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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y aunque fui colocado en el sepulcro, Mi servicio por la humanidad no había terminado.
Hoy doy continuidad para todos, a lo que verdaderamente sucedió en aquellos tiempos durante la dolorosa Pasión de su Maestro y Señor.
Pero para poder entenderlo espiritualmente, en esta tarde ingresarán Conmigo al Universo de Dios, a otro espacio de la manifestación creadora inmaterial y cósmica en donde también se guardó la memoria de todos los hechos sucedidos durante la dolorosa Pasión de su Señor. Preparémonos para este momento.
Coloquen sus almas al servicio del Plan, para que ellas sean las que participen de este momento y guarden en su memoria todo lo que vivirán y experimentarán, acompañando a los registros universales de su Maestro y Señor.
Para ingresar en ese Universo de Dios, bastará que abran la puerta de ese espacio con su palabra y su canción, esa será la llave que permitirá revelarles todo lo que sucederá después.
Ahora, mientras Yo les muestro el Universo de Dios detrás de Mí y a los ángeles que acompañan este momento, porque son los encargados de revelar los registros universales de su Maestro y Señor, deberán entonar la llave musical que les permitirá ingresar en ese espacio de consciencia.
Vamos a entonar "Adonai, Espíritu Santo" hasta que el Señor lo indique, y que Adonai resuene en nuestro interior y en nuestra consciencia para que nuestras almas ingresen en ese espacio. Podemos comenzar.
Canción: "Adonai, Espíritu Santo".
Una vez más.
Volvamos al instrumental anterior.
Estamos en un espacio que no es material, sino espiritual. Estamos dentro de una parte de la Consciencia de Dios que se expresa como una gran Esfera de Luz celeste, en donde los ángeles escriben en nuestras esencias este momento. El centro de ese lugar es una poderosa Esfera de luz dorada que alterna, en su manifestación, diferentes colores y formas, manifestando la belleza más perfecta de la Creación.
Nuestras almas están en el Universo del espíritu, lugar al que siempre aspiraron a llegar y a participar en él.
Nuestras almas participan de ese lugar con su consciencia más sutil y elevada y son invadidas por muchos impulsos que vienen del centro de esa Fuente, donde en pequeños Cristales de Luz, dentro de una Esfera dorada, se guarda la experiencia de nuestro Redentor en la Tierra, los pasajes más importantes y emblemáticos de Su tarea espiritual y cósmica.
Y en el Universo mental, el Universo ultraterrestre, otra parte del plano de la Consciencia de la Creación, también se guarda una copia fiel de ese espacio y lugar, que son otros aspectos de la tarea que Cristo realizó en la Tierra en aquel tiempo.
Sintamos, en este momento, cómo el centro de nuestra alma se conecta y se une a esa gran Esfera dorada que rige el centro de ese espacio de la Creación.
Y por fuera de esa Esfera azul, que nos envuelve y nos protege, veamos a las diferentes Jerarquías angélicas acompañando a Nuestro Señor en este momento.
Pero veamos a Cristo absolutamente transfigurado. Una transfiguración más profunda y completa que la que vivió en el Monte Tabor. Él nos muestra, en este momento, Su verdadera Faz, la consciencia del Cristo Cósmico, llamado Jesús Glorificado.
Vamos a contemplarlo al lado de esa Esfera dorada de Luz y, mientras tanto, dentro de esa Esfera dorada, no perdamos la atención y la sintonía con esos pequeños Cristales de Luz, de cómo giran de forma tan semejante a nuestro ADN, al movimiento de nuestras moléculas y átomos. Estamos ante el aspecto científico de Dios.
Contemplemos a Cristo. Cómo cada parte de Su Ser está iluminada y glorificada, y ha alcanzado una materia transubstanciada y sublimada por el poder del Amor que Él encarnó, por ese Amor que Él expresó a cada uno de nosotros, desde Su Nacimiento hasta Su Ascensión.
Allí se reúnen, a través de Cristo, todas las etapas de Su vida en la Tierra, no solo las etapas de Su vida material, sino también espiritual. Estamos ante la revelación del Cristo Vivo y Glorificado. Todo Su ser es la propia Eucaristía viva, es la gran Reliquia de Dios que se ilumina ante nuestras almas y consciencias, llevando a nuestros seres a una comunión espiritual y cósmica con las Leyes del Universo inmaterial.
