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Ave María en francés
Je vous salue, Marie,
pleine de Grâce,
le Seigneur est avec vous.
Vous êtes bénie entre toutes les femmes
et Jésus, le fruit de vos entrailles,
est béni.
Sainte Marie, Mère de Dieu,
priez pour nous, pauvres pécheurs,
maintenant, et à l’heure de notre mort.
Amen.
(tres veces)
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vengo aquí como la Emperatriz de la Paz, trayendo en Mi Mano el Cetro de Dios para que el mundo viva el Propósito del Padre, para que Mis hijos se unan a ese Propósito Espiritual antes de que sea demasiado tarde.
Por eso hoy, este impulso espiritual de la Fuente Creadora, lo deposito en el corazón de Mis hijos, lo derramo en las almas de Dios, para que la mayor cantidad posible de consciencias despierten en este tiempo de emergencia y pueda responder a la gran necesidad del planeta, a la emergencia de la humanidad.
Por eso, queridos hijos, Yo vengo aquí, a La Salette, una vez más, para recordarles Mi Mensaje, el Mensaje de la Señora de La Salette, un Mensaje que no fue completamente escuchado ni aceptado.
Por eso, les vengo a recordar esto, porque aún resta un poco de tiempo para que todo se pueda revertir y transformar en toda la consciencia humana.
Queridos hijos, Yo los necesito aquí, Conmigo, a Mi lado, al lado de la Madre de Dios, caminando por este mundo, siguiendo los pasos de Cristo, sirviendo a través del apostolado incansable, ante la gran necesidad planetaria.
¡Cómo Me duele lo que sucede en Medio Oriente! ¡Cuánta sangre inocente aún sigue siendo derramada!
¿Cuándo la humanidad se detendrá? ¿Acaso no le temen a la Justicia de Dios?
Muchos tal vez no le temen, porque creen que nada les sucederá. Por eso, Yo vengo aquí como su Abogada, como la Madre Mediadora e Intercesora entre las almas y Dios, porque lo necesitan imperiosamente.
Por eso, les vuelvo a decir que antes de que sea demasiado tarde, queridos hijos, despierten al cambio que Yo les pido. Escuchen la Palabra de Dios a través de Sus Mensajeros; porque si no muchas más almas vivirán el pesar y la angustia de estos tiempos, por no haber escuchado el Llamado de Dios que viene a través del Corazón de su Madre Celeste, del Corazón del Divino Hijo y del Humilde Corazón de San José.
Nuestros Tres Sagrados Corazones, en esta hora tan delicada y grave del planeta, trabajan en unidad con la Santísima Trinidad para que, a través de los santos ángeles, muchas más almas puedan estar protegidas, puedan estar amparadas de los horrores de estos tiempos, de los que todos están participando y viendo.
Mis amados hijos, vuelvo a repetirles que detengan las armas. Vengo a pedirles, imperiosamente, que se detengan y mediten, que ya no se agredan, que ya no se lastimen, que ya no invadan lo que no les pertenece, que eviten en este tiempo la migración de millones de almas, el exilio de muchas familias por terror a la guerra o a la muerte.
Yo vengo como la Emperatriz de la Paz, a lo alto de los Alpes, para que Mis hijos escuchen el profundo eco de la Voz de Dios, para que algo cambie pronto. Eso es lo que más necesito, en este momento, además de sus oraciones y suplicas, que también las escucho atentamente. Porque así se evitan las guerras, a través de la oración se evitan los conflictos, a través de la verdadera oración las almas no se pierden, sin tener retorno.
Por eso, Yo vengo hoy con el Cetro de la Luz de Dios encendido, atrayendo hacia la Tierra, una vez más, Su Divino Propósito, para que todo pueda ser impregnado por esa Luz Superior, para que los corazones vuelvan a encontrar la paz que perdieron. Porque este es el tiempo, queridos hijos, de que todos puedan conocer Mis Gracias, de que todos puedan comulgar de Mi Hijo para sentirse curados, redimidos y renovados.
Por eso, Yo estoy aquí para volver a interceder, para volver a intervenir en la emergencia de estos tiempos. No quisiera ver morir más inocentes. Esto hace doler el Corazón de Dios, esto hace doler el Corazón de su Madre Celeste, esto lastima el Corazón del Divino Hijo.
Contemplen la Misericordia de Dios, el universo de Su Amor está abierto a todos.
Reencuéntrense con ustedes mismos, para poder comprender este Propósito que hoy les traigo.
Reconcíliense, perdónense a ustedes mismos, para que la cura espiritual pueda llegar.
Yo les agradezco que estén aquí, Conmigo, y que hayan hecho todo lo posible para estar aquí, en este momento, acompañando a la Emperatriz de la Paz en esta tarea especial que Su Inmaculado Corazón y Su Divina Vida llevan adelante por el bien de las almas, por la paz de los corazones, para que se detengan las guerras, para que ya no haya más sangre inocente derramada en la superficie de este mundo.
Yo les vuelvo a decir esto, queridos hijos, porque estas cosas no pueden acontecer. El mundo se aleja de la Ley y pierde el sentido de su pureza y de su inocencia. Estoy unida a todos los que oran por esta causa, por la causa del llamado de la Madre de Dios.
Fortalezcan la oración en sus familias. Que sus oraciones se multipliquen y se amplíen, que el clamor y la súplica como una sola voz y un solo corazón lleguen al Corazón del Padre, porque Él quiere estar más cerca de Sus Hijos. ¿Sus Hijos quieren estar más cerca de su Padre?
Yo vengo a abrirles esta puerta hacia el Reino del Amor de Dios, para que todos tengan la Gracia de algún día ser dignos en el Padre, dignos en el Hijo y dignos en el Espíritu Santo; porque es posible, hijos Míos.
