Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, EN LA 122.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Contempla, a través de tu corazón, Mis Sagradas Reliquias. Sumérgete en el Misterio Divino de Dios que hoy te revelo, sírvete de este momento como si fuera el último.

He aquí el Cáliz de la Redención, que guarda en sí mismo los códigos originales de la raza humana.

Este es el Sagrado Instrumento que se ofreció, entre las Manos del Señor, para reintegrarle a la humanidad el único y verdadero código genético, aquel código que debería cumplirse y manifestarse a través de la raza.

Por eso, tuve que entregar Mi Sangre y Mi Cuerpo en las condiciones más inimaginables, para que esta civilización de la superficie de la Tierra recuperara su código original, aquel código que Dios creó en la Fuente a través de los Padres Creadores por medio de la ciencia divina y cósmica, código que a través de los tiempos se ha degenerado por diferentes experiencias y errores.

Así como fue en el Jueves Santo, en el que el Señor, a través de Su Sangre y de Su Cuerpo, recuperaría el código original de esta humanidad; hoy, a través de la Sagrada Reliquia, el Santo Grial, el Señor se prepara para recuperar este código que se volvió a degenerar en los últimos tiempos.

Pero esta vez, lo recuperaré a través de Mis últimos apóstoles y discípulos, de todos aquellos que ofrezcan su propia consciencia para ser parte del restablecimiento del código genético de la humanidad en la Nueva Tierra. Sé que hoy no comprenderán este misterio, porque no abarca la parte intelectual y humana, pero cada uno de sus espíritus puede ser un receptáculo que reciba este Principio Creador.

Porque este código genético de la humanidad se recuperará a través de los últimos servidores, de todos los que estén dispuestos en el final de los tiempos a ir más allá de sí mismos, trascendiendo sus aspectos humanos y confiando plenamente en el espíritu de Mi Gracia, que les concede este importante momento a todos.

Recuerden que, como civilización en la superficie de la Tierra y desde el principio de este Proyecto de Dios, a través de esta humanidad, cada uno de ustedes guarda en su genética ese código que, a través de los tiempos y de las experiencias y, sobre todo, a través de la escuela de los grados de amor y de la redención, este código que se guarda en su propio ADN, en lo más profundo de las moléculas de sus consciencias, deberá convertirse en un Código Crístico por medio de la Gracia del Amor que Yo les doy.

Es así que, en Mi Retorno a la Tierra, este será Mi primer y gran movimiento planetario; porque no podrá surgir una Nueva Humanidad sin que todas las consciencias posibles, en los cuatro puntos de la Tierra, recuperen en sí mismos, a través de su ADN, ese Código Crístico.

Pero quiero recordarles, para que no piensen que esto es imposible o inalcanzable, que llegar a ese Código Crístico de Amor y de Redención lo podrán hacer por intermedio de sus almas y más aún de sus seres superiores, en los que reside la llama sublime del Espíritu que les proporciona los dones, las Gracias y las virtudes a las almas.

Sus almas deben ser el puente para que esto suceda, para que al igual que muchos santos y yoguis de Oriente, sus vidas también se santifiquen en el Señor, así como la vida de cada uno de los santos y yoguis de Oriente se santificó en la Creación.

Para que la humanidad despierte a este sagrado conocimiento de la Creación, proporcionado grandiosamente por el Arca de la Santa Alianza y en especial por el Santo Grial, es que Yo hice milagros eucarísticos en varias partes del mundo, para que crean.

He estigmatizado a algunas consciencias para que la humanidad crea que, así como Yo estoy presente en el Sacramento del Altar, en cada nueva celebración eucarística o en cada adoración al Santísimo, Mi Código Crístico Redentor también puede estar presente físicamente en ustedes; porque quien recibe ese Código Crístico Redentor trasciende gradualmente su consciencia y su materia, se desprende de lo mundano y hasta de lo cotidiano, se aparta lentamente de las energías que no permiten la evolución.

