- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos a hacer una oración que Cristo nos está dictando en este momento, para acompañarlo en Su tarea de hoy.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo nos está enseñando esta oración, la haremos frase a frase:
¡Oh, Santo Cáliz del Señor!,
vertiente insondable del perdón,
aplaca la injusticia en este mundo.
Amén.
(tres veces)
Delante del Santo Cáliz del Señor y de la dolorosa Corona de Espinas, que Él hoy nos presenta a todos como Reliquias Espirituales, vamos a orar juntos esta oración que Cristo nos ha enseñado, implorando ante el Sagrado Corazón de Jesús que, por los méritos vividos en Su Dolorosa Pasión y los códigos guardados en cada una de Sus Reliquias, se alcance el perdón en este mundo y el fin de la injusticia.
Vamos a orar juntos:
¡Oh, Santo Cáliz del Señor!,
vertiente insondable del perdón,
aplaca la injusticia en este mundo.
Amén.
(ocho veces)
Que las Sagradas Reliquias de Mi Pasión justifiquen los errores del mundo, para que todos los males sean disueltos de la consciencia humana y de la consciencia planetaria.
Dichosos y felices serán aquellos que, viviendo en Cristo a través de sus obras y principalmente de sus oraciones, contemplan diariamente las Reliquias del Señor, como un símbolo de redención y de luz para el mundo y también para las causas imposibles.
Hoy el Santo Cáliz del Señor recibe, dentro de sí mismo, el ofrecimiento de todos los seguidores de Cristo, y la dolorosa Corona de Espinas es contemplada por los santos ángeles presentes; para que, a través de ellos, las almas reciban también el ofrecimiento del sacrificio, a fin de que se cumpla la Voluntad de Nuestro Padre Dios, conforme Él lo ha escrito en el principio y especialmente para el final de estos tiempos.
El Sagrado Cáliz del Señor es el testimonio vivo del triunfo del Amor de Cristo a través de cada gota de Sangre que fue derramada en la Dolorosa Pasión del Señor; Sangre Divina y Eterna, Espiritual y Sublime, que ha sido guardada por los ángeles del Cielo, para ser depositada en el final de estos tiempos en aquellos que han sido llamados a preparar el Retorno de Cristo; no solo para que sean purificados por la Preciosa Sangre de Jesús de todas sus imperfecciones y traumas, sino también para que, a través de esta Preciosísima Sangre, un código evolutivo de vida pueda seguir consagrando a las almas al servicio espiritual del Creador mientras estén encarnadas en este mundo y hasta el fin de sus días.
Por eso, hoy traigo este Santo Cáliz del Señor, que cada vez que se presenta y se manifiesta a las almas de Mis compañeros y compañeras, los ángeles se hacen presentes para celar y guardar estas Divinas Reliquias, que fueron testimoniadas por la propia entrega de su Maestro y Señor en cada pasaje por la Tierra, en cada experiencia vivida, en cada momento compartido, como en cada milagro que fue ofrecido y otorgado.
Hoy el Santo Cáliz del Señor se abre para recibir el ofrecimiento de los hijos de Dios, para que ellos depositen sus más puras y verdaderas intenciones y para que, siendo consumado, esto aplaque los errores que se cometen en este mundo y en la humanidad, a fin de que triunfe el poder del Amor de Cristo, y este Amor, que es vivo e invencible, sea una señal interna, un sello grabado en los corazones que viven por Cristo y para Cristo.
Mientras estas Sagradas Reliquias del Cáliz y de la Corona de Espinas están aquí, el mundo está siendo irradiado desde el plano espiritual para que las fuerzas retrógradas se paralicen y se detengan y la Luz Eterna que proviene del Corazón Puro de Dios, a través de la Presencia de Su Amado Hijo, disuelva las tinieblas más profundas del planeta, Gracia que es concedida y otorgada por los que hoy están presentes aquí, por los que confían en Cristo.
De esta forma, los planes del mal se detienen, las puertas del infierno se cierran, porque tiembla dentro de sí, ante la presencia del Amor Crístico de Dios.
