedas ser un instrumento en las manos de Dios, para que Él pueda reescribir la historia de esta humanidad.
Coloca tu mano sobre el corazón y siente la vibración divina que desciende a través de Mí. Ya no hay cruz que pueda pesar en tu vida, ya no hay desconsuelo que pueda prevalecer en tu consciencia, ya no hay culpa que puedas sentir, porque Mi Misericordia es infinita e inconmensurable.
Recibe las Gracias de Mi Corazón, así como las recibió Juan el Apóstol en la fidelidad de su presencia, en cada paso de la cruz y del calvario, en cada agonía, en el momento más importante de su Maestro y Señor en el huerto Gethsemaní, porque entre los Apóstoles, fue el único espíritu que estuvo en vigilia por Mí.
Hoy te invito, compañero y compañera Mía, a que estés en vigilia Conmigo en este tiempo crucial, para que siempre encuentres Mi camino, recibas Mi sabiduría y discernimiento para poder enfrentar en los próximos tiempos grandes decisiones que te colocarán más cerca de Mí, si meditas y reflexionas correctamente.
Hoy como hace más de dos mil años, te entrego el Corazón que dio la vida por ti, posando en la palma de Mi mano, este es el Corazón ardiente que los ama, que los contempla y que les suplica: redímanse, arrepiéntanse y hagan penitencia por los que no lo hacen, por los que no lo escuchan, por los que están ciegos en la vida espiritual.
Ahora coloca tus manos en recepción uniendo una con la otra, creando la cuna para que repose el sublime y divino Corazón del Señor. Siente en las palmas de tus manos el Amor de tu Señor, el fuego de Su Corazón, y recógelo en tu espíritu, estableciendo la alianza entre tu corazón y el Mío, fortaleciendo la comunión con Mi Divina Presencia.
Hoy es el fuego de Mi Corazón el que te purifica; hoy es la llama de Mi Corazón que te transubstancia; hoy es la vida de Mi Espíritu que te trae la vida eterna.
¿Qué más deseas para tu existencia, si puedes estar en Mí donde estés? Yo puedo estar en cualquier lugar, Soy el Hijo Del Omnipresente y del Omnisciente Señor.
Mi Espíritu te trae la cura y la liberación para tu vida.
Repitamos las palabras que nos dice Jesús en este momento, en unión y en comunión con Su Divino Corazón:
"Hazme firme, Señor, en los momentos decisivos,
entrégame Tu templanza durante las pruebas más duras,
fortaléceme con Tu Amor para las decisiones de la vida,
y que nunca me aparte de Ti para que pueda ver el camino
que me conducirá al Sagrado Templo de Tu Corazón.
Amén".
Y ahora que están limpios nuevamente, en este día, celebremos el encuentro con la Gracia de Dios para que, fortalecidos por Su Espíritu, recibamos Su Misericordia y Su Espíritu de renovación.
Mi Corazón Eucarístico es el mayor testimonio de Amor por la humanidad, es ese Corazón vivo y humilde que hoy transubstanciará los elementos para que las almas vivan la Gracia Divina y puedan entrar, mediante los sacramentos, a Mi Iglesia Celestial.
Nos ponemos de pie.
"Señor bendice estos elementos para que sean celebrados en Tu Honor y por Tu inmensa Gloria. Amén".
"Bautiza con esta agua, Señor, a los que necesiten de Tu Espíritu. Amén".
Juan los bautizó con el agua de vida. Hoy Yo los vuelvo a bautizar con Mi Espíritu.
Oración: Padre Nuestro (en arameo).
Llegó el momento del gran Amor de Dios para el mundo por medio de la transubstanciación de los elementos.
Los que puedan, se arrodillan.
"Padre, acepta la oferta de Tu Hijo, que entregado por Amor a la humanidad, hoy se vuelve a entregar al mundo por la redención de los pecadores".
Y después de la santa bendición tomé el pan, dando gracias a Dios por el sacrificio, lo elevé y lo entregué a los apóstoles diciéndoles:
"Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo que es entregado por los hombres para el perdón de los pecados".