Crean entonces, compañeros, que a través de cada nueva Comunión que reciben, o a través de cada celebración de la que participan, están ante las puertas del Código Crístico del Señor que los transustancia si ustedes lo permiten, así como el pan y el vino se transustancian en el Altar.

Por eso, les dije que en el mundo realicé y permití milagros eucarísticos, para que nadie tuviera dudas de que Yo estoy presente y escondido en el misterio del Altar y, más aún, puedo estar presente y vivo eternamente en las almas que abren su corazón para recibirme en gloria.

Quisiera que estuvieran atentos al momento de la celebración eucarística, para que estén conscientes de lo que sucede espiritual y físicamente durante el momento de la transustanciación, como también en el momento de recibir la Santa Eucaristía.

El propio milagro de Amor, a través de la celebración eucarística, no solo les permite aproximarse a ese Código Crístico de Amor, de Redención y de Luz, o sumergirlos en Mi Insondable Misericordia, sino que sus almas también están ante la oportunidad de una amnistía espiritual.

Aunque Yo sé que pueden volver a caer muchas veces, quisiera que pudieran trabajar espiritualmente en esto para los tiempos que llegarán; porque no tendrán un lugar o un espacio, sino solamente en el Corazón del Señor que está abierto como un gran manantial inagotable, expectante, para que las almas reciban las Gracias de los Cielos.

Por eso, hoy les concedo a ustedes y al mundo la oportunidad de volver a estar ante el Santo Grial, aquel Sagrado Instrumento que fue testigo de la revelación del Amor de Cristo por las almas del mundo entero, que se sigue perpetuando a través de cada nueva Eucaristía.

Si ustedes abrieran aún más sus consciencias a este misterio, el misterio ya no sería misterio, sino revelación; y la ciencia sagrada del Espíritu Santo les daría más entendimiento y sabiduría para las situaciones de la vida, mismo para las causas imposibles.

Así como hoy ustedes reciben este Sacramento Espiritual, a través del Santo Cáliz, en el centro del gobierno de sus almas, así también hoy sus ángeles de la guarda son testigos, ante las Leyes de la Creación, y registran este momento único e irrepetible, que lo podrán llevar en sus almas para siempre, hasta que se cumpla la vida eterna.

Esto fue lo mismo que les ofrecí a Mis apóstoles, aunque ellos en ese momento no estuvieran prontos.

Pero Yo vengo a buscar aquello que reside en cada mundo interior. Vengo en búsqueda de ese Código Crístico que está en ustedes, para que esté al servicio de la Creación en el tiempo preparatorio del Retorno de Cristo.

Sumérjanse en esta realidad, compañeros, así como sus ángeles de la guarda se postran ante la Presencia del Santo Grial. Porque en este Cáliz, que hoy llevo entre Mis Manos, no solo está el testimonio de Mi Preciosa Sangre, el testimonio de Mi Amor por cada uno de ustedes, sino que aspiro y anhelo, profundamente, que algún día sus experiencias de amor y de redención también estén dentro de este Santo Cáliz, para que cuando Yo retorne al mundo en Gloria, pueda ofrecerlo a Dios, junto con ustedes, como reparación de todos los errores y agravios cometidos en el mundo, especialmente a los niños e inocentes.

Pídanle al Ángel de la Reparación, presente en cada nueva celebración eucarística, que los ayude espiritualmente a vivir este misterio para que sea una realidad en ustedes, de una vez y para siempre.

Después de vivir esta Comunión Divina Conmigo, ahora están prontos para vivir la Comunión Espiritual por medio de la celebración eucarística que ahora realizarán.

Quisiera, en este momento, que pudieran estar en quietud para meditar sobre todo este impulso que les traje hasta el momento en que vivirán la transustanciación de los elementos, del pan y del vino en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo, y especialmente el momento en el que recibirán la Santa Eucaristía, recordando la intención de todo lo que les dije hasta ahora.