Por la intervención de las Sagradas Reliquias de Cristo y principalmente por el honesto ofrecimiento de los corazones, que una vez más se han hecho presentes aquí, y también a la distancia para escuchar la Palabra del Señor, la Palabra de liberación y redención.
Mientras estas Sagradas Reliquias son traídas del Cielo por la presencia de los ángeles guardianes, las fuerzas del mal tiemblan porque no pueden cumplir sus planes.
Es el Amor Crístico del Señor que vibra en el corazón humano y en el alma, que abre la puerta de sus seres y consciencias para recibir Sus sagrados impulsos de elevación y de trascendencia.
Por eso, les debo volver a decir, compañeros, que no les teman a los tiempos de oscuridad, porque llegarán los tiempos de la Luz y del triunfo del Retorno de Cristo, triunfo que primero deberá vivir en sus corazones como un ejemplo de amor y de servicio por las almas.
Mientras las Sagradas Reliquias están aquí presentes, quiero que puedan meditar e interiorizar lo que significan y representan estos dos símbolos de Cristo en este momento planetario y principalmente para sus almas, porque no es la primera vez que, durante una Sagrada Semana, el Señor a través de Sus ángeles y por una orden celestial presenta las Sagradas Reliquias de Cristo para convertir en los corazones lo que aún no se ha convertido, para redimir en las almas lo que aún no se redimió y para transmutar todo lo que se opone a Mi Plan.
Así, también la humanidad es ayudada y recibe esta Gracia inexplicable, porque es una Gracia desconocida que no pueden medir con su pensamiento, sino con la verdadera intención del corazón y del alma que sí sabe y conoce al Señor, porque la siente cuando el corazón se abre a esto.
Hoy, volveré a responder algunas de sus intenciones.
Que las Sagradas Reliquias les otorguen el entendimiento y la sabiduría que provienen del Amor de Dios y de Su más grande misterio, guardados en Su Esencia Divina.
P: Cristo, ¿qué puedo hacer por la salvación de las almas de mis hijos y de mi esposo?
R: Toma el ejemplo de Santa Mónica.
P: Oh, mi Jesús, me gustaría saber cuál es mi talento.
R: La superación.
P: Dulce Jesús, Señor de mi corazón, ¿estoy haciendo en todo Tu Santa Voluntad?
R: Sí.
P: Amado Señor, ¿cómo romper la cáscara de la dificultad y percibir y sentir cosas sublimes y espirituales?
R: Cuando no dudes de Mí.
P: Estoy terminando la maestría, ¿debo hacer el doctorado? ¿Cuál es mi misión?, ¿es en la educación?
R: Sí, para ayudar a salvar los valores del mundo.
P: Perdón, Jesús, estoy en prueba, ¿puedo continuar, así como está o tengo que renunciar?
R: Renunciar a ser víctima de ti mismo.
Dijo Jesús que esta pregunta es una pregunta superior:
P: ¿Qué es la resurrección?
R: Volver a la vida por la fuerza del amor. Es el amor que otorga la resurrección, no existe otra explicación.
Aquí, dijo Cristo, que colocaron dos preguntas y era solo una, pero las va a responder. Él está riendo.
P: A) ¿Estoy cumpliendo Tus Designios?
R: Si lo preguntas es porque no lo sientes. ¿Para qué preguntas si los estuvieras cumpliendo?
P: B) ¿Qué debo hacer para cumplirlos?
Dijo que parece Pedro preguntándole.
R: Hacer lo que está escrito para tu encarnación.
P: Cristo te entrego mi voz para que la cures y la consagres. ¿Qué debo hacer?
R: Cantar.
Esta es una pregunta seria, dijo Cristo:
P: Maestro, ¿una dolencia física del corazón representa una transgresión de la Ley del Amor? ¿Cómo superarla o cómo curarla?
R: Esto, dijo Cristo, que depende de cada alma. No todos pasan por la misma experiencia, estar enfermo del corazón no significa falta de amor, sino estar soportando la falta de amor en el mundo y la falta de amor, dijo Cristo, entre hermanos. Hay almas, dijo el Señor, que se ofrecen para esto, pero no es fácil soportarlo.
