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En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
La familia es un bien precioso para Dios, es un tesoro irrefutable e inextinguible que forma parte de Su Proyecto Creador desde el principio.
Después que Mi Hijo descendió de los Cielos y encarnó en este mundo, Él llamó a los apóstoles para que lo siguieran y lo imitaran, para que siguieran Sus pasos de Voluntad y de Amor. Ese pedido estaba impregnado de la Voluntad Mayor de Dios.
Pero, tanto para Sus apóstoles como para Sus seguidores, dejar la familia para vivir el Plan era algo muy doloroso. La llave que Mi Hijo les entregaba era la plena confianza en Su Corazón y en Su Presencia. Lo que Él les podía legar a Sus compañeros era que, a través de la confianza de cada uno de los Suyos en Él, se estableciera una comunión y unidad perpetua entre los apóstoles y las familias que ellos dejarían.
Hoy, vengo con este Mensaje muy peculiar y al mismo tiempo profundo, porque su Madre Celeste ha traído una familia que estuvo aquí encarnada en la Tierra y que hoy no lo está; que está presente en los planos internos, acompañando silenciosamente la expresión y la emanación de los Centros de Luz.
Estas almas, que hoy tengo a Mi lado, son los padres de la Madre María Shimani; y, a través de estas presencias que hoy Me acompañan aquí, de forma especial, vengo a testimoniar como la Esclava del Señor que todo esfuerzo verdadero en la vida de esta materia, sobre todo el esfuerzo de dar la vida por Dios y por su Plan, tiene un mérito especial para el Padre Eterno que Él les otorga a todos los seguidores de Cristo que le entregan su mayor y mejor bien de la vida: sus familias.
Por eso, vengo aquí a testimoniar, en nombre de Mi Hijo, que cuando el alma sirve a Cristo verdaderamente, y deja a su familia para servir a un Plan Mayor y desconocido, esa alma y las almas que forman su familia nunca estarán desamparadas, a pesar de la distancia o aun a pesar de la separación espiritual; porque Mi Hijo sabe lo que significa para un alma encarnada apartarse de su familia para responder a un llamado que ni siquiera sabe si resultará.
Pero es ese don de la confianza en Cristo que anima a las almas que sirven a Dios a seguir los caminos de la transformación con valentía y coraje, porque todo esto posteriormente dará frutos de conversión y de redención, en los que la familia está contemplada.
Es así que todas las almas que entregan sus familias, en el nombre de Mi Hijo, abren la puerta para la conversión de sus seres queridos, aunque en esta vida no quieran escuchar el llamado; porque el verdadero llamado comienza, hijos Míos, en su mundo interior. Es allí donde Mi Hijo siembra Sus dones, es allí donde Mi Hijo deposita Sus tesoros, por lo que debemos orar incansablemente; porque cada ser de este planeta tiene su hora para poder escuchar el llamado y despertar, aunque haya negado a Dios toda su vida.
Por eso hoy, les traigo como testimonio a los padres de la Madre, como un ejemplo de conversión y también como un ejemplo de despertar espiritual después de esta vida; porque ustedes saben, hijos amados, que la vida no termina aquí y que del otro lado está la verdadera vida espiritual, en la que todos se encontrarán algún día, no solo como una familia que estuvo encarnada en este planeta para aprender del amor y del perdón, sino también como una familia que puede evolucionar espiritualmente y reunirse con los bienaventurados y santos en la Iglesia Celestial.
Esta debe ser la finalidad de la entrega de cada uno de ustedes, no solo su propia transformación y conversión, sino también que cada paso que den en el camino espiritual beneficia ampliamente a sus seres queridos, aun a aquellos que tienen la puerta cerrada a la Misericordia.
Un acto sincero y verdadero de entrega por Mi Hijo le abre la puerta a la oportunidad de toda la familia.
Como Madre de todas las familias del mundo, vengo a agradecerles a las almas que han sido perseverantes en orar por las familias del mundo entero.
Vengo a renovar esta oración que ofrecen semanalmente y a decirles a todos Mis hijos, niños, jóvenes, adultos y ancianos, que deberían tener muy presente esa oración; porque ustedes saben, Mis amados hijos, que la familia que es el Proyecto principal de Dios para este planeta está siendo muy atacada, dividida y separada de lo que es verdadero y esencial.
Porque, si no sabían, Mis amados hijos, cada familia debe expresar en esta Tierra un Atributo de Dios; experiencia que está siendo boicoteada por Mi enemigo, por la falta de oración en las familias y por no saber comprender profundamente la razón por la que están reunidos y unidos en esta encarnación.
Así, Yo los invito a renovar esta oración por las familias a través del arquetipo y del principio de la Sagrada Familia de Nazaret; para que las familias se consagren a la Sagrada Familia de Nazaret y, en estos tiempos de tribulación y de persecución por medio de las modernidades, las almas no pierdan de vista su Propósito interior, porque cada alma de la familia tiene un Propósito para Dios.
Hoy, Me tomo este tiempo para darles este Mensaje; porque Mis Ojos lloran, de noche y de día, al ver a las familias tan separadas y divididas por perder su sagrada comunión con Dios.
Por eso, el Padre Eterno todo lo ha pensado desde su origen, desde antes del surgimiento de las primeras familias en este planeta, a través de Adán y Eva. El Padre pensó que la forma de renovar Su Proyecto era a través de las familias que se animen a vivir la experiencia de su propia consagración a través de las Islas de Salvación.
Por eso, vengo a ampliar el Mensaje que Mi Hijo les entregó en estos últimos tiempos y en esta última Maratón, porque para recibir a las familias deben tener la mente muy abierta y, sobre todo, el corazón. Las familias no cambiarán de la noche a la mañana, es el amor de ustedes que les hará cambiar a las familias de actitud.
El Sagrado Proyecto de la familia de Israel precisa ser renovado y su Santísima Madre es responsable, ante el Creador, de que ese Proyecto se cumpla. Cuando una familia no es sostenida dentro de una Isla de Salvación, eso tiene una repercusión que desconocen.
Yo los llamo a colocar al diálogo en primer lugar, para comprender el lenguaje de cada familia, para apoyar sus pasos y decisiones; pero sin amor, esto no es posible.
Así, espiritualmente, las diferentes familias que encontrarán su lugar dentro de las Islas de Salvación y que deben tener su lugar dentro de las Islas de Salvación para expresar su proyecto familiar de amor, ayudarán a las demás familias del mundo, porque muchas familias se están perdiendo velozmente.
¿Cuántas familias se han perdido mientras Yo estoy aquí, hablándoles?
Las influencias de estos tiempos dejan a las familias en caminos sin salida, hipnotizadas e interferidas por las cosas del mundo; y así, se alejan del amor y de la verdad, del verdadero Propósito de cada familia en este planeta.
Por eso, Mi Hijo también retornará. Vendrá a buscar a las familias del mundo para que el sagrado pueblo de Israel se pueda renovar y, finalmente, pueda vivir en la Tierra Prometida, en aquel espacio que Mi Hijo les Ha prometido desde el principio a todos.
En cada día que pasa, en este tiempo final, su Obra y sobre todo sus corazones encontrarán en sus caminos el llamado y el pedido de ayuda de muchas familias, de familias numerosas y de familias separadas, de madres solteras o de madres casadas.
Todas las familias de la Tierra gritan pidiendo ayuda, y los Sagrados Corazones, conociendo la importancia del Proyecto principal de Dios que es la familia, siempre intercederán e intervendrán para que la mayoría de las familias del mundo, que están siendo modificadas genéticamente, despierten a tiempo, se vuelvan a Dios. Pidan de corazón, en la oración interior, para que reciban la ayuda y la Gracia que necesitan, para que las puertas que Mi enemigo abre hacia lo incierto se cierren, y las familias puedan estar protegidas, bajo el amparo de la Sagrada Familia de Nazaret.
Por eso, los invito a mirar con mayor profundidad lo que sucede a su alrededor, especialmente en las familias que están cerca de ustedes o en las familias que los llaman pidiéndoles ayuda. Vayan, así como siempre fue Mi Hijo Jesús, al encuentro de las familias, sin conceptos, sin ideas propias, sin prejuicios, sin nada que pueda condicionar el dolor y el sufrimiento de las familias.
Lo que más sufre Mi Corazón es la modificación genética que hoy viven las familias y las formas más horrorosas con las que crean al ser humano. Eso es ir en contra de la Ley de la Vida, de la Ley del Amor y del sagrado arquetipo de la familia.
¿Ahora comprenden la necesidad de prestar atención a la Oración por las Familias?
En un mundo con más de ocho mil millones de personas, no puede ser que solamente oren cuarenta personas por las familias.
¿Será que están comprendiendo lo que Yo les digo por amor?
¿Qué está sucediendo, hijos Míos? ¿Se lo preguntaron?
Me tomo este tiempo porque Mi Hijo Me lo pidió, porque Él Me lo permitió.
Nuestros Corazones revelan las cosas más profundas para los corazones que están verdaderamente abiertos. ¡A no justificarse más!
Hoy, las oraciones que llevo en Mi Corazón ayudarán a muchas familias de África y de Asia, golpeadas por los conflictos en las naciones y en los pueblos, por la impunidad que acorrala a las familias en un lugar sin salida.
Quiero que en la Oración por las Familias incluyan una intención especial para Mí, que oren por las familias inmigrantes, olvidadas en las calles de este mundo, no escuchadas por la indiferencia, por la falta de la fraternidad y del amor; también por las familias que mueren en los océanos del mundo.
Quisiera preguntarle a la humanidad:
¿Alguna vez se preguntaron qué es lo que siente la Madre de Dios, la Madre de la humanidad, cuando las familias desaparecen en los mares del mundo, cuando los niños no son ayudados en su naufragio?
¿Cómo el mundo puede dormir con su consciencia tranquila, cuando los cuerpos flotan en los océanos?
¿Qué le está pasando a la humanidad de hoy, que es capaz de abortar y de ultrajar la Ley de la Vida, sin ningún sentimiento?
¿Ahora comprenden por qué el mundo está como está?
Mis Palabras no darían para describir todo lo que verdaderamente sucede en este mundo. Por eso, Mi Hijo los Ha llamado a una definición inmediata. El tiempo es ahora, no habrá otro.
Yo les agradezco por estar abiertos a escuchar la verdad y por hacer algo, verdaderamente, para que esto cambie. Esto comenzará en ustedes mismos y no en los demás, observando todos los días lo que tienen que mejorar.
En este lugar ni en ningún otro lugar de esta Obra, concebida por Nuestros Sagrados Corazones, ya no puede haber espacio para reclamar. Si así lo hicieran, no estarán comprendiendo la Misericordia. El primer esfuerzo es el de ustedes, para que después el esfuerzo se viva en el mundo entero.
No se olviden de seguir rezando por los no nacidos. Necesito que se hagan corresponsables de esas almas, por el perdón de los pecadores, de los que promueven ese ultraje al Corazón de Dios.
Para que este llamado resuene en lo más profundo de la consciencia, en los cuatro puntos de este mundo, vengo a pedirles una canción para que mediten mientras escuchan esa melodía y que revivan este Mensaje cuantas veces sea necesario, cuantas más veces, mejor será su respuesta.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos a escuchar, en Presencia de la Virgen María: "Encuentro con María en el corazón".
Los bendigo y los animo a seguir adelante por Cristo, renovando cada paso de sus vidas, en gratitud y amor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Canción: "Encuentro con María en el corazón".
Nos ponemos de pie para recibirlo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy Mi Iglesia Celestial los aproximará a la Fuente Primordial, porque la humanidad aún deberá seguir comprendiendo cuál es la razón y el motivo de ustedes estar aquí, así como la existencia del universo material.
A través del portal de Mi Iglesia Celestial, que sus almas ingresen a este momento, colocándose ante la Fuente Inmaterial que se muestra por medio de los portales del universo.
Síganme en consciencia hacia el lugar al que hoy los quiero llevar, para que una vez más sus almas y las almas de sus hermanos sean partícipes de los códigos de vida, así como su Maestro y Señor fue partícipe de la Vida del Padre en Sí mismo.
Hoy la consciencia del mundo es colocada ante Elohim, un Nombre de revelación y de fuerza, de determinación y de concreción de la Voluntad en toda la Creación. Santo es el Nombre de Elohim para todo el universo. Santas son Sus formas y matrices geométricas que no solo regeneran la vida, la existencia, sino también toda la Creación.
Preparen su mundo interior para este momento, colocándose en el ejercicio del vacío, para que puedan escuchar más allá de las palabras, para que puedan comprender más allá de la mente, para que sean compenetrados por la Luz del Espíritu, aquel Espíritu reverberante y eterno que es el Elohim mismo.
Sus manos en señal de disposición, en el vacío y en la apertura.
Volvamos, en este momento, el escenario azul, para que la melodía y el color azul impregnen la materia física de sus seres humanos.
Cierren sus ojos por un momento y escuchen, más allá de la Palabra, el sentido vibratorio del Mensaje del Señor.
Y ahora con sus almas ante la Fuente Primordial, en compañía de los Padres Creadores, los Elohim, contemplaremos el misterio de la Creación en su forma divina.
En aquel tiempo, cuando nada parecería tener una forma concreta, surgió el Principio, regido por el Amor de Dios. El Principio tenía un fin, un propósito, depositado en la Mente de los Padres Creadores.
Dios mismo bendijo a los Arcángeles para esa misión, la cual llevarían adelante en la Creación. Pero Ellos no sabían toda la Voluntad de Dios. Solo conocían una parte del misterio, porque en el principio, la Voluntad del Padre era un misterio mismo, no podría ser comprendida por el universo mental.
Pero hay algo que Dios depositó en los seres angélicos, que fue la obediencia, para que la pudieran cumplir y así llevarla adelante en absoluta resignación y entrega a la Voluntad del Padre.