En este momento, debemos creer en lo que estamos viviendo y sintiendo, más allá de la distancia o de la separación. La Consciencia Glorificada de Cristo nos une y nos reúne en este momento para vivir esta experiencia.
Veamos a Nuestro Señor levitando en el Universo, dentro de esa gran Esfera celeste de Luz, y nosotros allí dentro, participando conscientemente con todo nuestro ser y consciencia, abriendo nuestra alma para que todo nuestro ser reciba, a través de Cristo, los misterios de las Leyes inmateriales que allí se encuentran en este momento y que son la Leyes que impulsaron a las Leyes materiales, las llamadas Leyes universales. Estamos bajo otra vibración y condición espiritual, mantengamos nuestra conexión y nuestro corazón abierto para esto.
Dejemos que nuestra alma sea invadida por cada uno de esos impulsos lumínicos, que la Consciencia transubstanciada de Cristo nos ofrece en este momento.
Y así, en un acto de profunda gratitud y reverencia, dentro de ese espacio de la Consciencia de Dios, en donde Su aspecto científico está presente, sintámonos en el absoluto vacío, en el completo despojamiento y en la renuncia necesaria para que sea Él, Cristo, el que actúe a través de nuestras almas y no nosotros.
Dentro de esa Esfera dorada de Luz que Él nos presenta y que enciende a través de la palma de Su Mano derecha, Él nos ofrece vivir la Voluntad de Dios.
Él nos coloca ante la visión y el momento consciente de poder reconocer la Voluntad Divina, que surge de la Fuente como una emanación poderosa de Amor y de Unidad.
Por fuera de esa gran Esfera celeste de Luz, vemos aproximarse a San Miguel Arcángel, también con un aspecto transfigurado como un gran guerrero de luz que cuida a los diferentes Proyectos de la Creación. En Su mano derecha vemos una lanza y en Su mano izquierda vemos una balanza que mantiene su equilibrio, su igualdad y equidad.
Contemplemos todos estos símbolos, pero, sobre todo compenetrémonos con esta realidad que Nuestro Señor hoy nos ofrece con toda Su humildad y Amor.
Él coloca, en el centro de cada una de nuestras almas, esos Cristales de Luz que guardan Su energía crística. Nuestras almas se rinden a Sus Pies, no sintiéndose dignas de este merecimiento, pero sí reconociendo la Gracia suprema que las ha traído hasta allí.
Y ahora, esa gran Esfera celeste de Luz se disuelve en el espacio. Cientos de almas, de diferentes partes del mundo, están allí presentes, rindiéndose a los Pies del Redentor, dentro de esa Consciencia de Dios, en donde las Leyes inmateriales actúan y obran por medio de la Ley del Silencio.
Contemplemos la belleza que Dios nos muestra en ese lugar y en ese espacio que es parte de Su Consciencia Universal.
A través de nuestra cabeza, desde el centro de nuestro coronario, se eleva un sutil hilo de luz que nos conecta con ese Universo, en donde está presente nuestra alma.
El Cristo transfigurado no habla a través de las palabras, sino a través de las acciones que hoy lleva adelante con todos nosotros y con toda la humanidad.
Pero Él nos pide algo:
Sean conscientes de lo que están recibiendo y den valor a lo que se les entrega, porque esta será la única vez hasta que Yo retorne al mundo, cuando muchos reconocerán Mi Presencia, aunque muchos otros la negarán.
Los estoy preparando, a través de esto, para ese tiempo. Por esa razón los he traído aquí en consciencia y espíritu, en alma y en esencia, porque es aquí en donde Dios reside dentro de cada uno de Sus hijos.
Quien se vacía, se redime. Quien se rinde, se redime. Quien se entrega a Mí, se redime. Quien Me da su vida, se redime.
Mientras tanto el Universo, a través de las melodías, revela diferentes impulsos de la Creación, semejantes a grandes nebulosas, estrellas o galaxias, que se dibujan en ese firmamento de la Consciencia de Dios, en presencia de los ángeles y de San Miguel Arcángel. Cristo mantiene aún Su Mano derecha próxima a la Esfera dorada de Luz.
Por momentos, somos encandilados e invadidos por explosiones de Luz dorada que hacen invisibles a nuestras almas. Somos bañados por Su Amor-Sabiduría, ese Amor y esa Sabiduría que encarnaron en el mundo, a través de Jesús, para traer la redención al planeta por un solo propósito, el propósito del Amor.
