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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Llego a un mundo aún herido y perturbado. Por esa razón, hoy estoy aquí para estar cerca de Mis hijos, de todos Mis hijos de la humanidad.
Aun más que nunca, estoy en las naciones del mundo, en aquellos lugares en donde hermanos se enfrentan con hermanos por razones sin motivos, en donde el mal toma partida de todo esto.
Este es el tiempo que Yo había anunciado en Fátima, en el que Mis hijos, todos Mis hijos orantes, deberían estar en sus hogares rezando el Santo Rosario, encendiendo una vela a la Madre de Dios; y aun más, sin salir de sus casas, ante todo lo que sucedería en las calles de sus pueblos, en todas sus naciones.
Hoy no quiero confirmar estos acontecimientos por más que están sucediendo. Mi Corazón siente un dolor indescriptible por todo lo que viven Mis hijos en el mundo, especialmente por aquellos que son más inocentes y aún siguen siendo castigados por la indiferencia y por todo lo que sucede, no solo en sus familias, sino también en sus pueblos; heridas que aún no se han cicatrizado y que deberán ser contempladas por la luz de la oración.
Este es el momento, hijos Míos, en el que ustedes y sus hermanos deben ser un espejo de la verdadera oración, de una oración que transforma y que redime, de una oración que se ofrece constantemente a Dios, en reparación por todos los pecados del mundo y por todas las injusticias que viven Mis hijos en este tiempo de adversidad y de caos.
Por eso, así como fue en Pentecostés, Yo les traigo la Luz del Espíritu Santo para que la puedan recibir en su corazón, para que sus almas la puedan sentir y reconocer, para que sean bañados por sus Divinos Dones que, en este tiempo, necesitarán para dar sus pasos en estas filas que Mi Hijo está formando en Sus ejércitos del fin de los tiempos, en preparación de Su esperado Retorno.
Hoy, también les muestro Mi Corazón Inmaculado, un Corazón que sigue pulsando por Amor a la humanidad, un Corazón que se ofrece como refugio para sus vidas y almas, un Corazón que se entrega en sacrificio ante todo lo que sucede en el mundo, ante todo lo que cada corazón siente en este momento de transición planetaria.
Quiero que vean a Mi Corazón como un refugio seguro, como una puerta que los llevará a la Casa de Dios, a fin de que más y más almas orantes puedan enmendar todo lo que sucede en el mundo por medio de la vivencia de los Mandamientos que Mi Hijo les entregó, que hoy son la nuevas Bienaventuranzas.
Necesito, hijos Míos, que sean conscientes de este momento planetario, que cada acto y acción de sus vidas tenga un motivo de reparación y de cura para toda la humanidad, porque en lo más pequeño y en lo más simple es en donde se lleva adelante el Plan de Dios. Esto tiene resultados grandiosos para los planos espirituales de la humanidad.
Hoy también envío, ante Mi Presencia, a los Ángeles de Dios, para que puedan ayudar a las naciones de la humanidad, sobre todo a aquellos pueblos que en este momento viven el enfrentamiento y la guerra, la lucha por la sobrevivencia, por el alimento y lo esencial para poder seguir adelante.
Este es el tiempo de atraer hacia la Tierra la unidad fraterna, llamada fraternidad humana, para que todos Mis hijos aprendan a compartir lo que tienen, ya que, en este momento, no habrá otra salida si no se unen para que sean fuertes en Cristo, en Mi Hijo, el Salvador.
En esa unidad, no solo compartirán su vida, sino compartirán todo lo que tienen y todo lo que poseen, sin tener recelo de que nada les faltará; porque Dios les enviará aquello que necesitan verdaderamente y no aquello que desean.
Aún falta un tiempo para que la humanidad comprenda que es una única familia; que además de existir razas y pueblos diferentes, todos son regidos por el mismo Amor y la misma Fuente, y que en la Fuente Divina no existen diferencias ni tampoco reconocimientos.
Invoco hoy, para ustedes, el sagrado atributo de la humildad, para que más corazones se puedan resignar y entregar a Cristo; para que, como corazones vacíos, puedan ser colmados por sus Códigos de Luz; atributos, virtudes y dones que Mi Hijo les entregará para preparar Su Retorno al mundo, para despertar a los nuevos apóstoles, lo que Mi Hijo aún está esperando para continuar adelante con Su Plan.
