Apariciones extraordinarias
APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE LA VIRGEN MARÍA EN GAVARNIE, LOS PIRINEOS, FRANCIA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Ven a Mi Fuente de Amor y lávate para que te puedas curar.

Ven a Mi Fuente de Amor y purifícate para que te puedas renovar.

Ven a Mi Fuente de Amor y acércate para que Dios te pueda bendecir.

Ven a Mi Fuente de Amor y conságrate para que aprendas a vivir la Voluntad de Dios.

Ven a Mi Fuente de Amor y elévate para que tu consciencia se pueda expandir.

Ven a Mi Fuente de Amor y nútrete de los Códigos Divinos del Universo Celestial.

Ven a Mi Fuente de Amor y arrepiéntete para que Mi Hijo te pueda perdonar.

Ven a Mi Fuente de Amor y libérate para que te conviertas en un instrumento de la Paz.

Si vienes a Mi Fuente de Amor, todas Mis Gracias recibirás, tus faltas se limpiarán y Mi Amor las disolverá. Así, renovaré tu consciencia, tu corazón y tu vida, porque Yo Soy la Madre de las Gracias, Soy la Madre Universal, que viene del Cielo y del Universo para recordarles a Mis hijos el espíritu de la Paz presente en este bendito lugar y en los corazones que creen en Mí.

Soy la Madre que trae del Universo incalculables oportunidades a Sus hijos, porque Mi objetivo y misión es que, a través de Mi Corazón, puedan llegar al Corazón de Mi Hijo y se conviertan algún día en Sus apóstoles, en Sus embajadores de la Paz, de la Misericordia y de la Luz.

Por eso, Yo les pido que sus caminos no se confundan, que puedan seguir el camino espiritual que hoy Yo les abro a través de esta Fuente de Vida Espiritual y Celestial, para que no solo se puedan purificar y lavar, sino también para que el pasado de cada una de sus vidas se pueda borrar, porque eso es posible.

Yo Soy la Madre de las Gracias, Soy la Inmaculada Concepción que los hace renacer en Cristo, y por Cristo los hace vivir la vida eterna, junto a los Ángeles y Jerarquías, en perfecta comunión con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo.

Colócate a Mis pies y lávate con la Fuente de Vida, que hoy, a través de este lugar, te presento y te ofrezco para que tu vida, finalmente, sea otra, lejos del sufrimiento, lejos del pecado y de las deudas; cerca del Corazón del Padre, para que los apóstoles del fin de los tiempos estén prontos y preparen fervorosamente la Llegada de Mi Hijo, y luego la Llegada de Su Madre Celestial.

Hoy, con esta brisa que los toca, purifico sus vidas, reconsagro a sus espíritus, bajo la Gracia Infinita de Dios y de todas Sus Manifestaciones Divinas presentes en la Fuente Suprema de la Creación, que envía sagrados impulsos de Luz, de Misericordia y de Rehabilitación para las consciencias que se consagran a Mi Corazón Inmaculado.

Por eso, en este momento, vacía completamente tu ser, despójate de aquello que te pesa o que crees controlar por ti mismo. Deja que tu alma se pueda elevar a Dios como, en este momento, Mi Humilde Presencia eleva a sus almas hacia el Reino de Dios junto a los Ángeles, Arcángeles, devas y elementales, junto a todas las Potencias Creadoras de Dios que, como sagrados rayos del universo, dieron vida y surgimiento a cada una de sus esencias.

Hoy, a través de Mi Inmaculada Concepción, a través de la Presencia de la Madre Universal, Gobernante y Guardiana de todos los Atributos del Padre, están ante los impulsos cósmicos a través de Mi Corazón, los que dieron surgimiento a la vida en todo el universo, a la existencia en toda la Creación.

Por eso, les pido que se vacíen para que estos impulsos desciendan a sus consciencias y sus vidas sean impulsadas a seguir dando los pasos hacia Cristo, por un solo fin: alcanzar la Tierra Prometida que vive en el interior de cada uno de ustedes, llamada Reino de Dios.