Mientras Jesús se encontraba en el sepulcro, varios aspectos de Su Ser y de Su Consciencia realizaron esta tarea que Él realiza hoy con nosotros, ayudando a diferentes grupos de almas y redimiendo a los infiernos, dando oportunidad y Gracia a todas las estrellas caídas.
Hoy Él nos entrega, por el poder divino de Su Misericordia, estos impulsos de la Fuente espiritual que guarda los registros de toda Su experiencia en la Tierra y de todos los niveles de Su Ser, que se revelan ante nuestras consciencias para que sepamos y reconozcamos que Dios está en todo.
Con mucha suavidad y armonía, traigamos nuestras consciencias a este espacio material, al lugar en donde ahora nos encontramos, y sintamos como toda esa experiencia se guarda en el centro de nuestro ser, en lo más íntimo de nuestro ser interno.
Aún vemos aquí al Cristo glorificado, al Cristo transubstanciado, con todo Su Ser como una misma y única Eucaristía que se ofrece al mundo para su redención y perdón.
Aún vemos, detrás de Cristo, ese Universo y espacio de Dios palpitando.
El Plan universal está centrado en la redención de la humanidad. Por esa razón, el propio Dios se ofreció al mundo a través de Su Hijo, para que la humanidad de aquel tiempo y la humanidad de hoy comprendieran que están aquí por un Propósito divino y no solo por una vida material. Sus células, átomos y el centro de sus seres deben comprender esto, deben afirmarlo para que sus almas gobiernen y lleven adelante las Aspiraciones de Dios y la Voluntad que Él ha determinado para cada uno de Sus hijos.
En este séptimo día de encuentro, veo a la mayoría de las almas vacías de sí. Deben reconocer esto todo el tiempo. Deben resguardarlo de ustedes mismos. Deben preservarlo del mundo, del caos y de la infidelidad. Deben comprometerse con ustedes mismos por el Plan de Dios, porque Dios está esperando actuar a través de Sus hijos, como Él ha actuado a través de los tiempos y de las diferentes razas.
Pero, para que esa decisión que Dios tiene se pueda manifestar, después de todo lo que la humanidad ha recibido a través de los tiempos, le corresponde a la raza de hoy dar el gran y último paso para que esa Voluntad se pueda realizar y concretar. Mientras eso no suceda, la humanidad seguirá sufriendo.
El Reino de los Cielos estuvo en este planeta. El Reino de los Cielos se refleja a través de la naturaleza de este planeta. Cuanto más agresión reciba, mayor dolor sentirá el ser humano. No habrá lugar ni consciencia que pueda suplir ese dolor ni que pueda calmar ese sufrimiento.
Ustedes son seres que provienen de la Fuente. Por eso los he llevado hacia ese lugar predilecto de Dios. Él los ha colocado a todos dentro de Su Corazón, ¿lo han percibido? Es el Amor que surge y emana de la Fuente, el Amor renovador e incansable que hará de cada ser un nuevo ser, por eso su rendición es importante.
No tengan miedo a los cambios. Ábranse a los cambios que llegarán en el fin de estos tiempos. La alegría celestial es la promesa que Dios tiene para cada uno de Sus hijos, y Él hoy cumple Su promesa llevando a todas las almas que escuchan, al recinto de Su Sagrado Corazón, más allá de los errores, de las deudas o de los traumas que cada ser humano pueda estar viviendo y atravesando.
Dios es el eterno incondicional. Su Maestro es el eterno incondicional. El Espíritu Santo que hoy está entre ustedes, es el eterno incondicional.
Cuando la humanidad aprenda a vivir en el amor y no en la indiferencia, a practicar la igualdad, la tolerancia, el respeto y la fe, todo se transformará. Para que eso suceda, Yo retornaré al mundo en el momento más difícil y culminante de la raza. Los días se aproximan para ese acontecimiento.
Hoy le he pedido al Padre que Me diera la Gracia de llevar a cada uno de ustedes hacia dentro de Su Corazón.
Ahora Cristo, colocando Sus Manos en señal de imposición, transfigura Sus vestiduras y toda Su Consciencia en un sutil color rosa. Él nos muestra Su aspecto espiritual de Amor. Aquél que siendo sometido y ultrajado por los hombres durante Su dolorosa Pasión, Su Amor nunca se rindió.