Así verán, hijos amados, que a Mis pies no solo tengo al mundo entero, a la consciencia de un planeta que sufre y agoniza por las causas destructivas de Mis hijos que aún no viven a Dios, que están lejos de Dios, que viven la ambición y el poder descontrolado, y solo quieren más y más.
Quiero que, al igual que su Madre Celeste, coloquen en su corazón al planeta; que sus oraciones, cantos, sacramentos y servicios ayuden a curar a la consciencia del planeta; que todo pueda ser reparado para que la Luz de la Divina e insondable Misericordia de Mi Hijo rescate a las almas y se abran los caminos para todos los que lo tienen cerrado; para que, en este abismo planetario, brille la Luz de Dios.
Como su Señora del Santo Rosario, nuevamente los invito, hijos amados, a seguir orando Conmigo, no solo por la paz, sino por el fin de la pandemia; no solo esta pandemia que viven o que hoy conocen, sino por muchas pandemias espirituales que hacen sumergir a las almas en los infiernos de la Tierra y que son peores venenos que la actual pandemia que existe.
Deben tener consciencia, hijos Míos, que el poder de la oración se debe ampliar, no como un fanatismo o un fervor descontrolado, sino con la consciencia que la oración necesita tener dentro de ustedes, para que los portales de la Paz se abran y las almas sean sacadas del sufrimiento.
Hoy, como soldados Míos, soldados de la oración de María, los invito a unirse a Mí, de corazón a Corazón, a fin de que esta situación se revierta y las almas no pierdan el amor, la fe y la esperanza que las hará persistir y atravesar estos tiempos difíciles.
Por eso, en este momento, ante la Mirada compasiva de Dios, traigo el poder de la Luz de Mis Espejos, de las sagradas herramientas de Dios, para que ellas irradien al mundo y a todo lo que está dentro de él; para que la vida terrestre no solo sea curada, sino sublimada; para que las almas sean colmadas por el Amor de Dios y vuelva a despertar en ellas la confianza de vivir en Cristo y por Cristo, a fin de que se cumpla la Divina Voluntad.
En este mes de mayo, vengo a caminar a su lado como la Madre peregrina, como la Madre del Santo Rosario, que en este día coloca Sus pies sobre la Tierra para caminar junto a Sus hijos hacia la sagrada Tierra Prometida.
Esa Tierra, que debe emerger dentro de ustedes, se llama Reino de Dios, en donde todo será renovado y amorosamente compartido, hasta que pueda retornar Mi Hijo y hacer nuevas todas las cosas, no solo dentro de ustedes, sino también en todo el mundo.
Afirmen las promesas que Él les ha realizado, sean parte de Sus promesas para que Su Plan se pueda realizar.
También a Mis pies, recibo las intenciones de Mis hijos, y hoy Mi Manto se abre y se extiende sobre Sudamérica, y llamo a Mis hijos de este continente sagrado para que, desde lo alto de los Andes hasta los océanos, sostengan Conmigo, este crucial momento, en donde las almas necesitan urgentemente afirmarse en Dios para que sea evitada la perdición en masas.
Ayuden, hijos Míos, a que las garras del adversario sean cortadas por la espada del Arcángel Miguel y las naciones de Sudamérica se liberen para siempre de la desigualdad, de la injusticia y del sufrimiento, porque aún la sagrada semilla de Dios deberá germinar, para que algún día crezca y despierte la Nueva Humanidad. Por eso, trabajamos. Por eso, oramos. Por eso, transmutamos y para eso vivimos en el nombre de Cristo, porque sé que aún Mis hijos no comprenden lo que eso significa y la amplitud que eso tiene para la Consciencia del Padre Eterno.
Pero hoy les hago recordar este compromiso; porque si, algún día, aspiran a vivir la Voluntad de Dios deben saber que sus vidas se entregan para lo que Dios necesita llevar adelante en este tiempo final, sin nada a cambio, en un absoluto vacío y en una absoluta confianza.
Yo los invito a meditar en lo que les digo; porque los apóstoles de Cristo serán colocados en donde Él lo necesite, en lugares que nunca habrán pensado, para que el amor y la unidad no se pierdan en esos lugares, y las almas y los pueblos no sigan siendo arrastrados por el mal.
Así, en Cristo, Yo los renuevo en este compromiso divino y sideral.
En este día, Yo los bendigo para que sigan firmes en Cristo y no pierdan de vista Sus Huellas, porque Mi Hijo está pisando fuerte sobre el suelo de este mundo, porque Su Poder es invisible, Su Amor es inextinguible, Su triunfo es eterno.