Les agradezco por estar aquí y sigan preparándose para la próxima Sagrada Semana.

Que Mis Palabras residan en ustedes, para que Mis Palabras no solo pasen por ustedes, sino que Mis Palabras concreten la Obra de la redención en ustedes.

Los bendigo en el nombre de la Paz.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.  


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Vamos, a pedido de Cristo, a prepararnos para la Comunión Espiritual, dando continuidad a este impulso que hemos recibido.

Y para que esto sea una realidad en nosotros, como Él nos pidió, mientras nos preparamos, vamos a cantar: “Adonai, Espíritu Santo”; para que el Santo Espíritu nos ayude en este momento, nos prepare internamente, así como colmó a nuestra Santa Madre y a los apóstoles en Pentecostés.

Confiemos este momento al Santo Espíritu de Dios.

APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, DURANTE LA SAGRADA SEMANA, DÍA 7, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Por medio del agua purifico las consciencias del mundo y las bautizo con el Espíritu Santo.

Hoy traigo entre Mis Manos y cerca de Mi Corazón, el Sagrado Relicario de la Sangre de su Señor, guardado en pequeños cristales de cesio y mostrando al mundo la Luz de la Sangre de Jesús, preciosamente guardada y registrada en el Gran Banco Espiritual del Universo.

Contemplen compañeros, este Sagrado Relicario en la sagrada geometría de un rombo, que guarda las gotas de Sangre de su Redentor.

Es con este código que Yo los vengo a renovar y a transfigurar, no solo en el Sacramento del Bautismo, por intermedio del agua, sino también a través del Sacramento de la Fe, por intermedio de Mi Sangre.

La preciosa Pasión de su Señor, como les dije en el día de ayer, y dando continuidad al sagrado Conocimiento Divino, fue preciosamente guardada, no solo cada uno de los hechos sino también cada uno de los padecimientos de su Redentor, especialmente los de haber derramado la Sangre y el Agua del Cordero de Dios sobre la superficie de este planeta y en la consciencia de la humanidad.

He aquí el Código Crístico de la renovación que ninguna ciencia ni teoría puede explicar, que ningún hombre de la Tierra ha podido descubrir porque el valor de Mi Sangre espiritual es divino, supera toda ciencia y entendimiento.

A través de la Sangre de su Señor, no solamente los puedo curar y redimir, también los puedo convertir porque la Sangre derramada de Cristo, recogida en estos pequeños cristales de cesio, guardados en esta Sagrada Geometría de Dios, no solo representa la redención de la humanidad sino el testimonio físico y espiritual del Amor de Dios para con los hombres.

Así también lo representan cada uno de los elementos que fueron utilizados en la Pasión de su Maestro y Señor. Cada uno de esos elementos es un símbolo espiritual, tiene un profundo significado que va más allá de la mente humana.

A pesar de los padecimientos vividos, es con esta Sangre Espiritual y Divina que Yo vengo a transformar esos aspectos humanos, a transubstanciar sus consciencias en el modelo espiritual que Dios necesita para estos tiempos.

Por eso no coloco Mis Ojos en las resistencias humanas, sino en el potencial que ustedes tienen en su interior de poder amar, así como Yo amé al mundo y así como hoy amo a la humanidad.

Su experiencia de redención podría ser un gran testimonio de conversión para la humanidad, y muchas más almas se sentirían atraídas para vivir la misma experiencia.

Por eso es que hoy les traigo el Relicario de Mi Preciosa Sangre, adorada por los ángeles, venerada por los santos, contemplada por los bienaventurados.

Y hoy, les presento esta Geometría Sagrada para que sus consciencias puedan despertar e ir más allá de lo material, de lo intelectual o de lo mental; alcanzar la esfera sublime de consciencia donde el único Dios habita y también contempla los méritos del sacrificio de su amado Hijo.