Ahora ustedes, seres de la superficie de la Tierra, esencias de la Divina Fuente Suprema, colóquense al igual que los Padres Creadores, en ese momento y en ese tiempo y, más allá de los errores de la humanidad a lo largo de los tiempos, comprendan el sentido oculto de la Voluntad de Dios, impregnada por la fórmula de la Sabiduría.
Veamos a Dios en Su Trono, en la Fuente Primordial y ante los Padres Creadores, llamándolos uno a uno a servirlo.
Entre el Padre y los Arcángeles, contemplen un profundo lago de luz azul. Allí fue en donde comenzó todo. No solo por Su Pensamiento Divino, sino fundamentalmente a través de un sentimiento profundo, que surgió de las entrañas más profundas de Dios.
Dios, aún es un misterio para muchos, pero Él ya mostró Su Poder en la Creación y en esta humanidad, a través de los cristificados.
Delante de la necesidad del cumplimiento de la Voluntad Divina en este tiempo, y de la recuperación del Propósito en toda la raza humana, así como lo fue pensado en el principio de la Fuente Primordial, una nueva generación de consciencias cristificadas surgirá. Pero no existirá una forma de poder comprenderlo ni siquiera de sentirlo. Será algo que vendrá directamente de la Fuente para los corazones que serán llamados a vivir ese proceso espiritual.
Es algo que llegará más allá de la imperfección, de los errores, de la materia. El camino de la cristificación surgirá en consciencias desconocidas, en personas inimaginables, en almas que están esperando desde el origen de la Tierra por este momento, en colaboración con el Plan de Mi Retorno al mundo.
Las verdaderas transformaciones de la raza humana en este tiempo surgirán desde adentro de los seres, para que después esa transformación se dé en la vida material.
Así como las grandes Jerarquías del universo fueron llamadas por Mí mismo para meditar y reflexionar, hoy ustedes son conscientes de este momento que los Arcángeles están viviendo Conmigo a pedido del Padre Celestial. Es como detener el tiempo y el espacio por un momento. Es paralizar en el universo material los errores y los traumas, especialmente de esta raza de superficie, que debe comprender que este momento de inflexión en el cual se encuentra, es el más importante. Será en el que se dará la última oportunidad.
Por eso, ¿son conscientes de esto?, para que su vida material y sus mentes comprendan más allá de las formas lo que Dios está pensando no solo por ustedes, sino también por toda la Creación.
En este acontecimiento que se da en el universo espiritual, la Sagrada Arca de la Santa Alianza es la intermediaria para que la mayor cantidad de almas posibles en la Tierra reciban este impulso. Y por más que simbólicamente no sea comprendido ni entendido, lo más importante en este momento es la apertura de corazón, para que sean partícipes del advenimiento de la Nueva Humanidad que llegará después de la actual.
Mientras estoy aquí con ustedes, también debo atender atentamente los pedidos de Mi Padre, para que siempre se cumpla Su Voluntad, aunque los propios Arcángeles aún no la conozcan profundamente.
Desde el origen de la Tierra, las grandes consciencias angélicas, los Elohim, aprendieron de esta humanidad y de la evolución de este planeta, de sus aciertos y de sus errores, de sus victorias y de sus fracasos. Y más aún aprendieron de la elección de la humanidad a lo largo de los tiempos y de toda la alteración que fue realizada en el proyecto genético humano.
Ustedes no podrían existir en este momento si Dios no lo hubiera deseado. ¿Cómo sería posible vivir sin Su Voluntad, cuando Su Voluntad es el centro de la vida del universo? Porque de Su Voluntad parten Sus más profundas aspiraciones de ver a Sus criaturas en la felicidad eterna y en el cumplimiento de Su Divino Propósito, regido por el Sagrado Rayo Azul.
Ahora, ese gran lago de luz azul del universo espiritual es la propia Consciencia de Elohim. De allí partió Su deseo ardiente y allí nació Su primera Voluntad.
Dios es una Ciencia y un Poder desconocido, por eso Él tiene tantos Nombres Sagrados para que sea comprendido.
Pero alguna vez se preguntaron, ¿qué hay más allá de Dios?, ¿qué hay más allá de la Santísima Trinidad? La Sagrada Vida del plano espiritual, ¿solo termina en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo?
Amplíen aún más su consciencia y a través de Mis Palabras capten los impulsos que les estoy enviando.
La vida material no es lo más importante, aunque sea parte de la evolución de sus vidas. Pero es tiempo de que, antes de Mi Retorno, las almas comprendan el sentido de la Presencia de Dios, no solo por Su Nombre, sino por lo que Él es más allá de la vida del espíritu.
Las religiones tal vez no comprenderán lo que les estoy diciendo, pero si Yo no dijera esto, no sería Voluntad de Dios. Si Él envía a Su Hijo al mundo para prepararlos, ¿qué es lo que en verdad está sucediendo en este momento? ¿Por qué la humanidad enfrenta los primeros pasos de su Armagedón? ¿Será el sufrimiento el único aprendizaje? ¡No!, no lo es.
Cuanto más las consciencias se eleven, menores serán los sufrimientos y las deudas a enmendar. Quiero que aprendan como Yo aprendí, a ingresar en la Ley Divina. Yo les di una primera Ley para que la pudieran vivir, que es la Ley del Amor. Cuanto más se amen los unos a los otros, no solo estarán más cerca de Mí, sino también de Mi Padre.
Él necesita que, después de Mi Pasión, se cumpla lo que tanto ha deseado, que despierten los Cristos internos, que concreten la llegada del Reino de Dios en la fe, en el amor y en la confianza de los corazones. Pero primero deben amar lo que les pido, para poder participar.
No intenten comprenderlo, sino intenten aceptarlo. Por esa razón, los Padres Creadores hoy están ante la Consciencia del propio Elohim, para que desde el principio eterno surja una nueva intervención y oportunidad para todas las almas que lo acepten.
Por eso, Mi Iglesia Celestial se ofreció para ser la intermediaria en este acontecimiento y no solo hacerles revivir Mi Amor, sino también amar la Sabiduría Divina que proviene de la Fuente Suprema.
Hoy, los Padres Creadores meditan cómo llevarán adelante esa intervención en la humanidad, de una manera semejante a como Ellos lo hicieron en el pasado, con el pueblo de Israel.
Pero en este tiempo, la necesidad es muy grande para poder atender y corresponder. Se les ha encomendado a los Arcángeles esta misión. Que a través de la Fuente Azul de Elohim, la humanidad sea ayudada para que, al menos, una minoría sea el pueblo que cumpla con la Voluntad de Dios, así como los patriarcas la cumplieron.
Eso traerá la cura de la humanidad y la concientización en el proceso de redención humana. Y aunque todos estén ante el misterio de intentar comprender lo que Dios necesita en este momento, sepan que los Padres Creadores, los Arcángeles, inspirarán a diferentes pueblos en el mundo para que despierten a este llamado y cumplan la Voluntad Eterna, la que proviene del Padre directamente para cada una de las almas.
No solo la Pasión del Señor es ofrecida para que esto sea posible, sino también las oraciones, los sacrificios, las adoraciones y las obras de caridad que se realizan en el mundo entero a través de los seres de buena voluntad y, en este momento y ante esta crisis del mundo, permiten una Gracia extraordinaria y expiatoria, especialmente para aquellos que no la merecerían.
Las nuevas Tablas de la Ley serán entregadas a las Tribus de Israel, hoy extendidas por toda la Tierra. Los Padres Creadores encomendarán ese ejercicio para que en el alma de cada ser sea reconocida y sentida la Voluntad del Padre, que Él ha determinado después del último 8 de agosto. Eso significa que no solo ustedes son conscientes de esto, todo el universo es consciente de esto.
¿Entienden lo que les digo? No es un momento más. No es un ciclo más. Es un tiempo definitivo, pero también culminante no solo para su raza, sino también para todos los que la rodean en el universo, porque el único propósito y meta es la realización y el cumplimiento de la Voluntad, que traerá revelaciones, conocimientos y hechos.
San José ha sido encomendado por el Padre Eterno para ser el gran intercesor entre las almas y Dios desde el universo espiritual, para que las almas reconozcan lo que el Padre necesita en este momento para el planeta. Él será el Mensajero de los planos internos, no solo en la conversión del corazón humano, sino también en el despertar de este gran y último llamado.
Hoy permanezcan en la consciencia de lo que sucede en la Fuente Primordial. Y aunque el mensaje sea simbólico, ámenlo, así como Yo los amo a ustedes para que se animen y se arriesguen a vivir Mi Voluntad, porque todo lo que unen en el Cielo será unido en la Tierra, y todo lo que desaten en la Tierra será desatado en el Cielo.
Las sagradas matrices de la Creación son depositadas en las manos de los Padres Creadores para que, como en el principio de la nada, cuando no existía forma ni vida, Ellos vuelvan a contemplar y a meditar en el Llamado de Dios, de Elohim.
En el Huerto Getsemaní Me fue revelado este misterio. Nunca podría haber retrocedido ni tampoco haberme negado a sufrir por ustedes, porque Mi propio corazón humano, al igual que el de ustedes, tenía miedo. Mis células tenían miedo por lo que vivirían, ante una gran injusticia y crueldad. Su propio Maestro se vio en Su persona humana.
A pesar de los errores, de las tribulaciones y de los asedios en el Huerto Getsemaní, Mi Corazón, al igual que el de ustedes, fue llevado a la paz para sentir confianza, coraje y valentía de vivir algo tan grande.
Yo confiaba, en ese momento, que ustedes harían cosas más grandes que las que Yo hice.
A pesar del abandono de Mis apóstoles, de la incertidumbre de Mis compañeros, no podía dejar de cumplir la Voluntad de Dios. Y cuando fui crucificado, en las Manos y en los Pies, Dios, en esa hora, Me pidió que Me superara; y lo profundo de Mi Espíritu en ese momento gritó: ¡Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen! Pero eso no solo fue por ese momento, sino por todo lo que sucedería después, hasta este presente.
Mi Espíritu sintió el impacto de la Cruz, pero también sintió el Amor de la Fuente, por la renovación del proyecto humano y la redención.
Mi Santa Madre no quedó atrás. Después de haber conocido este misterio del ofrecimiento del Espíritu de Cristo, en justificación de los errores humanos hasta los tiempos de hoy, Ella también se ofreció, colocando Su cabeza en el suelo de lo alto del Monte Calvario, para que Su vida y Su Corazón fueran traspasados por el dolor de Cristo, en reparación de todo el género humano.
Hoy Yo les pido que hagan lo mismo, más allá de la vida imperfecta, de las caídas, más allá de toda incomprensión, para que siempre le digan al Padre: “Señor, lo hago por Ti, por Tu Voluntad, por Tu Propósito, por Tu ardiente aspiración, por Tu Amor”.
Lleven las manos al corazón y agradezcan.
Ante la mirada reflexiva de Jesús, vamos a ofrecer esta Comunión para que las aspiraciones del Padre se cumplan en todos los corazones posibles.
Cuando Jesús estaba reunido con Sus apóstoles, momentos antes de Su Pasión, comprendiendo el Propósito de Dios más allá de la vida material para que nosotros, algún día, también lo comprendiéramos, Él tomó el pan, lo ofreció al Padre, agradeció y pidió que fuera transubstanciado en Su Cuerpo. Enseguida lo partió y se lo dio a Sus apóstoles, diciéndoles: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos,
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos,
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Enseguida Él tomó el Cáliz, elevándolo agradeció para que también fuera bendecido y transubstanciado en Su Sangre. Se lo pasó a Sus compañeros, diciéndoles: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la eterna y nueva Alianza, Sangre que será derramada por su Señor para la remisión de todas las faltas. Hagan esto en memoria Mía”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos,
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos,
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
El Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.
Bienaventurados los puros de corazón, porque estarán en el Reino de los Cielos.
Padre Nuestro (en español e inglés).
Que la Paz de Cristo descienda a la Tierra.
Señor,
yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una Palabra Tuya bastará para sanarme.
Amén.
Recojan del Cielo esta revelación de la Fuente Primordial de Elohim, para comprender que es posible la transformación del corazón humano en la vivencia absoluta de la vida crística.
Hoy entonarán para Mí una canción que resuena en la vida de cada ser humano de este planeta y que hace comprender el misterio de la entrega de amor. Yo llevaré esta canción, tan simple y sencilla, al Padre en Mi Corazón, como testimonio de que es posible la redención en estos tiempos definitivos, en donde las llamas de la fe, del amor y de la confianza, siempre deberán ser renovadas para que se cumpla Su Voluntad.
Vamos a escuchar a pedido de Cristo: “Eso que soy, eso Te doy”, y después de esta canción cerraremos el encuentro de este día y nos recogeremos para meditar y reflexionar lo que el Señor hoy nos ha revelado.
Yo les doy Mi Paz, porque Mi Paz es inmutable. Mi Paz es transformadora. Mi Paz es curadora. Mi Paz trae la renovación.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En la solemnidad de la consagración de nuevos adoradores, ante las puertas de la Iglesia Celestial, en la Presencia de Nuestro Señor Jesucristo y de Sus santos ángeles, vamos a escuchar "PaterNoster" y nos uniremos a esta procesión angélica que desciende del universo a la Tierra, junto al Santísimo del Altar.
Seguimos con instrumental.
Saludamos a Nuestro Señor Jesucristo, al Sagrado Corazón de Jesús, y reverenciamos Su Eucarístico Corazón en unión a todos los adoradores del mundo que imploran, en esta hora, por la Misericordia de Nuestro Señor para el mundo entero.
Hoy He preparado dentro de Mi Iglesia Celestial una ceremonia simple pero profunda, muy significativa para sus vidas en este momento crucial de la humanidad.
En este día, el centro de la celebración en Mi Iglesia Celestial es Mi Corazón Eucarístico, para que Él sea honrado y adorado, para que el Amor del Dios Vivo sea reconocido y aceptado por todas las almas de la Tierra, a fin de que a través de la Adoración alcancen el espíritu de la redención y la elevación de la consciencia.