Ustedes no pueden olvidarse de que son Hijos de Dios. Todos son Hijos del Padre, más allá del credo, de la religión o de cualquier otra situación. Todos deben recordar esto. Por eso, estoy aquí para hacérselos saber, porque muchos lo están olvidando.
En esa filiación, encontrarán la felicidad que necesitan, la respuesta que tanto buscan, el consuelo que tanto esperan, la paz que tanto aspiran. Porque todo está en el Reino de Dios y, una y otra vez, Su Reino puede descender a la Tierra a través de aquellos que se abren para recibirlo en su interior y así formar parte de la Vida Divina, de su verdadero origen, de su verdadera existencia, de donde todo puede comenzar de nuevo.
Su Madre Celeste, la Emperatriz de la Paz, se recoge en estas montañas para contemplar el horizonte desde lo alto; así como también ustedes lo pueden contemplar, esperando con ardiente devoción la llegada de Cristo desde los Cielos, para que este mundo y esta humanidad se reconstruyan y finalmente vivan la Voluntad de Dios. Porque Cristo, Mi Hijo, traerá Su Gobierno, pero sobre todo traerá Su Amor y Su Luz, para volver a llevar a sus corazones a Su Eterna Paz.
Hijos, sigan orando, sigan respondiendo a Mi llamado. Yo estoy aquí y Soy su Madre, la Madre de la humanidad; y, bajo la Luz y el Amor de Mi Hijo, Yo los bendigo por la valentía de seguir los pasos de Cristo en este tiempo final.
Que el Amor de Dios los bendiga y Su Luz los guíe hasta poder alcanzar los prometidos Mil Años de Paz para toda la esfera terrestre, para toda esta humanidad herida.
Me llevo, en Mis Manos, sus intenciones y oraciones para ofrecérselas a Dios en reparación y por la cura de la humanidad, porque la cura es posible.
¡Les agradezco!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El Consejo Interno del planeta, que es la Jerarquía, ya está reunido, y ese Consejo decide sobre el futuro de la humanidad. Sobre la mesa de la Hermandad están las nuevas decisiones. Todos contemplan y meditan la mejor solución.
Hay muchas situaciones que están siendo evaluadas y, aunque no tengan total consciencia de lo que esto significa, les agradezco desde ahora por estar orando Conmigo, para que también la Jerarquía Espiritual sea ayudada en la toma de nuevas decisiones.
Un Plan está descripto ante Nuestros Ojos. La Divinidad debe dar un primer paso para que después toda la Jerarquía dé el próximo paso y, así, toda la humanidad pueda avanzar en el camino de la recuperación de su Propósito.
Delante de un tiempo de grave emergencia, la Jerarquía replantea su actitud ante el universo. Las Esferas Mayores indican este camino.
El Cetro está en la Mano de la Madre de Dios. Ella es Quien conduce y guía a toda la Hermandad, porque así se volverá a cumplir Su Palabra y Su Mensaje, como lo fue en los últimos tiempos y a través del próximo 8 de agosto, cuando una coyuntura especial se dará a todos los mundos internos que estén atentos y vigilantes; para que todos aquellos que despierten, en ese día, reciban la revelación tan esperada y tan ansiada desde otros tiempos; para que también todas esas consciencias den el paso en su evolución y despertar.
Hoy, les hablo a través del lenguaje de Mi Gobierno Espiritual, porque ya deben sintonizarse con Mi Gobierno Espiritual y Divino. Ya es tiempo de que reconozcan que, después de la Ascensión del Señor, Él asumió el Gobierno de este universo y de otros, Él asumió la conducción de todas las almas y esencias en este universo y en otros.
Su Señor asumió prepararse para retornar, y ese camino comienza a delinearse dentro del corazón que vive el Mensaje, dentro de las almas que escuchan Mi Llamado; porque todo sucederá en lo más invisible y en lo más profundo, en donde todos los ojos no lo pueden ver, en donde solo el corazón ardiente podrá sentirlo y reconocerlo.
Estas son las dádivas y los tesoros de la Jerarquía que se confiarán a los consecuentes de corazón, a todos los servidores del Plan de Cristo.
Esa será su última estrella, ese será su último sol, que nacerá en lo más profundo del universo de cada ser que cree en Mí y que, como a través de los últimos tiempos y de los últimos años, formará parte de la nueva historia que Yo estoy escribiendo a través de las almas que se transforman en Mí y por Mí, a través de los corazones que responsablemente asumen su papel en estos tiempos.
El Libro de Amor de los de las Vestiduras Blancas, en este agosto, está abierto y expuesto a todos.
¿Quién reconocerá su firma en ese Libro? Pero, más aún, ¿quién reconocerá su experiencia de amor y de redención en ese Libro?
¿Se han dado cuenta, compañeros, que en estos últimos diez años de haber estado Conmigo, forman parte de una nueva historia de redención de la humanidad? Así como muchos hermanos y hermanas de ustedes en el mundo también forman parte, especialmente aquellos que tienen fe en el Señor.
Por eso, como su Redentor, como su Maestro y Señor, como el Gobernante de este universo, como el Hijo del Dios Vivo y de la Creación, vengo a abrir esta última y definitiva puerta, la puerta número 14, que es la puerta del Retorno de Cristo, para que las almas se regocijen y sientan júbilo en el Señor, el Redentor; así como los ángeles del Cielo hoy sienten el júbilo de formar parte de la historia del Cristo Vivo en el corazón de cada ser humano que profesa y vive su fe en Mí, que vive a través de Mis Sacramentos y que se anima a multiplicar Mis Gracias en este mundo herido.