Te adoramos, Señor, y Te bendecimos.
Tomando el Cáliz, di gracias a Dios por el sacrificio y les dije a Mis Apóstoles:
"Tomen de Él porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza que se entrega al mundo para el perdón de los pecados. Hagan esto en Mi memoria".
Elevamos al Cielo nuestras súplicas, para que Dios escuche con atención el pedido de Sus hijos.
Oración: Padre Nuestro (en portugués).
El Cuerpo y la Sangre Divina de Cristo.
Bienaventurados son los que se sirven de este Sacramento para la redención de la humanidad. Amén.
Y al fin, pude entrar en muchos corazones, y los corazones, por medio de esta unión entraron en Mí.
Que la Paz y el Amor de Dios estén en sus corazones y que ese Amor y esa Paz se propaguen en el mundo por la redención de todos los caídos.
Yo los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En fraternidad, se darán el saludo de la Paz.
Les agradezco.
Agua, Sangre, Vida y Redención.
que brotaron del bendito Corazón herido de Jesús,
ten piedad, misericordia y compasión por todos nosotros.
(se repite siete veces)
Les he abierto una puerta a través de los tiempos para que toda la humanidad perdida pudiera ingresar, traspasar el umbral de Mi Corazón y formar parte de Mi nueva Cena redimida.
Pero a lo largo de los tiempos y de los siglos, los corazones no Me escucharon, muchos no entendieron Mi Mensaje por tener dificultad para poder vivirlo.
Por eso, Mis compañeros, a través de Mi Divina Misericordia, Yo les traigo la última oportunidad, la tabla para vuestra salvación, el portal para el gran cambio de vuestras vidas.
Mientras Yo permanezco silencioso ante ustedes, Mi Corazón palpita en vuestros corazones. No dejo de derramar las llamas crísticas, códigos preciosos que les permitirán cambiar a tiempo, así como lo prevé el Padre Dios.
Por eso, Mis compañeros, no cambien el camino que han escogido. A pesar de las tentaciones y de los engaños, fortalézcanse a través de Mi Divina Misericordia y en los momentos en que vuestra fe desaparezca, pidan socorro a Mi Corazón, guarden vuestros corazones en Mi Corazón y Yo los protegeré de todo mal.
Vengo a esta nación para darle una última oportunidad. Ha sido la más difícil de trabajar para el Cielo, porque las demás naciones, queridos hijos, queridos compañeros, amigos Míos, abrieron las puertas del corazón.
No estoy diciendo, Mis compañeros, que en vuestras vidas falte el amor.
El condimento principal para este tiempo será la unidad, aquella que debe prevalecer por encima de todo, a pesar de los comportamientos y de las actitudes.
Yo vengo a formar nuevos discípulos, nuevos rebaños que se puedan unir a través de Mi Corazón. Ya terminó el tiempo de las separaciones. Mi Corazón se ha donado a ustedes, a lo largo de estos meses, para que pudieran percibir en la consciencia la importancia de trabajar unidos por el Plan. De esa forma ustedes serán estrellas luminosas que iluminarán la Tierra, que está a oscuras en estos tiempos finales.
Abran vuestros ojos, no los ojos físicos, los ojos del corazón, para que puedan ver la Luz que viene a vuestro encuentro, los códigos que son derramados en ustedes para que puedan prevalecer en este tiempo de caos.
Mi Gracia quiere llegar a toda la humanidad, pero Mis Palabras se están terminando.
Llegó el ciclo de vuestra propia confirmación. No habrá dos caminos ni dos trabajos. Yo Soy el único Obrero que los congrega para un propósito mayor.
Anímense a decirme sí y podrán caminar con confianza absoluta. Ya no encontrarán más piedras en vuestros caminos, sino que encontrarán vuestros caminos abiertos, porque Yo ya los he abierto para que ustedes puedan caminar con confianza, transformarse y purificarse así como es la Voluntad de Dios.