La gran tarea de todos los adoradores del mundo recién ha comenzado. Desde el primer día que fue instituido el Corpus Christi hasta el presente, todo ha sido una preparación para este tiempo final.
Cada adorador se compromete a ser celador de Mis Reliquias espirituales, para que esas Sagradas Reliquias, que nacen del Corazón Eucarístico de Jesús estén disponibles para todas las almas, y los méritos de Mi Corazón Misericordioso puedan ser derramados en el mundo.
La Adoración que en este tiempo final podrán ofrecerme no solo los unirá a Mi Iglesia Celestial, no solo podrán seguir haciéndola en silencio para contemplar el silencio de su Señor, sino también podrán conocer muchos más misterios de Mi Corazón, que aún no fueron revelados al mundo.
La Adoración que pueden ofrecer Mis Adoradores, en este tiempo final, será muy significativa e importante para Mí, no solo por todo lo que ya ha dicho la Jerarquía a través de los tiempos, sino porque llegó el gran momento de que sus vidas sean el milagro eucarístico de la Adoración. Y eso no son solo palabras, serán hechos, será algo más que un testimonio y más que una experiencia o que un ejercicio espiritual, para que aprendan a sostener Conmigo el fin de los tiempos.
La Adoración es una Ley instituida espontáneamente en los primeros tiempos de la cristiandad por las almas devotas a Mi Corazón Misericordioso, por las primeras comunidades cristianas que comprendieron el sentido oculto de la Presencia de Cristo en la Tierra, hace más de dos mil años.
¿Comprenden lo que significa que una Ley Divina haya sido atraída desde la Fuente por las almas de la Tierra? Cuando las almas de la Tierra deben vivir la Ley, ¿qué es lo que permite ese milagro espiritual y profundamente interno? Es la Adoración, a través de los tiempos y de las generaciones.
Las almas que adoran en este tiempo ya adoraron en otros tiempos. A través de la coligación profunda con Mi Corazón no son solo celadores de los tesoros espirituales del Redentor, sino que a través de la Adoración su vida espiritual es convertida y redimida, perdonada y absuelta de los errores del pasado.
La Adoración, en este tiempo final, modifica la genética humana transubstanciándola y redimiéndola en cada ejercicio de Adoración.
La ciencia de la Tierra nunca podría explicar esto. Pero si las almas en los tiempos pasados fueron capaces de atraer hacia sí la Ley inmutable de la Adoración, ¿qué más podría suceder en este tiempo final si más almas se comprometen verdaderamente a adorar las reliquias de su Maestro y Señor por medio de la Eucaristía?
Por eso necesito que, en este tiempo final, sus vidas sean el propio milagro eucarístico a través de la Adoración.
Es algo más que estar en Adoración ante Mi Corazón Eucarístico, es aprender a penetrar el misterio del universo inmaterial que se presenta en la ciencia de la Eucaristía por medio de la intervención de las Leyes Divinas, las que permiten, por obra del Espíritu Santo, los milagros eucarísticos.
Las almas que hoy se consagrarán no solo estarán sellando un compromiso Conmigo, pendiente y definitivo, sino también lo estarán haciendo por todas las almas que no Me adoran y que no Me aman.
Hoy la Iglesia Celestial, a través de esta ceremonia especial para los Adoradores de Cristo, trabaja con la indiferencia de la humanidad, con la omisión a los Comandos del Cielo.
A través de la Adoración Yo los erguiré como el nuevo Árbol de la Vida, y sus vidas podrán expresar los Tesoros de Cristo, los frutos que provienen de los dones y de las virtudes, y su tarea de Adoración no será personal, será una tarea esencial de sus almas Conmigo, su compromiso Conmigo, su transparencia Conmigo.
Así Yo podré renovar todas las cosas, así como puedo renovar a todos los que llegan y, en cualquier nivel de consciencia, se colocan a Mis Pies para ser desgarrados por Mi Amor.
El próximo paso de cada una de sus vidas es dejarse desgarrar por Mi Amor, de adentro hacia afuera, para que todo sea removido, a fin de que la luz de los tesoros de su Maestro y Señor, presente en la Eucaristía, ingrese en sus consciencias para que aprendan a ser otras consciencias, y así vivan la Voluntad.
En la Iglesia Celestial la Adoración es permanente, es un estado eterno de consciencia que los ángeles veneran constantemente, a fin de dar tributo y honor a los méritos que alcanzó su Maestro y Señor por medio de Su dolorosa Pasión.
Aún el poder de la Eucaristía es desconocido para la humanidad, su poder llegará en el fin de estos tiempos como una gran señal visible en los cielos. Cuando su Maestro y Señor esté retornando no solo habrá señales en el cielo, sino en todos los Sagrarios de la Tierra que hayan sido correctamente adorados y reverenciados por las almas. Demostraré al mundo que Cristo no es una religión, es un estado de consciencia que pertenece a los hijos de Mi Padre, superando cualquier religiosidad o dogma.
En ese momento sus vidas, si hubieran adorado correctamente a su Maestro y Señor en la Eucaristía, podrán ser un sagrario mismo. Y así, en ese tiempo y en esa hora que se aproxima, se cumplirá la Ley.
En la Sagrada Eucaristía de la Iglesia Celestial y en todos los sagrarios de la Tierra, están los cinco Poderes de Cristo: la liberación, la transfiguración, la transubstanciación, la redención y la Misericordia.
En la Eucaristía está la síntesis de toda Mi Vida y experiencia con la humanidad, es el testimonio de la Presencia del Dios Vivo.
Ahora ya conocen Mis cinco Poderes, búsquenlos, contémplenlos, adórenlos y los alcanzarán.
Si las almas supieran lo que Yo les dejé a través de la institución de la Eucaristía, la humanidad ya sería otra, y ella ya no sería más deudora, sino merecedora de todas las Gracias del Cielo.
Por eso cada adorador repara las ofensas que recibe su Maestro, enmienda las acciones contrarias que son cometidas por la humanidad, para que la Gracia Suprema descienda y los corazones tengan una oportunidad.
Que el centro de sus vidas a partir de ahora sea este misterio.
Nunca habrá pregunta sin respuesta, todo está en la Adoración, dentro y fuera de la consciencia.
La Iglesia Celestial hoy ofrece la reparación de muchas almas por sus indiferencias, ultrajes y omisiones a la Santa Eucaristía, desde la vida religiosa hasta la vida común, y esto es posible, aunque desconocido, por el ofrecimiento de las almas adoradoras.
Pero antes de bendecir a los que se ofrecerán para sostener el planeta Conmigo hasta el fin de sus vidas, en esta solemnidad del Corazón Eucarístico de Jesús, a través de la Iglesia Celestial, bendeciremos junto con los ángeles del Cielo a las custodias que fueron traídas a este altar, para que ellas sirvan no solo de Adoración, sino de inspiración, de fortaleza y de cura para las almas.
Nos ponemos de pie.
Vamos acompañar esta bendición, en unión con nuestros Ángeles de la Guarda, entonando solemnemente: “Kodoish”.
Vamos a esperar que los ángeles ingresen para que indiquen el momento de la consagración.
Cantemos.
Inspiramos.
Volvemos al "PaterNoster".
Y ahora nuestros hermanos postulantes harán su ofrecimiento interior a Nuestro Señor, para consumar esta consagración en el silencio del corazón.
El Señor los escucha.
Recibimos esta Gracia haciendo la Señal de la Cruz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vamos a pedir a Nuestro Señor, para estos hermanos, la Gracia de la perseverancia en esta sagrada tarea de adorar el Corazón Eucarístico de Nuestro Señor, por la paz y el bien de la humanidad.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén (en portugués).
Pueden ir.
(Pasa el segundo grupo de postulantes).
Vamos a pedirle a Cristo para esta tarea, la Gracia de la perseverancia en ese sagrado ejercicio de Adoración de Su Cuerpo Eucarístico.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Pueden ir en paz.
Volvemos ahora al instrumental del principio para que realicemos esta consagración. Y así como las almas adoradoras se ofrecen a Nuestro Señor, en constante unión y amor con Él, vamos a pedir a través de la Iglesia Celestial, ante la Presencia de Nuestro Señor Jesucristo, que Su Corazón Eucarístico, la poderosa Custodia de Luz, pueda despertar e inspirar a las almas que aún no encontraron a Cristo, para que sientan Su Amor y Su Misericordia.
Nos ofrecemos, en esta hora, a la Iglesia Celestial, así como ofrecemos estos elementos del altar, para que una vez más sean bendecidos.
Vamos a colocarnos en el momento de la Última Cena, cuando Jesús enseñó a Sus apóstoles por medio de los elementos, lo que Él iría a vivir por nosotros hasta lo alto del Monte Calvario en la Cruz.
Fue así que Jesús, después de haber bendecido a Sus compañeros, tomó el pan, lo elevó y agradeció al Padre el sacrificio que Él viviría para que fuera transubstanciado en Su Cuerpo. Lo partió y lo ofreció a Sus compañeros diciendo: "Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo que será entregado para el perdón de los pecados".
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
(en portugués)
La forma de Luz del Cuerpo Eucarístico de Cristo ingresó en Sus compañeros, así como hoy Él ingresará en nosotros para que comulguemos con Su Paz.
Enseguida, tomó el Cáliz y lo elevó agradeciendo para que fuera transubstanciado en Su Sangre. Luego, con una mirada de Amor y de Misericordia, lo ofreció a Sus apóstoles diciéndoles: "Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la eterna y nueva Alianza, que será derramada por su Redentor para el perdón de todas las faltas. Hagan esto en memoria Mía".
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
(en portugués)
El Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Que sean felices los que hoy se sirven de este Sacramento por la redención de la humanidad.
Padre Nuestro (en portugués y en inglés).
Que la Paz de Cristo descienda a la Tierra.
Señor,
yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una Palabra Tuya bastará para sanarme.
Amén.
Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente
y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre,
Alma y Divinidad de Jesucristo,
presente en todos los Sagrarios de la Tierra;
en reparación por los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias con que Él es ofendido,
y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.
Por algunos segundos adoremos el Sagrado y Eucarístico Corazón de Jesús, por la paz y la cura de la humanidad.
Padre Celestial,
que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti,
guíanos por el camino del Amor
para que Tu Voluntad sea hecha.
Amén.
Los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cerramos esta transmisión contemplando el Corazón de Cristo en nuestro interior.
Gracias a todos.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Los que en el pasado anunciaron la llegada del Mesías, son los que hoy anuncian Mi Retorno al mundo.
Las últimas Escrituras se están cumpliendo y esto va más allá del entendimiento humano.
Mi Iglesia Celestial se prepara para descender, con toda su gloria, en el mes de agosto; un último momento culminante para la humanidad.
Hoy, las bóvedas de Mi Iglesia y las altas torres de la Sagrada Catedral de Dios se comienzan a construir en este lugar para poder ayudar a todo el mundo, desde este Centro de Amor.
A través de sus oraciones, sus almas se preparan conscientemente para participar del descenso de la Iglesia Celestial, que vendrá como la Nueva Jerusalén, con el poder de todos los Cielos, con la gloria de todo el universo.
La sagrada Iglesia Celestial, en su aspecto inmaterial, tocará por algunos días la Tierra y, en los mundos internos, ella resonará y llamará a los últimos, que se autoconvocarán para estar presentes en Mi Retorno.
Israel volverá a tener una oportunidad, y aquel antiguo pueblo que caminó en el desierto ya no buscará la Tierra Prometida, porque ella está dentro de cada uno de ustedes, en lo que verdaderamente son y no en lo que aparentan.
Hoy, las primeras bóvedas de Mi Iglesia Celestial son construidas por los ángeles del universo y, por orden de los arcángeles, ellos también llaman a las almas que se servirán de este precioso y último impulso que emergerá de Mi Sagrado Corazón.
Sientan la llegada de Mi Iglesia Celestial y la revelación de sus tesoros sagrados, los que están guardados en el Arca de la Santa Alianza. Ellos ya no estarán lejos de las almas, sino que serán parte de las almas que, a través de los últimos tiempos, confiaron en Mi Palabra y en Mi Presencia.
El Cuerpo Místico de Cristo se fortalecerá después de esta última escuela que fue vivida a través de estos últimos años, en los que sus consciencias fueron partícipes de Mis Gracias y de Mis Misericordias.
La Iglesia Celestial, que descenderá en el mes de agosto, sacramentará a los últimos autoconvocados. Serán los que, junto a ustedes, construirán la unidad y la hermandad tan esperada por el mundo. Y será tan fuerte este impulso que las otras religiones lo sentirán, aun los ateos y los no creyentes.
En el descenso de Mi Iglesia Celestial, las últimas puertas de la salvación se abrirán y las almas serán llamadas para reunirse y congregarse en el centro de Mi Altar, en donde la Santísima Trinidad está presente, en unión con todos los seres de buena voluntad.
Es allí en donde las almas comprenderán lo que es Mi Iglesia, la Iglesia que Yo construí hace dos mil años atrás en el corazón de los que creyeron en el Mesías.
Colocaré Mi Piedra Fundamental sobre ustedes y de las tinieblas liberaré al mal, y Mi Iglesia se erguirá a través de los corazones valientes, de los pacificadores, de todos los que se unen a Mí en la verdad y en la transparencia. Y de sus almas, cuando estén dentro de Mi Iglesia Celestial, emergerán sus dones, conocerán sus talentos y Me los ofrecerán ante la Gloria del Padre y del Espíritu Santo.
La Iglesia Celestial descenderá en el mes de agosto y llegará a todos los hogares del mundo. Preparen sus casas, anuncien a sus familias que la Gracia de Mi Iglesia Celestial atravesará sus corazones y colmará sus almas en Mis últimos impulsos de Amor y de Redención.
