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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En la solemnidad de la consagración de nuevos adoradores, ante las puertas de la Iglesia Celestial, en la Presencia de Nuestro Señor Jesucristo y de Sus santos ángeles, vamos a escuchar "PaterNoster" y nos uniremos a esta procesión angélica que desciende del universo a la Tierra, junto al Santísimo del Altar.
Seguimos con instrumental.
Saludamos a Nuestro Señor Jesucristo, al Sagrado Corazón de Jesús, y reverenciamos Su Eucarístico Corazón en unión a todos los adoradores del mundo que imploran, en esta hora, por la Misericordia de Nuestro Señor para el mundo entero.
Hoy He preparado dentro de Mi Iglesia Celestial una ceremonia simple pero profunda, muy significativa para sus vidas en este momento crucial de la humanidad.
En este día, el centro de la celebración en Mi Iglesia Celestial es Mi Corazón Eucarístico, para que Él sea honrado y adorado, para que el Amor del Dios Vivo sea reconocido y aceptado por todas las almas de la Tierra, a fin de que a través de la Adoración alcancen el espíritu de la redención y la elevación de la consciencia.
La gran tarea de todos los adoradores del mundo recién ha comenzado. Desde el primer día que fue instituido el Corpus Christi hasta el presente, todo ha sido una preparación para este tiempo final.
Cada adorador se compromete a ser celador de Mis Reliquias espirituales, para que esas Sagradas Reliquias, que nacen del Corazón Eucarístico de Jesús estén disponibles para todas las almas, y los méritos de Mi Corazón Misericordioso puedan ser derramados en el mundo.
La Adoración que en este tiempo final podrán ofrecerme no solo los unirá a Mi Iglesia Celestial, no solo podrán seguir haciéndola en silencio para contemplar el silencio de su Señor, sino también podrán conocer muchos más misterios de Mi Corazón, que aún no fueron revelados al mundo.
La Adoración que pueden ofrecer Mis Adoradores, en este tiempo final, será muy significativa e importante para Mí, no solo por todo lo que ya ha dicho la Jerarquía a través de los tiempos, sino porque llegó el gran momento de que sus vidas sean el milagro eucarístico de la Adoración. Y eso no son solo palabras, serán hechos, será algo más que un testimonio y más que una experiencia o que un ejercicio espiritual, para que aprendan a sostener Conmigo el fin de los tiempos.
La Adoración es una Ley instituida espontáneamente en los primeros tiempos de la cristiandad por las almas devotas a Mi Corazón Misericordioso, por las primeras comunidades cristianas que comprendieron el sentido oculto de la Presencia de Cristo en la Tierra, hace más de dos mil años.
¿Comprenden lo que significa que una Ley Divina haya sido atraída desde la Fuente por las almas de la Tierra? Cuando las almas de la Tierra deben vivir la Ley, ¿qué es lo que permite ese milagro espiritual y profundamente interno? Es la Adoración, a través de los tiempos y de las generaciones.
Las almas que adoran en este tiempo ya adoraron en otros tiempos. A través de la coligación profunda con Mi Corazón no son solo celadores de los tesoros espirituales del Redentor, sino que a través de la Adoración su vida espiritual es convertida y redimida, perdonada y absuelta de los errores del pasado.
La Adoración, en este tiempo final, modifica la genética humana transubstanciándola y redimiéndola en cada ejercicio de Adoración.
La ciencia de la Tierra nunca podría explicar esto. Pero si las almas en los tiempos pasados fueron capaces de atraer hacia sí la Ley inmutable de la Adoración, ¿qué más podría suceder en este tiempo final si más almas se comprometen verdaderamente a adorar las reliquias de su Maestro y Señor por medio de la Eucaristía?
Por eso necesito que, en este tiempo final, sus vidas sean el propio milagro eucarístico a través de la Adoración.
Es algo más que estar en Adoración ante Mi Corazón Eucarístico, es aprender a penetrar el misterio del universo inmaterial que se presenta en la ciencia de la Eucaristía por medio de la intervención de las Leyes Divinas, las que permiten, por obra del Espíritu Santo, los milagros eucarísticos.
Las almas que hoy se consagrarán no solo estarán sellando un compromiso Conmigo, pendiente y definitivo, sino también lo estarán haciendo por todas las almas que no Me adoran y que no Me aman.
Hoy la Iglesia Celestial, a través de esta ceremonia especial para los Adoradores de Cristo, trabaja con la indiferencia de la humanidad, con la omisión a los Comandos del Cielo.
