Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, EN LA 128.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Reverenciamos a Nuestro Señor, Jesucristo.

 

Mi camino es para los valientes y decididos, porque es un camino de despojamiento interior. Sentirán en su propio ser y en su propia alma ese despojamiento, hasta el punto de que les duela, porque Yo vengo a depositar Mis tesoros y bendiciones en odres nuevos, en instrumentos vacíos de sí mismos.

Vengo a depositar Mis dones en aquellos que los puedan cumplir, y todos esos tesoros y Gracias ya los recibieron a lo largo de los tiempos; por eso, hoy vengo aquí a recordárselos.
Ha llegado la hora, compañeros, de que su Señor testimonie ante el Creador cada una de las Gracias y virtudes que fueron recibidas.

Por eso, Yo vengo a marcar con Mi propia Mano una línea sobre el suelo que demarca el pasado del futuro. Esa línea que Yo marco sobre el suelo es el presente, es ese momento en el que cada uno de ustedes se encuentra; es el momento, compañeros, de tomar la última decisión.

Por eso, en Mi senda Yo no ofrezco rosas, sino que en Mi senda Yo les confío a los Míos espinas y desiertos muy profundos, porque lo que quiero y deseo ardientemente es ver a los Cristos del Nuevo Tiempo.

Aunque sus miserias aún abunden y estén presentes, aunque el camino de la perfección sea muy largo o aunque cada uno tenga que atravesar su noche oscura, Yo vengo a ofrecerles a los Míos todo lo que ustedes pueden realizar para alcanzar Mis aspiraciones en este mundo, a través de las almas que Me viven y que Me adoran.

Porque, a través de lo que es imperfecto o a través de lo que es impuro, Yo vengo a renovar todas las cosas, y lo que espero todos los días es que ustedes lo vivan por Mí a través de un compromiso maduro, responsable y consciente, que les permita un día ver y comprender todo lo que ve y comprende su Maestro y Señor de todo lo que ve en este mundo y en la humanidad.

Yo espero que cada uno dé el último y gran paso, sabiendo lo que esto significa, aunque parezca desconocido y ustedes no lo sepan todo.

Es que Yo vengo a entregarles Mi Plan, un Plan que aún deberá concretarse a través de la verdadera y sensata decisión de cada uno; sabiendo que no oscilarán, aunque venga la tempestad, aunque se acerque la oscuridad; sabiendo que su verdadera decisión, una decisión madura, definirá el próximo paso y el próximo acontecimiento.

Vengo así a dar comienzo a la última síntesis, la última reflexión que definirá los próximos tiempos a través de las almas que se adhieran a la transformación.

Vengo aquí, compañeros, a dar fin a Mi tarea con ustedes para que, a partir del momento en el que Yo ya no esté entre ustedes, así como no estuve con Mis apóstoles, ustedes puedan ser Mi propio Evangelio vivo, de una forma real y verdadera, haciendo parte de sus seres Mis Palabras, todos Mis impulsos y todas Mis Gracias; porque es esto lo que Dios contemplará en el final de los tiempos.

Es a través de esto que el Creador planificará y proyectará el próximo tiempo, es decir la Nueva Humanidad, de la que muchos son llamados a formar parte, aun en este tiempo de transición y a pesar de lo que es aparentemente incierto; porque lo que se deberá escribir a través de cada una de sus vidas es la Voluntad de Dios, que ya está escrita desde el origen en la Fuente, pero que es una Voluntad que deberá cumplirse en estos tiempos, deberá realizarse a través de ustedes.

En el silencio, oro por aquellos que lo intentarán; pero también, en el silencio, oro por aquellos que lo negarán; porque Mi senda es para los valientes y también es para los imperfectos, para los que no temen ser transformados por Mis propias Manos.

Eso es todo lo que hoy quería decirles.

Estoy comenzando a despedirme de cada uno de los mundos internos; de todos los que fueron dichosos, a lo largo de los tiempos y de los años, por tener la Gracia de estar presente ante el Señor, como hoy lo están.

¿Será que saben comprender lo que esto significa en este tiempo, sabiendo que hay miles de almas que no lo pueden vivir?

¿Qué significa y representa estar ante el Señor?

¿Qué significa estar ante Su Alma y Divinidad que proviene directamente de la Fuente Primordial y que, a través del Divino Verbo, se expresa a ustedes y al mundo entero para que puedan escuchar lo que piensa y siente Dios?