Pero ya algunas almas se encuentran ante las puertas de Mi Iglesia construyendo, junto con los ángeles, las sagradas formas geométricas de Mi Iglesia Espiritual; porque todo será ofrecido, no solo la construcción de Mi Iglesia en el corazón de los hombres, sino también el esfuerzo de los que colocarán sus manos en donación, durante el día y la noche, para construir Mi Iglesia en la humanidad.
Y los arcángeles escribirán este momento, y las ofrendas de las almas puras, aunque imperfectas, se ofrecerán en el Altar Mayor de Mi Corazón, en donde la llama de la fe es flameante y eterna.
Y así será colocada el Arca de la Santa Alianza sobre el Altar Mayor de Mi Iglesia Celestial, y las sagradas reliquias de la Pasión de Cristo podrán estar entre las manos de los que siempre aspiraron a tenerlas para amar aún más Mi sacrificio y Mi entrega, para amar cada partícula de Mi Sangre y de Mi Agua, por la redención del planeta.
“Oh, sagrada Iglesia Celestial que desciendes sobre la Nueva Jerusalén, que tus puertas se abran, que los abismos se cierren, que los ángeles llamen con sus trompetas a los que se autoconvocaron para servirte y para adorarte, a través del Padre Celestial. Que los signos de tu presencia sean escuchados en los mundos internos, que los impulsos de tu Gracia sean derramados como una inagotable fuente sobre los que claman por alivio y por cura.
Oh, sagrada Iglesia Celestial revela tus sagradas formas, tus preciosos símbolos, para que las almas reconozcan que siempre has estado allí, en el universo, a la espera de los que aspiran a ingresar en ti, para estar en adoración y en oración por el Amor de Cristo”.
Antes del último y gran momento, la humanidad tomará consciencia de lo que Yo vine a hacer en el mundo, en este tiempo final.
Que los testimonios de sus vidas sigan siendo escritos por la humilde Mano de Dios, para que Su Amor se multiplique en el mundo y las almas encuentren la paz de pertenecer al Reino de Dios.
Que sus vidas sean los primeros pilares para la construcción de Mi Iglesia Celestial en el mes de agosto.
Que su compromiso y fidelidad sean la gran bóveda que expresará la belleza del arte de la Creación y que, al fin, sus corazones sean el gran ofertorio del Altar, para que el precio de la Sangre de Cristo, que fue derramada en el mundo, sea justificado y reconocido por su transformación.
Que sus Ángeles de la Guarda acompañen silenciosamente este momento y los guíen para el gran encuentro con Mi Iglesia Celestial en el mes de agosto.
Hermana Amerisa, Nuestro Señor la llama aquí.
“Hoy quiero anunciarte, por los méritos de tu amor y de tu esfuerzo a Mi Sagrado Corazón, en agradecimiento por el descenso de Mi Iglesia Celestial en este plano material, por todos los momentos que has vivido y que he acompañado de cerca desde el momento de tu consagración, quiero decirte, dulce hija Mía, que tu madre está Conmigo en el Cielo y que, al igual que muchas madres que sufren silenciosamente en este mundo, ella reza por ellas para que también alcancen la Gracia de la Bienaventuranza.
Por los méritos del sufrimiento de tu madre, ella ha entrado a Mi Iglesia Celestial, y junto a los santos se ha coronado como bienaventurada.
Hoy dejo este testimonio para el mundo, para que sepan que Mis Palabras son verdaderas y que Mis promesas se cumplen en los corazones que se esfuerzan por Mí.
Te bendigo y te agradezco, en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén".
Celebremos estos últimos momentos en unión con la Eucaristía y la Sangre del Cordero de Dios que hoy, nuevamente, será ofrecida en los altares de la Iglesia Celestial, para que más almas y más corazones sean redimidos.
Traedme aquí el incienso y el agua para bendecir.
En este momento y en este instante, ante la presencia del Amor de Cristo y por los méritos victoriosos de Su Pasión, en acción de gracias, en amor y en reverencia, ofrezcamos nuestras vidas en Sus Manos como testimonio de nuestra fe por Él. Hagámoslo ahora.
Mi Dios, yo creo en Ti, yo Te adoro,
yo Te espero y yo Te amo,
y Te pido perdón
por los que no creen en Ti,
no Te adoran, no Te esperan y no Te aman.
Amén.
(se repite tres veces en español)
Pueden traer el altar.
Ofrezcámonos en este momento para que, a través de la consagración de estos elementos, también nuestras vidas sean consagradas y merecedoras de la Misericordia de Nuestro Señor.
En la noche en que Jesús iba a ser entregado, Él tomó el pan, lo elevó y dio gracias al Padre por la entrega que Él viviría. Lo entregó para que fuera consagrado como Su Divino Cuerpo. Enseguida lo partió y se lo dio a Sus apóstoles, diciéndoles: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos. Amén (se repite tres veces en portugués).
Enseguida, acabada la Cena, tomó el Cáliz y lo elevó para ofrecerselo al Padre como sacrificio por la humanidad, para que fuera transubstanciado en la preciosa Sangre de Cristo. Enseguida, se lo pasó a Sus compañeros diciéndoles: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva y Eterna Alianza, que será derramada por su Señor para la remisión de las faltas. Hagan esto en memoria Mía”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos. Amén (se repite tres veces en portugués).
El Cuerpo y la Sangre de Cristo.
En unión con la Iglesia Celestial de Nuestro Señor Jesucristo, en unión con los ángeles y los arcángeles, con los santos y los bienaventurados, y con todos los seres de buena voluntad que trabajan por la paz y la fraternidad, nos unimos en oración y en súplica, realizando juntos la oración que Cristo nos enseñó.
Padre Nuestro (en portugués y en inglés).
Que Mi Paz descienda a la Tierra y colme a los corazones del Amor de Dios.
“Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra Tuya bastará para sanarme. Amén”.
Hermana Amerisa puede venir aquí.
Y Nuestro Señor se une en este momento, en comunión espiritual, con todos nuestros hermanos en el mundo. Anunciamos esta comunión espiritual con tres campanadas.
Padre Celestial, que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti,
guíanos por el camino del amor,
para que Tu Voluntad sea hecha. Amén.
(en español, portugués e inglés)
Que Mi Iglesia Celestial, que se construye y se yergue en sus corazones, se perpetúe para estos tiempos, para que siempre encuentren Mi Paz y el consuelo de Mi Corazón.
Los bendigo a ustedes y a sus hermanos bajo la Luz redentora de Mi Gracia, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Invito a todos en el mundo a cantar una simple canción que nació, en este Centro Mariano, de un alma devota para aliviar Mi Corazón y el de Mi Padre, cantarán: “Señor, yo que nada soy, me entrego a Ti, para que hagas de mí Tu morada”.
Les agradezco.
En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cuando el mundo comprenda que la espiritualidad no termina aquí, ese será el gran día del paso de la consciencia. Será cuando gran parte de la humanidad crecerá interiormente y los misterios serán develados a aquellos que siempre buscaron una explicación y un porqué.
En esta coyuntura del planeta, en este momento de inflexión de la humanidad, es cuando muchos postulantes Míos, en los planos internos, se preparan para ese gran momento que vendrá como una gran revelación interior, directamente de Mi Iglesia Celestial. Esa será la primera señal de Mi venida. Muchos corazones sentirán que un momento culminante se aproxima.
Ante el escenario de la humanidad y de toda la Tierra, los corazones sentirán Mi llegada no como una explicación intelectual, sino como una verdadera señal interior de que el Espíritu Santo despertará en aquellos que confían en Mí, y esto irá más allá de cualquier religión o dogma, porque su Maestro y Señor vendrá por toda la humanidad, por todas las razas, por todos los pueblos y naciones.
Y aquello que una vez fue escrito en el libro del Apocalipsis se cumplirá, no de la forma que muchos creen. En las Escrituras hay muchos símbolos y señales que fueron dejadas a través de los apóstoles, pero que ni ellos mismos comprendieron en su momento. Esto va más allá de cualquier teología o ciencia.
La venida de Cristo a la Tierra aún no fue comprendida por el hombre ni tampoco por ninguna religión. Lo que está escrito en la Biblia es una pequeña parte de ese gran acontecimiento. Muchos, pero muchos, reconocerán tarde que no se arrepintieron a tiempo, por mantener el resguardo de su doctrina o institución.
Yo vengo a enseñar al mundo lo que le enseñé a Mis apóstoles y a todos los que Me siguieron: la humildad y la simplicidad de corazón, que permite comprender todos Mis mensajes y parábolas. ¿De qué forma ustedes creerían que Yo lo podría haber hecho?, de una forma simple. Ese era el único camino que Mi Padre Me solicitó, de una forma humilde, austera, para que los corazones pudieran reconocer a Dios. El Padre nunca podría haber revelado todo Su Poder y Su Verdad, ningún corazón de esta humanidad estaba preparado para eso.
En Fátima, a través de Mi Santísima Madre, a través del Milagro del Sol, una parte de ese Poder de Dios fue mostrado al mundo. Muchos corazones se convirtieron y renovaron su fe, eso revela al mundo que la Divinidad siempre estuvo presente desde el principio de la Creación hasta ahora y siempre lo estará. Es una Ley y nada lo cambiará.
Por eso, Yo les digo, compañeros, en estos últimos momentos en que Yo estoy con ustedes y por ustedes, en los que Nuestros Sagrados Corazones comienzan a retornar a las Esferas Celestiales, este es el momento más importante de sus vidas, en el que la gran decisión deberá ser tomada. No dependerá de nadie ni tampoco de ninguna religión, esa decisión es de cada uno de ustedes Conmigo.
Si en verdad aprendieron a leer en los acontecimientos, podrán comprender, compañeros, todo lo que su Maestro y Señor les entregó en estos últimos siete años, en los que diariamente he caminado a su lado, para que pudieran sentir y comprender el Plan de Dios.
Pero la humanidad aún espera que todo vuelva a lo normal. La humanidad no quiere reconocer el fin del último tiempo. La Biblia lo revela y lo expresa claramente, pero no se queden solo con las enseñanzas que la Biblia guarda, sino que pidan a Dios con fervor que algún día puedan comprender sus misterios, para poder estar preparados, disponibles y conscientes para esperar Mi Retorno.
En la solemnidad del Inmaculado Corazón de María, Su Hijo viene a glorificar Su Nombre, Su tarea y Su misión con la humanidad, un propósito de gran sacrificio, un Amor infinito expresado a través de Su misión, algo que nunca se interrumpió porque es eterno y sublime.
Será en estos últimos meses de trabajo, cuando las almas podrán recibir de Nuestros Corazones lo último que necesitan para poder sobrellevar el fin del tiempo. Quiero que la humanidad sepa sobre el fin de ese tiempo. Ya no es momento de encubrir ese acontecimiento, sino de reconocerlo, de aceptarlo y sobre todo de vivirlo, así como Yo lo estoy viviendo por ustedes en este momento.
Los misterios de Mi Pasión no solo están revelados en la Eucaristía, sino que también las señales de Mi Pasión han sido el testimonio de muchas almas en el mundo que, a través de los tiempos y de las generaciones, se ofrecieron para vivir la estigmatización de la consciencia, algunas físicamente y otras de forma espiritual. Las señales de Mi Pasión, en las almas que he escogido, son imborrables, son un propósito de la redención del sufrimiento por medio del amor y de la compasión.
Hoy llevo entre Mis Manos el Santo Cáliz, la copa que testimonió el sacrificio del Redentor y sobre ella sostengo Mi luminoso Cuerpo, la Eucaristía, para señalarle al mundo el momento de Mi Retorno y el tiempo de la gran definición. Que las religiones asuman este momento, así permitirán que Mis Rayos de Amor y de Misericordia, que brotan de Mi Corazón, auxilien al mundo.
A pedido de Jesús, Nuestro Señor, contemplemos en Su Presencia y Gloria, la Sangre y el Cuerpo de Cristo que Él hoy sostiene entre Sus Manos.
Así como muchos bienaventurados recibieron este Misterio de Amor a través del Cuerpo y la Sangre de Cristo, hoy vengo a renovar una vez más en ustedes y en el mundo entero, la poderosa Gracia de la conversión y de la redención por medio de la Sangre y del Cuerpo de Cristo que hoy, espiritualmente, se derraman en el mundo para vivificar a las almas en la unión divina con Mi Espíritu, en donde siempre se encontrará la fuerza de su fe y confianza en nuestro Creador.
Traigan aquí el altar.
Los ángeles se congregan en este momento alrededor de Nuestro Glorificado Señor para celebrar este ofertorio, que nacerá de cada corazón sincero, en unión y en amor al Sagrado Corazón de Jesús y por la humanidad.
Que, en la solemnidad del Inmaculado Corazón de María y por los méritos de Su sacrificio, maternidad y silencio, las almas más necesitadas del mundo reciban la Gracia, en esta noche, del ingreso espiritual a Mi Iglesia Celestial para ser portadoras de Mi Paz.
Nos podemos arrodillar o colocar de pie para esta consagración que hoy, de forma solemne, realizará Nuestro Señor por la humanidad.
Pidamos la Gracia a Jesucristo de ser dignos de participar de la revelación de este Misterio de Amor, en este día y por los días que vendrán. Amén.
A los pies del Monte Calvario, en donde el Árbol de la Vida fue erguido en sacrificio y amor, nuestras almas se postran, al igual que los ángeles del Cielo, para recibir este misterio de la compasión de Nuestro Señor.
Contemplemos en este momento, así como lo muestra Nuestro Señor, el Monte Calvario y a Cristo en la Cruz, derramando Agua y Sangre, de forma espiritual, para el mundo entero.
Hagamos en este momento, ante la presencia de Jesús, nuestro acto de contrición silenciosa, un acto de penitencia y de reconciliación, reconociendo nuestras miserias, pero encontrando dentro de nosotros el Amor insondable de Su misericordioso Corazón.