Por eso, ante el Consejo Interno de este planeta, que es el Consejo de toda la Hermandad, alrededor de esa mesa, donde nuevas decisiones serán tomadas y experimentadas, los invito a asumir esta parte Conmigo, los invito a decidir junto con Nosotros, sus Maestros y Jerarquías; los invito a reconocer su firma y su nombre en el Libro del Amor, y a sentarse a la mesa de la Jerarquía para construir el Plan, no solo el Plan de Mi Retorno al mundo, sino el Plan de la redención del mundo, que imperiosamente deberá cumplirse y vivirse en estos tiempos.
Por eso, ¿qué es lo que hoy Me ofrecerán?, ¿qué es lo que le entregarán a la Jerarquía en este día que comienza el Gran Encuentro, en vísperas del 8 de agosto?
¿Quién entrará definitivamente a la Estrella Sagrada de Mi Corazón y formará parte de Mi Sagrada Geometría que se renueva y se recrea a través de las almas que se purifican y se transforman?
¿Quién formará parte del nuevo diseño de la Hermandad?
¿Quién decidirá ser Luz en este mundo en tinieblas?
¿Quién será corresponsable Conmigo en este Plan de Rescate?
¿Quién reconocerá lo que ha vivido Conmigo en otros tiempos, las Huellas del Señor que siempre siguieron, la Luz del Señor que siempre buscaron, el Amor de Cristo que siempre aspiraron a encontrar?
Esto es lo que Yo tengo para ofrecerle a cada uno, en esta hora y en este momento.
Por eso, les pregunto:
¿Qué es lo que más le ofrecerán a Cristo?
Porque ha llegado el momento de tomar la decisión, porque de esta decisión y de este momento interno dependerán los próximos pasos de la humanidad y del planeta.
Sepan que todo esto es hecho por Amor y por ninguna otra causa.
Es el Amor, en este momento, que les concede este milagro, de que puedan volver a escuchar al Señor, el Cristo, y que sus Cristos internos lo puedan reconocer.
Porque es el tiempo y es la hora de reunir a los 144.000, desde los cuatro puntos de la Tierra; como hoy muchos de ellos están reunidos en Portugal, celebrando la Palabra del Señor, viviendo la Palabra del Señor, comulgando de la Presencia del Señor.
He aquí el Libro de Amor de los de las Vestiduras Blancas, recíbanlo en sus manos.
Este es el Sagrado Tesoro de la Hermandad Espiritual, preciosamente guardado en el Corazón de la Jerarquía, en donde la verdadera historia de este mundo está escrita, la historia que ningún libro de esta humanidad aún ha revelado. Por este Tesoro, Hemos trabajado a través de los tiempos, a través de los siglos y de las generaciones.
En este Libro de Amor, que hoy les presentamos y les otorgamos, también está la historia de cada uno de los Míos.
Guárdenlo en sus corazones y que sus vidas sean parte de él, como este Libro es parte de la Luz de la Jerarquía, en donde todos los nombres son conocidos, en donde todas las trayectorias están representadas.
Esta es la verdad de Mi Amor por todos, porque en ese Libro también está Mi vida, la vida que Yo viví aquí en este mundo con ustedes.
Cada momento de predicación, cada milagro concedido por el Padre, cada gota de Sangre que fue derramada en el Calvario, cada agonía que fue vivida por Mí en el absoluto silencio y, sobre todo, a través de ese Libro, Mi vida está representada por el amor que muchos Me tienen de verdad.
Es este amor en los Míos y de los Míos en Mí que renueva todas las cosas, que supera todos los males, que disuelve toda la oscuridad, que resucita a los muertos de espíritu, que bendice a los que están condenados, que santifica a los que son perseverantes.
Mi Amor lo puede todo, hasta los confines del universo.
Así, sean bienvenidos al Gran Encuentro de la Jerarquía Espiritual, que ha abierto la puerta para que todos puedan entrar a Nuestras Moradas, para que se cumpla el advenimiento de la Nueva Raza y para que los Nuevos Cristos, a través de los últimos apóstoles del fin de los tiempos, repueblen la Tierra de Misericordia, Gracia y Redención.
Comulguen de este momento Conmigo, así como Yo comulgo de ustedes por medio de la donación de sus vidas y, sobre todo, de sus corazones.
Reciban Mi bendición y Mi Paz.
En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y ahora para celebrar este momento y, sobre todo, para bendecir el especial momento que vivirá esta Obra en estos días de agosto con toda la Jerarquía; vengo una vez más en el nombre del Amor y de la Vida, a celebrar la Eucaristía con ustedes y con sus hermanos, fiel testimonio de Mi Amor por el mundo.
Preparémonos para esta ceremonia, para que Mi Iglesia Celestial descienda a la Tierra y haga un milagro de cada corazón humano.
Celebremos, los espero.
Los reúno nuevamente en Mi mesa de redención, así como reunía a los apóstoles y a tantos que participaban Conmigo de este Sacramento en los planos internos.
Es así que una vez más, por medio de este ofrecimiento, después de haber purificado sus corazones, vuelvo a renovar la vida de Mis compañeros y compañeras a través del misterio infinito de Mi Cuerpo y de Mi Sangre, hoy preciosamente expuesto en este Altar, en el sagrario de cada corazón humano.
Celebremos.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Los que puedan se colocan de pie o se arrodillan en este momento de transustanciación.
En el Santo Cenáculo, Yo los reuní para entregarles Mi Vida, para entregarles Mi Amor, para otorgarles la redención hasta el fin de los tiempos.
Es así que, abriéndoles las puertas a este sagrado mes de agosto, vengo a ofrecerles lo más íntimo de Mi Vida y de Mi Corazón para que tengan vida en abundancia.