En este vacío, que pueden alcanzar con su esfuerzo y determinación, también ayudarán a su Madre Celeste y a las Jerarquías para que las amarras y las cadenas pesadas de la humanidad sean liberadas del mundo y, sobre todo, de la consciencia humana. Por esta razón, hoy estoy aquí, no solo por Francia, Europa, África y Medio Oriente, sino también por el mundo entero, esclavo y prisionero del mal.

Confíen, hijos Míos, confíen en el poder de la Cura Divina que hoy les traigo, así como Yo les traje la cura, hace tanto tiempo, con Mi Presencia en Lourdes. Pero hoy, esta cura que les traigo es mayor que la de aquel tiempo, es una cura que los hace caminar hacia la paz, hacia la transformación de la vida, hacia la consagración de sus vidas, hacia la elevación de sus espíritus para que estén en comunión con el Padre; así como en este momento, hijos Míos, están en comunión con Mi Corazón Maternal.

Sean valientes y entren en la Fuente de Vida que hoy se espeja como una Gracia Mayor, a través de este Sagrado Santuario de Dios, en donde los ángeles que están presentes y todos los devas creadores del universo y de los planetas, de los soles y de las estrellas, de las nebulosas y de los universos, hoy por un instante están aquí, Conmigo, para que la consciencia humana alcance la redención y la paz.

Que, a través de este Santuario de Dios, de estos Sagrados Recintos del Padre y de todas Sus Jerarquías servidoras, sus consciencias y sus mentes se abran a los impulsos de la Gracia Suprema que hoy les traigo a través de Mi Mensaje y de Mis Palabras; porque aún la humanidad necesita de cura, y esto no es una novedad, sino es una emergencia.

Por esa razón, la Fuente que Yo abrí en Lourdes está abierta para todos, para que laven sus seres a través de los códigos de la Fuente Divina, y así todo pueda ser curado finalmente.

Porque cuando el mundo se libere de su esclavitud espiritual, el mundo alcanzará la redención y la Tierra Nueva surgirá, un Nuevo Edén se manifestará y sus esencias, Esencias del Padre Eterno, deben aspirar profundamente, con todo el corazón y la vida, con toda la consciencia y el espíritu, a formar parte de ese Nuevo Edén, semejante a este lugar, en donde estarán presentes, en su superficie, los Tesoros del Padre, las sagradas herramientas de las Jerarquías que, una vez encendidas, convertirán al planeta en un mundo consagrado y elevado al Padre, en un mundo consagrado al Universo y a toda la Vida Cósmica.

Hoy, por un estado de Gracia inexplicable, la Madre de Dios, la Inmaculada Concepción, la Señora del Mundo, establece por un momento la puerta que se abre hacia la Nueva Humanidad, formada y consagrada por todas las almas consecuentes, especialmente aquellas que son víctimas del Amor de Dios.

Y, por esa causa y por esa Gracia inexplicable que Dios Me concedió, en este día y a través de este lugar, hago partícipes a los corazones de cada uno de ustedes a estar unidos a la Madre Celeste, en este primer preámbulo que gesta en la humanidad los Atributos de Dios, los mismos Atributos que estuvieron presentes en el pueblo de Israel durante mucho tiempo.

Que las sagradas luces del Santuario Natural de Dios y de Sus Sagrados Recintos iluminen sus vidas y la vida de sus hermanos, a fin de que cada uno encuentre el camino de retorno hacia el Edén de Dios.

Hoy, estoy aquí en profunda gratitud por la respuesta sincera y honesta de Mis hijas que representan a esta nación de Francia, necesitada de reconciliación y de perdón, de unidad y de amor, que hoy comienzan a ser gestados a través de sus corazones y a través del corazón de Mis hijas de Francia, hoy presentes en este valle del Santuario de Dios, junto con los Ángeles de la Madre Celeste, con Sus devas y elementales, pidiendo junto con Mi Corazón por la humanidad, por el planeta y, en especial, por Francia para que alcance finalmente la consagración total a Mi Materno e Inmaculado Corazón y para que no lleguen las pruebas difíciles ni tampoco los acontecimientos dolorosos, sino que la consciencia de Francia y de su Ángel consigan responder a la Voluntad de Dios.