A través de la Adoración Yo los erguiré como el nuevo Árbol de la Vida, y sus vidas podrán expresar los Tesoros de Cristo, los frutos que provienen de los dones y de las virtudes, y su tarea de Adoración no será personal, será una tarea esencial de sus almas Conmigo, su compromiso Conmigo, su transparencia Conmigo.
Así Yo podré renovar todas las cosas, así como puedo renovar a todos los que llegan y, en cualquier nivel de consciencia, se colocan a Mis Pies para ser desgarrados por Mi Amor.
El próximo paso de cada una de sus vidas es dejarse desgarrar por Mi Amor, de adentro hacia afuera, para que todo sea removido, a fin de que la luz de los tesoros de su Maestro y Señor, presente en la Eucaristía, ingrese en sus consciencias para que aprendan a ser otras consciencias, y así vivan la Voluntad.
En la Iglesia Celestial la Adoración es permanente, es un estado eterno de consciencia que los ángeles veneran constantemente, a fin de dar tributo y honor a los méritos que alcanzó su Maestro y Señor por medio de Su dolorosa Pasión.
Aún el poder de la Eucaristía es desconocido para la humanidad, su poder llegará en el fin de estos tiempos como una gran señal visible en los cielos. Cuando su Maestro y Señor esté retornando no solo habrá señales en el cielo, sino en todos los Sagrarios de la Tierra que hayan sido correctamente adorados y reverenciados por las almas. Demostraré al mundo que Cristo no es una religión, es un estado de consciencia que pertenece a los hijos de Mi Padre, superando cualquier religiosidad o dogma.
En ese momento sus vidas, si hubieran adorado correctamente a su Maestro y Señor en la Eucaristía, podrán ser un sagrario mismo. Y así, en ese tiempo y en esa hora que se aproxima, se cumplirá la Ley.
En la Sagrada Eucaristía de la Iglesia Celestial y en todos los sagrarios de la Tierra, están los cinco Poderes de Cristo: la liberación, la transfiguración, la transubstanciación, la redención y la Misericordia.
En la Eucaristía está la síntesis de toda Mi Vida y experiencia con la humanidad, es el testimonio de la Presencia del Dios Vivo.
Ahora ya conocen Mis cinco Poderes, búsquenlos, contémplenlos, adórenlos y los alcanzarán.
Si las almas supieran lo que Yo les dejé a través de la institución de la Eucaristía, la humanidad ya sería otra, y ella ya no sería más deudora, sino merecedora de todas las Gracias del Cielo.
Por eso cada adorador repara las ofensas que recibe su Maestro, enmienda las acciones contrarias que son cometidas por la humanidad, para que la Gracia Suprema descienda y los corazones tengan una oportunidad.
Que el centro de sus vidas a partir de ahora sea este misterio.
Nunca habrá pregunta sin respuesta, todo está en la Adoración, dentro y fuera de la consciencia.
La Iglesia Celestial hoy ofrece la reparación de muchas almas por sus indiferencias, ultrajes y omisiones a la Santa Eucaristía, desde la vida religiosa hasta la vida común, y esto es posible, aunque desconocido, por el ofrecimiento de las almas adoradoras.
Pero antes de bendecir a los que se ofrecerán para sostener el planeta Conmigo hasta el fin de sus vidas, en esta solemnidad del Corazón Eucarístico de Jesús, a través de la Iglesia Celestial, bendeciremos junto con los ángeles del Cielo a las custodias que fueron traídas a este altar, para que ellas sirvan no solo de Adoración, sino de inspiración, de fortaleza y de cura para las almas.
Nos ponemos de pie.
Vamos acompañar esta bendición, en unión con nuestros Ángeles de la Guarda, entonando solemnemente: “Kodoish”.
Vamos a esperar que los ángeles ingresen para que indiquen el momento de la consagración.
Cantemos.
Inspiramos.
Volvemos al "PaterNoster".
Y ahora nuestros hermanos postulantes harán su ofrecimiento interior a Nuestro Señor, para consumar esta consagración en el silencio del corazón.
El Señor los escucha.
Recibimos esta Gracia haciendo la Señal de la Cruz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vamos a pedir a Nuestro Señor, para estos hermanos, la Gracia de la perseverancia en esta sagrada tarea de adorar el Corazón Eucarístico de Nuestro Señor, por la paz y el bien de la humanidad.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén (en portugués).
Pueden ir.
(Pasa el segundo grupo de postulantes).
Vamos a pedirle a Cristo para esta tarea, la Gracia de la perseverancia en ese sagrado ejercicio de Adoración de Su Cuerpo Eucarístico.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Pueden ir en paz.