Que el sonido de Mi Voz reverbere. Que el eco de Mis Palabras se perpetúe para que siempre, ustedes y sus hermanos del mundo entero, puedan encontrar la Estrella Guía del Señor, el Gran Lucero en la noche oscura, la Luz de Cristo en las tinieblas, para que una vez más se sientan guiados y acompañados.

He venido a cumplir Mi promesa, a lo largo de estos años. ¿Se han dado cuenta de esto?, de que estaría con todos ustedes y sus hermanos todos los días hasta el final de los tiempos.

Mi Obra, aquí expresada a través de las almas reunidas, comienza el ciclo de su profunda e interna transformación, a la que todos serán llevados.

Mi consejo es que se adhieran y sobre todo que confíen en Mí, en Mis determinaciones y también en Mis decisiones, si en verdad dicen que creen en Mí.

Los ciclos existen para que comiencen, pero también para que terminen. El fin ya llegó en este mes de agosto; así como el comienzo ya estaba escrito, el fin también estaba escrito.

Esto debe ser comprendido con sabiduría y sobre todo con amor, porque las bases de Mi Obra serán reerguidas a través de las almas que desde el principio las fundaron y de todos los que fueron ingresando en Mi Camino, que es el camino de la solemne Jerarquía.

Esto no es solo un cambio, esto es una renovación, porque su Maestro es la renovación misma y ustedes también precisan renovarse, es decir reaprender, así como muchas veces los apóstoles y los discípulos reaprendieron hasta que ellos mismos consiguieron llevar adelante Mi Obra en el mundo entero, siguiendo los lineamientos de la venerable Ley.

Oro por todo esto y por todos los que lo vivirán, por todos los que deberán enfrentarlo por sí mismos; porque es la prueba de la fe, de la confirmación de los que dicen estar Conmigo. Que Mi Amor que no es propio, sino del Padre Eterno, los ayude en este momento.

Les agradezco desde lo más profundo de Mi Misericordioso Corazón a todos los que oraron a lo largo de los tiempos y de los años; a todos los que estuvieron, a pesar de todo, presentes en cada momento de oración misericordiosa.

Quiero que sepan que todo es contado por Dios, hasta el último cabello de sus cabezas.

Que este impulso se multiplique, que este impulso renueve y les traiga esperanza a los que ya no la tienen, porque Yo vengo a hacer nuevas todas las cosas hasta el final de los tiempos.

¡Gracias a los orantes de corazón!

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, DURANTE LA SAGRADA SEMANA, DÍA 3, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

"Te adoramos o Cristo y Te bendecimos, que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo" (se repite tres veces). Amén.

Déjame entrar por la puerta de tu corazón y podré  transformar completamente tu vida. Mientras espero del lado de afuera, cerca de tu corazón, medita por un instante lo que significó la entrega y la Pasión de tu Señor y cada padecimiento vivido y sufrido por ti. 

Déjame hablarle a tu corazón, porque allí se guarda el mayor tesoro de Dios, en donde algún día podrá surgir la cura para tu vida y la redención de tu consciencia, tan esperada por nuestro Padre Celestial.

Ábrete, así como Yo Me abro ante ti en este día, extendiendo Mis Brazos y Mis Manos hacia ti, para que puedas sentir Mi consuelo y Mi abrazo, la respiración espiritual de Mi Corazón, el palpitar de Mi Espíritu que viene a tu encuentro y al encuentro de tus hermanos para santificar y sublimar tu vida.

Espero que todos puedan algún día reposar sobre Mi pecho, así como Juan el Apóstol una vez reposó, en el momento más culminante de su Señor, la mayor entrega vivida en la experiencia de la Última Cena.

Por eso, anímate a abrirte sin ningún temor. Vengo a sanar tus remordimientos, tus dudas y tus dificultades, porque si tú me llamas, hoy, Yo te llamo a Mi encuentro, al encuentro espiritual, a la comunión interna y profunda con la Divinidad de Cristo.

Deja que el Soplo del Espíritu pueda soplar sobre tu cabeza por medio del pronunciamiento de cada una de Mis Palabras.

Regocíjate y alégrate porque tu redención está próxima, y así como el pueblo de Israel, anunciarás en tu corazón el segundo advenimiento de Cristo.

Que en esta Pascua que vendrá, puedas reposar en Mis consuelos, en la calidez de Mi Amor, en la firmeza de Mi Espíritu, porque lo que necesito es transformarte, solamente, en Mi instrumento para que tú puedas ser un instrumento en las manos de Dios, para que Él pueda reescribir la historia de esta humanidad.