Quisiera poder estar más tiempo con ustedes, pero ya llegó el fin y espero que algún día lo comprendan.
Hoy, a ustedes y al mundo, a los que tienen fe sin poder ver, ofrezco este Sacramento por Mi Iglesia en la Tierra, por el Amor de Mi Corazón en las almas.
En la noche, antes de ser entregado, tomé el pan, lo elevé en ofrecimiento al Padre Eterno para que fuera bendecido y transubstanciado en el Cuerpo de Cristo. Enseguida lo partí y lo ofrecí a Mis compañeros, diciéndoles: “Coman, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado para el perdón de los pecados”. Y la Luz de Mi Corazón se expandió en el mundo.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Enseguida de haber terminado la Cena, momentos antes de partir al Huerto Getsemaní para vivir y reconocer la agonía de su Maestro y Señor por la humanidad y hasta los tiempos de hoy, tomé el Cáliz y elevándolo a Dios le ofrecí Mi Sangre por Su Proyecto Redentor, para que fuera bendecido y transubstanciado en la Sangre de su Redentor.
Enseguida, se lo ofrecí a Mis compañeros diciéndoles: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, que será derramada por los hombres para la remisión de todas las faltas. Hagan esto en memoria Mía”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Y el Espíritu Santo, antes de Pentecostés, ingresó como Luz y Sabiduría en Mis compañeros, para que fueran embajadores de la Paz y servidores del Amor de su Redentor.
Padre Nuestro (en portugués).
Padre Nuestro (en inglés).
Que la Paz de Cristo descienda a la Tierra.
“Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra Tuya bastará para sanarme. Amén” (se repite dos veces).
Y concedemos, por medio de la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, la Comunión espiritual para todos los que participan de este momento en los diferentes lugares del mundo. Que la Comunión con Cristo y con Su Espíritu les conceda la paz.
Y antes de partir al Huerto Getsemaní, en la mayor soledad de Su Corazón, Nuestro Señor les dijo a Sus apóstoles:
“Ámense los unos a los otros, así como Yo los amo. No podrán venir hacia donde Yo voy, porque retorno a la Casa de Mi Padre, pero una Gracia especial siempre colmará sus corazones, la Gracia del Espíritu Santo, que será su fortaleza y confianza para poder seguir adelante". Hoy Yo les digo lo mismo, compañeros.
No quisiera irme de aquí, pero Mi Padre ya dijo que es el tiempo. Sean testimonio de Mi Amor, aunque sean perseguidos. Sean testimonio de Mi Paz, aunque sean blasfemados. Sean testimonio de Mi Luz, aunque sean castigados, porque Yo les digo, por sus frutos los conocerán, y un buen fruto nunca muere porque siempre hará florecer, de tiempo en tiempo, el Árbol de la Vida.
Hoy descanso un momento en sus corazones para continuar adelante, así como descansé, sufrí y padecí en los que han sido estigmatizados por las dolorosas Llagas de su Maestro y Señor.
Sigan dándole valor, devoción y amor a las Llagas de Cristo, porque allí podrán estar escondidos y el mal no prevalecerá.
Los bendigo y les doy Mi Paz para que la vivan y la compartan en todo el mundo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Me despido en esta noche, escuchando una melodía especial para Mí: “Corazón vacío”.
Les agradezco.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy necesito que coloquen en consideración todo lo que hice en este lugar y en otros lugares del mundo, porque todo lo que sucedió tuvo un propósito mayor y desconocido para gran parte del mundo.
Colocando su consciencia en el sentido de lo que Yo quise hacer, sus comprensiones, su conocimiento y hasta su sabiduría, no se limitarán a la mente, sino al alma que es la que recibe el impulso de Mi misericordioso Corazón.
No habría otra forma de que Yo llegue al mundo, en este ciclo, para anunciar a la humanidad Mi Retorno. Pero aún nadie sabe cómo eso sucederá y lo que acontecerá en la hora en la que Yo retorne.
A través de los años Yo les di algunos ejemplos, pero depende de cada uno de ustedes profundizar en el sentido espiritual de ese acontecimiento.
¿Acaso Mi Retorno no sería parte de este acontecimiento actual? ¿Quién lo podría censurar? ¿Por qué razón habría que hacer eso? ¿Quién tiene la autoridad, el Padre o los hombres?
Así como Yo les hablo, en este momento, es como Yo hablé en el templo y en muchos lugares de Tierra Santa, para que las almas aprendieran correctamente lo que estaba sucediendo con la Presencia de su Maestro y Señor en aquellos tiempos.
Pero este tiempo es diferente. La humanidad es muy influenciada, el mensaje es modificado, usurpado e interferido, y las almas caen en esos grandes agujeros de inconsciencia e ignorancia; pero la Palabra de Dios es irrefutable, sobre todo, cuando ella desciende con poder y autoridad.
Yo vengo aquí a anunciarles la Palabra de Dios y ninguna otra cosa.
No soy el Cristo de la nueva era, soy el Cristo del ayer y de hoy, el Señor del eterno presente. He dado testimonio de Mi Presencia a través de los tiempos no solo dentro de Mi Iglesia, sino también fuera de Mi Iglesia.
¿Acaso la Casa de Mi Padre no es para todos? ¿Quién tendría autoridad para decir lo contrario?
El Poder está en Dios, en el Hijo y en el Espíritu Santo, y es en eso que Yo los invito a creer y a vivir. Así todos serán bautizados por Mi Espíritu, porque cuando Yo regrese al mundo, físicamente, vendré por todos.
¿Qué sentido tendría venir solamente por los cristianos?
El universo se moverá, los elementos se sacudirán y el planeta lo sentirá cuando el Hijo del Hombre retorne al mundo.
Yo vine y vengo por la humanidad, porque les enseño a religarse con Dios, a seguir las enseñanzas del Evangelio, a ser parte de la vivencia de los Sacramentos y a profundizar, día a día, en el sentido de la oración.
¿Eso solamente es para los que Me conocen? ¿Cuál sería la razón de haber muerto por ustedes?
Mi sacrificio fue por la humanidad entera y por todas las generaciones que pasaron por la Tierra hasta el presente. Y ese sacrificio seguirá teniendo valor, poder y autoridad, porque es el Padre que está en los Cielos, el que le da autoridad y poder. Yo soy parte del Padre y el Padre es parte de Mí, y todas Sus criaturas pueden ser parte de Mi Corazón misericordioso.
Mi mensaje es para los que están despiertos y para los que no están despiertos, porque Mi Propósito no es para los entendidos ni los eruditos, es para las almas que son las que deberán seguir viviendo en la eternidad, a Mi lado, para siempre.
Pero si Yo no hablo así para el mundo, la humanidad sigue sumergiéndose en la ignorancia y en la influencia de otros hombres.
Es momento de que comprendan este gran acontecimiento que están viviendo en este lugar y a nivel mundial.
Cuántas almas están siendo llamadas a renovar su fe, su compromiso con Mi Iglesia Celestial y el valor de los Sacramentos, que Yo les enseñé hace mucho tiempo.
Así siempre podrán estar a Mi lado y nadie ni nada los confundirá, porque estarán en Cristo y vivirán por Cristo, siendo celadores de las Enseñanzas que Yo les dejé no solo en el Evangelio, sino a través de este llamado que he reiterado en estos últimos siete años.
Ese valor del Legado que les entregué en estos últimos tiempos, que es parte de la Palabra de Dios para los corazones abiertos, no puede ser despreciado, desmerecido o censurado, porque en verdad, compañeros, nadie conoce la esencia de la Palabra de Dios y el poder transformador que ella tiene cuando llega a los corazones y a la vida de las personas.
El Cielo viene al encuentro de los autoconvocados, no de los que se resisten ni de los que niegan lo que sucede aquí. Cada uno vivirá lo que necesita. Recuerden que su elección es lo que los salvará o los condenará, y eso no depende de ninguna religión ni de ningún movimiento espiritual.
Pero Yo estoy aquí para mostrarles la Verdad. Yo les dije que soy la Verdad, el Camino y la Vida, y ustedes deben reconocerlo en sus corazones y en su unión Conmigo a través del Plan redentor de Mi Padre.
Hay un camino que aún la humanidad no recuperó, que es el camino de la redención. Por esa razón sufrí por ustedes, no solo en la Pasión y en la Cruz, sino en cada momento que estuve aquí entre ustedes anunciando Mi Buena Nueva.
Aún Yo seguiré viniendo al mundo cuanto sea necesario y cuanto lo necesite Mi Padre Celestial. Y eso no será impedido, obstruido o interferido, porque nadie conoce, en ninguna parte de este planeta, lo que significa el Poder y el Deseo de Dios.
Los invito en humildad y reverencia, y en profunda gratitud, a unirse a la Voluntad de Mi Padre, porque Yo soy parte de Su Voluntad. Si eso no fuera así no habría razón y motivo de estar aquí hablándole al mundo, llevando Mi Palabra a los corazones.
Despierten y no se dejen engañar. Muchos lobos circundan Mis Iglesias, y eso ya lo saben. La Iglesia tiene mucho que enmendar por sus hechos y acciones a través de los siglos.
¿Quién lo enmendará?
Por ahora, un solo hombre que ha dado la vida por Mí, no por sus palabras, sino por sus hechos, el santo Padre Francisco. Yo lo coloqué allí para que Me ayude en el momento más difícil de la humanidad y él sabe, en su corazón, que lo que Yo estoy haciendo aquí es cierto, porque infunde verdad de transformación y de redención de las almas, de renovación de la fe y de la unión cada vez más profunda con los Sacramentos.
¿Eso está fuera de la Ley?
Que sus corazones no se llenen de malas palabras, más bien que sus labios se llenen de oraciones, porque lo que ha sucedido aquí a través de los años es justo a los Ojos de Dios. Nadie tiene la autoridad de reprocharlo ni de juzgarlo porque Yo soy el Cristo, Quien lo ha pedido y establecido.
Si quieren saber la verdad, vengan a ver con sus propios ojos y a sentir con sus propios corazones. Las almas que aquí se encuentran han dado la vida por Mí y eso no puede ser ofendido porque estarán fuera de la Ley, y la Ley actuará conforme a sus acciones.
Yo les pedí que se amaran los unos a los otros, pero ustedes aún aman sus propias voluntades, por eso el mundo sufre. Y amarse los unos a los otros no es amar su propia creencia o religión, es amar a la humanidad, a los Reinos de la Naturaleza, a la Creación. No sean más injustos porque Yo ya no podré interceder por ustedes.
Ustedes saben a quiénes les hablo.
No puedo dejar que se engañen a sí mismos. Mi Presencia y Mi Palabra es para el mundo entero, porque cuando llegue el momento más difícil, que día a día se aproxima, en esa hora será en la que los hombres y mujeres de la Tierra, más allá de sus religiones o acciones, recibirán un potentísimo golpe en la consciencia, y cada uno verá delante de sí lo que ha hecho de esta vida. Y en esa hora, tendrán la última Gracia de arrepentirse o de condenarse.
Quisiera ocupar Mi Palabra en lo que verdaderamente le sucede al mundo, cuántas almas en el mundo que son sinceras y verdaderas, cuántos corazones que sienten sin comprender y sin ver, esperan por este momento, cada nuevo mes, para escuchar a su Señor y sacar fuerzas, valentía y esperanza entre tanta maldad y sufrimiento.
Yo los invito a guardar los Mandamientos, a vivirlos y a ejercerlos, pero es tiempo de que sientan y comprendan todo lo que Yo estoy haciendo, porque es por un bien mayor, por el bien del mundo entero, de los que más necesitan, de los que más suplican, de los que se pierden.
Yo los invito a que colaboren con la Obra de su Maestro y Señor, y a que no la censuren. No quiero ver a nuevos fariseos, porque ya los tuve frente a Mis Ojos.
¿Acaso condenarán lo que les estoy diciendo en este tiempo?
Yo sufrí por ustedes, fui fuertemente golpeado, azotado y malherido. Mi Cuerpo y Mi Sangre se derramó en cada paso del Calvario. Y aunque muchas veces sentí que no llegaría al fin o que moriría en el camino, la fidelidad, la obediencia y la transparencia de las santas mujeres y de muchos seguidores Míos, fue lo que Me dio fuerza para continuar, bajo el abrazo maternal de Mi Madre.
Yo necesito esa actitud de ustedes y ninguna otra, porque nunca comprenderán las cosas del Cielo si antes no las aman profundamente.
Amen lo que no está a su alcance y control, amen la Obra de la Misericordia de su Redentor en este tiempo.
Yo vengo a hacer en las naciones, apóstoles y misioneros Míos en el amor, en el servicio y en la oración.
Les dije todo lo que Yo esperaba porque Me lo permitieron.
Ahora los invito a que, ante el Sacramento del Altar, renueven su oferta a Mi Corazón, para que el Espíritu Santo les dé la Gracia del entendimiento y de la ciencia, para que el discernimiento y la sabiduría despierte en ustedes y sus corazones sientan la paz de lo que escuchan y de lo que viven a través de Mi Presencia como el Sagrado y Glorificado Corazón de Jesús.
Traedme aquí el incienso, para elevar este momento y la oferta de este altar a los Pies de Nuestro Creador. Espero que así lo hagan, en este momento, junto a Mí.
Pueden traer el altar.
Invitamos, a los que puedan, a que nos arrodillemos para esta consagración.
Sepan que lo que hice, hace más de dos mil años, y lo que hago en este tiempo, es solo por una razón: el Amor.
“Padre, acepta nuevamente la oferta de Tu Hijo, para que este pan se convierta en el Cuerpo de Cristo. Lo elevo ante Tu Presencia para que lo santifiques y a través de Él, santifiques a Tus hijos, para que estén prontos para recibirme en el esperado Retorno.