Volvemos ahora al instrumental del principio para que realicemos esta consagración. Y así como las almas adoradoras se ofrecen a Nuestro Señor, en constante unión y amor con Él, vamos a pedir a través de la Iglesia Celestial, ante la Presencia de Nuestro Señor Jesucristo, que Su Corazón Eucarístico, la poderosa Custodia de Luz, pueda despertar e inspirar a las almas que aún no encontraron a Cristo, para que sientan Su Amor y Su Misericordia.
Nos ofrecemos, en esta hora, a la Iglesia Celestial, así como ofrecemos estos elementos del altar, para que una vez más sean bendecidos.
Vamos a colocarnos en el momento de la Última Cena, cuando Jesús enseñó a Sus apóstoles por medio de los elementos, lo que Él iría a vivir por nosotros hasta lo alto del Monte Calvario en la Cruz.
Fue así que Jesús, después de haber bendecido a Sus compañeros, tomó el pan, lo elevó y agradeció al Padre el sacrificio que Él viviría para que fuera transubstanciado en Su Cuerpo. Lo partió y lo ofreció a Sus compañeros diciendo: "Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo que será entregado para el perdón de los pecados".
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
(en portugués)
La forma de Luz del Cuerpo Eucarístico de Cristo ingresó en Sus compañeros, así como hoy Él ingresará en nosotros para que comulguemos con Su Paz.
Enseguida, tomó el Cáliz y lo elevó agradeciendo para que fuera transubstanciado en Su Sangre. Luego, con una mirada de Amor y de Misericordia, lo ofreció a Sus apóstoles diciéndoles: "Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la eterna y nueva Alianza, que será derramada por su Redentor para el perdón de todas las faltas. Hagan esto en memoria Mía".
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
(en portugués)
El Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Que sean felices los que hoy se sirven de este Sacramento por la redención de la humanidad.
Padre Nuestro (en portugués y en inglés).
Que la Paz de Cristo descienda a la Tierra.
Señor,
yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una Palabra Tuya bastará para sanarme.
Amén.
Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente
y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre,
Alma y Divinidad de Jesucristo,
presente en todos los Sagrarios de la Tierra;
en reparación por los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias con que Él es ofendido,
y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.
Por algunos segundos adoremos el Sagrado y Eucarístico Corazón de Jesús, por la paz y la cura de la humanidad.
Padre Celestial,
que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti,
guíanos por el camino del Amor
para que Tu Voluntad sea hecha.
Amén.
Los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cerramos esta transmisión contemplando el Corazón de Cristo en nuestro interior.
Gracias a todos.
El triunfo de Mi Sagrado Corazón también se dará en la memoria de este planeta.
Dichosos de aquellos que participan de esta jornada, para que la historia sea escrita en los Libros de Dios y la Nueva Raza la pueda ver como un triunfo resplandeciente.
Todo es posible, hijos de Mi Padre, por la intercesión del Inmaculado Corazón y del Casto Corazón de San José, que en esta Sagrada Trilogía se unieron Conmigo, para que podamos vencer el mal y disipar las tinieblas de los corazones, que renacerán en Mí y en Mi Gloria.
Cuando las puertas son cerradas al enemigo, la derrota está establecida y las Leyes restablecen un principio del cual la humanidad anteriormente se había distanciado, por estar ciega y sorda.
Esta Ley que Yo les traigo y que ha triunfado en Mi Pasión, en Mi Muerte y en Mi Resurrección, es la Ley del Amor, de la Unidad y de la Luz, y hoy los invito a todos a comulgar de ella, para que sus almas sean vistas por Dios en plena redención.
Adoren en esta tarde Mi Sagrado Corazón que se vuelve a descubrir a ustedes, para sentir alivio de las ofensas del mundo y de la indiferencia humana. Corazón que se descubre a ustedes, para mostrarles el Amor que nutre la vida y el Espíritu de cada ser.
Adoren Mi Sagrado Corazón, que en este momento está expuesto ante todos, para la Gloria de Dios.
Adoren Mi Corazón, por los que no lo adoran y por los que lo niegan; por los que se han alejado de Mi Padre en la corrupción y en los vicios, en la tentación y en el olvido del Plan de Dios.
Adoren Mi Corazón, que es un Portal que traspasa al Nuevo Tiempo, al Nuevo Tiempo de las almas, en su vida real y verdadera, en el Universo de Dios.
Mistifiquen este momento como un testimonio y no lo olviden.
Adoren Mi Santísimo Corazón, que viene al mundo para complacerlos y amarlos en el espíritu y en la unión perfecta con Dios, el Todopoderoso.
Quien se postra en el suelo, Me adora y quien no puede hacerlo también, porque cada acto es visto por Dios en la humildad de los corazones que le sirven en este tiempo.