Es así que les vuelvo a pedir que tomen el pan, lo eleven a Dios en acción de gracias, en ofrecimiento interno, para que el Padre convierta este pan en Mi Glorioso Cuerpo, que vuelvo a partir y a compartir con ustedes, diciéndoles que este es Mi Cuerpo, el Cuerpo que fue entregado por los hombres y que hoy es entregado por muchos para el perdón de los pecados.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Reverenciamos la Presencia del Cuerpo de Cristo, así como Mis ángeles del Cielo lo reverencian.
Les pido que vuelvan a tomar el Cáliz entre sus manos y lo ofrezcan a Dios en sacrificio; así como lo hizo Su Hijo Amado, para que el vino sea transustanciado en Mi Preciosa Sangre, en este momento en el que el Cielo se une a la Tierra, en el que las almas se unen a Dios y Dios se une a las almas en comunión eterna.
Así, lo vuelvo a pasar a cada uno, diciéndoles: “Tomen y beban todos de él porque este es el Cáliz de Mi Sangre, la Sangre de la nueva y eterna alianza entre las almas y Dios; la Preciosa Sangre que se vuelve a derramar espiritualmente sobre el mundo en este momento, por la remisión de todas las faltas y el fin de la guerra. Vuelvan a hacer esto en Mi Presencia y en Mi memoria, porque Yo ya estoy retornando al mundo”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Reverenciamos la Presencia de la Sangre de Jesús, así como los ángeles la reverencian y así como los ángeles la recogieron en lo alto del Monte Calvario.
En unión al Padre, en unión a la Presencia del Hijo y a la Presencia del Espíritu Santo, vamos a realizar la oración que Yo les enseñé en el Monte de las Bienaventuranzas, para que este sacrificio sea agradable al Creador, y por el triunfo de Mi Corazón en este mundo y en cada corazón que se ofrece en este mes de agosto a ser parte del Plan de Mi Retorno.
Oremos.
Oración: “Padre Nuestro”.
Que Mi Paz tan esperada descienda al mundo.
Y quiero que la próxima oración la digan con la misma fe que tuvo el centurión, creyendo en el poder del Perdón y de la Misericordia.
Señor,
yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una Palabra Tuya bastará para sanarme.
Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Y así, en este momento de unión con Cristo y por Cristo, anunciamos la Comunión Espiritual de todas las almas del mundo entero con el Sagrado Corazón de Jesús.
Que Mi Paz esté en ustedes, para que Mi Paz dé vida en abundancia.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Pueden venir aquí Gabriel Cruz, Lucía, Michael y la hija de María Garabandal. Cristo va a ofrecer esta Comunión por la juventud.
Oremos:
Padre Celestial,
que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti;
guíanos por el camino del Amor,
para que Tu Voluntad sea hecha.
Amén.
Y después de esta Comunión Conmigo, que los prepara para el mes de agosto, no se olviden del Libro de Amor de la Jerarquía, debiendo vislumbrar y contemplar con esperanza y regocijo esa dádiva y tesoro de la Hermandad.
Les agradezco por estar Conmigo hoy y por estarlo hasta el fin de los tiempos.
Les imparto Mi Luz y Mi bendición paternal:
En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Vayan en paz, Conmigo.
Bendeciré a todos aquellos que siempre demostraron su confianza en Mí y que, a pesar de las circunstancias o de las pruebas, siguieron adelante respondiendo al llamado del Redentor.
Bendeciré con Mi Cetro de Luz a todos los caminantes en Cristo, a todos los que tímidamente dieron sus pasos hacia Mi Corazón y entraron dentro de Mí para sentir la presencia del Reino de Dios.
Bendeciré a los que fueron consecuentes Conmigo y no contaré sus pecados sino la infinidad de veces que el Universo les dio la oportunidad de servir y de amar a sus hermanos.
Bendeciré a los que salieron de los abismos y de la ilusión de la vida, entregando sus consciencias en Mis Manos para que Yo los pudiera redimir.
Bendeciré a todos Mis sinceros seguidores por medio de los soles y de las estrellas, para que reciban la poderosa luz del Universo Celestial y sientan la Gracia de la Paz que brota de Mi Corazón.
Bendeciré a todos los que incansablemente Me ayudaron a cargar la pesada Cruz del mundo. A todos Mis amigos, Yo los bendeciré.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Me verán venir al mundo, abriendo los Cielos como un poderoso haz de luz y bendeciré a toda la Tierra, de Oriente a Occidente y de Norte a Sur.
Tendré en Mi Mano el Cetro de la Luz de Dios e irradiaré, para todos, la Gracia de la Fuente Suprema.
No dejaré criatura ni alma alguna sin recibir la Gracia y la Misericordia de Mi Divino Espíritu.
Colmaré las esencias con los más preciosos Códigos del Cielo y coronaré a los corazones que se mantuvieron constantes y firmes en Mí hasta el final.
Concederé la paz a todos los que hayan clamado por ella y les daré el bálsamo de Mi Amor a los discípulos de los últimos tiempos. Así se concretará Mi Victoria.
Los corazones ya no recordarán ni el sufrimiento ni el dolor.
Los llevaré a todos hacia Mi Padre, para que lo puedan sentir y conocer de cerca.
Y los misterios del Universo al fin serán revelados, porque se cumplirá el Plan; primero dentro de los seres y, por último, en toda la Tierra.
¡Les agradezco por confiar en Mis Palabras!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Vengo a este mundo por aquellos que no merecen Mi Gracia.
Que hoy vengan a Mis pies los que están cansados. Que vengan a Mis pies los que ya no soportan sus miserias; los que aún no encuentran el camino de salida para vivir su sagrada transformación.
No puedo tener cerca de Mí a los que no viven la gratitud, la consideración con sus semejantes, ni la unión perfecta con la Obra grandiosa de Dios.
Dios les pide cosas simples, pero también muy insignificantes.
Mientras el mundo agoniza, Yo vengo por aquellos que en verdad viven la desesperación, el terror de estos tiempos, la persecución, el exilio, el hambre, la enfermedad y las catástrofes del mundo.