Estamos ante el Amor invencible de Cristo, el Amor que Él, en este momento, irradia al mundo entero, colocando cerca de Su Pecho a nuestro planeta, a toda la humanidad y a los Reinos de la naturaleza.
Hoy Su Amor espiritual e invencible recoge a las almas grupo de diferentes especies animales como las ballenas, que son aniquiladas; como el ganado, que es aniquilado; como las especies que pierden su hábitat; y del Reino vegetal, que es explotado, quemado y destruido en la superficie de la Tierra.
Y más aún, el Amor invencible de Cristo penetra en lo profundo de nuestro planeta y recoge el alma grupo del Reino mineral, cuyos minerales sufren y son destruidos y extraídos con violencia y venganza.
Su Amor también llega, hoy especialmente, para los que viven en esclavitud, en África y en el mundo.
Estamos en el momento y en la Gracia, ante el Amor invencible de Cristo, de pedir perdón por los errores cometidos por esta humanidad contra los Reinos de la Naturaleza; de pedir perdón por nosotros y por nuestros hermanos que están ciegos y que solo quieren el provecho y los beneficios de la Naturaleza.
Ante el Amor invencible de Cristo, pidamos perdón por destruir la Creación y por no valorarla.
Nos postramos ante Cristo para pedir perdón y para que Su Amor triunfe en el mundo por los méritos de Su dolorosa Pasión, por el descenso de Su insondable Misericordia.
Nos podemos levantar, respirar profundo y agradecer.
Hoy vamos, a pedido de Cristo, a ofrecer esta comunión por los Reinos de la Naturaleza, pero también por los que tienen sed en el mundo y no tienen agua para beber y para hidratar sus cuerpos. Pidamos la Gracia de que el Reino de las aguas, desde las entrañas más profundas de la Tierra y por medio de la Madre Naturaleza, conceda la Gracia de hacer brotar vertientes en aquellos lugares en donde abunda la sed. Amén.
Señor, Dios del Universo y de la Vida, Fuente inagotable de Amor y de Verdad, manifestación infinita de la providencia, de la abundancia y de la sabiduría universal, te ofrecemos este Sacramento en nombre de Tu amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, y pedimos la Gracia y la oportunidad de que todo lo que aquí recibimos, más allá de que no lo merecemos, pueda llegar a las almas que aspiran y esperan esta abundancia espiritual que Tú haces descender a la Tierra a través de Tu glorioso Hijo. Amén.
La novena de oración de esta Semana Santa, la Trilogía Espiritual que Yo les he enseñado hace muchos años, ha sido de vital importancia para Mí, porque ha permitido llevar adelante toda esta tarea, sin interrupciones ni obstáculos.
¡Gracias, por aquellos que se esfuerzan de corazón! Mi Paz esté en cada uno de los orantes que sostienen este Plan de Amor.
Por esa razón, en este sábado de Aleluya, para que en el día de mañana sus almas resuciten en espíritu, en gozo y en alegría por tener la Gracia de escuchar la Palabra de Dios, les ofrezco esta Comunión Eucarística cumpliendo Mi promesa de estar con ustedes todos los días, hasta el fin de los tiempos.
Padre, Amor infinito, Consolador y Curador, Te ofrezco este pan para que Tú, bajo el poder de Tu Gloria, lo conviertas en el Cuerpo de Cristo para que hoy, consumando esta tarea espiritual y divina, lo ofrezca a cada uno de Tus hijos y les vuelva a decir: "Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo que es entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
De la misma forma, te ofrezco el Cáliz de la Redención a Ti, Padre Amado, para que Tú lo transubstancies en la Sangre de Cristo. Por ese motivo, lo vuelvo a ofrecer a los Tuyos, diciéndoles: "Tomen y beban todos de él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza, que es derramada por su Señor hasta los tiempos de hoy, para el perdón de todas las faltas. Hagan esto en Mi memoria".
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Y ahora, tomándonos todos de las manos, y quien está solo en su casa coloca sus manos en señal de recepción hacia el cielo para que, junto a Nuestro Señor, repitamos esta poderosa oración que Él nos enseñó:
Padre Nuestro (en español).
Padre Nuestro (en inglés).
Que la Paz de Cristo descienda a la Tierra y eleve al Cielo a todas las estrellas caídas.
Que así sea.
Pueden llevar las manos hacia el corazón, porque donde está la unidad no prevalece ninguna enfermedad.
Que la Paz del Reino de los Cielos esté en ustedes y en todo el mundo.