Por eso lo ofrezco a Ti y lo ofrezco a ustedes para que lo coman, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado por los hombres para la remisión de los pecados”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
“Así, Padre Eterno, vuelvo a ofrecer el Cáliz, fruto de la redención de los corazones, para que sea aceptado por Ti y por los hombres, como medio de conversión y de redención de los corazones”.
Y les vuelvo a decir: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza, que es derramada por su Señor para el perdón de las faltas. Hagan esto en memoria Mía”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Cuerpo y Sangre de Cristo.
Oremos la oración que el Señor nos enseñó.
Padre Nuestro (en portugués).
Padre Nuestro (en inglés).
Anunciamos la Paz y la Misericordia de Cristo en la Tierra.
“Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra Tuya bastará para sanarme. Amén”.
Hermano Moisés y hermano Camilo venid aquí, para servirse de este Sacramento.
Vamos a orar juntos, con el hermano Camilo y el hermano Moisés, ante Nuestro Señor Jesucristo, la oración del Ángel de Portugal, para que Cristo lleve esta oración en Su Corazón y la presente al Padre como ofrecimiento de las almas que se convierten a Cristo, en el Amor del Corazón del Redentor.
Mi Dios, yo creo en Ti, yo Te adoro,
yo Te espero y yo Te amo,
y Te pido perdón por los que no creen en Ti,
no Te adoran, no Te esperan y no Te aman.
Amén.
(se repite tres veces en español y una vez en inglés)
Me despido de este lugar después de este encuentro de oración vivido con el esfuerzo y la dedicación de los corazones valientes, llevando en Mi Espíritu todas las súplicas, intenciones y oraciones de los que invocaron el poder de Mi Divina Misericordia. Todos esos esfuerzos, que muchos no pueden ver y que son silenciosos pero verdaderos para su Señor, en este día se convierten en Gracias y expiaciones para el mundo entero. Amén.
Me elevaré al Cielo y retornaré a la Casa del Padre, escuchando una última canción que cerrará y consumará este momento de instrucción y de conocimiento para las almas. La canción se llama “Descansaré”.
Les agradezco y los bendigo en Comunión espiritual e interna con el Sacramento del Altar. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En los momentos de quietud como en los momentos de desafíos, Yo estoy presente y, bajo cualquier circunstancia, resguardo y protejo a Mis ovejas, porque en Mis ovejas, servidoras de Mi Corazón, debe cumplirse el Plan Divino.
Así, a través de los diferentes acontecimientos Yo realizo Mi Plan, llevar a cualquier parte el amor y la redención que provienen del Universo, de la Fuente, como un manantial inagotable.
Por eso estoy al lado de Mis ovejas, las guío y las cuido cuando ellas Me lo permiten, porque cuando Yo logro cuidarlas les revelo Mis aspiraciones y ellas llevan Mi Mensaje de Paz por donde vayan.
Estoy presente y nunca dejo de socorrer las necesidades de Mis servidores, porque en ellos construyo Mi Iglesia para que la paz interior y el amor se expandan por la Tierra.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Finalmente, Mi Obra se cumplirá siempre en los corazones humildes, lugar y recinto en donde Yo podré llevar adelante Mi Plan de Amor y podré irradiarlo hasta los confines de la Tierra.
Silenciosamente, Me encuentro en el corazón de los humildes, en todos los que son capaces de representarme con humildad, transparencia y pureza. Yo residiré siempre en esos corazones, estaré presente para acoger al necesitado, al enfermo, al moribundo, al que aún no encontró Mi Luz.
En el corazón de los humildes Yo vivifico Mi Proyecto y cumplo, de tiempo en tiempo, con los pedidos de Mi Padre.
A través del corazón de los simples, Yo puedo elevar la consciencia de la humanidad y puedo santificar a los que ingresan, por primera vez, en Mi Camino.
En el corazón de los humildes Yo deposito, con confianza, Mi Iglesia Celestial y hago partícipe al corazón humilde de Mis Dones y de Mis Gracias.
En el corazón de los humildes encuentro la pobreza y el vacío, la simplicidad y la paz para poder regresar y aliviar Mi Espíritu.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Hoy, vengo como el Señor de Israel para que, por medio de Mi Misericordia, las fuerzas materiales del caos se calmen y reine la Paz, la Paz que Yo traigo del Cielo y del Universo.
No crean que todo está perdido, sino que el triunfo de Mi Corazón está próximo.
Que el estandarte de Mi Misericordia sea colocado en los cuatro puntos de la Tierra y que las almas beban de esa Fuente que brotará del suelo, porque será el propio manantial de Mi renovación el que Yo les daré para que aprendan a superar los tiempos y las dificultades.
Con este anuncio, vengo como el Señor de Israel para traer Paz al lugar donde una vez nací; para reactivar, en los que aún están despiertos, los códigos de la cristiandad.
Pero el Señor de Israel no luchará contra las fuerzas materialistas ni tampoco se sumergirá en los conflictos. La estrategia del Padre Eterno es otra. Por eso, quien vigila siempre sabrá qué hacer y dónde estar, y qué actitud tomar en el momento cierto para que no sean sorprendidos por nada.
Mi primera aspiración era llegar a Medio Oriente de una forma directa, llevando este ejercicio de paz que Yo les enseño y que los animo a vivir diariamente; sabiendo que, a pesar de los conflictos, la paz no se puede disipar del planeta ni de su humanidad.
Mi Espada no luchará contra otra espada. El Señor de Israel siempre triunfó a través de Su silencio y de Su amorosa entrega. En el recogimiento está la victoria. En el callar está el triunfo y en la entrega está la derrota del enemigo, porque él no conoce el sacrificio, solo la destrucción.
De todas formas, Mi Consciencia aún abarcará muchas más cosas de las que estaban previstas. Esta vez no podré arribar a Mis orígenes o a los lugares en donde una vez pasé. Mi Consciencia abarcará otras esferas para que, de alguna forma, el Plan se pueda cumplir.
En esta batalla, debemos actuar con inteligencia y, sobre todo, con sabiduría; sin perder la visión del Propósito, la esencia, aunque los acontecimientos cambien de un día para otro. Es de esa forma, que los animo a vivir las estrategias del Plan, que la humanidad no tiene interés de conocer en esta vida.
Estas estrategias son operaciones para el triunfo del Plan y para el desarrollo del mismo sobre la superficie de la Tierra. Por eso, la adhesión es la llave que protege el cumplimiento del Plan, aunque él cambie constantemente.
Lo que siempre deben aprender a resguardar es la aspiración de la Jerarquía que, por más que no se cumpla en la materia, sí se cumple en el espíritu, uniendo el espíritu a la Fuente.
El Señor de Israel deberá ampliar Su Consciencia para que el planeta esté contenido y, sobre todo, su humanidad.
Lo importante es que la misión se lleve adelante. Lo importante es que las almas oren con el corazón y que pidan a lo Alto por perdón y Misericordia. Eso es suficiente para Mí, porque así podré seguir obrando, porque así podré seguir reconstruyendo y llevando adelante los Designios de Dios que, por más que no son totalmente comprendidos, pueden ser amados, que es lo que el Padre necesita para que Su Plan se construya en las almas, más que en la materia o en lo concreto.
De esa forma, vengo a introducirlos en la escuela de las operaciones de rescate que lleva adelante la Jerarquía y que siempre debe vigilar por el establecimiento y la permanencia de la paz, a pesar de los conflictos y de las confrontaciones.
La hermandad es paz, y esa hermandad no se puede alterar, porque es la hermandad que protege a la esencia del Propósito para este planeta; y es la hermandad la que se adapta a los cambios, a los diferentes momentos y a los presentes acontecimientos.
En esa hermandad siempre encontrarán la sabiduría, encontrarán una respuesta clara y precisa. Pero si esa hermandad no se mantiene, no existirá discernimiento y así, podrían entrar en la coordenada del caos.
En el momento más decisivo, deben estar en esa hermandad para que todo pueda continuar adelante. Los cambios que hoy se presentan son parte de la protección de ese propósito de la hermandad, pues aún es necesario que los designios se cumplan.
Desde otra parte del planeta, llevaré un impulso mayor. Daré ese impulso con precisión. Será un impulso de Luz medido para que se cumpla en el lugar que tocará, que es el Medio Oriente.
No colocaré Mis Pies sobre el Medio Oriente, pero sí Mi Misericordia. Y esa Misericordia la haré emanar desde la Fuente que Yo he abierto en Polonia, por medio de la consciencia que Yo he escogido para que la revelara al mundo.
La Fuente llegará a Medio Oriente porque ustedes deberán ir a beber de la Fuente. Irán al origen y al principio para que Mi impulso de Luz aun tenga más fuerza y determinación en donde será proyectado y colocado.
Pero no dejaré de aspirar a llegar a Egipto o a Israel algún día, porque eso aún está pendiente para Mis compañeros, para todos los que siguen Mi Obra y Me ayudan a cumplirla con sus donaciones y contribuciones, con sus oraciones y súplicas.
El Señor de Israel se mostrará como el Señor de la Misericordia, Aquel que emana los Rayos desde Su Corazón al mundo entero y a las almas.
Se mostrará como Aquel Señor que una vez murió en la Cruz por ustedes y que, a través de la perforación de la lanza, derramó Agua y Sangre, elementos divinos que podrán justificar los errores de la humanidad en este tiempo y ante todo el universo. Serán la tabla de salvación en esta última parte de la emanación de Mi Divina Misericordia al mundo entero.
Reabriré esa Fuente en Polonia y la expandiré, no solo en Europa, sino también en el Medio Oriente; y desde allí, podré obrar con mayor seguridad y protección.
Mis apóstoles de estos tiempos no tocan con sus manos las llagas de los conflictos; al contrario, intentan curarlas con sus oraciones y su recogimiento. En esta estrategia de guerra, todo debe ser pensado milimétricamente para que no existan fallas, frustraciones ni miedos.
Aunque sé que la sensibilidad de los Míos es muy grande, por más que Me digan sí, debo proteger lo que estoy construyendo, no solo en sus personas, sino también en sus almas; lo que, finalmente, en el último día de sus vidas deberán entregarme completamente.
El mundo debe conocer que aún es posible amar de verdad.
Y a pesar de que Mi Iglesia romana y apostólica esté decayendo por sus propios miembros, no dejaré que Mi Iglesia Celestial se disipe en aquellos que buscan encontrarla algún día, con su más ardiente aspiración de ser parte de Mi Reino.
Con este testimonio, los invito a seguir trabajando por el Plan, a seguir apoyándolo y a seguir construyéndolo, donde sea y cuando sea.
Les agradezco por acompañarme en estos momentos decisivos y con sinceridad; sabiendo que, por encima de todo, Dios debe reinar en este planeta.
Les doy la Paz para que la Paz esté en el mundo, y esa Paz se multiplique.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy vengo para que adoren la Sangre preciosa de Jesús y para que, por medio de Mis Llagas, contemplen el Misterio de Mi Resurrección.
Estas cinco Llagas, que son como cinco soles, se donaron al mundo y a su humanidad para traer la salvación y la conversión de las almas. Aún son un misterio desconocido, las cinco Llagas de su Señor, así como también Su preciosa Sangre que fue vertida en la Cruz, hasta las profundidades de la Tierra, para reconsagrar al mundo al Plan Divino del Creador.
Estas son las cinco Llagas que hoy traigo para ustedes para que sus enfermedades sean curadas, para que sus heridas sean cicatrizadas, para que lo más profundo de la consciencia sea redimido por la Luz poderosa de Mis cinco Llagas.
Hoy vierto sobre el mundo, nuevamente, este misterio de Mi Pasión, el que ha sido culminante en lo alto del Monte Calvario cuando la Sangre, el Agua y el dolor de su Señor, en máxima agonía, redimía al mundo para poder darle una nueva oportunidad de estar ante el Creador con dignidad espiritual.
En aquel tiempo, las santas mujeres junto a María, Mi amada Madre, estaban con Juan y con algunos más que no están escritos en la Biblia, a los pies de la Cruz, contemplando el misterio de la Pasión, de la Muerte y de la Redención de la humanidad por medio del sacrificio de Su amado Hijo.
Hoy no vengo a entregarles el dolor que me hace sentir el mundo en estos tiempos.
Hoy vengo a entregarles el misterio poderoso de Mis cinco Llagas que puede ser venerado y honrado por todas las criaturas de este planeta, por medio de la Adoración al Santísimo Cuerpo Eucarístico como también por medio de la contemplación y de la devoción a las cinco poderosas Llagas de su Señor.
En cada una de las Llagas, y por medio de cada una de ellas, entregué un sacrificio para Dios que, aunque no me correspondía vivirlo, Yo lo estaba entregando con un amor inexplicable e infinito, después de haber predicado en este planeta y de haber hecho grandes milagros en esta humanidad.
Que estas cinco Llagas, que son el símbolo de la redención de la humanidad, hoy viertan sobre ustedes la poderosa Sangre para que sus cuerpos sean bañados y lavados por la divina Fuente de la Reparación y de la Cura, a fin de que muchas más almas se rindan a este misterio por medio de su adoración y amor a Mi Sagrado Corazón.
Sientan cómo esta Sangre espiritual hoy los lava completamente. Sientan cómo cada partícula de sus seres y cada átomo son tocados por la Luz espiritual de Mi Sangre con el fin de que todo sea renovado, redimido y curado por Mi insondable intercesión.
Cuando estaba en la Cruz viví muchas cosas que aún la humanidad desconoce. Por eso estoy aquí, compañeros, para hacerles revivir el misterio de Mi Pasión y de Mi Muerte, no como una pena dolorosa o una aflicción, sino como una victoria para que cada uno de ustedes, en estos tiempos, se anime a morir cada día para sí para que Yo pueda estar en ustedes y así obrar, al punto de que se desconozcan completamente en muy pocos días.