Hoy vengo, en esta noche, por los Estados Unidos. Vengo por Mis corazones valientes de Norteamérica; por los que han tenido fe en Mi Gracia y por los que perseveraron en la oración del corazón, a pesar de lo que esa nación estaba viviendo en estos tiempos.
Yo deseo, nuevamente, queridos hijos, con su ayuda y su colaboración, retornar a los Estados Unidos, para volver a traer hacia Mi Corazón Inmaculado a todos los que precisan de Mí, a los que siguen Mis pasos y que en estos tiempos viven su purificación desconocida, sin saber cómo salir de sí y a veces sin encontrar el camino de luz, que los pueda llevar a la cura de sus heridas, de sus errores, de todas sus incomprensiones.
Hoy, vengo por las regiones del mundo que viven la agitación planetaria, el desorden mundial y la falta de fraternidad y de caridad entre los seres humanos.
Hoy, hijos Míos, vengo en verdad por los que más necesitan. Ustedes aquí recibieron muchas gracias, más de las que merecerían. Estoy siendo sincera y justa, así como Mi Padre y vuestro Dios lo ha pedido. Tengo que ser verdadera, queridos hijos, honesta con todos ustedes, para que puedan crecer desde el amor de sus corazones, a partir de un acto de valentía y de coraje, de liberar sus resistencias y formas, por todos aquellos hijos en el mundo que no tienen paz, que no encuentran sosiego, que no tienen hogar, ni siquiera tienen país en donde poder posar sus pies.
Los invito, queridos hijos, con la honestidad maternal de Mi Corazón, a que finalmente salgan de sí mismos, me ayudarán mucho a liberar Mi Corazón, y Yo tendré lugar y espacio para poder soportar el verdadero sufrimiento planetario y no sus pequeños e insignificantes sufrimientos.
Los invito, queridos hijos, a que abran los ojos del alma, que miren hacia el horizonte y vean a su alrededor los abismos que vive el planeta y su humanidad. Yo los he invitado a través de los tiempos, para que Me acompañaran en un trabajo planetario y no en un trabajo doméstico, para que sus consciencias se pudieran expandir por medio de esta Obra y alcanzar grandes esferas de la consciencia, con el fin de que puedan comprender, todos los días y un poco más, el sagrado Plan del Creador.
Hoy, Me acongojan las almas que no pueden dar sus pasos, porque en verdad pueden darlos por medio de este Centro Sagrado y de esta vida grupal y comunitaria. Existen todas las llaves de todas las puertas, para poder trascender la condición humana.
Mi amado Hijo, durante un año consecutivo, les entregó la experiencia de San José. Y este amado Instructor de almas se donó completamente a ustedes, para que lo pudieran imitar en el ejemplo simple y humilde de Su consciencia, y especialmente por intermedio de Sus mensajes, para que sus vidas fueran el testimonio de San José.
¿Dónde están esas enseñanzas? ¿Cómo ellas han repercutido en sus vidas?
No pierdan las llaves del Cielo. No desperdicien los tesoros del Cielo, porque en el Universo nada se desperdicia, todo se transforma hasta que alcance la Luz verdadera, la conversión y la redención.
Ya no vengo a llamar más a los niños de siempre. Ustedes ya son adultos ante Mi Presencia Maternal.
No consuman su tiempo en cosas innecesarias que pueden cristalizar sus espíritus y todas sus consciencias, por el simple hecho de no querer dar el paso.
Así como les agradecemos todo lo que han hecho posible a Nuestros Sagrados Corazones, para esta misión de paz en el mundo, también los debemos corregir, aunque exista mayor resistencia, porque queremos, aspiramos y rogamos a Nuestro Padre Creador que sigan siempre por el mismo camino, sin desviarse de los senderos de Cristo, por cosas tan mezquinas.
El mundo está sufriendo y precisa de ayuda. Las almas están viviendo el caos, las inundaciones, las catástrofes, la falta de esperanza y de fe, como lo han vivido los Estados Unidos.
Yo iré hasta aquellos hijos que aún no Me aceptan, porque no conocen el amor de verdad. Yo iré hacia aquellos hijos que están en los Estados Unidos, esperándome abiertos de corazón y con una esperanza desconocida, que han abierto la puerta para que Yo pudiera retornar, hasta que conquiste a cada corazón pecador y se convierta por el Amor de Mi Hijo, un Amor infinito e invencible.
No quiero que se sientan angustiados ni tampoco que vivan ninguna lamentación. Necesito que crezcan de verdad y no solo interiormente, sino también externamente. Que puedan demostrar a Mi amado Hijo que han comprendido Sus instrucciones y que se esfuerzan todos los días para ser muy semejantes a San José.
Ahora es la prueba que cada uno de ustedes debe cruzar. San José les explicó los detalles, durante un año consecutivo, sobre el simple camino de la transformación interior. Si este Plan de Amor que traen los Sagrados Corazones no da resultado en ustedes, ¿qué será de la humanidad? ¿Quién testimoniará Nuestra Presencia? ¿Quién será partícipe de su propia redención?
Mediten en los mensajes y vívanlos, porque así demostrarán a Dios que Mis palabras no han llegado a ustedes en vano.
Estamos en un tiempo de grandes exigencias, en el que la mayor parte de la oscuridad reina en el planeta y miles de almas son llevadas a la perdición, minuto a minuto, segundo tras segundo.
Mi Hijo, en esta noche, Me ha pedido que sea clara con ustedes, sin ninguna restricción, porque Yo los amo tanto que deseo el bien para sus almas y que este bien se realice hasta en los pequeños detalles.