P: Señor, hace muchos años, los Mensajeros Divinos nos dijeron que, así como tenemos una Madre en el Cielo, tenemos una Madre en la Tierra, la Madre María Shimani. Algo fundamental nos falta, ¿la Madre ya puede retornar?
R: Solo cuando ella reconozca lo que hizo.
Cristo no le está dando un castigo a la Madre, sino una lección de Amor a todos.
Es importante desapegarse de esto, dijo el Señor, para comprender la esencia de este aprendizaje.
Todo retorno o toda oportunidad depende de un paso honesto y Él espera esto.
Aquí no entiendo la letra, pero voy a intentar comprender la pregunta:
P: La persona le pregunta al Maestro cómo puede disolver el dolor de su corazón por su familia.
R: Dijo Cristo que no es sufriendo por su familia, sino amando a su familia hasta en lo más pequeño. Eso permite la transformación de la vida y concede una Gracia a las consciencias.
Última pregunta:
P: Señor, Cristo Jesús, ¿yo estaré encarnada para presenciar Su Retorno?
R: Eso es lo menos importante, lo más importante es que estés presente donde tienes que estar presente, sin esconderte de nada, porque eso otorga la confianza de Dios para el servicio que tienen las almas.
Que las Santa Reliquias de la Pasión de Jesús transformen y consagren a los corazones por la gloria de Dios.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
A pedido de Cristo, vamos a pedirles a los hermanos del coral entonar la canción: “O poder do Sangue” y vamos a llamar aquí, al escenario, a la hermana Melkame, de Etiopía, que vive en Estados Unidos, para que pueda recibir, como se merece, la consagración como adoradora que el Señor le quiere entregar.
Y vamos a hacer una oración por la consagración de adoradora de esta hermana, ofreciendo esta consagración al Corazón de Cristo por la tarea espiritual que el alma de la hermana asume en este momento.
Oremos juntos al Padre Celestial:
Padre Celestial,
que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti;
guíanos por el camino del Amor,
para que Tu Voluntad sea hecha.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vamos a prepararnos para la Comunión Espiritual.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Escucha, corazón valiente, no te canses de persistir. Siempre debes recordar que existe un Amor Mayor que te bendice y que te abraza, aun en las condiciones más severas.
Hoy, vengo a retirar un poco del peso de tu cruz, para que puedas reposar entre Mis Brazos y puedas sentir la grandeza infinita de Mi Amor, el mismo Amor que Yo enseñé cuando estuve en la Tierra.
¿De qué tienes miedo, si nada perderás?
Yo necesito construir en ti Mi Victoria, aún no revelada a tus ojos humanos, victoria ardiente que tu alma espera desde tu concepción en el vientre de tu madre.
Yo necesito que aprendas a disolverte en Mi Amor, porque Mi océano de Gracia es infinito; él purifica todas las impurezas y pecados.
Recuerda que cada gota de Mi Sangre tocó la tierra, y cada gota de Mi Sangre, que fue derramada sobre la superficie de la Tierra, estaba impregnada de un alto código de Amor, que los que estaban ciegos de alma y de espíritu, los que estaban contra Mí, aun los que Me crucificaron sin piedad alguna, no conocieron.
Pero tú, alma Mía, escuchaste Mi Palabra en lo alto del Monte, como en el desierto o en las barcas en alta mar.
¡Cuántos siguieron Mis Huellas, aquellas que Yo dejaba marcada en el suelo! ¡Cuán pocos esperaron Mi Resurrección! Pero muchos vigilaron en ese momento.
Hoy, te traigo aquello que supera toda adversidad y toda prueba. Te traigo la esencia de Mi Origen, que impulsó Mi manifestación en la Vida del Espíritu, en la Divinidad, en el Alma y en la materia, hasta que Yo nací aquí, en este mundo, en un humilde pesebre.
¿Por qué le temes a tus caídas, si Yo caí por ti en el camino de la Cruz?
¿Por qué le temes a tus llagas, si Yo fui flagelado por ti para que fueras curado por Mis Llagas?
El precio de Mi martirio fue muy grande y aún es desconocido por el mundo entero. Por eso, Yo vengo a demostrártelo a través de la esencia de Mi Origen, que es la Fuente misma del Amor de Dios que impulsa la vida, que eleva al alma, que consagra al espíritu, que se abre a la Gracia de la redención.