Hoy traigo este Relicario entre Mis Manos para esparcir su Luz al mundo. Reciban este potentísimo caudal donando y entregando sus manos a Mí, en reverencia, para que el código celular de Mi Sangre siga modificando la consciencia humana hasta que ella alcance la forma perfecta del arquetipo de Dios, basado en las Esferas Sublimes en donde se originaron los principios de la Creación, de donde surgieron las primeras formas conducidas por el Pensamiento Divino y materializadas por el Amor de Dios, antes de la existencia de este Universo material.

La Sangre Espiritual del Hijo de Dios proviene de esa Fuente.

La Consciencia de su Pastor tuvo que encarnar en la Tierra para modificar la historia de los hombres y desviar del destino a cuántos estaban inmersos en la perdición.

La Sangre de Jesús, preciosamente elevada y transfigurada por los méritos de Su sufrimiento y dolor, es el principio genético que la humanidad deberá rescatar para estos tiempos, no solo en la filiación con los Sacramentos sino en la vivencia del Amor Crístico en cada ser, testimoniando al mundo el servicio, la perseverancia y la fe.

"Adonai, hoy Me vuelvo a entregar a Tus hijos por medio de Mi Sangre. Pero esta es la Sangre de la victoria, del amor y de la luz, que provienen de Tu Corazón; atributos que estuvieron presentes en el momento más culminante de Mi Vida.

Señor, hoy no ofrezco las angustias que siento por el mundo. Ofrezco el triunfo de la Sangre de Tu Amadísimo Hijo, para que este código celular proveniente de la Fuente Espiritual de Tu Creación, descienda al mundo, se una a las almas y transforme a los cuerpos que están en redención".

Mientras los universos se abren, los ángeles contemplan la preciosa Sangre del Señor, desciende en la Geometría Sagrada del Padre y manifiesta el poder de la gloria del origen de esta Creación.

Reciban entonces Mis Códigos de Luz para que sus vidas sean transformadas conforme a la Voluntad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y que tengan fe en que todo se convertirá a su debido tiempo.

Este es el terafín que hoy traigo para la humanidad, abriendo las puertas a la redención planetaria, haciendo partícipes a las almas más imperfectas de los méritos de la Sangre de Jesús.

Quien pueda, por un momento, coloque su cabeza en el suelo para recibir de Jesús la Luz de Su poderosa Sangre, presente en el Sagrario de Su Espíritu y manifestado en la forma perfecta de la Geometría de Dios.

Contemplen los méritos del Salvador en la unión profunda con Su Espíritu, y todo será transformado.

Pueden levantarse y llevar las manos al corazón.

Es la Sangre Espiritual de Dios que hoy reciben sus vidas para que Su Voluntad, algún día, se pueda cumplir en ustedes, así como la Voluntad de Dios se cumplió en Mí.

Elevemos al Cielo este momento. Ofrezcamos nuestras vidas a los Pies del Creador y en absoluta confianza sigamos Sus pasos, para que nuestras vidas sean guiadas por el Propósito Superior y por la Divina Existencia, la Fuente inmaterial de la Creación, de donde surgimos y hacia donde retornaremos con todo lo aprendido y vivido en la Tierra.

Alrededor de Jesús, en este momento, aparecieron las santas mujeres.

Las he traído aquí, compañeros, como un testimonio de Mi Amor por ellas, de un Amor eterno, inextinguible, de un Amor que las lleva a la paz.

Ellas ungieron el herido Cuerpo de su Esposo. Pero hoy ellas son ungidas por el Espíritu de Dios, así como ustedes son ungidos por el Espíritu Santo, en su máxima expresión de amor y de bondad.

Que este Ministerio de la preciosa Sangre de su Maestro y Señor, siempre sea recordado por el mundo para que las naciones se cristifiquen, para que los pueblos se conviertan, para que las almas se rediman por la poderosa Fuente de Amor, que proviene de Mi Corazón para el mundo entero.