Nunca más se vanaglorien. Nunca más busquen la autorrealización interior. Vivan el desierto que Dios les presenta, porque así Nuestras manos nunca se separarán de sus manos y serán guiados hacia el final del desierto, hacia el Portal del Corazón de Dios.
Necesitamos que sean lo que pueden ser, pero de verdad; porque eso los hará libres de todas sus limitaciones, de todas sus imperfecciones, de todo lo que se resiste y aún no quiere cambiar.
Ya tienen Mi suficiente Amor para transformar sus vidas en el Sagrado Tabernáculo, donde el Corazón de Mi Hijo será depositado para poder iluminar y transmutar los abismos de la Tierra.
Eso es todo lo que Yo les quiero decir con la sinceridad de Mi Corazón maternal, aspirando a que algún día comprendan mucho más el espíritu de Mis palabras, el sentido de Mi mensaje, la intención de Mi consciencia para con cada uno de ustedes, sin hacer ningún mal.
Llenen Mis ojos de alegría y no más de tristezas. Llenen Mi rostro de luz y no más de desconsuelo, porque ya bastante tengo con el mundo, que Me da las espaldas y no acepta Mi Amor.
Ustedes sí son parte de Mi Amor y los necesito libres de sus propias resistencias, de sus propios miedos, de sus constantes dificultades, para que pronto puedan encontrar a Cristo en su interior y así Él pueda realizar Su Obra, la Obra que tanto espera.
Sigamos rezando a Dios para que puedan estar conscientes de la realidad planetaria y menos de ustedes mismos. Porque mientras están aquí, hijos amados, niños en el mundo entero son explotados, niños tan pequeños son vendidos y mujeres en el mundo abortan lo que Dios les entregó con tanto amor.
¿Quién será responsable de esta deuda planetaria? ¿Quién dará la cara ante el Creador para pedir una oportunidad y una Gracia incalculable?
Aunque no lo parezca, esa es Mi misión, y Yo los necesito transparentes, verdaderos, sinceros los unos para con los otros, libres de mentiras, de ilusiones y de toda soberbia; porque estando libres de todo, Dios verá, con Sus ojos de Misericordia, que Sus más preciados tesoros del Cielo no se perdieron en sus corazones, ni tampoco en sus vidas.
Los invito a reflexionar para comprender con la sabiduría del corazón, en dónde están presentes, en qué Obra están participando; porque en el día del Juicio Final, queridos hijos, ustedes y sus ángeles de la guarda deberán declarar por todo lo que recibieron y qué hicieron de esos más preciados tesoros.
Les traigo la consciencia, para que puedan crecer y madurar pronto. Esta Obra no se puede realizar con consciencias inmaduras, sino con almas verdaderas, verdaderas de corazón, a pesar de sus imperfecciones; porque Yo vengo a buscar en este tiempo el bien que habita en sus consciencias y no sus obstáculos. Si Me lo impiden, por más que sea un pequeño detalle, no podré colocar Mi Cetro de Luz sobre ustedes y Mi Gobierno Celestial, que es parte del Gobierno del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, tendrá restricciones para poder proceder en la humanidad.
¿Ahora comprenden, queridos hijos, la diferencia de estar dentro de Mi Corazón o fuera de Él? Un simple paso desviado podría cambiar los acontecimientos. Observen su caminar y se darán cuenta de cómo están sus actitudes y su responsabilidad ante el Plan del Creador.
Para poder continuar con Mi Obra en esta superficie los necesito decididos. Mi amado Hijo ya no puede aceptar corazones tibios, porque si fuera así, Su Obra nunca se realizaría.
Reflexionen y mediten, antes de que todo suceda. El mundo está en llamas y muchos se están quemando, sin siquiera percibirlo.
Es hora de trabajar por un Plan de Amor que sea posible para todos y especialmente para aquellos que están más lejos de Dios.
Esta es la Ley que hoy les presento: “Ámense los unos a los otros”, así como lo dijo Mi Hijo, para que se pueda cumplir el Plan.
Recuerden que su libertad es respetada en este Universo. Como hoy les dije, la decisión está en sus manos.
Les agradezco.
Queridos hijos, no quisiera que perdieran la paz, porque la paz es valiosa en estos tiempos.
Mientras escucho el llanto de Mis hijos de la República de Venezuela, Yo los invito a renovar el Espíritu de la Caridad en nombre del amor de Mi Hijo y por el establecimiento de la paz en ese país.
Con ojos de misericordia, Yo los invito a mirar los acontecimientos con madurez y consciencia, en cooperación y fraternidad, para que las almas alivien su sufrimiento.
Abran las fronteras de sus corazones para que el pueblo de Dios pueda ingresar en ustedes y finalmente sentirse amado y consolado por todos.
A través de este misterio que hoy les revelo, Yo les doy a conocer, queridos hijos, el potencial de sus corazones que es muy desconocido por la humanidad, al estar apartada de Dios y de Su infinito Amor.
Con manos de caridad, Yo los invito, queridos hijos, a servir a todos los que desconocen, especialmente a Mis hijos de Venezuela, que en este ciclo final necesitan de su ayuda y caridad, así como otros pueblos también lo necesitarán en este tiempo de purificación y transición.
Pero Yo no vengo a traerles el miedo; sino que vengo a traerles consciencia sobre la necesidad de mantener el equilibrio en la humanidad.
Que en su identidad ya no exista país, ni nación, lengua, religión o sociedad.
Yo los invito a ser uno solo en el espíritu de la paz, porque así podrán percibir, queridos hijos, donde está el llamado de Dios para derramar la caridad y el bien hacia los que más lo necesitan.
Ustedes, que son un pueblo amado por Mí, y que tienen en su advocación a la Señora de Aparecida, los invito al igual que la Señora de Guadalupe, a unir sus consciencias en una sola humanidad, en un profundo acto de amor y de misericordia por todos aquellos que padecen el caos.