Los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Les agradezco por haber compartido esta tarde Conmigo. Guarden en la memoria lo que hoy vivieron.
Por la lanza que traspasó el Corazón de Jesús
y derramó Misericordia para el mundo,
perdónanos Señor.
(x 6)
Estoy en silencio, así como lo estuve en el Sepulcro, contemplando al mundo.
Quisiera ver el fruto de la trayectoria de estos días, y Mi Corazón se ennoblece por encontrarlo en los más simples y en los abiertos de corazón, porque aún Mis Llagas están abiertas y se muestran a ustedes en este día: Mis Llagas de Luz y de Misericordia.
Beban de la Fuente correcta que Yo les ofrezco y no beban de lo que ustedes más gustan, sino de lo que Dios ha preparado para ustedes.
Hoy estoy en el silencio de Mi Espíritu, hablándole a sus mundos internos, porque es en donde las verdaderas cosas se construyen.
Por eso, hoy estoy aquí, en el silencio de Mi Sepulcro, preparándome para resucitar, en el día de mañana, en aquellos que supieron ofrecerme lo mejor desde su interior.
Ya no tiraré de las cuerdas de los ingratos para que se salven. Si caen de Mi barca deberán aprender a nadar porque todo les fue dado, y eso es irrefutable. Mis tesoros no pueden caer en manos impuras, ni injustas.
Yo vengo a entregarles algo, compañeros, que servirá para la próxima vida. Pero algunos de ustedes aún no Me entienden, no viven Mi deseo y menos Mi Voluntad.
Creen seguir Mis pasos, pero no lo hacen. Ya no se engañen, abran sus ojos a la Luz que Yo les traigo, la Luz de la Verdad y de la transformación.
Si Yo Me ofrecí por ustedes, quisiera que ustedes se ofrecieran por Mí, verdaderamente y sin mentiras. Porque podrán mentir a sus semejantes, pero a Mi Padre no, y menos a Mi Corazón que se dona a ustedes por completo.
Quisiera en verdad, compañeros, que abandonaran sus abismos mezquinos, en donde solo pierden el tiempo por sus propias ideas. Yo no vengo a activar el poder de su pensamiento ni de su decisión. Yo vengo a despertar Cristos del Nuevo Tiempo en corazones que acepten Mis designios, así como Yo los escribo en sus espíritus.
Ya no podré esperar, compañeros, para que puedan cambiar. No serán sus hermanos que los quitarán del camino, sino sus propias decisiones y sus propios caminos que, a veces, no son los Míos.
Hoy vengo nuevamente a mostrarles la Llaga de Mi Costado, el último y gran sacrificio que Yo viví por ustedes, aun cuando estaba muerto en la Cruz. Si Yo Me dejé martirizar y flagelar por los injustos, ¿será compañeros, que habrán aprendido la lección de Mi Amor por todo el mundo?
No quisiera, compañeros, que después de esta Sagrada Semana vivieran en los mismos caminos de sus voluntades. Todo lo que Yo les he entregado en estos últimos días ha sido una preparación para este momento, más aun para aquellos que se consagraron a Mí e hicieron votos ante Mi Corazón, que a veces no los cumplen.
Pero hoy no vengo a darles Mi Justicia, porque no la soportarían. El mundo siempre busca su propia derrota y el hombre de superficie así lo hace.
Ustedes son igual que los Apóstoles del pasado, los que tuvieron que enfrentar su propio destierro, su propia ignorancia y falta de fe. Pero Dios mora en todos los corazones que lo siguen, pero no en los corazones que son soberbios y creen vivir en Dios. Dios no se restringe a almas injustas. ¿Cómo el Corazón de Dios puede estar en un corazón cerrado, cuando está ciego y no quiere ver lo que el Universo le muestra?
Para ser Mi discípulo no deben existir preferencias ni dudas, sino confianza, obediencia y amor. Si no viven en el amor compañeros, no podrán soportar la purificación, y en eso nadie tendrá la culpa, porque la Ley como es arriba es abajo, y Ella responde, así como ustedes responden, a la vida material.
Quisiera que sus corazones reflexionaran con el Mío, sin olvidarse de lo que Yo les digo, con tanto Amor.
No quiero que observen sus miserias con desprecio, sino que las destierren con amor y voluntad, al menos por Mí. No puedo construir Mi Obra en columnas frágiles y tibias. Les he dado todos los materiales para que su columna sea fuerte y victoriosa.