"Padre Celestial, no mires los errores del mundo, la indiferencia de las almas. Contempla ahora la fe de Tus hijos, la confianza de Tus siervos, la entrega de Tus servidores, para que se cumpla en la Tierra Tu Proyecto Celestial. Amén".

Los sacerdotes pueden aproximarse, por favor.

Es con inmensa alegría que ofrezco este momento para todos. Y espero que esta alegría que nace de Mi Corazón, pueda ser sentida y comprendida por todos con el mismo afecto y cariño que Yo les dí a Mis apóstoles.

Hoy les entrego a ustedes Mi afecto espiritual y paternal.

Nos arrodillamos y agradecemos la inmensa caridad de Nuestro Señor.

Así como conforté a los apóstoles en la última Cena, hoy los conforto a cada uno de ustedes con Mi Espíritu, para que sientan el Amor de Dios vivo en cada una de sus células, para que sus cuerpos acompañen el fin de estos tiempos, para que no teman a lo que llegará en breve al mundo y a los acontecimientos que se precipitarán sobre la Tierra. Porque si ustedes están en Mí, Yo estaré en ustedes y juntos estaremos en el Padre Celestial, bajo Su Gloria, Gracia y Misericordia.

Por eso, compañeros, ofrezco la consagración de estos elementos con el más caluroso afecto de Mi Corazón.

Siento que pueden vivir Conmigo este momento de verdad. Y que pueden sentir en ustedes, a través de Mis Palabras, la Luz de Dios que se entrega al mundo en esta hora para rescatar a la humanidad y al planeta, que agoniza y sufre en su más profundo silencio.

Quiero que se sientan partícipes y parte de Mí, de Mi Cuerpo Espiritual, de Mi Consciencia y de Mi Alma, y que sus almas, en esta hora de tantos errores e injusticias humanas, glorifiquen por medio del Hijo al Todopoderoso, Nuestro amadísimo y eterno Señor Dios, la Fuente única, perpetua y eterna de la Creación.

Y por los méritos de Mi Sangre es que ofrezco a ustedes Mi caluroso Amor de Maestro y Señor porque sé que su hora culminante se aproxima, para cada una de sus vidas, en donde en la misma soledad que Yo atravesé, deberán confiar absolutamente en Dios y en Su Misericordia, para aprender a atravesar las pruebas difíciles que vivirá el mundo.

Pero recuerden, compañeros, que Yo volveré para encontrarlos y reunirlos en Mi Gracia, a fin de volver a comulgar del Cuerpo y de la Sangre de su Señor, para la remisión de las faltas y de todas las maldades del mundo.

Reciban Mi afecto de Pastor. Sientan la consolación de Mi Espíritu, del mismo Espíritu que se entregó a los apóstoles y a la humanidad, el Espíritu del Dios vivo que renueva todas las cosas de tiempo en tiempo, como una sublime y dulce vibración.

Reciban el consuelo que los ángeles Me dieron en el Huerto Getsemaní, porque sé que su carne es débil, pero su espíritu es fuerte para poderme seguir y aceptar, para poderme responder y así cumplir Mi Voluntad.

Hoy vengo fuera de Mi Iglesia por todos los que no Me encontraron y por los que algún día Me encontrarán por medio de esta Obra, que humildemente y en imperfección imita los sagrados ejemplos de su Señor. Porque aquí Yo vengo a darles el Amor de Dios para que vivan la Verdad, para que aprendan a ser justos, buenos y mansos; para que se arrepientan y perdonen lo que aún no perdonaron.

Mi pedido al mundo y a los presentes es que se perdonen, así como Yo los perdoné en cada paso de la Cruz, sin condiciones.