Y esto no significa que, a través de tu vida humana, no sigas cayendo o padeciendo. Pero debes aprender de cada caída, para aprender a no caer más en la misma circunstancia o situación; porque Yo ya te enseñé a levantarte, no solo a través de Mi Voluntad, a través del momento más difícil de Mi Vida que fue la agonía en el Huerto Getsemaní, sino también te enseñé a levantarte y a persistir a través de Mi Amor, un Amor muy grande y desconocido que es capaz, aun en tu vida, de perdonar cualquier situación, bajo cualquier circunstancia.
Si Yo te perdoné, aun clavado en la Cruz, orándole al Padre que los perdonara, porque sabía que ustedes y sus hermanos no sabían lo que hacían, ¿acaso crees, alma Mía, que Dios ya te perdonó?
Para no volver a caer en las mismas circunstancias, debes vivir Mi Palabra de verdad, con esmero y justicia, hasta que cada una de Mis Palabras sean parte de tu vida, así como Yo Soy parte de ustedes en la Comunión, partiéndome y compartiéndome con los Míos, a través del Pan consagrado y a través de la Sangre transustanciada.
Amado Mío y amada Mía, en cada Comunión está la renovación profunda de tu ser, de cada átomo y de cada célula, porque tu Maestro y Señor renunció por ti, ¿lo sabías?; así como el Señor renunció por el mundo entero, asumiendo en Sus Espaldas todos los pecados del mundo, sin reclamar ni condenar; porque fue el Amor Vivo de Dios, a través de Su Hijo, que enmendó todos los errores, desde Adán y Eva hasta el final de los tiempos.
Por eso, estoy aquí una vez más para recordártelo. No puedes salir de aquí sin tener presente Mis Palabras, porque el mundo Me provoca mucha sed, una sed muy amarga y muy severa, como la que sentí en la Cruz cuando Me dieron a beber hiel. ¿Quién sería capaz de soportar esto, junto Conmigo?
En lo que es aparentemente injusto está la gran llave de la superación, la llave que abre las puertas del amor para algún día vivir la compasión, compasión que brilló perpetuamente en todos Mis maestros del Oriente; porque recuerden que ellos Me visitaron en Belén y Me encontraron por las señales que el Cielo les dio.
Por amor y reverencia a todo lo sagrado del Lejano Oriente, Yo les devolví la visita, y aprendí y recordé cosas maravillosas, tan maravillosas y tan importantes como las que Yo les recuerdo en estos tiempos, especialmente a través de Mis últimos impulsos crísticos.
Yo no vengo a colocarlos ante su propia realidad. Alma Mía, que aún Me perteneces, vengo a colocarte ante la verdad, porque como te dije una vez: “La verdad siempre te hará libre”. Y podrás vivir la verdad, si vives la justicia y la transparencia, reconociendo que aún, alma Mía, no eres perfecta ni pura; pero Mi Amor te puede consagrar y transformar en algo puro y verdadero, tan simplemente cuando vives la fidelidad a Mí.
Anímate a dar pasos hacia Mí y deja que Mi Amor te pueda arrebatar completamente. ¿Acaso aún le temes al poder de Mi Amor o a perder el control de tu vida?
En verdad, te digo, alma Mía, que no hay Amor más grande que puedas conocer, como muchos santos conocieron, y que proviene del Reino de los Cielos.
Ayúdame a que haya Cristos del Nuevo Tiempo, en la simplicidad del espíritu, en la comunión con el alma, en el servicio incansable a los que más sufren y a los más pobres entre los pobres.
Si existiera más caridad en el mundo y más almas la practicaran, les aseguro que no sería necesario purificar al planeta, porque quien responde a la Voluntad de Dios está libre de sus propias prisiones y agonías.
Hoy, vengo a hablarte con el Amor más dulce de Mi Corazón. ¿Te animas, alma Mía, a experimentarlo?
No Me digan solo sí, porque saliendo de aquí, deberán demostrarlo hasta el final de sus días.