Por esa razón, también estoy aquí, para confirmarle a cada uno de ustedes, Mis amados hijos, que es posible vivir la Voluntad de Dios dentro de Su Reino Celestial.

Yo consagro a todos los presentes y al mundo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Y, ahora, vayan y laven sus rostros en la Fuente.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN LA CIUDAD DE MANAGUA, NICARAGUA, A LOS VIDENTES FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y HERMANA LUCÍA DE JESÚS


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Por segunda vez, con todos Mis ángeles, llego a Nicaragua para poder liberarla de su dolor y de su agonía; para que, a través de Mis hijos, Mi Inmaculado Corazón triunfe en América y en el mundo.

Con alegría en Mi Corazón maternal, los vuelvo a reunir, queridos hijos, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, trayendo las Gracias a este lugar y a los corazones que más las necesitan.

Les digo, queridos hijos, que el fin de su cautiverio está próximo. 

La guerra espiritual terminará, porque Mis pies pisan la cabeza de la mala serpiente y traen la Luz de todo el Universo Celestial, la Luz de Mi Inmaculado Corazón, que viene a penetrar la tierra dolorida para cerrar las heridas en los corazones y en las almas.

Queridos hijos, con inmensa alegría recibo sus oraciones y, más aún, a sus corazones que deben perpetuarse en Mi Corazón para que así se establezca la Ley Mayor de la Paz y el castigo sea aliviado. 

Los corazones no sufrirán si oran Conmigo, todos los días, para establecer en este planeta y en la consciencia de la humanidad las Leyes Sagradas de Dios, que muchas almas olvidaron por las influencias de la vida material.

Queridos hijos de Nicaragua y de Centroamérica, después de haber estado con ustedes en Costa Rica, hoy retorno a esta bendita nación porque sé que esta nación Me aprecia mucho a través de la Señora de Cuapa.

Vengo nuevamente, como Su Mensajera fiel, para anunciar la redención y el victorioso Evangelio de Mi Hijo que, en este tiempo final, debe ser practicado por sus vidas y corazones para que el ejemplo de la cristiandad y del bien no desaparezca de esta nación ni tampoco de Centroamérica.

Deseo que sus vidas, queridos hijos, sean el ejemplo de Cristo en la Tierra, propagando la caridad y la hermandad entre los corazones, estableciendo la paz en las familias y en todos sus seres queridos.

Hoy, vengo con la Luz de Mi Inmaculado Corazón a traspasar sus corazones en nombre del Espíritu Santo, de la Santísima Trinidad, de todos Sus Dones Celestiales que serán necesarios para sus vidas, para poder cruzar este umbral, esta transición de la Tierra, con la esperanza de encontrar la Tierra Prometida y el nacimiento de la Nueva Humanidad.

Hoy, también estoy aquí, queridos hijos, por todos aquellos que responden a Mi llamado en el planeta, por todas las almas orantes que, en esta hora crucial, se unen a Mí en esta sagrada Misión por la Paz.

Después de esta noche, queridos hijos, quiero que, mañana, salgan a difundir Mi Campaña por la Paz. Llamen a los corazones que sufren y que no Me conocen, ustedes tienen el poder interior para poder hacerlo. 

Quiero que sus bocas y sus labios pronuncien que la Señora del Cielo, la Inmaculada Concepción, la Patrona de Nicaragua, la Señora de Cuapa, retorna a esta nación en la faz de la Reina de la Paz para establecer en los corazones la esperanza que han perdido por el sufrimiento humano, por la indignación, por la guerrilla, por la decadencia espiritual y moral.