A ustedes que son un pueblo amado por Mí, y que también enfrentan sus pruebas como sociedad y como pueblo, Yo los invito a superar todos los limites, a abandonar en la vida toda crítica, todo juicio de valor, toda palabra que pueda destruir al semejante.
Yo los invito, queridos hijos, a dejar de culpar a los demás y a tener misericordia, así como Yo la tengo con toda la humanidad. Los invito a sentir como siente Mi corazón, porque Mi Corazón fue humano y ahora es un Corazón Glorificado.
Si Mi Corazón es glorificado, queridos hijos, sus vidas se pueden glorificar en Dios, así como en este día que ustedes Me ofrecieron sus oraciones y cánticos para que el espíritu y la fuente de la paz se establezcan en los que más lo necesitan.
En esta nueva etapa, queridos hijos, en donde los Sagrados Corazones peregrinarán por Centroamérica y México, cerrando puertas inciertas y abriendo oportunidades para las almas que más lo necesitan, Yo los invito, queridos hijos del Brasil, a llevar adelante esa gran misión por Venezuela; únanse como una sola consciencia de amor, porque deben crear en estos tiempos fuertes lazos de amor y de hermandad, atributos que Mi adversario desconoce completamente, porque donde está el amor queridos hijos, no está el mal.
Yo les agradezco, hijos Míos, porque han ampliado su consciencia y especialmente sus corazones, en la colaboración y en la cooperación de la Obra y de los Planes de su Madre Celeste.
No imaginan, queridos hijos, qué gratitud infinita siente Mi corazón, porque sus espíritus dan un paso a la consciencia de la Verdad.
Unidos a Mi Corazón Inmaculado, establecemos poco a poco, por medio de la oración y del silencio, el Reino de Dios en la Tierra; un Reino Divino que a todos los espera y que está olvidado por la mayoría de los hombres.
Yo los invito, queridos hijos, a salir de ustedes, así como siempre lo intentan todos los días.
Yo los invito a seguir esforzándose, porque su Madre Santísima los ayudará y San José Castísimo les dará el apoyo que tanto necesitan.
Yo sé que muchas de sus vidas se están purificando y cosas inimaginables están saliendo de dentro de ustedes.
No coloquen la atención en la imperfección de la vida, sino en la perfección que les da la oración, porque así, sus vidas se iluminarán y se santificarán siempre y cuando crean que todo esto es posible.
Si San José, Mi fiel esposo, era un simple hombre de Nazareth, sus vidas siendo simples, ¿ya no podrían ser grandiosas?
Sigan orando con fe y de corazón para que su Madre desatadora de nudos, pueda seguir liberando a la humanidad del pecado y llevando la consciencia del planeta hacia su verdadera filiación con Dios, con la Fuente del Amor y de la Unidad.
En este testimonio que hoy les traigo, queridos hijos, se guardan las palabras de Mi Hijo y de San José.
Con amor y misericordia calmo sus corazones de toda dolencia espiritual, mental o emocional. Traigo la Luz de Mi Reino, para que sus vidas se vivifiquen en Cristo y dando ese "sí" al Universo, mantengan la fe en ustedes y en todas sus amadas familias.
Hoy uno lazos de amor con sus semejantes, con sus seres queridos, con todos aquellos que me niegan una y otra vez.
Establezco la verdadera y única religión, que es la religión del amor y de la paz que los Sagrados Corazones vivieron en la Tierra.
Vivan nuestro modelo de vida y siempre estarán en la paz. Imiten aquello que pueden imitar y no se perturben, queridos hijos, pues Mi Corazón de Madre les enseñará a vivir la caridad simple y la fraternidad humilde, con cada uno de sus hermanos.
Hoy abro Mis brazos sobre este lugar y aproximo Mis manos a cada uno de ustedes.
Sustentando entre Mis manos el Santo Rosario de Luz, rezo por la redención de todas las vidas sobre la Tierra, y también por todos los pacificadores, para que se mantengan firmes en el momento de su purificación y no se aparten de Mí por nada; porque en la transformación, queridos hijos, en la purificación de sus vidas y de sus consciencias, se encuentra la liberación de sí y la ascensión de sus espíritus al Reino de Dios.
Crean que es posible, queridos hijos, dar esos pasos. Hoy ustedes Me entregan sus súplicas, y Yo les entrego Mis Gracias, en esa infinita comunión de sus corazones con el Mío, haciendo triunfar el Plan de Dios en la Tierra.
Hoy vengo acompañada por un gran ángel del cielo, por el Ángel de la Paz, aquel que fue conocido en Fátima por los pastores.
Vean en el pecho de este sagrado ángel, la Llama de la Santísima Trinidad.
Vean ahora en sus corazones, la Llama de la Santísima Trinidad y las Tres Personas de Dios en una sola, y guarden este sagrado conocimiento para la transición que vivirán, de morir para ustedes y de nacer a la vida eterna, así como los ángeles lo hacen todo el tiempo, por el sagrado servicio a Dios en el cumplimiento de Su Divina y Santa Voluntad.
Como les dije en el mensaje transmitido a Mi hija Lucía de Jesús, hoy no vengo a ver sus imperfecciones, queridos hijos, quiero que esa Llama de la Santísima Trinidad en ustedes se encienda en sus esencias profundamente; por eso los invito a colocar su mano izquierda sobre el corazón y a sentir esa Gracia que los colma, completamente.
De la misma forma coloco Mi mano sobre Mi Inmaculado Corazón y con Mi mano derecha les ofrezco Mi Rosa de Luz para que alcancen la pureza original que se guarda en este planeta, en sus más divinos recintos sagrados.
Busquen esa pureza esencial por encima de todo, no importa que caigan, queridos hijos, comiencen todos los días aferrados a la Mano de Nuestro Señor Jesús.