El Amor Crístico no es inalcanzable, es cercano, tierno y seguro en las almas simples y humildes, en aquellos que no se dan el permiso de retroceder, sino de avanzar con valentía, coraje y determinación; así como Yo se los enseñé, en cada pasaje del Calvario.
Hoy, les confieso, almas Mías, que cuando caí y Mi Santísima Madre vino al encuentro de Su sufrido Hijo, la llama de Su Amor apartó a las fuerzas contrarias y volvió a erguir a Su Hijo; así como hoy, Yo vuelvo a erguir la dignidad de cada uno de ustedes.
Porque si fueron golpeados en una mejilla, en humildad deben dar la otra; porque si fueron ofendidos, deben tener el coraje de perdonar; porque si fueron lastimados, deben tener la valentía de ver al Señor desfigurado; y recordar que el Amor es capaz de todo, es capaz de renovar todas las cosas.
Yo les dejo esta lección porque será esencial para ustedes en estos tiempos críticos; porque cuando Yo ya no esté aquí para hablarles, deberán ser Mi propia Palabra Viva en la Tierra.
Hoy, Mi Espíritu bautizará a través del Sacramento a las almas que lo pidieron, almas que ya fueron escogidas por Mí y que lo necesitan.
Les digo a todos que hoy, a través del símbolo del Sacramento del Bautismo, renueven espiritualmente su primer Bautismo, ante Dios; para que, a través de este Sacramento, las almas perdidas puedan ser rescatadas en diferentes partes del mundo y se restablezca la unión de esas almas con Dios, el Creador.
Entonces, preparémonos ahora, para el Sacramento de la Comunión.
Y para que Mis Palabras ingresen aún más en sus corazones y esencias, les pido que Me vuelvan a cantar; para que el Amor de Dios, inagotable e inextinguible, se derrame sobre ustedes y el mundo, en especial sobre los que más sufren.
Yo los bendigo y los animo: ¡adelante, Nuevos Cristos!, aún hay mucho por hacer.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Nuestro Señor acaba de retirar el Corazón de Su Pecho y lo hace levitar sobre el público.
¿Por qué haces esto, Jesús?
He aquí el Amor que nunca acaba, el Amor que arde por Amor a las almas que se animan a ser víctimas de Mi Amor hasta los últimos días de sus vidas.
He aquí el Sagrado y Traspasado Corazón de Jesús que no retrocede, sino avanza, que transfigura con Su Fuego a todos aquellos que se dejan tocar por Mi Luz.
Mi Corazón vive por ustedes. Esa es la razón de Mi Vida.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Ahora, Su Corazón volvió a Su Pecho y late fuerte, fuerte, a través del fuego de Su Amor Redentor.
Te agradecemos, Jesús, por este momento, y porque siempre nos demuestras que es posible continuar adelante.
No te apartes de nosotros, Jesús, Te necesitamos.
Yo estoy aquí para darles vida en abundancia.
Que la paz los colme y los renueve, para que la paz sea renovada en el mundo entero.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Jesucristo va a quedarse un poquito más para escucharnos cantar. Aquellos que se animen, que se arrodillen.
Vamos a cantar: “Tudo que eu vivi”.
Y hacemos nuestra oferta, a través de esta canción, al Sagrado Corazón de Jesús, Fuente inagotable de todos los prodigios, milagros y misericordias.
Relato sobre la Aparición, realizado en el día siguiente:
Quiero hacer una pequeña síntesis sobre la Aparición de Cristo, porque varios hermanos me preguntaron sobre algunos momentos y quiero explicarles lo que Cristo pudo aclarar de esos momentos.
Voy a comenzar por el final de la Aparición. Ustedes recuerdan que Cristo en un momento dijo que había retirado el Corazón de Su Pecho y colocó ese Corazón Ardiente levitando sobre el público, sobre ustedes.
Por más que la Presencia de Cristo es en Divinidad, Alma y Espíritu, y Su Presencia es real y contundente en cada momento, en esos planos de consciencia también existe vida, como aquí existe en el plano físico.
Y Cristo hizo ese movimiento para que nosotros podamos meditar sobre cómo es posible que una Consciencia como Cristo retire Su Corazón y siga vivo; porque sé que muchos se preguntaron: ¿por qué pasó esto?, para que entendamos el Mensaje a través de ese símbolo, porque Él es Omnipotente, es Omnisciente y es Omnipresente.