Queridos compañeros, sientan Mi Corazón presente, Mis Palabras que reverberan en lo profundo. Yo los sostengo a través de los tiempos, pero no Me digan que no. Yo siempre estuve presente en vuestras vidas. De alguna forma, Yo les di una señal verdadera para que Me pudieran sentir y así Me pudieran seguir por los caminos que Yo les propongo en vuestras vidas.
Mi voz se anuncia, por última vez, antes de que Yo retorne al mundo en Gloria y encuentre la mayor tribulación, el momento de la gran purificación de todos los seres de la Tierra, para que el próximo ciclo sea más liviano y las almas no sufran.
Sigan rezando a Mi Divina Misericordia. Entre las oraciones se encuentra un gran misterio que pronto descubrirán, es el misterio del Amor verdadero, la pureza esencial, la que los colmará y los transformará como dignos hijos de Dios. Solo guarden Mis últimas Palabras en vuestros corazones.
Yo estoy pasando por vuestras vidas para poder pasar por las vidas de los demás, para que muchos más puedan despertar y encontrar el consuelo que tanto buscan, el consuelo que viene del Cielo, de todo el universo sideral.
Hoy les doy a conocer un universo desconocido, que es el universo de Mi Corazón. Acéptenlo como entrega, como sacrificio y como amor, por la gran compasión que Yo tengo por todos ustedes, más por aquellos que Me dan la espalda en todo el resto del mundo.
Mi Corazón desciende al mundo para buscar a los perdidos. El Cielo se congrega en este lugar para llamarlos como una única oportunidad de retornar al camino, al camino de Dios.
Rezo por ustedes en Mis universos mayores, y envío a Mis ángeles a la Tierra para que puedan ayudarlos a vivir la gran transformación, a orar por ustedes para asistirlos, para transformarlos, para purificarlos y transfigurarlos, así como Yo deseo hace tanto tiempo que vuestras vidas sean un instrumento fiel de Dios, sin preferencias ni voluntades, llenos del Amor de Dios que los transformará por entero.
Acepten Mi convocatoria. Esta es la última llave que les entrego.
Consagraré el pan y el vino como símbolo vivo de Mi Cuerpo y de Mi Sangre. Dichosos los que son llamados a servirse de Mis sagrados Sacramentos. Sus almas agradecerán este momento único en vuestras vidas.
Quien come de Mi Cuerpo vivirá, quien bebe de Mi Sangre resucitará y no se reconocerá a sí mismo en esta vida, porque Yo lo habré transformado, así como Dios Me lo ha pedido.
Yo vengo a buscar, en ustedes, que puedan despertar la vida sagrada. Si tan solo dan ese paso, el mundo cambiará.
Hoy expongo ante ustedes Mi Corazón como el Santísimo Sacramento. Adórenlo y venérenlo ante los Ojos de Dios. Adoración, Adoración, Adoración, vida de Adoración al Corazón de Cristo.
En Mi silencio, Yo los bendigo. Con Mi Amor, Yo los colmo. Con Mi cura, Yo los libero. A través de Mi Gracia los consagro como nuevas almas en el Reino de Dios.
Confíen en lo que Yo les digo. No pierdan la esperanza, el tiempo de la paz llegará y ustedes son llamados a participar de eso a través de este encuentro sagrado.
Recemos para consagrar.
Santísima Trinidad
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente
y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo,
presente en todos los sagrarios de la Tierra
en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias
con que Él es ofendido.
Y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.
(se repite tres veces)
Aquellos que, en cualquier parte del mundo, hayan tenido la intención de comulgar con Mi Cuerpo y con Mi Sangre, sepan que ya lo hicieron en espíritu y en alma por haber invocado el Amor de Mi Corazón en este momento.
Y a todos aquellos que comulgarán de Mi Cuerpo y de Mi Sangre, los invito a hacerlo por aquellos que no lo viven, por aquellos que Me olvidan en el sagrario y que ni siquiera Me ven en la Santa Custodia.
Yo los invito a rezar por todos aquellos que no viven a Dios, a comulgar por ellos como una única raza, una única civilización que camina hacia la consagración de la Nueva Humanidad.
Agradezco a aquellos que son perseverantes Conmigo y que oran de corazón para que se cumpla Mi Proyecto, Mi Proyecto de salvación y de paz.