Él los levantará, así como levantó a María Magdalena del suelo; porque Él vio en sus ojos, no los pecados, sino su verdadero amor por haberse rendido ante el Rey.
Queridos hijos, con esta llama que los fortalece y los une a Dios, en la sagrada presencia del Ángel de la Paz, nuevamente los invito a orar por el Ángel de Venezuela, unidos a todos los ángeles de las naciones en esta propuesta de atraer desde Universo el Reino de Dios, la paz y el amor que muchos necesitan en este momento.
Y ahora, en Mi Omnipresencia Celestial, Me encuentro en la frontera entre Brasil y Venezuela, rezando por Mis hijos que escapan del peligro y observando cómo ellos cruzan los caminos, buscando una oportunidad y una esperanza de luz.
Quisiera que el Brasil entero diera esa asistencia humanitaria. Para eso les doy los treinta días de noviembre, porque los quiero ver Conmigo, junto a los grupos de oración sirviendo por la paz, dando alimento a los que lo necesitan y principalmente transmitiendo la Misericordia del Corazón de Jesús, para que esos espíritus que sufren se puedan calmar.
Si ustedes como nación dan ese paso, queridos hijos, muchas naciones más también lo darán.
Cuando enfrenten su purificación y transición planetaria, no temerán por los acontecimientos; porque si ustedes creen en la Llama de la Santísima Trinidad que hoy recibe cada uno de sus corazones, nada perderán, sino que ganarán, queridos hijos, el Cielo con sus obras de servicio y de amor.
Y así, juntos, disiparemos el mal y colocaré Mi Cetro de Luz sobre las naciones de América, para que ellas constituyan en la Sagrada Obra de Dios, en el cumplimiento sagrado de Su Voluntad.
Les enseñaré una oración para que se unan a la Santísima Trinidad; una oración muy simple que me enseñó el Arcángel Gabriel cuando nació Jesús, en el pesebre de Belén, cuando la Estrella de Belén brillaba en todo el Universo local, trayendo los atributos de la Redención y del Amor para el mundo.
Repitamos frase por frase, orando con su Madre Celeste por las Américas:
Llama de Mi Corazón que todo iluminas,
úneme a la Santísima Trinidad,
para que se establezca el Plan de la Paz. (x3)
Ahora, queridos hijos, recemos junto al Ángel de Portugal para que la pureza original emerja en las almas de Venezuela y de toda América.
Llama de Mi Corazón que todo iluminas,
úneme a la Santísima Trinidad,
para que se establezca el Plan de la Paz.(x3)
A continuación: "Oración del Ángel de la Paz" (x5)
En esta comunión con el Ángel de la Paz, establezco la reconciliación en sus corazones y en cada una de sus familias, para que saliendo de este lugar, recuerden todos los días este momento divino y sublime con la Santísima Trinidad, cuando enfrenten las pruebas y los desafíos del fin de los tiempos.
Antes de reaccionar queridos hijos, piensen primero en la paz y recuerden este momento sagrado Conmigo. Así cortarán la cadena del mal.
Hoy el Ángel de la Paz ha venido a consagrar a los Hijos de María; cuarenta hijos que se unen a Mí en este momento para renovar sus votos con Mi Corazón Inmaculado y con la Santísima Trinidad.
Que vengan aquí para que Yo les pueda entregar los Dones de Dios, y bendecirlos como Mis pequeños, Mis pequeños hijos.
Que estos niños que hoy están a Mis pies, sean una chispa de Jesús, por todos los niños de Venezuela y del mundo entero que sufren las consecuencias del hombre de superficie.
Que estos niños, como los pastores de Fátima, representen la nueva humanidad, la gran siembra del amor y del bien, por toda la humanidad y el planeta.
Y ustedes, Mis hijos adultos, también sean niños en este momento; pero no recuerden sus sufrimientos del pasado, sino la alegría de haber nacido en este planeta, para renacer y renacer en el Corazón de Dios.
Que esta Fuente de Amor que hoy nos une a través de la Llama de la Santísima Trinidad, los fortalezca en esta nueva misión de vivir Conmigo el llamado de Dios, de responder a Mis peticiones y a todas Mis solicitaciones, siempre y cuando les sea posible.
Al menos les pido a los más pequeños que hoy están a Mis pies, que recen un Ave María todos los días, por los niños de Venezuela y por los niños que sufren la enfermedad y que están huérfanos, que no tienen quien los consuele y los ame.
Si ustedes dieran un Ave María a Mi Corazón Inmaculado, Yo podré estar con sus hermanos más pequeños y ellos también se consagrarán recibiendo la Gracia de la Redención y de la Liberación.
Al igual que pedí a los pastores en Fátima, hoy les pido a ustedes queridos hijos, que recuerden su pureza original para que acabe la guerra y se establezca la paz.
Colocando Mis manos sobre ustedes, mientras el Ángel de la Paz derrama el agua de vida, espiritual y divina, sobre sus consciencias, repitamos:
Padre Nuestro...
Y también bajo la bendición del Ángel de México, aquel que aparece a los pies de la Virgen de Guadalupe, Yo preparo a todos los niños de Centroamérica y de México, para que nuevamente reciban Mi maternidad y Mi amor, y cumplan su sagrada misión, en este fin de tiempo.
Con alegría, devoción y regocijo, junto al Ángel de la Paz, y a los ángeles de todas las naciones de América, Yo los bendigo y los consagro como Mis hijos eternamente:
En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy canten por Venezuela y por América, el Himno de los Hijos de María.
Hoy Me retiro de aquí agradecida, por todo lo que han hecho, por el estado de San Pablo y por todo lo que deberán hacer para que triunfe el Amor y la Unidad, en nombre de Cristo, vuestro Señor.
Les Agradezco.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más