Entonces, como Él es una de las manifestaciones de la Santísima Trinidad, Él, de una forma simple, pero también poderosa, viene a manifestar lo que realmente es Dios, sobre todo a través del amor.
Algunos me preguntaron: “Fray, ¿a quién le hablaba Cristo?”. Él le hablaba a cada uno de nosotros. Porque cuando Cristo está presente está viendo todo: lo que sentimos, lo que pensamos, lo que vivimos, lo que callamos, todo. Sabemos que no podemos esconderle nada a Nuestro Señor.
Y cuando Él habla en singular y a veces en plural, va construyendo el camino según nosotros se lo vamos permitiendo.
Su Energía Crística, que es una energía muy alta, como pudieron sentir, es una energía que va entrando en nosotros según nuestra apertura. Porque Él, que es el Rey del Universo, nunca va a transgredir nuestra voluntad y nuestro permiso. Por eso, Él es el Rey, ¿entienden?
Entonces, Él va trabajando en nosotros según nosotros vamos dándole permiso. En la mayoría de las veces, Él consigue llegar a aquellos espacios dentro de nuestra consciencia donde hay situaciones que no están muy bien resueltas y que muchas veces, por nosotros mismos, no nos damos cuenta de eso.
Y Él lo sabe, no lo juzga, no lo condena; al contrario, Él irguió nuestra dignidad humana por sobre diferentes situaciones que cada uno de ustedes ha vivido en esta vida, inclusive con alguien cercano o lejano, lo que me pareció muy fuerte.
Entonces, cuando Él dice “alma Mía”, Cristo le habla a aquel aspecto de nuestra consciencia que tiene esa posibilidad de unirse a Dios. Porque Él les habla a las almas, no a las mentes. Y el alma de cada uno de nosotros sabe lo que Cristo está diciendo. Por eso, cada momento que es vivido con Cristo, va más allá de cualquier emoción, es un movimiento profundamente interno que nuestra alma expresa y que muchos lo viven.
Y así, de esa forma, cuando Cristo trabaja con nuestra alma, también trabaja con nuestro espíritu; con nuestro espíritu que es conocedor de la vida divina y que sabe de qué se trata, aunque parezca un poco abstracto para nosotros. Él envía sus impulsos a nuestra alma y nuestra alma descarga esa energía sobre nuestro ser humano y allí, en ese momento, cuando ingresa la energía crística, sentimos liberación.
Para terminar, quiero decirles algo que siempre les digo a mis hermanos que viajan con nosotros todo el tiempo, porque es algo que vivimos hace dieciséis años, todos los días, que la Jerarquía Divina, por más que nosotros vivamos el mismo ritual, la misma oración, la misma Aparición, nunca se manifiesta igual.
Porque Cristo, como en tantos otros momentos que vivimos con Él, cada Sagrada Semana, nos demostró una vez más, cuán infinito es Su Amor.
Y cada vez que Él nos demuestra ese Amor infinito, Él lo que intenta hacer, en esa instancia que nosotros le damos, es no solo liberar a las almas de sus prisiones, sino unir a las almas en comunión. Y cuando eso sucede, hermanos, no hay fuerza contraria que prevalezca; porque, en ese momento, nosotros hacemos triunfar a Cristo en la Tierra.
Así que yo los invito a que se sigan animando. Todavía nos faltan algunos días más de esta Sagrada Semana, hasta el Domingo de Gloria. Dense la oportunidad de que Él pueda hacer lo que quiere hacer de cada uno de nosotros, finalmente. ¿Está bien?
¡Gracias! ¡Buen trabajo!
Mientras estoy presente, recapaciten en todo lo que Yo les dije en estos últimos días, y definan sus vidas en Mi Corazón Misericordioso, que se abre como manantial inagotable para las almas sedientas del Amor de Dios.
En este día los preparo para mañana, en Mi última Cena, donde reviviremos el gran misterio de Mi Divinidad y de Mi Agonía, antes de la Pasión.
Mi Corazón se ofreció completamente por cada uno de ustedes, y Él, nada perdió.