Les he dado a los Padres Creadores para que los conocieran por Su Faz oculta y profunda.
Les he dado a Mi Madre para que los consolara y los guiara en el camino de la fe y de la obediencia. Cada uno sabrá, compañeros, que es lo que no está haciendo bien aún.
Yo no vengo a desenmascararlos ni hacerlos sentir pecadores.
Yo vengo a mostrarles lo que en verdad es y la urgencia de que sus corazones sean cristalinos y menos falsos. Pero aún, Mi Corazón derrama Sus prodigios sobre los injustos, porque Mi aspiración es muy grande por cada uno de ellos, algo que nunca comprenderían en esta vida.
Yo les traje con amor durante todo este tiempo, el Reino de los Cielos para que sus vidas se levantaran del suelo, así como han caído tantas veces. Pero ya no es hora de juzgar. Les dije una vez que se quitaran la paja del ojo y no del de sus hermanos.
Nadie es perfecto en este tiempo ni en esta vieja humanidad, sino en la próxima que vivirán la resplandescencia de Mi Espíritu para aquellos que hayan dado el "sí" total a Mi llamado y no a su voluntad.
Así, como hoy Yo les enseño, compañeros, les he enseñado a Mis apóstoles la verdadera transparencia de las cosas y de los caminos. No quisiera que salieran de aquí pensando que está todo bien. Verdaderamente, compañeros, es hora de enfrentar lo que se debe enfrentar y no de ser tibios ante esos acontecimientos.
Quisiera hoy, de esta forma, que vivieran esta comunión Conmigo, porque así como los amo también los instruyo para que no se engañen nunca más. Si no aceptan lo que Yo les digo, porque sé que no lo aceptan, no podrán amar Mi Corazón. Pero Mi infinita Misericordia permite revelar estas cosas para que sus corazones maduren en consciencia y en amor.
A los doce Yo les pedí todo, y a ustedes compañeros, y todos los que Me escuchan, también les pido todo ¿Cómo pensarán que se reunirán los 144.000 si aún no aceptan Mi convocatoria? Yo los escogí para este momento y no pueden negarlo.
Pero sus pies son tan libres de caminar, así como sus corazones de sentir, meditar y reflexionar. No quisiera que hoy se afligieran, sino que sintieran todo con más neutralidad para poder crecer, verdaderamente, sin emociones.
Yo vengo a pedir algo muy exigente de cada uno, sobre todo de los que se han consagrado y que por la Misericordia de Mi Madre hoy están aquí de nuevo, para no olvidar Mi Camino y para no olvidar en el camino que Yo los coloqué en unidad con sus semejantes.
Como una muestra de Mi Amor los volveré a bendecir en el Nombre de la Santísima Trinidad, para que sus consciencias se abran a lo nuevo y al camino que Yo los invito a recorrer todos los días.
Cuántas ofrendas han dejado aquí en Mi Altar para agradarme. Que eso siempre enriquezca sus espíritus en unión a Mi Corazón.
Yo purifico todas las cosas cuando los corazones se abren para recibirme. Yo consagro lo imposible y transformo lo imperfecto. Yo enciendo en los corazones la luz que siempre estuvo a oscuras.
En el nombre del Cielo y de la Tierra, pido a Dios por su salvación y la salvación de la humanidad. Que a través de este ejemplo vivo del Cuerpo y la Sangre de Mi Corazón, las almas encuentren la Paz.
Hoy daré Mi Santo Cuerpo a los que se esfuerzan Conmigo.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Los hermanos de la TV pudieran venir aquí. Abel y Anita también.
No pierdan la conexión Conmigo, estoy presente.
(Oración del Ángel de la Paz)
(Padre Nuestro en Arameo)
Y por el poder del Amor y de la Verdad, compañeros, Yo los bendigo a ustedes y al mundo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y ahora pueden ir en Paz siguiendo Mis caminos.
Canción: "Em Teu Olhar"
Dice el Arcángel Miguel: "Adoren el Sacratísimo Corazón de Jesús, es motivo de honra, glorificación y Misericordia".
El Poder de Mi Corazón es desconocido por muchos. Por eso, Yo vengo en este tiempo para revelarles ese secreto; después de una gran batalla viene el momento de la restauración, de la cura y de la sanación, a través de las obras que realizan Mis ángeles custodios.