Sean parte de este momento, por todos los que no lo podrán ser, para que todos tengan la Gracia de la redención.
Este día también es especial para Mí, por Mi hija, Madre María Shimani, ya que la Fuente Divina tiene la oportunidad de renovar, y de renovar, los orígenes de muchas consciencias que surgieron de los sagrados Lagos de la Creación para poder vivir, algún día, su compromiso con Cristo, con la Segunda Persona de la Santísima Trinidad.
Por eso, hoy, juntas más que nunca, ofrecemos este momento al Padre Eterno para que Él lo reciba con amor y así sigamos cumpliendo Su Voluntad, una Voluntad que renueva las cosas de tiempo en tiempo.
Hoy, Mi bendición no es solo para ti, hija Mía y madre Mía, sino también es para aquellos que no pudieron seguir los pasos hacia Mi Hijo y no se rindieron a Su Corazón para ser invadidos por Su Amor transformador y redentor.
Hoy, los orígenes son enmendados por el Amor maternal, el Amor que les da la fuerza para que los hijos del Padre caminen firmes hasta Su Casa Celestial.
Hoy, esta rosa, así como está abierta en devoción a Dios, se abre en devoción y amor en los corazones que sufren y que necesitan de la Luz de Mi Hijo para continuar adelante. Esta es la flor de la maternidad que por toda la eternidad estará presente al servicio de los hijos del Padre, para que Sus hijos sean comprendidos, aceptados y acogidos por el Amor maternal.
Quiero enviar Mi Espíritu de protección y de amparo a Mis hijos de Colombia.
Que Mis hijos de Colombia sepan que la Madre de Dios, la Virgen de Chiquinquirá, estará con ellos, caminando silenciosamente hasta que ellos retornen a la paz.
Recen para que esa paz se establezca en Colombia y en todas las naciones del mundo, a fin de que la humanidad se conscientice y despierte a la verdad.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Hoy Mi primer agradecimiento, queridos hijos, es para Mis hijos de la Red-Luz planetaria que, en estos dos meses, unidos a Mi Corazón Inmaculado, han sustentado esta corriente de amor y de purificación planetaria; porque Me han acompañado, paso a paso, por cada nación que Yo he visitado.
Mi segundo agradecimiento, queridos hijos, que Yo les traigo desde el Cielo, es para todas las almas orantes que, desde diferentes partes del mundo, con amor, esfuerzo y dedicación, ayudaron para que esta misión se cumpliera.
He venido aquí, a Orlando, para poder rescatar a las almas sumergidas en la ilusión de la vida material, para lavar con el agua bendita de Mi Hijo los ojos de todos los que duermen, para que puedan ver la Luz del Reino de Dios y construir en sus vidas un verdadero templo de consagración al Padre, un templo en donde pueda estar presente Mi amado Hijo para poder irradiar Sus Códigos de Luz y de Redención al mundo.
Hoy Me aparezco ante ustedes, queridos hijos, para confirmar Mi Presencia en la humanidad por un tiempo indeterminado; para unirme a cada corazón, a cada hijo Mío que acompaña esta sagrada misión, que va más allá de la consciencia mental humana y de la vida superficial.
Vengo así a traerles, queridos hijos, vengo así a mostrarles a cada uno de ustedes la Balanza de Luz de la Justicia de Dios que amorosamente hoy está equilibrada, sobre todo para los Estados Unidos, en correspondencia con las naciones más necesitadas.
He traído esta Balanza de Luz desde el Reino del Padre, porque ella ha estado a los pies del Creador siendo trabajada en estos dos últimos meses, primero por las naciones de Centroamérica, después por México y por último aquí, en los Estados Unidos. Esta es la balanza que porta y que lleva la Madre de Dios, la balanza que intercede por cada uno de los hijos, que porta en su interior y en toda su energía la Consciencia de la Madre Divina.
Es esa energía de intercesión, esa energía de Gracia, que viene al mundo para poder auxiliarlo. Y es con la ayuda y por la ayuda de los Arcángeles, que esta Gracia es posible para el mundo.
Es por eso que hoy Me muestro ante ustedes, queridos hijos, arrodillada ante la humanidad, mostrando el poder de Mi Corazón Inmaculado para pedirle a Dios una oportunidad para cada uno de los hijos de la Tierra.