Mientras Me adoran, reciban Mis Rayos del Universo, que descienden sobre ustedes en Gloria y en Luz, en Omnipresencia y en Omnipotencia, en resplandecencia espiritual y en vida, para los que estaban muertos.
Adoren Mi Corazón, como lo adoran Mis ángeles en este mismo momento, ante los Portales del Cielo, sobre una ciudad que no se puede olvidar de Mí en ningún momento; para que se pueda salvar con la ayuda de Mis nuevos apóstoles, en esta Obra de Redención y de Paz.
El mundo se purifica y no adora Mi Corazón. ¿Cómo podrá ser digno de Mi Gracia, si no la busca? ¿Cómo se levantarán las naciones en medio de las tinieblas?
Si Yo Soy la Victoria para ustedes, adoren Mi Corazón e ingresen en Él, para que todo pase pronto y nunca más duela nada en ninguna parte de sus seres.
Mantengan la calma, pues Mi Corazón está expuesto ante un mundo indiferente y las Legiones de la Luz de todo el Universo se reúnen para adorar Mi Corazón, que es el Corazón de Dios, que está vivo en este momento en cada uno de ustedes, en cada plano de sus consciencias, si así lo vivifican a través de esta adoración.
Sientan que sus amarras se liberan y el peso se hace cada vez más leve, y todo se puede curar por la presencia de Mi Sagrado Corazón, que es la llama ardiente para este mundo, que está a oscuras.
Dejen que Mi Fuente se derrame a través de Mi Sagrado Corazón en sus esencias y en sus vidas.
Este es el mayor Sacramento para su fe, para su sostén, para este tiempo final que se acerca al mundo.
Quien quiera reconocer que Yo estoy aquí que lo acepte, porque Yo concreto lo que es imposible en medio del caos y abro las puertas del Universo, para que todos los hijos de Dios puedan entrar y se salven.
En esta Comunión que hoy establezco, revivan este momento todos los días de la vida y adoren Mi Corazón para que el mundo pueda recibir la Gracia que tanto necesita y que tan poco merece.
Lleven estampado Mi Sagrado Corazón en sus seres y enciendan este Proyecto de Mi Corazón en cada acto de la vida, en cada gesto de amor, en cada obra y solidaridad para con el prójimo, porque también allí Yo estoy presente, sufriendo en el silencio de los que se apagan por no tener Luz.
Quería compartir con ustedes, compañeros, este ejercicio espiritual, para que siempre lo recuerden y aún más, lo busquen en los momentos difíciles del planeta y de la humanidad.
Imiten a los pastores de Fátima, que adoraron el Corazón de Dios a través de Mi Sagrado Corazón, presente en la potente Eucaristía que les fue dada por el Ángel de la Paz.
Es así, compañeros, que hoy les entrego esa misma Eucaristía espiritual con Mi Sagrado Corazón, esa Comunión con lo eterno y lo divino.
Quiero que sus voces alaben a Dios, porque Mi Padre Me ha dicho, que ustedes, sin ninguna indiferencia pero con simplicidad, tocaron Su Corazón, Su Corazón eterno y misericordioso.
Sean como niños y busquen su niñez, la pureza que fue cultivada en el nacimiento de sus almas, en el estanque de Mi Corazón.
Alabado sea Dios por esta Gracia y bienaventurados los misericordiosos, porque no solo alcanzarán Mi Misericordia, sino que serán torres de luz para los tiempos de oscuridad, luceros para el mundo y la humanidad en los cuatro puntos de la Tierra.
Hoy, los ángeles comparten con ustedes esta Comunión, para quien así lo quiera vivir, en plenitud y humildad.
Beban de esta Fuente. Beban de esta Fuente y salgan renovados, porque el pasado ya es pasado y hoy están en Mi Eterno Presente.
Que así sea.
Hoy, bendigo con Mi Amor todas estas imágenes y símbolos que han traído a Mi altar, para que siempre recuerden que estoy con ustedes, no solo en la alegría sino también en la tristeza, en los desafíos y en la confirmación de su fe ante el Todopoderoso.
Que estos objetos sagrados sirvan de estandarte y de luz para sus vidas, sus hogares y por donde los lleven, recordando que Yo los bendije, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mientras aún estoy presente, compañeros, exponiendo Mi Corazón Sagrado para el mundo entero, quisiera también que los consagrados y orantes del mundo Me adoraran, como lo hicieron hoy sus hermanos, para así concretar el Proyecto del Creador.