Quisiera que las almas del mundo consideraran Mis cinco Llagas como una victoria celestial y que a pesar de haberlas sufrido, Mi Corazón no dejó de emanar Amor, el Amor que venció a la muerte, el Amor que venció a todo dolor, el Amor que venció a las injusticias y que trascendió los tiempos. El Amor invencible de Mi Corazón que se derrama como un flujo de Luz y que tiene sed, mucha sed de almas.
Deseo que todos puedan ser parte de Mi misterio para que puedan comprender, vivir y experimentar la expansión de Mi Consciencia divina y todo lo que aún tengo para dar, infinitamente, para las almas del mundo que acepten ser parte del misterio de Mis cinco poderosas Llagas y de la Adoración perpetua a Mi divina Sangre derramada una vez en la Cruz.
Sientan cómo esta Sangre hoy los redime y lleva a todos hacia el vacío interior, en donde no existe por qué, respuesta ni sentido, porque en el vacío eterno de Dios sus almas pueden vivir la plenitud de estar fundidas en el gozo de Mi Espíritu y estar por encima de todas las crueldades del mundo que ofenden al Corazón de Dios y a Su Creación.
Si ustedes se colocan en Mis Llagas, Yo podré colocarme en ustedes, en el espacio o el lugar en donde se necesita cura, redención y luz.
No vengo a buscar de ustedes realizaciones personales ni triunfos individuales. Necesito de corazones disponibles en este tiempo para vivir este misterio porque si están dentro de Mis Llagas, formarán parte de Mi Sangre y Yo haré de ustedes algo nuevo, algo que tanto les cuesta alcanzar y que para Mí, por ser su Maestro y Señor, nada es imposible.
Hoy vengo a invitarlos, compañeros, y también a las almas del mundo a formar parte de Mi Congregación Celestial que adora Mi preciosa y divina Sangre, dentro de la consciencia de la Iglesia Celestial, algo que no es material, sino completamente inmaterial, algo que proviene del Propósito Divino y de la emanación de la Fuente, de los que ustedes pueden ser parte mientras estén aquí en la Tierra y podrán celebrar Conmigo no solo el Misterio de Mi Pasión por medio de los Sacramentos que son ofrecidos, sino también podrán adorarme y contemplarme por medio de las cinco poderosas Llagas y de Mi divina y preciosa Sangre.
Necesito que estos Códigos de Luz que Yo alcancé en la Cruz por medio del sacrificio, de la Muerte y de la Resurrección puedan estar disponibles en las almas del mundo. Solo a ustedes les corresponderá una parte, compañeros, la de estar enteramente unidos a este misterio de las cinco poderosas Llagas y de la divina Sangre de su Redentor. Eso ayudará a que las almas más pecadoras, que están en todo el mundo puedan recibir, por medio de este misterio y de su entera devoción a Mí, una gracia inexplicable y una oportunidad como hoy la están teniendo ustedes conscientemente.
No dejen que este misterio hoy pase por ustedes como si fuera el viento que sopla en sus rostros. Permitan que se pueda sembrar la devoción a las cinco Llagas de su Señor y a Su poderosa Sangre, Sangre que les traerá la liberación, la redención y el exorcismo del mal.
A los pies del Monte Calvario no solo se encontraban Mis enemigos, y digo enemigos para que puedan comprender lo que les quiero decir. En verdad, el poder de Mi Amor y de Mis cinco principales Llagas amaba incondicionalmente a los que me castigaron hasta los pies de la Cruz.
Quisiera que por este dolor que Yo he sentido por el mundo, en una inexplicable agonía hasta las tres de la tarde de un día viernes, hace más de dos mil años, ustedes puedan convertir, transfigurar y perdonar, como Yo lo he hecho, todos los sufrimientos ocasionados a Mi Corazón durante aquel tiempo.
Mas ahora necesito, compañeros, que en el estado de su profundo despertar puedan perdonar lo que aún no han perdonado y que hoy, por medio del Sacramento de la Comunión y de la Reconciliación, lo hagan verdaderamente por Mí.
Yo ya sé lo que hay en lo íntimo de ustedes, qué es lo que pesa, qué es lo que amarga, qué es lo que les genera sed de un profundo y verdadero amor. Pero en el misterio de Mis cinco Llagas y en aquellos que son devotos a ellas, se resuelven todas esas causas por el simple hecho de abrir el corazón y también el alma para que ingrese la divina Sangre espiritual de su Señor en las profundidades de sus consciencias, en las raíces más impenetrables del error.
Este es uno de los tantos aspectos del Cristo Redentor, misterios que son develados en la Iglesia Celestial y de los que las almas bienaventuradas participan, en comunión perpetua, junto a los ángeles.
Si en verdad las almas buscaran Mi Consciencia, no sería necesaria la purificación del mundo ni tampoco las catástrofes, las guerras ni las enfermedades que en estos tiempos se vuelven interrogantes para la consciencia humana, para toda la ciencia humana que está separada de Dios.
En lo alto del Monte Calvario, Yo vine a vivir por ustedes todos estos misterios y a sembrarlos en la consciencia del planeta, a establecerlos en las almas que, a través de los tiempos y de todos los acontecimientos, serían llamadas por Mí para formar parte del ejército del fin de los tiempos.
Ustedes están, en este momento, en la última fase de ese tiempo. Ustedes están siendo partícipes del último gran acontecimiento de la humanidad. Ustedes forman parte de una transición, del gran cambio de la consciencia y de una inexplicable redención que el Universo de Dios está ofreciendo a todos, sin condiciones, porque ya no existirá otra oportunidad. No puedo prometer, compañeros, lo que no sucederá.
Por eso, con espíritu de entrega, de regocijo y de adoración, vengo a pedirle al mundo la devoción a Mis cinco poderosas Llagas y a Mi preciosa y divina Sangre a fin de que Yo pueda, por intermedio de muchas más almas, socorrer al mundo, desterrar el sufrimiento y curar a los corazones que necesitan de luz y de amor.
Hoy todos ustedes están siendo llamados a formar parte de Mi Congregación Celestial en devoción a Mis cinco poderosas Llagas y a Mi divina Sangre.
Sientan, en cada parte de su cuerpo, Mi preciosa Sangre y entren en comunión con este misterio. No intenten comprenderlo, sino ábranse para esta experiencia de amor que es poco merecida por las almas del mundo, pero que Mi Gracia todo lo permite para borrar el dolor y trascender las miserias.
Dejen que sus corazones sean lavados por esa Sangre. Permitan que cada rincón de sus seres pueda ser tocado por Mi divina Sangre y salgan de aquí sintiéndose otros, renovados por este Misterio de Mi Consciencia sacerdotal.
Hoy, ante las puertas de Mi Iglesia Celestial, realicen el ofrecimiento de sus almas a Dios para que el Padre las contemple en Su divina e infinita Misericordia y, en este día de Gracia y de Redención, todo, todo sea reparado.
Y celebraremos, compañeros, por intermedio de Mi Divina Sangre, el misterio de los Sacramentos, Ciencia divina y cósmica que trae, para las almas y para las vidas, Gracias inexplicables, acontecimientos divinos en la consciencia humana, puertas que se abren a la redención.
Y hoy especialmente, he venido con el Ángel encargado de la devoción y de la Adoración a Mis cinco poderosas Llagas y a Mi divina y preciosa Sangre. Él guarda, entre sus manos, dentro de un tubo de cristal, la Sangre que fue vertida en la Cruz, especialmente de Mi Pie derecho que es el Pie que vino a establecer al mundo la Voluntad de Dios; y fue esa Voluntad, la que venció al enemigo y lo lanzó hacia su abismo hasta los tiempos de hoy.
Cada parte de Mi Cuerpo es un símbolo de Dios porque Mi Cuerpo ahora está glorificado. Mi Materia se volvió luz, aunque siga siendo un ser humano iluminado. Mi Cuerpo Glorificado forma parte del universo y de la nueva ciencia para la futura humanidad. Mi Cuerpo es la nueva genética para los Cristos que despertarán en la redención.
Mi Corazón permite esto para que las almas se vuelvan más conscientes de que aquí, en este momento y en esta hora, no solo les habla Jesús, el Nazareno, sino el Rey de reyes, el que ascendió a los Cielos y está a la derecha de Dios gobernando todos los mundos.
Celebremos este momento, bajo el espíritu de Mi Iglesia Celestial para que muchas más Gracias colmen sus corazones y vidas y cada uno despierte su don, el don que ha venido a entregar en servicio a Dios y por este planeta.
Siéntanse parte de los nuevos redimidos y ya no se aflijan más. Celebren con alegría su resurrección espiritual porque ustedes como sus hermanos del mundo que ahora Me siguen, antes estaban muertos, pero ahora están vivos con su verdadero ser formando parte de las primeras filas preparatorias de Mi Segundo Retorno.
Ya no se sientan pecadores. Siéntanse salvos por la divina Sangre de su Señor y protejan ese estado espiritual para que nada ni nadie lo ensucie.
A los pies de Mi Iglesia Celestial, su divino Maestro y Señor, en presencia de Sus cinco poderosas Llagas y del afluente espiritual de Su divina Sangre, extenderá este Misterio de Amor y de Redención, no solo para los cuatro puntos de la Tierra y los cinco continentes, sino también para estos elementos que formarán parte de la celebración de la Cena de hoy.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Podemos ponernos de pie, sabiendo que el Maestro está presente para bendecir estos elementos y que, a las puertas de la Iglesia Celestial, estamos siendo reconocidos por la intercesión de Jesús como dignos hijos de Dios.
Canción: "Por las Llagas de Jesús".
En esta Sangre, que fue vertida una vez en la Cruz, se encuentra la esencia del Amor, del Amor que proviene de la Fuente, que es eterno e infinito y que trae gozo, vida y plenitud para todas las almas que beben este Sacramento.
Que la divina Alianza de los devotos a la divina Sangre de Jesús hoy se establezca en la Tierra hasta que Yo retorne al mundo.
En Mi sagrado Cuerpo Eucarístico se refleja la gratitud a Dios que transmito para todas las almas, por Él haberme permitido encarnar en este mundo y en esta humanidad a fin de que todos los espíritus, en todos los tiempos y en todas las épocas, conozcan la grandeza de ser dignos hijos de Dios.
Y ante el Altar de Mi Iglesia Celestial, vuelvo a decirles que en aquel tiempo, cuando estaba reunido con los doce, tomé el pan, di gracias a Dios por ese sacrificio; se lo entregué y les dije: “Tomen y coman todos de él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por el mundo para el perdón de los pecados”.
Del mismo modo, tomé el sagrado Cáliz entre Mis Manos, di gracias a Dios por ese sacrificio, lo entregué a Mis apóstoles y a todos los que estaban en los planos internos, diciéndoles: “Tomen y beban todos de él, porque esta es Mi Sangre, la Sangre de la Nueva Alianza que será derramada por su Señor para el perdón de sus pecados”. Recuerden hacer esto en Mi memoria, hasta que Yo retorne al mundo.
Que en el poder de Mi Iglesia Celestial se expandan los Rayos de la Misericordia al mundo con el fin de que todas las almas resuciten a su vida espiritual. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Canción: "Tú estás aquí".
¡Que el mal desaparezca de este lugar, en el nombre del Todopoderoso y de Sus legiones angélicas!
¡Que la Luz descienda a la Tierra y que los corazones reconozcan el Propósito de Dios, pues es el tiempo de autoconvocados, de los 144.000!
Mi Corazón se hace presente nuevamente aquí y toda Mi Consciencia Divina, que es parte de Dios, se manifiesta ante ustedes para darles a conocer la Voluntad del Padre en cada una de sus vidas.
Establezco aquí Mi Reino y en él no podrá habitar ninguna adversidad porque el Plan se cumplirá en todos los corazones internos a través de Mi bendición, por la autoridad que Dios Me concedió, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Alabado sea el Padre, compañeros, que reúne en este momento a sus ovejas más pequeñas para que vuelvan, después de estar perdidas en el mundo sin tener qué beber ni dónde pastar, al establo de Mi Corazón; porque en Mi Reino existe la providencia y las almas no sienten sed eternamente ni hambre de espíritu perpetuamente.
¿Saben lo que eso significa? Que el Padre los vuelve a reunir para que lo recuerden a través de su Hijo, de su Gloria y de su Misericordia, que permiten, en esta hora, esta realidad.
Yo vengo a llamar a los escogidos con el dedo luminoso de Dios, que con Amor infinito y Misericordia viene a rescatar a los caídos y a retirar de los abismos a millones de consciencias.
Es así que Yo les revelo el poder de Mi Divina Misericordia, de Mi Gracia y de Mi plenitud para con todos los Míos.
Ayer, Yo les dije que soy más que el Sol. Hoy les digo, compañeros, que soy más que una divinidad.
Porque si el Hijo de Dios está en el Padre, el Padre Eterno estará en su Hijo amado. Y si ustedes están en el Hijo de Dios, en lo profundo de su Corazón Sacratísimo, estarán también en el Padre y el Padre estará con ustedes, a pesar de lo que suceda.
Fortalezcan su confianza en el Creador y desmientan, compañeros, a las modernidades de estos tiempos. Las almas están hipnotizadas y en profunda ceguera, no consiguen ver Mi Camino de Luz.
Una y otra vez, de tiempo en tiempo, golpeo a la puerta de sus corazones para llamarlos a esta tarea sagrada de compartir Conmigo el tiempo de la Redención.
La Redención es una esencia profunda aún muy desconocida por el mundo. Una pequeña señal de ella ya fue mostrada a través de la Pasión de vuestro Señor, cuando Yo sufrí por ustedes todos los martirios, todos los pecados y toda la inconsciencia de la humanidad, a través de la agonía, del calvario y de la muerte. Así Yo les revelo, compañeros, que la Redención es algo más profundo, porque tiene su base en la esencia del Amor y de la Unidad que todos los seres pueden vivir en estos tiempos finales.