Yo envío a cada uno de ellos para que desciendan a la humanidad y curen a todas las almas, principalmente aquellas que reconocen Mi Sacerdocio y que trabajan junto Conmigo, sin separarse ni tan solo por un momento.
Yo vengo aquí en esta tarde para revelarles el poder de Mi liberación, aquél que Yo alcancé en la Cruz después de la Muerte.
Después de tanto tiempo vengo a buscar a aquellos que Me condenaron, que Me martirizaron y a los que Me clavaron en la Cruz sin una mínima gota de compasión.
Por eso, Yo abro Mis Brazos misericordiosamente, no solo para asistir a la humanidad, sino a todos aquellos estados de consciencia que la humanidad no quiere ver, ni reconocer.
Pero el tiempo de la Ley Suprema está llegando y todo lo que fue dicho se cumplirá. Verán en el horizonte las cosas surgir, la Aurora que nace y la luna que se ensangrienta marcando una nueva señal para el mundo.
Aquello que fue dicho en el pasado por los grandes patriarcas se volverá a vivir y todos participarán de ese misterio tan desconocido.
Mis Ojos de Luz hoy los observan con caridad y compasión. Observan a cada uno de ustedes y a cada uno de los que escuchan Mi Voz. Sus almas se vuelven cristalinas ante Mi visión y todo lo puedo ver, hasta lo más profundo de sus consciencias.
Llegó la hora, en este tiempo, que venga a decirles la Verdad, la Verdad que los preparará y los conducirá hacia la meta. Pero sepan, Mis rebaños, que deberán dar testimonio de Mi Presencia en el mundo, para que todos Mis hijos que están bien confusos, hasta aquellos que viven Mi mensaje, puedan resucitar por Mi Presencia, por Mi Amor, por Mi Misericordia.
Aún no han comprendido qué significa que derrame esa Luz tan preciosa todos los días a las 15 horas, en donde Mi Luz desciende a la Tierra, abriendo Rayos de Luz sobre todas las consciencias, para que el mal se pueda extirpar y todos puedan redimirse a través de Mi Presencia Misericordiosa.
Hoy estoy en lo alto de un gran monte invitándolos a subir hacia la cima para que se puedan encontrar Conmigo y que Yo les pueda hacer sentir lo que hace tanto tiempo quiero que sientan en sus corazones.
Sé que muchos de ustedes no comprenderán Mi Misterio, pero guarden Mi Presencia en sus vidas como una llave primordial. Confíen en este tiempo en todo lo que están viviendo; cada cosa tiene su lugar y su tiempo y Yo acompaño a todos aquellos que se animan a decirme "sí".
Abro las puertas para los corazones que están heridos, y resucito a los espíritus que están muertos en vida.
Abro los corazones que no tienen luz y los reúno a todos alrededor de Mi mesa sagrada.
Lo más importante que quiero decirles en este día, es que guarden memoria de todos los encuentros que han tenido Conmigo. Sepan que Yo vengo a conducir sus seres superiores.
La materia morirá sobre la Tierra, pero el alma seguirá su camino de evolución. Mi principal objetivo es que alcancen la Gran Estrella y se puedan fundir Conmigo en el Espíritu de Dios.
Por eso Yo estoy aquí, compañeros, para abrir sus ojos nuevamente. Necesito de su "sí" sincero y definitivo, para que Yo pueda construir en Mi regreso las nuevas moradas.
Yo los reúno nuevamente alrededor de Mi Corazón Sacratísimo y les muestro el valor y el poder de Mi Corazón luminoso, para que lo puedan identificar como el gran lucero de este Universo.
A aquellos que Me digan "sí", Yo los auxiliaré.
Esta montaña espiritual en la que hoy Me encuentro, es la misma en la que Yo estuve pronunciando las Bienaventuranzas.
Por donde Yo he pasado sobre este mundo han quedado Mis huellas.
Los que confían en Mi Presencia,a lo largo de los tiempos, han podido recurrir a Mi auxilio primordial. Yo les he donado Mi Cura y Mi Misericordia. Y todos aquellos que han confiado en Mi pasaje por Tierra Santa, recibieron lo que Yo tanto esperaba en sus corazones.