Estoy ante ustedes como ante el pueblo de Dios, que se reúne como un solo rebaño para recibirme en esta Semana Santa.
Ya ungí sus pies, bendije sus cuerpos, purifiqué una parte de sus vidas y los acerqué aún más al Corazón de Mi Padre, para que siendo renovados por Mi Espíritu, puedan sobrevivir en esta transición que se aproxima, la cual deben amar aunque no la comprendan ni la conozcan, porque el mundo tiene que purificarse, compañeros, para así poder encarnar una nueva humanidad, y escribir una nueva historia en los libros sagrados del Cielo, a través de este cenáculo que hoy viviremos y de esta bendición que propagaremos para la bienaventuranza de todos.
Eleven nuevamente sus intenciones para que Mi Padre las pueda escuchar, y así, contemplar en Su Misericordia infinita todas las necesidades de Sus hijos en el mundo entero.
Ustedes saben, compañeros, que hay almas que sufren más que ustedes en esta hora planetaria; por eso la obra en la que están todos ustedes debe tener una continuidad, y no vacilar.
Mi Santa Madre les entregó las bases para realizar esas obras, basada en la integración de la fraternidad y en la unidad de los seres de la Tierra que se congregan en Mi Nombre para servirme, y así, servir a Mi Padre que está en los Cielos.
No quieran nada para sí, sino todo para los demás, así encontrarán su libertad en la donación simple de las cosas, y en la expansión absoluta del amor de sus corazones.
¡Ay, amigos Míos! Cómo me gustaría que Me escucharan muchos más, así como Me escuchan ustedes con el corazón abierto, y con la preparación que Yo les imparto para vivir el fin de los tiempos.
No dejen su trabajo espiritual para atrás, nunca lo permitan. Caminen en confianza hacia Mi Corazón y así podrán vivir todos los días la renovación espiritual de sus seres internos.
Ahora Yo les mostraré un ejemplo[1]:
Este es el mayor secreto de Mi Amor por el mundo.
Esta es la revelación perfecta del Amor de Dios para con todas sus criaturas.
Quien la contempla se salva.
Quien la interioriza, encuentra la liberación de su espíritu de todas sus formas.
Quien ama al Santísimo revive Mi Pasión y la abraza como su trabajo interno.
Esto fue, compañeros lo que Yo entregué para los doce y para toda la humanidad.
En el plano material, Yo les muestro Mi Presencia.
Dichosos de aquellos que creen en eso y lo viven permanentemente.
Este es el portal por donde ustedes pueden pasar todos los días y dejar para atrás sus costumbres y hábitos mundanos para elevar sus espíritus, lo que los liberará.
Quien cruza a través de esta Santa Custodia hacia el Reino de Dios, se fortalecerá y nunca se sentirá perdido.
Esta es Mi Expresión de Amor por el mundo y se los repito, para que lo puedan sentir como verdadero y puro.
Aquí esta Dios presente con toda Su Conciencia, pequeño y semejante a ustedes, vivo y resplandeciente, como los corazones humildes.
Este es el símbolo de Mi Patriarcado, este es el emblema para Mis legiones, para los adoradores de Cristo y de Su Santa y Viva Faz.
Este es el alimento para los hambrientos.
Es la luz para los que están en la oscuridad.
Es la solución para las dudas, la claridad para las incertidumbres, la fortaleza para los que están ciegos y no Me pueden ver.
¿Quién querrá adorarme así como los ángeles Me adoran, todo el tiempo?
No Soy algo desconocido para ustedes, por eso encarné en el mundo y les di el mayor testimonio de Dios para toda la humanidad.
El día miércoles, después de haber vivido Mi mayor agonía por amor y de haber soportado todos los pecados que hasta los días de hoy las almas cometerían por ignorancia y perdición, antes de la última cena, Me retiré en el silencio del corazón.
Yo vengo a revelarles, compañeros, esa luz que Yo Soy, para todo el Universo, ese símbolo salvador para las almas que buscan la salida y que no encuentran en su camino ninguna verdad.
Vean al Hijo de Dios resplandeciente en este Misterio, previo a Su Pasión del viernes.