"Eli, Eli, Padre del Amor, de la Unidad y de la Sabiduría. Olam, Emmanuel, Mahadbi Abba, Shalom Adonai, Eloheinu, Tú que eres Santo, Tú que eres todo para nosotros, Tú que entregaste a Tu Hijo por amor, para que Tus criaturas vivan el perdón y la redención, consagra esta agua a través de Tu amadísimo Hijo, para que las almas reposen en Tus brazos y curen sus heridas.

Iod He Vaud He, que estas velas sean la luz de Tu Espíritu en las almas sufridas que hoy serán bautizadas por la fuerza invencible de Tu Amor y de Tu Paz, y que Tus hijos en este bautismo, en este día de Gloria, por los méritos y las Gracias de Tu Siervo, Jesucristo, encuentren el camino hacia Tu Voluntad. Amén".

Nos ponemos de pie.

"Padre, Tú, que renuevas todas las cosas, hoy Tu Amor renueva a todos los seres por medio del recuerdo de la vivencia de este amoroso sacrificio, que Tu Hijo entregó, en confianza, a la humanidad".

En este día de Aleluya, en el que los ángeles cantan la redención de la humanidad, Yo les vuelvo a decir: "Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo que fue entregado por ustedes para el perdón de los pecados".

Te adoramos, Señor, y Te bendecimos (se repite tres veces).

Del mismo modo hoy les vuelvo a decir: "Tomen y beban todos de Él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza, que fue derramada por su Maestro y Señor y por todos los mártires, para el perdón de los pecados".

En nombre del amor, de la luz y de la verdad, hagan esto en Mi Memoria.

Oración: Padre Nuestro (en portugués).

El Cuerpo y la Sangre Divina de Cristo.

Reverenciemos.

Alégrense los invitados al servirse de este Sacramento de redención.

Hoy les doy la Luz de Mi Amor para que la reconozcan y la vivan. Y hoy les doy Mi abrazo paternal para que sepan que esa Luz del Amor siempre será verdadera, infinita y eterna.

En alegría, hermandad y silencio, se darán el saludo de la paz, para que la paz esté en la humanidad.

Que la Paz de Mi Corazón esté en ustedes y en todos los que la suplican.

En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Les agradezco.

APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO DURANTE LA SAGRADA SEMANA, DÍA 5, EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Póstrense ante Mi Corazón y beban de Mi Misericordia.

Los tiempos de oscuridad llegarán para el mundo, pero pocos los aceptarán. Feliz y verdadero será aquel que vive en Mi Corazón porque no perecerá.

Hoy les traigo la Luz de Mi Santísimo Corazón Eucarístico. Por eso, delante de los Tronos de Dios, ustedes también, pecadores, deben honrar al Hijo de Dios porque lavó vuestras impurezas, colmó vuestros corazones y alivió toda desesperación.

Beban de la Fuente de Mi Corazón espiritual que se derrama en esta hora sobre el mundo, Luz que camina por encima de vuestros seres y se extiende como un Manto de Luz por el planeta.

Vean a Mi derecha el infinito y a Mi izquierda el fin. Vean sobre Mí a la Trinidad y debajo de Mis pies, al mundo. Vean Mi mano que señala el Corazón.

No pierdan este momento que los absuelve. Sientan y no busquen comprender. Las puertas del mal se están cerrando para muchos y Mi victoria se establece una vez más sobre la Tierra.

Postraos en el suelo como los apóstoles del pasado. Reverencien al Hijo de Dios, Quien ha venido a ayudarlos en Misericordia y esplendor.

Contemplen Mi Corazón Eucarístico. Él aún está presente ante vuestros pequeños espíritus.

Reverencien a los ángeles que adoran a Mi Corazón y participen de esta Comunión celestial que hoy estoy ofreciendo para todos. El Cielo está ante vuestros ojos. Aunque no lo vean, él reside en vuestros espíritus.

No busquen comprender con la mente. Esta Comunión que hoy les ofrezco, va más allá de este Universo material. Aquí están frente a otro Reino que nunca han visto ni conocido. El Reino de la humildad y de la pobreza de Dios.