Les agradezco.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Madre María Shimani de Montserrat:
Para comprender las Palabras de Nuestro Señor no solamente es necesario abrir los oídos, sino que hay que intentar percibir con nuestro corazón qué es lo que exactamente Él quiere colocar dentro de él.
Y otra de las cosas que tenemos que hacer también es saber que cada palabra es para cada uno de nosotros, no es para el otro, porque a veces pensamos que esas palabras no son para nosotros. Y, a veces, perdemos la oportunidad de ser instruidos y guiados, de reparar una desviación en nuestro camino, porque pensamos que las Palabras del Señor son para otros hermanos.
Así es que abramos nuestro corazón y sepamos siempre que cada palabra es para cada uno de nosotros. Así nunca perderemos una oportunidad.
Fray, ¿qué nos puede contar?
Fray Elías del Sagrado Corazón:
El Cristo hoy, de una forma poco común, Él expuso Su Corazón como si fuera el Santísimo Sacramento y esa Luz de Su Corazón se expandía hacia nosotros.
Él entregó una llave importante también para este país, que es la unidad. Hizo mucho énfasis en ese sentido, porque sabe que nosotros podemos escuchar lo que Él dice, guardar Sus Palabras, ponerlas en práctica.
Hoy yo sentí, ante la Aparición de Cristo, que Él estaba dando una última alternativa. Sentí que no era nada definitivo, pero que era un llamado a nuestra consciencia interior.
Él sabe que podemos unirnos un poco más. Él sabe que Uruguay tiene una tarea muy importante en el fin de los tiempos. Él dice que dependerá de nuestro grado de unidad que eso suceda.
Él nos pidió que dejáramos de lado las cosas superficiales, nuestras propias voluntades, para poder cumplir la Voluntad Mayor. Tal vez no entendemos cuál es esa Voluntad, pero si nosotros hacemos lo que Cristo nos pidió, de unirnos, algo positivo podrá acontecer aquí.
También sentimos, delante de la Aparición del Maestro, que Él vino a abrir una puerta aquí y que solamente Él es el que la puede abrir.
Él también nos dio una llave importante que es la Adoración. Algo que tal vez no conocemos o no le prestamos mucha atención, pero así como Él dijo, en la oración que hicimos al final, Él está presente en todos los sagrarios de la Tierra y ofertó Su Corazón para que nosotros pudiéramos adorarlo y entender muchas cosas.
Él agradeció mucho esta oportunidad de estar aquí, entre nosotros, pero sabe que nosotros podemos dar un poco más, principalmente como uruguayos.
Hoy Él nos entregó simbólicamente una misión: estar unidos para poder realizar ese Plan que Él prevé para este país. En ese momento, sentimos que todos los ángeles de las naciones estaban unidos en ese propósito que Cristo nos colocaba; y otras Jerarquías celestiales también estaban presentes con Él, anotando en grandes libros muchas cosas, lo que entendimos que era algo futuro que no fue revelado. Él nos ofertó Su Corazón para que pudiéramos entender lo que nos pide.
Él tenía mucho más para entregarnos, porque así lo dijo, y espera que nos entreguemos más a Él para que nos pueda dar más de Él.
Hoy sentimos también, delante de Cristo, que estábamos siendo vistos por Dios con mucha compasión.
Madre María Shimani de Montserrat:
Una de las cosas que Nuestro Señor dijo hoy es que no existen dos propósitos, sino que existe un solo Propósito, que es el que Él nos pide. Entonces a veces necesitamos percibir con claridad si es que estamos siguiendo el Propósito que Él nos plantea o estamos siguiendo nuestro propio propósito. Sobre todo, a nosotros, que en este país tan pequeño somos tan pocos, Él nos pidió que trabajáramos en unidad y que no tuviéramos dos propósitos. Será necesario que reflexionemos mucho, si es que estamos realmente todos bien concentrados en ese único Propósito y sobre qué es lo que vamos a hacer para que nuestra unidad sea verdadera y plena.
¡Gracias, Señor, por cuánto nos das!
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más