La redención de sus vidas tiene pasos. Son escalones de luz a los que son invitados a ascender, poco a poco, hasta encontrar Mi Reino Glorioso, que no pertenece a este mundo.
Así, Yo elevo sus consciencias hacia otras realidades, retirándolos de la vida material y abriendo sus corazones para lo que es verdadero y profundo.
A través de la oración, compañeros, construyan la primera base de la redención.
Pero existen más bases que deben construir en este camino de oración, en este camino espiritual y de consagración al que son invitados a recorrer para salir de la ilusión del mundo.
Poco a poco sus vidas se transformarán. Cuando acepten Mi Convocatoria estarán aceptando la Voluntad de Dios y Mi Corazón se glorificará en el Padre, porque Sus hijos se glorifican en Mi Corazón.
Y Yo Me encenderé en Dios para que Mi Espíritu Divino descienda a la Tierra, para rescatar a los últimos que quedan en esta transición, que aún no ha terminado; una transición que desconocen llamada purificación. Una transición misteriosa que se descubre, se revela a los corazones simples, sin miedo y sin engaño.
Por eso, compañeros, les ofrecí la Cruz un terafín, un símbolo sagrado, perpetuo y eterno.
Les ofrecí a Mi Madre, para que la pudieran aceptaran como su Guía y Gobernanta. Ella los une a Dios a través de Su Corazón humilde.
Y si sus corazones son humildes, estarán en Mi Madre, Mi Madre estará en Dios y todos estarán en el Padre, en una perfecta unidad.
Es la unidad, compañeros, lo que no pueden perder. La unidad será la llave para cruzar la transición. La humanidad no sabe estar unida, solo sabe estar dividida todo el tiempo y a través de los tiempos.
Yo les enseñé, a través de Mi Evangelio, cómo debían amarse los unos a los otros. Esa regla está vigente, compañeros, porque ese amor los protegerá de ustedes mismos cuando se sacrifiquen por sus semejantes y sus semejantes se sacrificarán por ustedes.
Así crearán una verdadera familia espiritual, sin que importe la unión sanguínea, genética o humana. Porque la verdadera familia es la que vive en el Corazón del Padre, y lo vivifica todo el tiempo, buscando agradarlo con la emanación del amor y de la unidad presente en cada uno de ustedes.
Les vengo a enseñar, a todos los presentes por primera vez, las Leyes básicas de Dios que se guardan en los Mandamientos, los cuales están olvidados completamente por toda la humanidad.
Si los Mandamientos se hubieran cumplido al pie de la letra no sería necesario vivir la transición.
Por eso vine al mundo y encarné entre ustedes, para mostrarles el verdadero Mensaje de Dios; por medio de la encarnación del Hijo Amado se manifestó el Amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, algo que muy pocos aprendieron.
Pero aún están a tiempo, antes de que llegue esta transición al planeta, en donde la paja se separará del trigo y eso será inevitable, compañeros.
Ustedes saben que el mundo está equivocado, está inmerso en su adversidad, en su profunda oscuridad y ceguera. Y mientras las maldades continúen en este mundo, Yo reforzaré a los espíritus misericordiosos para que puedan servir en este Plan de Amor, que debe cumplirse en la consciencia humana y después en la vida material.
Haré todo lo posible, compañeros, para que caminen con firmeza y valentía. Por eso hoy estoy con ustedes y entre ustedes para enseñarles a amar de verdad y de corazón, para que abandonen sus amarras y las faltas del pasado, y para que a través de este encuentro, puedan salir renovados por un compromiso verdadero y sincero de sus corazones Conmigo.
Así Yo les entrego, amados amigos, una sagrada tarea, que no es material sino inmaterial. Sus espíritus saben que esto existe y que no es una analogía.
Mi tarea en el mundo es concreta y visible. Han visto erguirse a Mi Santa Iglesia, Mi Iglesia verdadera y celestial, en los corazones humildes de los fieles y religiosos.
Es esta Iglesia la que Yo elevo a Dios todos los días, para que el Padre la pueda contemplar en plenitud con Sus Ojos de Misericordia y Compasión.
Es esta Iglesia la que el Padre viene a buscar en ustedes con su acción de servicio, de caridad, de amor y oración.
Es esta Iglesia interior la que nunca será derrumbada.
Permanezcan en quietud mientras hablo, pues la Iglesia celestial y universal del Reino Espiritual está visible en este momento para sus almas. Entren en contemplación y no pierdan este momento. Que la inercia no sea más fuerte que la devoción. Que la indiferencia no sea más fuerte que la compasión.
Que en Unidad y Amor estemos siempre, para que pueda seguir descendiendo la Iglesia Celestial.
En el pasado, a Mis apóstoles y a todos ustedes, les di un mensaje que no comprendieron. Cuando les dije que en Pedro fundaría Mi Iglesia, es que en él y en sus hermanos debería fundarse la Iglesia celestial, en cada corazón humano y no en la vida material.
Pero Me sirvo de todos los fieles, porque en ellos puede estar presente Mi Luz.
Yo vengo a hacerles comprender a los mundos internos, algo que nunca ven, porque siempre miran hacia fuera y se olvidan de su universo interior, en donde está la verdadera riqueza, la historia de su origen, de toda su existencia en el centro de sus corazones.
En lo profundo de sus almas está Mi Iglesia Celestial, la que espero que adoren cuando Su Rey ingrese en ella, así como Yo ingreso en este momento en ustedes, cuando se abren a Mí en humildad y devoción.
Que este Fuego divino que han recibido en estos dos días nunca se apague. Sean llamas renovadoras que puedan encender a otras llamas que se están oscureciendo por sí mismas.
Lleven estos impulsos celestiales y divinos para la consciencia precaria del planeta, para cada lugar al que vayan, en donde se necesite la Paz y el Amor de Dios.
Estén unidos entre ustedes y sus familias. Renueven religiosamente los votos de la Sagrada Familia con todos sus seres queridos.
Que las incomprensiones, las indiferencias, los juicios y las maldades desaparezcan del seno de sus familias. Así los invito a ser un poco más misericordiosos.
Ustedes, compañeros, en este día sagrado en donde Mi Misericordia se hace presente, reciben más consciencia de la verdadera realidad.
Su ceguera desaparece, sus corazones se abren y comprenden el Misterio Infinito del Rey Universal; sus iglesias internas emergen, todos los templos de sus corazones se vuelven sagrados al haber pronunciado e invocado a Mi Divina Misericordia en estos días.
Así siempre los espero ver, compañeros, en los próximos encuentros, independientemente de dónde sean y de que Yo no pueda estar con ustedes; porque si están unidos a Mi Corazón, Yo estaré con ustedes. Ustedes saben que eso es verdadero y que no está tan lejano de nadie.
Vivan entonces, compañeros, este ejercicio de unidad con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Así permitirán que la Tierra entera no sufra las consecuencias de sus propias faltas.
Hagan conocer Mi Divina Misericordia en el mundo, así como lo hizo Santa Faustina.
Sean apóstoles, embajadores y servidores de Mi Divina Misericordia. Trasmitan en la simplicidad de sus oraciones y el amor de sus servicios, todos los códigos de Mi Luz.
Lleven a sus semejantes y a los Reinos de la Naturaleza la ayuda que necesitan. Vean con otros ojos, con ojos de Misericordia, la verdadera necesidad planetaria.
Crezcan en amor y en devoción, y alcanzarán siempre los cielos. Los ángeles los elevarán e ingresarán al Reino de Dios en absoluta consciencia, para adorar con ellos este momento celestial.
Las puertas del Universo se abren, los espíritus de todos son convocados para formar las filas del Plan y encender en sus pechos, la Luz Solar de Mi Corazón.
Que los corazones se alegren. Que las almas se pacifiquen. Que los errores se borren. Que la Misericordia de Dios se establezca y que todos sean bienaventurados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Nuevamente vivirán los Sacramentos para renovar sus consciencias con los Dones de Dios que se guardan en ellos. Háganlo por sus semejantes, por todo el planeta y por el Universo, que contempla en omnipresencia este momento.
Que cada Sacramento sea una oportunidad de perdón, para que sus almas no cometan los mismos errores y, con más atención y vigilancia, cumplan Mi Voluntad y protejan sus caminos de Mi adversario.
Aún la última batalla no ha llegado, en donde el Arcángel Gabriel hará Su Juicio definitivo ante el gran ángel caído y todos sus ejércitos, los que no viven en el Amor de Dios.
Esa hora se aproxima. Por eso preparo sus corazones, de tiempo en tiempo, y de encuentro en encuentro, para que en ese momento sepan qué hacer y dónde estar.
No quieran comprender como sucederá. Amen la vida desconocida y divina, y serán verdaderos seres de la Luz, viviendo en la simplicidad del corazón la Voluntad Suprema de Dios.
Así como bendeciré los Sacramentos, los bendeciré a ustedes y a todos los familiares que coloquen a los pies de Mi altar, en el silencio del corazón, en la oración profunda de sus almas.
Sepan que están siendo agraciados por la Luz divina del Padre, que en Su divina Misericordia manifiesta esta Gracia para una humanidad que no la merece pero que la recibe, cuando el Padre observa el esfuerzo de Sus criaturas por querer cambiar.
Cambien un poco todos los días y no perderán la batalla, porque los que están Conmigo viven los caminos más difíciles y por más que no los comprendan, al experimentar el sacrificio y la entrega, después de todo, por Mi Mano Santa, salen victoriosos.
Así se cumple la Ley de Dios y el Plan. Cada uno tiene la oportunidad de consagrarse a Mi Corazón.
Necesito que se coloquen en el lugar en donde, en verdad, todo Me lo puedan dar.
Yo Soy el Sagrado Corazón, la Fuente de los prodigios inexplicables, la que se manifiesta de tiempo en tiempo en los corazones redimidos.
Estoy feliz al ver sus esfuerzos y la concreción de esta sagrada tarea en esta ciudad, con servidores plenos que aún pueden dar un poco más y que han testimoniado a Mi Corazón que aman verdaderamente al Plan, más allá de sí mismos. Esto es muy importante para el Padre, en criaturas tan imperfectas, donde la Obra de Dios se realiza a través de las manos que se donan y de los pies que se animan a caminar hacia la Luz, la Luz infinita y desconocida del Universo. Así se establece, en estas almas servidoras, la posibilidad de adorarme perpetuamente y de reconocerme en el prójimo.
Llamo a Mis ángeles aquí para que transustancien los elementos y sus cuerpos, en honra a Dios y al triunfo de Su Amor en este planeta.
Jerarquía Divina de ángeles y arcángeles... (x3)
Fray Elías del Sagrado Corazón:
El Maestro pide trece campanadas.
Padres Creadores descienden y seres resplandecientes se aproximan, para venerar al Hijo de Dios y a todas Sus criaturas que le responden, manifestando la Gloria de Dios y de Su Obra en este planeta.
Gloria, Gloria en las Alturas y Paz en la Tierra a todos los seres de buena voluntad.
Mientras estoy presente, compañeros, realicen un ofrecimiento a Dios para que sea depositado en Mi Corazón Misericordioso y se cumpla según la Voluntad de Mi Padre.
Ofrezcan lo que aún no Me han dado y anímense a dar un paso hacia esta convocatoria final.
Que así sea.
Aquí les doy el ejemplo de Mis más amadas y antiguas discípulas, que, en el silencio del corazón y en la obra del servicio permanente, construyen las bases de la fraternidad y de la unidad entre las consciencias.
En las manos de Mis amadas servidoras deposité muchas Gracias que permitieron la manifestación del Plan de Dios en la parte que le cabe a su grupo, en las islas de salvación y en los núcleos de amor.
Establezco así nuevamente estos principios, ahora en un nuevo tiempo, en donde todos Mis servidores Me acompañan para preparar Mi llegada, Mi esperada llegada al mundo.
Es así que nuevamente les doy Mi Cuerpo y Mi Sangre, para que Me recuerden, cuando estuvieron Conmigo en aquel tiempo caminando por las tierras de Tierra Santa, acompañándome en el Evangelio y en la Palabra, sirviendo a Su Rey en la oración y en el silencio, en la contemplación de Mi Corazón, que en aquel tiempo ya era Glorificado.
Así les demuestro, Mis compañeros, la Orden de Mi Servicio Universal, formada por todos Mis apóstoles del nuevo tiempo que llegaron, en este ciclo, para servirme.
Hoy estoy aquí con ustedes, como en Emaús, cuando después de haber resucitado aparecí a pastores semejantes a ustedes, en una noche estrellada y lunar, a los pies del fuego.
Tomé el pan, ya con Mi Cuerpo ya transfigurado y glorificado,lo partí en dos y les dije a los pastores:
Coman, este es Mi Cuerpo que siempre vivió entre ustedes y vivirá para siempre, por toda la eternidad.
Comulguen con el Maestro del Amor y del Perdón, pues sus corazones se alegrarán porque llegó el día de Su Misericordia.
Bendigo estos elementos para la cura profunda de las almas y la redención de los corazones, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y antes de despedirme, compañeros, con el afecto más profundo de Mi Espíritu por cada uno de ustedes, quiero agradecerles, porque Mi Obra Redentora del fin de los tiempos se cumplió una vez más, a través de las manos y de los brazos que Me sirvieron en profunda donación.
Que la devoción ardiente los compenetre e ilumine el fin de los tiempos y sus caminos para siempre.
Quisiera elevarme al Cielo con Mis ángeles, quienes tocan arpas y violines, anunciando con sus trompetas la llegada del Rey Universal en el día tan esperado por todos.
Quiero escuchar vuestro canto de Aleluya.
Quiero que se pongan de pie para agradecer a Dios por esta Obra que con todas Sus criaturas une el Cielo y la Tierra.
Que esta Maratón quede grabada en sus corazones. Que siempre la puedan recordar como un impulso para salir de las pruebas y de toda adversidad, porque quien está en Mí nada temerá.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más