Si están cansados, descansen en Mis Brazos, pues Yo los espero en la invisible presencia de Mi Corazón.

Jesús nos está mostrando un Cáliz que lleva entre Sus Manos y Él está rodeado por diferentes Jerarquías angelicales, de diferentes formas y aspectos. Él está transfigurado en luz y por detrás de Él existen otros universos que llevan hacia el infinito, hacia un principio. Esta luz no solamente se expande aquí. El Maestro la está llevando hacia los cinco continentes. Él está levantando a muertos de espíritu en los cinco continentes.

Mientras está aquí, Jesús dice:

Permito que digan todas esas cosas, para que perciban que no estoy aquí por acaso o solo para visitarlos. Mi Espíritu prepara a los Nuevos Cristos; Cristos que nacerán de los más imperfectos, de los más impuros, de los negados y perdidos en la vida espiritual.

Por eso Yo los congrego como un solo rebaño y hoy solamente podrán estar delante de Mí postrados en el suelo, pues Dios es lo que permite para que Yo esté aquí celebrando, con ustedes y con muchas almas redimidas, la Comunión espiritual con Mi Divinidad que es lo que hoy se revela a todos en el mundo que creen en Mí.

Lloren y liberen vuestras angustias. Vuestra hora está llegando. La hora de la paz.

Los ángeles están depositando un líquido dentro del Cáliz del Señor. El Cáliz se enciende como un corazón y palpita en luz, en luz dorada.

Quédense quietos. No están solamente delante de Mí sino de Emmanuel.

Aquel que no resista postrado en el suelo que se siente con cuidado, para no desactivar lo que Dios está construyendo y, como si no pisaran el suelo, sientan la levitación de Mi Luz que los deja sublimes y más puros, libres de manchas y de deudas.

Anímense a tocar con vuestras manos Mi Espíritu invisible, pues estoy llegando al centro del corazón de aquellos que hoy se abren, humillados, a recibirme. No pierdan ni un momento Conmigo, pues estos son los últimos antes del gran Armagedón.

Sientan Mi Luz en vuestros corazones, la Luz que alivia y que cura, que libera y que perdona vuestras acciones pasadas. Y así, esto repercute en la consciencia de vuestro mundo.

Los ángeles depositan cristales a los Pies del Señor, de diferentes colores y formas, y el Señor dice:

Yo les traigo a través de este ejemplo, la presencia de vuestro origen, el origen del Proyecto Original, que está escrito para esta humanidad.

El Arcángel Metatrón acaba de aparecer a la derecha del nuestro Señor, tiene en su frente una luz fuerte y de su pecho emana fuego, el cual recoge con sus manos.

Otras Jerarquías angelicales recogen este fuego y lo llevan para los cuatro puntos de la Tierra, en una velocidad incalculable. Es como si estuvieran aquí y en otras partes del mundo al mismo tiempo. Ellos están entrando en ciudades, en pueblos y en continentes. El Señor muestra que allí existen conflictos y ese fuego todo lo disuelve, en la luz y en la armonía.

Levántense. Ya vuestros cuerpos están cansados, pero la tarea continúa. Permitan que Mi Luz resida en ustedes y salgan de aquí transformados, sin haber perdido el tiempo durante estos días.

Mientras estoy aquí, con ustedes, estoy con todos. Esta Comunión no ha terminado y les enseño, Mis compañeros, que cuando no puedan comulgar Conmigo, lo hagan a través del espíritu, porque así también será verdadero y tendrán memoria, en este día y en los días que vendrán, de lo que hoy he vivido con ustedes, todo lo que Yo les he traído en nombre de la Gracia y de la redención. Recuerden este ejercicio de Comunión Eucarística con Mi Corazón.