Deseo en ese sentido, queridos hijos, que Me puedan seguir acompañando en esta Obra planetaria, con la ardiente aspiración de que Me puedan seguir ayudando, queridos hijos, para que Nuestros Sagrados Corazones puedan llegar a muchos más lugares del mundo, en donde también se necesita la Misericordia del Padre y de la Gracia.
Es por eso que hoy Mi Corazón emite este agradecimiento profundo y eterno a todos los que hicieron posible verdaderamente esta peregrinación. Quiero así transmitir, a cada uno de Mis hijos, Mi confianza maternal que es la que ha permitido que todas estas cosas sucedieran en este tiempo.
Deseo, queridos hijos, que las semillas que he sembrado en Centroamérica, México y Estados Unidos puedan brotar verdaderamente en este tiempo final, para que sus almas estén al servicio del Padre Eterno por todas las almas que necesitarán ayuda para vivir la transición de estos tiempos.
Por eso vengo a dejar en ustedes, por medio de las semillas de Luz que he sembrado, nuevos Códigos de Luz. Son estos mismos Códigos que he dejado en las naciones que he visitado. Son los que hoy les traigo a ustedes, queridos hijos, como la mayor Gracia para sus corazones y vidas, para que estén preparados y prontos para poder esperar a Mi Hijo con alegría y regocijo, construyendo en ustedes una fortaleza interior capaz de recibir todos los impulsos espirituales del Cielo.
Quiero así, queridos hijos, que puedan escuchar la voz de Mi Corazón. La voz que viene de Dios, con inmensa alegría y regocijo, porque toda esta etapa anterior sucedió según la Voluntad Suprema y concedió a los corazones más simples una oportunidad de curar sus vidas internas, de poder ser reinsertados en el camino evolutivo y de poder integrar la Hermandad Celestial para que más soles estén disponibles, brillando sobre el planeta, trayendo el Amor y la Gracia de Dios.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Con estas palabras, les enseño, hijos, cómo en verdad es simple transformar el destino de este planeta y también de cada una de sus vidas.
Les enseño, con el ejemplo de estos meses, cómo con el esfuerzo de cada uno y la unidad entre los servidores del Plan, la Voluntad de Dios se puede cumplir y expandir cada día más, en aquellos hijos Suyos que se olvidaron del compromiso que hicieron con Cristo.
A partir de estos meses, nuevas luces brillarán en la Tierra; nuevas consciencias despertaron y seguirán despertando, porque Mi Luz se expandirá más allá de los continentes, uniendo las fronteras y las naciones a Mi Inmaculado Corazón, y al Corazón de Mi Hijo.
Quisiera decirles, hijos Míos, que Mi Obra Divina no termina aquí, sino que comienza aquí para aquellos que no Me conocían, que no respondían a Mi llamado. Yo los llamo a la oración, los llamo a expresar la propia alma, la unidad con Dios, sin temer los juicios de este mundo. Yo los llamo, hijos amados, a transformarse en verdaderas luces que guiarán a aquellos que viven en la oscuridad cuando ya no encuentren salida en este mundo.
Yo los llamo a tornarse un ejemplo para las almas que están perdidas, expandiendo así Mi Manto en aquellos lugares donde no puedo llegar, porque las almas no Me abrieron el corazón.
Deseo que anuncien Mi llamado en los cuatro puntos del mundo; y que todas las lenguas y todas las razas puedan conocer la posibilidad de encontrar el Reino de los Cielos en el propio corazón a través de este puente que Yo construí en Mis hijos para que, dónde estén, Me puedan encontrar.
Quiero que sepan, hijos Míos, que construí en sus corazones la unión perfecta Conmigo. Esa unión debe ser fortalecida todos los días a través de la oración verdadera, a través de una plegaria de las almas que se rinden a Dios, que reconocen la propia pequeñez y la grandeza celestial para que, de esa forma, puedan ser parte de la Unidad Divina.
Vengo a este país a transformar, hijos, en sus consciencias y en la consciencia de esta nación, su forma de vivir, porque están perdidos por metas que no caminan hacia la Voluntad Celestial. Vengo a que encuentren una verdadera razón para su vida; a que descubran, en el Amor que Yo les entrego, la fuerza para trascender los obstáculos, la incomprensión de sus hermanos por ustedes haber elegido un camino evolutivo.