Por eso, es un ciclo de grandes oportunidades para todos. Arriésguense a morir a través de Mí. Nada les faltará. No estarán solos, mas estarán en Mi Confianza Divina y Mis Palabras de Luz reverberarán en sus corazones, para que puedan ser sembradas las semillas de luz, aquellas que nacerán y brotarán en la Nueva Tierra, la Tierra que tanto buscó el pueblo del desierto. Una Tierra espiritual e inmaculada, un Reino de bienaventurados y de buenos servidores que están alrededor Mío constantemente, donde Yo espero que muchos más puedan entrar, en espíritu y en consciencia, en serenidad y en paz.
Hoy ha acontecido una gran liberación en el mundo. No es por acaso que todas las almas se reúnen a través de Mi Pasión. En cada año que viven este nuevo misterio, todo puede ser liberado, y Mi Corazón abre las puertas para los que han caído, cura lo que nadie ha podido curar y sana lo que nunca nadie pudo sanar.
Ya he dicho mucho para ustedes. Es importante que guarden Mis Palabras para los momentos difíciles.
Ante cualquier situación, de cualquier gravedad o dolor, mírenme a los Ojos.
Ante cualquier perturbación, disociación o desconfianza, mírenme a los Ojos.
Cuando todo parezca que está caído y se sientan vencidos, mírenme a los Ojos.
Cuando no tengan fuerzas de seguir adelante y la amargura sea más extensa que la esperanza, mírenme a los Ojos.
Sientan Mi Presencia. Ya estoy retornando para rebautizarlos con Mi Espíritu de Misericordia.
Mírenme a los Ojos y sientan a Dios en todo lugar y en todo espacio.
Mírenme a los Ojos. Aunque el mal los quiera sucumbir, Mi Poder los salvará porque estoy en todo y con todos hasta en los más pequeños detalles.
Mírenme a los Ojos y no Me pierdan de vista.
Mírenme a los Ojos, estoy aquí para curar su senda.
Mírenme a los Ojos, estoy aquí porque los necesito.
¿Quién se animará a dar un poco más? Yo Soy el gran pilar para sus vidas, la Llama del Corazón que encandila la oscuridad.
No teman sufrir, mas teman cuando no puedan servir; el servicio está en todo y Dios está en todo servicio.
Mírenme a los Ojos, porque así Yo les podré decir por dónde seguir y andar.
Mírenme a los Ojos y sientan la Presencia de Mi Amor, el Espíritu que conforta y anima; que cura y que redime.
Mírenme a los Ojos cuando comulguen Conmigo, así serán uno Conmigo y Yo seré Uno en ustedes. ¿Se arriesgarán a ser uno Conmigo? Este es Mi llamado, Mi petición y Mi gran aspiración.
Mírenme a los Ojos y confíen en Mí.
Y antes de la bendición de los sagrados elementos que formarán parte de Mi Cuerpo y de Mi viva Sangre, Yo les contaré un hecho que sucedió en el sepulcro, que también ayudó en Mi restauración y Resurrección: Mi Madre, María, amaba el incienso. Ella lo colocaba en cada lugar de la casa preparando Su momento de oración con el Padre.
El incienso aproxima a los ángeles de Dios y ese misterio fue vivido también Conmigo en el sepulcro, mientras María y las mujeres oraban. Todo el espacio era esparcido por el olor de un buen incienso.
El incienso representa la manifestación física del Espíritu de Dios. Es un elemento sagrado que usaban los patriarcas y los eremitas para exorcizar los males que se gestan en este mundo.
Pero hoy Yo traeré una bendición especial sobre esos elementos, en este segundo día, para bendecirlos a través del Espíritu de Mi Padre y preparar sus consciencias para el momento de la unión Conmigo a través de la Comunión. Prepárense para ese momento.
Deseo también, queridos compañeros, que de todas las partes del mundo Me envíen sus intenciones y pedidos, para que Yo las pueda bendecir y responder, según la Voluntad de Mi Padre.
Por eso, preparen para el día de mañana una cesta dorada, para que todas las almas escriban directamente sus intenciones y Yo las pueda recibir en Mi Corazón. Aunque Yo ya las conozco, es necesario para sus corazones compartir este gesto de amor Conmigo, esta bendición pastoral de todas las intenciones de Mis hijos del mundo.
No se extiendan en escribir sus necesidades. Lo simple, Yo lo reconoceré como algo importante, porque lo más necesario, queridos compañeros, es expresar las intenciones de cada ser con las pocas palabras que irradia el corazón, así estará todo dicho.
Jesús nos dice que todos los hermanos que están en sus hogares, pueden tener entre sus manos un pedacito de pan para la consagración. Él también lo bendecirá.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más