Coloca tu mano sobre el corazón y siente la vibración divina que desciende a través de Mí. Ya no hay cruz que pueda pesar en tu vida, ya no hay desconsuelo que pueda prevalecer en tu consciencia, ya no hay culpa que puedas sentir, porque Mi Misericordia es infinita e inconmensurable.

Recibe las Gracias de Mi Corazón, así como las recibió Juan el Apóstol en la fidelidad de su presencia, en cada paso de la cruz y del calvario, en cada agonía, en el momento más importante de su Maestro y Señor en el huerto Gethsemaní, porque entre los Apóstoles, fue el único espíritu que estuvo en vigilia por Mí.

Hoy te invito, compañero y compañera Mía, a que estés en vigilia Conmigo en este tiempo crucial, para que siempre encuentres Mi camino, recibas Mi sabiduría y discernimiento para poder enfrentar en los próximos tiempos grandes decisiones que te colocarán más cerca de Mí, si meditas y reflexionas correctamente.

Hoy como hace más de dos mil años, te entrego el Corazón que dio la vida por ti, posando en la palma de Mi mano, este es el Corazón ardiente que los ama, que los contempla y que les suplica: redímanse, arrepiéntanse y hagan penitencia por los que no lo hacen, por los que no lo escuchan, por los que están ciegos en la vida espiritual.

Ahora coloca tus manos en recepción uniendo una con la otra, creando la cuna para que repose el sublime y divino Corazón del Señor. Siente en las palmas de tus manos el Amor de tu Señor, el fuego de Su Corazón, y recógelo en tu espíritu, estableciendo la alianza entre tu corazón y el Mío, fortaleciendo la comunión con Mi Divina Presencia.

Hoy es el fuego de Mi Corazón el que te purifica; hoy es la llama de Mi Corazón que te transubstancia; hoy es la vida de Mi Espíritu que te trae la vida eterna.

¿Qué más deseas para tu existencia, si puedes estar en Mí donde estés? Yo puedo estar en cualquier lugar, Soy el Hijo Del Omnipresente y del Omnisciente Señor.

Mi Espíritu te trae la cura y la liberación para tu vida.

Repitamos las palabras que nos dice Jesús en este momento, en unión y en comunión con Su Divino Corazón:

"Hazme firme, Señor, en los momentos decisivos, 
entrégame Tu templanza durante las pruebas más duras,
fortaléceme con Tu Amor para las decisiones de la vida, 
y que nunca me aparte de Ti para que pueda ver el camino
que me conducirá al Sagrado Templo de Tu Corazón.
Amén".

Y ahora que están limpios nuevamente, en este día, celebremos el encuentro con la Gracia de Dios para que, fortalecidos por Su Espíritu, recibamos Su Misericordia y Su Espíritu de renovación.

Mi Corazón Eucarístico es el mayor testimonio de Amor por la humanidad, es ese Corazón vivo y humilde que hoy transubstanciará los elementos para que las almas vivan la Gracia Divina y puedan entrar, mediante los sacramentos, a Mi Iglesia Celestial.

Nos ponemos de pie.

"Señor bendice estos elementos para que sean celebrados en Tu Honor y por Tu inmensa Gloria. Amén".

"Bautiza con esta agua, Señor, a los que necesiten de Tu Espíritu. Amén".

Juan los bautizó con el agua de vida. Hoy Yo los vuelvo a bautizar con Mi Espíritu.

Oración: Padre Nuestro (en arameo).

Llegó el momento del gran Amor de Dios para el mundo por medio de la transubstanciación de los elementos.

Los que puedan, se arrodillan. 

"Padre, acepta la oferta de Tu Hijo, que entregado por Amor a la humanidad, hoy se vuelve a entregar al mundo por la redención de los pecadores".

Y después de la santa bendición tomé el pan, dando gracias a Dios por el sacrificio, lo elevé y lo entregué a los apóstoles diciéndoles:

"Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo que es entregado por los hombres para el perdón de los pecados".

Te adoramos, Señor, y Te bendecimos.

Tomando el Cáliz, di gracias a Dios por el sacrificio y les dije a Mis Apóstoles:

"Tomen de Él porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza que se entrega al mundo para el perdón de los pecados. Hagan esto en Mi memoria".

Elevamos al Cielo nuestras súplicas, para que Dios escuche con atención el pedido de Sus hijos.