En esta noche, hijos Míos, les pido que coloquen a Mis pies aquello que les causa dolor, angustias y miedo; porque deseo verlos en profunda alegría y gratitud, como lo está Mi Inmaculado Corazón por haber concretado Mi Plan, esta misión divina que Dios Me encomendó.
Coloquen a Mis pies, como rosas de luz, todo sufrimiento. Deseo convertir su dolor en una dulce entrega a Dios; así como lo hizo Mi Hijo cuando estuvo en la Cruz.
De esa forma les digo que, cuando permitimos que vivan alguna prueba o algún tipo de sufrimiento, no los estamos castigando, hijos. El Creador solo les ofrece la oportunidad de entregarle una renuncia verdadera, de seguir el ejemplo de Cristo por aquellos que no quieren sufrir con nada y que solo buscan los placeres de este mundo.
Ofrezcan las propias dificultades en reparación del Corazón de Aquel que vivió el mayor sufrimiento de este mundo, para que hoy ustedes conocieran la alegría celestial.
Hoy, hijos, elevo a los Cielos sus plegarias, el clamor más profundo de sus corazones y les pido que entreguen en Mis manos aquellas peticiones que desean hacerle a Dios; porque Yo las elevaré al Cielo para que, a partir de hoy, sus vidas ya no sean las mismas y puedan caminar renovados por Mí y por la Gracia de Mi Hijo para que, a partir de ustedes, se establezca en este mundo y sobre todo en esta nación, un tiempo mayor de paz.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Amados niños, hijos de Mi Corazón Inmaculado, para terminar quiero decirles, con esta gratitud eterna que traigo por cada oración pronunciada, por cada canto entonado, por cada colaboración realizada, por cada sacrificio ofrecido a Dios, por cada detalle que le han ofrecido a Mi Corazón que, a partir de este día, los prepararé para una gran tarea, la más importante del fin de los tiempos y que se llevará a cabo en mayo en Europa, en donde el Reino de Lys-Fátima, en el aniversario de Mis Apariciones, realizará su expansión de consciencia a nivel universal. Sus corazones están llamados a estar presentes y a prepararse, a partir de estos días, para ese acontecimiento.
Lo anuncio porque sé que es importante para la humanidad. Porque aún muchos no saben lo que es Fátima, lo que fue, lo que es y lo que será a partir de ese acontecimiento, en el que muchas esencias dormidas serán beneficiadas.
Quiero así finalizar este encuentro, convirtiendo el sufrimiento de la humanidad por medio de Mis Gracias a través de la bendición a los Hijos de María que hoy se consagrarán a Mi Corazón Inmaculado como un ofrecimiento perfecto de unión al Padre Celestial y a Su Divina Voluntad.
Para esta consagración de hoy, quiero que canten algo especial para Mí. Algo que ha rescatado la esencia y la pureza de los pueblos originarios norteamericanos. Este canto bendecirá, como Gracia, a los Hijos de María.
Vengan aquí, a Mis pies, para que los pueda bendecir y entregarles Mi Amor maternal.
Canción: “Amazing Grace”, en cherokee.
Manténganse unidos a Mí, porque aún estoy presente trabajando con la consciencia de los Estados Unidos, para que hasta en los últimos momentos de Mi Presencia, pueda recibir la Gracia de Dios.
Hoy estoy ante corazones bien diferentes, corazones amables que agradan a Mi Corazón. Por eso es que Yo los invito, queridos hijos, en esta bendición, a confirmar sus almas a la cura, a la reconciliación y al perdón que Mi Corazón les trae por medio de la intercesión de Mi amado Hijo Jesús.
Ya no quiero que lloren, sino que abran sus corazones a la Misericordia de Dios que traigo del Cielo. Reciban Mi Luz con humildad y simplicidad. Esta Luz de Mi Corazón que viene de la Fuente de Dios para nutrir la consciencia, para iluminar el alma, para glorificar el espíritu.
Con esta Gracia que les traigo, queridos hijos, Yo los bendigo, por la autoridad que Dios Me concedió como Madre de la humanidad y de todas las criaturas, y les entrego el perdón de la consciencia cherokee y de todas las tribus que fueron diezmadas por el hombre blanco. Así como en México, establezco la reconciliación interior entre las razas para que vivan, de una vez y para siempre, en el Amor de Dios.
Los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Les agradezco por haberme acompañado en esta sagrada misión. Que su voz y su canto pronuncien la paz para el mundo.
Que así sea.
Canción: “Amazing Grace”, en cherokee.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más