Bendeciré en esta tarde los elementos que constituirán la renovación de las vidas de Mis nuevos apóstoles, a través del lavado de los pies, porque recuerden que así como Yo lo hice con Mis apóstoles, hoy Me postraré en el suelo en Espíritu y en Divinidad, para borrar sus huellas del pasado y todo sufrimiento interior, en honra a la Divina Misericordia de Dios.
Quien hoy comulgue, recibirá una expiación anual, lo que significa para Mi Sacratísimo Corazón que en esta misma fecha y en el próximo año, deberán volver a repetirlo, para que esta expiación se expanda hacia sus semejantes, hermanos y amigos, y así triunfe Mi Sagrado Corazón.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
A pedido de Cristo Jesús, vamos a cantar "Adonai, Espíritu Santo".
Nos preparamos interiormente para la bendición espiritual.
Vamos a orar, junto con el Maestro, la oración de la "Sagrada Unidad", mientras Él va a consagrar el agua para el Sacramento del Lava pies y también la Comunión. Vamos a orar juntos, con Él, unidos a Su Sagrado Corazón.
Sagrada Unidad de Dios... (x5)
Gracias por estar hoy Conmigo, compañeros, y que la Fe haga eco en sus vidas para siempre.
Sigamos cantando a Dios en plenitud y amor.
¡Les agradezco!
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Hermanos, el Maestro nos está pidiendo que en esta Maratón especial, aquí, en Buenos Aires, que compartamos con ustedes, brevemente, el relato de cada Aparición.
Y hoy, cuando El Maestro nos hizo ingresar a todos, en esa adoración profunda, al interior de Su Sagrado Corazón, queremos compartir con ustedes que Él reveló, lo que Él denominó “la Iglesia Celestial”, un espacio en donde Su Cuerpo Santísimo, dentro de una Custodia de Luz, es adorado perpetuamente por los ángeles, para poder equilibrar los errores y las acciones que acontecen en este planeta, en este Universo local.
En ese estado de consciencia, en ese plano, en ese lugar celestial, el Maestro nos convocó a todos. Y para aquellos que tuvieron la oportunidad, de alguna forma simple, pero verdadera, de ingresar a Su Corazón en esa adoración, Él realizó una amnistía, lo que Él llamó una "expiación anual”, que durará, de parte de nosotros, si la cuidamos, hasta el próximo año, hasta el 5 de junio de 2017, donde Él nos pidió nuevamente, que cada uno, en el lugar en donde se encuentre o como se encuentre, que realice nuevamente esa comunión, para renovar esta amnistía, esta expiación.
Que no es solamente para nosotros, para la Argentina en este caso, sino también para el planeta y para las miles de consciencias que están detrás de nosotros en esa fila infinita, esperando que se les abra la puerta para ingresar en el Corazón de Dios y tener una oportunidad de redención y de rehabilitación.
Así que era eso lo que queríamos compartir con ustedes, porque fue un momento muy intenso, como ustedes pudieron percibir.
Él realmente hizo un acto y un trabajo de comunión espiritual con cada uno de nosotros y con la consciencia planetaria.
Madre María Shimani de Monserrat:
Una de las cosas que escuchamos de Nuestro Señor, es que lleváramos Su Corazón en cada cosa que hacemos. Y con todo nuestro amor, nosotros podemos imaginar a Su Corazón dentro del nuestro, unido al nuestro y podemos, cada día, en cada tarea que realizamos, sentir el Corazón de Cristo junto al nuestro.
Necesitamos prepararnos, entrenarnos, para que cuando las cosas se pongan un poco más intensas o difíciles, nosotros podamos vivir con ese Corazón dentro del nuestro.
Es un ejercicio importante que todos tenemos que aprender, porque eso también lo vamos a llevar a donde podamos ir; a nuestros familiares, a nuestros conocidos, a nuestro trabajo, a todas nuestras tareas; llevar el Corazón de Cristo dentro de nosotros, junto al nuestro, es algo que todos podemos hacer.
Así que los invitamos a profundizar en las Palabras de Nuestro Señor.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Y eso no termina hoy, hermanos. Continúa mañana, porque son tres días de bendiciones.
Él encontró nuestros corazones muy abiertos. Esperamos que cada uno cuide esa apertura de Su Corazón, en esta tarea de la Maratón de la Divina MIsericordia y que mañana realmente podamos dar un broche de oro, para esta tarea de paz que realiza Cristo y los Mensajeros Divinos en la Argentina.
Madre María Shimani de Monserrat:
Así que nos vamos a ver en el día de mañana, en la transmisión de las 8:00. Los esperamos a todos.
Buen trabajo de corazón a corazón, para todos. Buenas tardes.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
¡Gracias Señor por cuanto nos das!
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más