Y ahora cantarán al Cristo del Amor que reside en ustedes. Pero cantarán suavemente, como una madre hace dormir a su niño.

Coloquen sus manos en señal de donación, pues la Comunión con Mi Espíritu aún continúa. Mientras cantan, recojan hacia vuestros corazones la Comunión con Mi Espíritu, código perfecto para la redención. Una vez más.

Pueden recoger vuestras manos hacia el corazón y reconfirmar el voto que han hecho Conmigo para esta vida, cada uno en su grado de entrega y de confianza, a Mi Corazón misericordioso. De la misma forma, que lo hagan todos aquellos que Me escuchan, en los cuatro puntos del planeta, pues la Comunión se está extendiendo hacia la esfera planetaria, al espíritu del planeta que ha sido muy flagelado por todos ustedes, antes de Mi venida al mundo y después de Mi Resurrección hasta los días de hoy.

Vean cuán grande es el pecado de la humanidad y qué insondable la Justicia de Dios, pues Mi Misericordia está sustentando muchas cosas; pero el día del Juicio final llegará y, para ese momento, los preparados y los más inconscientes deberán estar prontos. Allí Yo solo separaré la paja del trigo, lo verdadero de lo falso.

Y ahora en unión con el universo de este planeta, que es colmado por las esferas de Adonai, reciban en gloria y en honra para este día de resurrección, en este Universo material, la Presencia de Mi Cuerpo Eucarístico, el cual después que Me haya ido hoy de aquí, contemplarán, adorarán, se compenetrarán de Mi Corazón y de Mi Espíritu, por cinco minutos. Hoy instituyo la Adoración planetaria.

Cubran vuestras cabezas con las capuchas y lienzos, todos aquellos que tengan, en acto de amor y de devoción al Sagrado Corazón de Jesús.

Repitamos en honra al Dios de las Alturas, para que a través de esta oración, concebida por Mi Espíritu universal y omnipresente, las almas reciban la esencia de Mi Misericordia. Y hoy en este lugar, como en los Centros Marianos, la Santa Custodia de Mi Corazón estará abierta para aquellos que quieran beber de Mi manantial de Gracias, a través de la sagrada Adoración.

Con fe y esperanza ante los Tronos de los ángeles y arcángeles y del Reino de la humildad y de la pobreza de Dios, repitan de corazón:

Sagrada Custodia de Luz,
símbolo del Dios Universal,
irradia Tus principios sobre el mundo,
disipa todas las crueldades del mal,
construye con Tus rayos solares
la nueva esencia de la humanidad.

¡Oh Sagrada Custodia de Luz!
Presencia insondable del Hijo de Dios,
redime todo los creado,
restaura todo lo dañado,
restablece, ahora y siempre,
el Código Crístico del Rey Universal.
Amén.

Catorce campanadas.

Felices de aquellos que comulgan con Mi Corazón, porque así se preparan en este día de resurrección para la fiesta de la Misericordia. Recuerden ese sagrado pedido.

 En comunión con lo Alto, los despido compañeros, en esta Sagrada Semana de redención y de paz para las almas consecuentes y para todos los espíritus del mundo que buscan perpetuamente la esencia de Mi Amor.

Yo los bendigo bajo el poder que Dios Me ha concedido, como Su Hijo glorificado y amado, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 Que toquen las campanas para anunciar el día de Mi Resurrección. Y ahora canten a Dios el Aleluya.

 Canción: Aleluya.

Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo
os adoro profundamente
y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo
Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo,
presente en todos los Sagrarios de la Tierra,
en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias
con que Él es ofendido.

Y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.

El Señor quiere escuchar de vuestros labios, que proclamen: ¡Gracias Redentor por cuánto nos das!, por siete veces.

Vuestro día de gloria ha llegado, a pesar de las consecuencias que viva el mundo no abandonen Mi camino, porque Yo vendré a buscarlos en la hora definitiva.

Les agradezco. Paz para el mundo.

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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