Oración: Padre Nuestro (en portugués).

El Cuerpo y la Sangre Divina de Cristo. 

Bienaventurados son los que se sirven de este Sacramento para la redención de la humanidad. Amén.

Y al fin, pude entrar en muchos corazones, y los corazones, por medio de esta unión entraron en Mí. 

Que la Paz y el Amor de Dios estén en sus corazones y que ese Amor y esa Paz se propaguen en el mundo por la redención de todos los caídos.

Yo los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En fraternidad, se darán el saludo de la Paz.

Les agradezco.

APARICIÓN DE CRISTO JESÚS DURANTE LA SAGRADA SEMANA, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Por la lanza que traspasó el Corazón de Jesús
y derramó Misericordia para el mundo,
perdónanos Señor. 
(x 6)

 

Estoy en silencio, así como lo estuve en el Sepulcro, contemplando al mundo.

Quisiera ver el fruto de la trayectoria de estos días, y Mi Corazón se ennoblece por encontrarlo en los más simples y en los abiertos de corazón, porque aún Mis Llagas están abiertas y se muestran a ustedes en este día: Mis Llagas de Luz y de Misericordia.

Beban de la Fuente correcta que Yo les ofrezco y no beban de lo que ustedes más gustan, sino de lo que Dios ha preparado para ustedes.

Hoy estoy en el silencio de Mi Espíritu, hablándole a sus mundos internos, porque es en donde las verdaderas cosas se construyen.

Por eso, hoy estoy aquí, en el silencio de Mi Sepulcro, preparándome para resucitar, en el día de mañana, en aquellos que supieron ofrecerme lo mejor desde su interior.

Ya no tiraré de las cuerdas de los ingratos para que se salven. Si caen de Mi barca deberán aprender a nadar porque todo les fue dado, y eso es irrefutable. Mis tesoros no pueden caer en manos impuras, ni injustas.

Yo vengo a entregarles algo, compañeros, que servirá para la próxima vida. Pero algunos de ustedes aún no Me entienden, no viven Mi deseo y menos Mi Voluntad.

Creen seguir Mis pasos, pero no lo hacen. Ya no se engañen, abran sus ojos a la Luz que Yo les traigo, la Luz de la Verdad y de la transformación.

Si Yo Me ofrecí por ustedes, quisiera que ustedes se ofrecieran por Mí, verdaderamente y sin mentiras. Porque podrán mentir a sus semejantes, pero a Mi Padre no, y menos a Mi Corazón que se dona a ustedes por completo.

Quisiera en verdad, compañeros, que abandonaran sus abismos mezquinos, en donde solo pierden el tiempo por sus propias ideas. Yo no vengo a activar el poder de su pensamiento ni de su decisión. Yo vengo a despertar Cristos del Nuevo Tiempo en corazones que acepten Mis designios, así como Yo los escribo en sus espíritus.

Ya no podré esperar, compañeros, para que puedan cambiar. No serán sus hermanos que los quitarán del camino, sino sus propias decisiones y sus propios caminos que, a veces, no son los Míos.

Hoy vengo nuevamente a mostrarles la Llaga de Mi Costado, el último y gran sacrificio que Yo viví por ustedes, aun cuando estaba muerto en la Cruz. Si Yo Me dejé martirizar y flagelar por los injustos, ¿será compañeros, que habrán aprendido la lección de Mi Amor por todo el mundo?

No quisiera, compañeros, que después de esta Sagrada Semana vivieran en los mismos caminos de sus voluntades. Todo lo que Yo les he entregado en estos últimos días ha sido una preparación para este momento, más aun para aquellos que se consagraron a Mí e hicieron votos ante Mi Corazón, que a veces no los cumplen.

Pero hoy no vengo a darles Mi Justicia, porque no la soportarían. El mundo siempre busca su propia derrota y el hombre de superficie así lo hace.

Ustedes son igual que los Apóstoles del pasado, los que tuvieron que enfrentar su propio destierro, su propia ignorancia y falta de fe. Pero Dios mora en todos los corazones que lo siguen, pero no en los corazones que son soberbios y creen vivir en Dios. Dios no se restringe a almas injustas. ¿Cómo el Corazón de Dios puede estar en un corazón cerrado, cuando está ciego y no quiere ver lo que el Universo le muestra?

Para ser Mi discípulo no deben existir preferencias ni dudas, sino confianza, obediencia y amor. Si no viven en el amor compañeros, no podrán soportar la purificación, y en eso nadie tendrá la culpa, porque la Ley como es arriba es abajo, y Ella responde, así como ustedes responden, a la vida material.