Cuánto amor se reflejó para cada uno de ustedes en aquel tiempo, y aún está vivo a través de los corazones y de todas las generaciones que viven a Cristo en su interior.
Este es el compromiso de todos los adoradores que quieran asumir en sus vidas el equilibrio del planeta y de la humanidad, en este tiempo de caos: Adorar al Santísimo Cuerpo de su Maestro hasta los últimos días de la batalla.
¡Cuánto amor hay para derramar a través de este Santísimo y de este símbolo de paz!
¡Cuántos corazones podrían ser aliviados, si solo Me miraran con simplicidad y devoción!
No vengo a instaurar almas fanáticas, sino espíritus en permanente contemplación y elevación hacia lo alto; espejos de Dios vivos sobre la superficie de la Tierra que retransmitan a través de sus almas los impulsos Divinos de este santo símbolo: ser espejos de la paz, ser luz entre la oscuridad y las tinieblas, ser amantes de Mi Amor Misericordioso y Pacífico.
Asuman en sus vidas este legado, porque hay almas que han venido a este mundo para realizar esta, Mi Voluntad, de adorarme todo el tiempo.
En la mesa de la última cena instituí este Principio de Dios en el mundo y para todas las criaturas.
Mi Corazón se entregó por ustedes, y se ofreció como una gran eucaristía viva de carne, sangre y agua, para que las almas pudieran salvarse bajo la intercesión de su Señor.
Y hoy impongo aquí, compañeros, la bendición de la Santísima Trinidad sobre este arquetipo, este símbolo de paz para el mundo.
Quien camine detrás de él será una chispa para el mundo, resplandeciendo en los abismos.
Quien viva por Cristo encontrará la paz y nunca perecerá, cuando su confianza sea más grande que sus miedos y que todas sus pruebas.
Ahora hijo, muestra al mundo lo que Yo Soy.
Dejen depositado en este símbolo sus aspiraciones; en verdad nunca los abandonaré, porque quien está en Mi nada teme y tendrá vida eterna.
Los bendigo, hijos, con Mi Luz y con Mi Paz.
Coloquen sus rostros sobre Mi Corazón resplandeciente y sientan el amor que los conforta en esta hora de entrega y de renuncia por el mundo.
Ustedes se consagraron a Mí, y Yo Me complazco por eso.
Ustedes dijeron que sí y Yo los acepto, en imperfección e inmadurez, porque no veo sus miserias, compañeros; solo veo todo lo que el mundo puede dar cuando caminan en la trascendencia y se confirma en la fe de servir a Dios hasta el final.
En el nombre del padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Y aun cuando estoy presente, espero que sepan contemplarme en la continuidad de su amor y de su devoción por Mí, porque lo único que deseo, compañeros, es la redención de sus vidas y la pacificación de sus corazones, en ustedes y en sus semejantes.
Elevemos al Padre del Cielo este ofertorio de hoy, que acoge Mi Corazón Misericordioso, y sientan la paz, solo la paz de vivir en Dios.
Quien está en Dios, nada teme
Quien está en Dios, no retrocede,
Quien está en Dios vive del amor de Dios,
Esta es la fuerza de hoy.
En Dios, en Dios, en Dios. Amén. ( x3)
Incienso.
En la oferta del incienso, compañeros se encuentra la purificación del espíritu y del alma, y de cada parte de los cuerpos que se alinean con la luz para elevarse.
Agua,
El agua es el símbolo de la purificación de toda la materia, es la castidad de Dios manifestada a través de este elemento sagrado, es el bautismo para todos los que deben renovarse.
Aceite.
En el aceite se encuentra el remedio para los enfermos de espíritu, la renovación por obra de la Gracia, y los objetos sagrados que dibujan la elevación de las almas por medio de la contemplación y de la adoración, son la conexión perfecta para los seres.
Instituyo el código de Mi Divina Sangre.
A través de MI Cuerpo instituyo la esencia de Mi Alma glorificada.
Segundo día de intenciones bendecidas por Mi espíritu.
Se recita el Padre nuestro en arameo y se leen y responden algunas intenciones.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
A pedido de Cristo y por todas estas intenciones escucharemos “Páter Noster”
[1] Fray Elías pide que traigan el Santísimo.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más