Quisiera que sus corazones reflexionaran con el Mío, sin olvidarse de lo que Yo les digo, con tanto Amor.

No quiero que observen sus miserias con desprecio, sino que las destierren con amor y voluntad, al menos por Mí. No puedo construir Mi Obra en columnas frágiles y tibias. Les he dado todos los materiales para que su columna sea fuerte y victoriosa.

Les he dado a los Padres Creadores para que los conocieran por Su Faz oculta y profunda.

Les he dado a Mi Madre para que los consolara y los guiara en el camino de la fe y de la obediencia. Cada uno sabrá, compañeros, que es lo que no está haciendo bien aún.

Yo no vengo a desenmascararlos ni hacerlos sentir pecadores.

Yo vengo a mostrarles lo que en verdad es y la urgencia de que sus corazones sean cristalinos y menos falsos. Pero aún, Mi Corazón derrama Sus prodigios sobre los injustos, porque Mi aspiración es muy grande por cada uno de ellos, algo que nunca comprenderían en esta vida.

Yo les traje con amor durante todo este tiempo, el Reino de los Cielos para que sus vidas se levantaran del suelo, así como han caído tantas veces. Pero ya no es hora de juzgar. Les dije una vez que se quitaran la paja del ojo y no del de sus hermanos.

Nadie es perfecto en este tiempo ni en esta vieja humanidad, sino en la próxima que vivirán la resplandescencia de Mi Espíritu para aquellos que hayan dado el "sí" total a Mi llamado y no a su voluntad.

Así, como hoy Yo les enseño, compañeros, les he enseñado a Mis apóstoles la verdadera transparencia de las cosas y de los caminos. No quisiera que salieran de aquí pensando que está todo bien. Verdaderamente, compañeros, es hora de enfrentar lo que se debe enfrentar y no de ser tibios ante esos acontecimientos.

Quisiera hoy, de esta forma, que vivieran esta comunión Conmigo, porque así como los amo también los instruyo para que no se engañen nunca más. Si no aceptan lo que Yo les digo, porque sé que no lo aceptan, no podrán amar Mi Corazón. Pero Mi infinita Misericordia permite revelar estas cosas para que sus corazones maduren en consciencia y en amor.

A los doce Yo les pedí todo, y a ustedes compañeros, y todos los que Me escuchan, también les pido todo ¿Cómo pensarán que se reunirán los 144.000 si aún no aceptan Mi convocatoria? Yo los escogí para este momento y no pueden negarlo.

Pero sus pies son tan libres de caminar, así como sus corazones de sentir, meditar  y reflexionar. No quisiera que hoy se afligieran, sino que sintieran todo con más neutralidad para poder crecer, verdaderamente, sin emociones.

Yo vengo a pedir algo muy exigente de cada uno, sobre todo de los que se han consagrado y que por la Misericordia de Mi Madre hoy están aquí de nuevo, para no olvidar Mi Camino y para no olvidar en el camino que Yo los coloqué en unidad con sus semejantes.

Como una muestra de Mi Amor los volveré a bendecir en el Nombre de la Santísima Trinidad, para que sus consciencias se abran a lo nuevo y al camino que Yo los invito a recorrer todos los días.

Cuántas ofrendas han dejado aquí en Mi Altar para agradarme. Que eso siempre enriquezca sus espíritus en unión a Mi Corazón.

Yo purifico todas las cosas cuando los corazones se abren para recibirme. Yo consagro lo imposible y transformo lo imperfecto. Yo enciendo en los corazones la luz que siempre estuvo a oscuras.

En el nombre del Cielo y de la Tierra, pido a Dios por su salvación y la salvación de la humanidad. Que a través de este ejemplo vivo del Cuerpo y la Sangre de Mi Corazón, las almas encuentren la Paz.

Hoy daré Mi Santo Cuerpo a los que se esfuerzan Conmigo.

Fray Elías del Sagrado Corazón:

Los hermanos de la TV pudieran venir aquí. Abel y Anita también.

No pierdan la conexión Conmigo, estoy presente.

(Oración del Ángel de la Paz)

(Padre Nuestro en Arameo)

Y por el poder del Amor y de la Verdad, compañeros, Yo los bendigo a ustedes y al mundo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Y ahora pueden ir en Paz siguiendo Mis caminos.

Canción: "Em Teu Olhar"

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