Abriendo Mis brazos hacia ustedes, queridos hijos, abrazo a su nación amada de Nicaragua y a todos sus representantes para que gobiernen bajo el espíritu de la Voluntad de Dios y establezcan sobre esta nación la sagrada estrella de la fraternidad, de la unidad y de la hermandad. 

Queridos hijos, lo que Yo busco de sus corazones es que no solo oren Conmigo por el triunfo de Mi Inmaculado Corazón, sino que también trabajen Conmigo por todas las naciones de Centroamérica que están perdiendo la esperanza y la fe al ver tanta hambre y tanto dolor en almas inocentes, marginadas e indigentes, que pierden la fe en Dios.

Quiero que después de hoy, queridos hijos, sus corazones sean como esa llama que sustentan entre sus manos; que proclamen la fe en Cristo vuestro Señor no solamente en la Comunión diaria con su Sagrado Corazón, con Su Divino Cuerpo y Su preciosa Sangre, sino también, queridos hijos, a través de ustedes, siendo testigos de la Palabra de vida, de la Palabra salvadora, que fortalece a los espíritus caídos y que eleva a las almas que están en los abismos.

Hoy estoy con todos Mis ángeles haciendo sonar las trompetas sobre Nicaragua, para que ellas sean escuchadas más allá de esta nación y los corazones sientan el eco del Espíritu de Dios llamando a Sus hijos y a todas Sus criaturas a la reconciliación y a la paz entre los pueblos, entre las naciones y entre los corazones, entre las familias, en toda la humanidad.

Cumpliendo este importante pedido Mío, queridos hijos, aliviarán al Corazón del Padre Celestial que está ofendido. Sus pecados serán liberados y perdonados. En esta misma noche, Yo les traigo esa absolución en nombre de Mi amado Hijo Jesús.

Quiero que sus corazones latan como late Mi Corazón. Quiero que sientan lo que Yo siento por ustedes, la esencia del Amor y de la Unidad de Dios que nunca los separará de Él, que siempre les traerá la paz para estos tiempos finales.

Quiero que alcen, queridos hijos, la llama de esa vela, proclamando sobre Nicaragua nuevamente la consagración a Mi Inmaculado y bendito Corazón para el rescate de las almas perdidas, de las esencias necesitadas, de todos los espíritus que se sumergen en los abismos de la Tierra. 

Abriendo la puerta del Cielo Mayor, a través de Mi Corazón Inmaculado, los ofrezco a Dios, para que se establezcan en el planeta los mil años de paz.

 

Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Porque Yo vendré a consagrarlos, a consagrar no solo a sus espíritus, sino también a sus familias.

Vendré a consagrar a esta nación, a tornar sagrado el suelo que pisan, porque también Mis pies lo tocaron y lo tocarán siempre que Me llamen con la devoción de su espíritu.

Por eso, vengo a encender sus corazones con una llama inextinguible, porque el fuego del Espíritu de Dios incendiará a sus almas, a sus corazones y permitirá, hijos Míos, que calienten a otros en el momento en el que este mundo esté frío y en la oscuridad.

Quiero hacer, de cada uno de ustedes, una antorcha que ilumine la vida de otros; que aquellos que están ciegos encuentren el camino a través de sus vidas, que puedan llegar a Mí y al Corazón de Dios a través de cada uno de ustedes.

Por eso, vendré a consagrarlos como Hijos de María, como hijos de Dios, para que puedan imitar el ejemplo de Mi Hijo, para que puedan ser Mis hijos, como Él lo fue. Que puedan ofrecer cada instante de sus vidas en reparación del Corazón de Dios.

Sé que para muchos existe el sufrimiento, el dolor y la angustia por no encontrar paz en su día a día, porque las cosas de este mundo los absorben y muchas veces los separan de Dios.

En esta noche, Yo vengo, hijos Míos, a que comprendan que cada sacrificio, que Dios les ofrece, es para que coloquen en Su Altar Celestial como una reparación por este mundo, porque la humanidad no busca al Creador, no vuelve sus ojos hacia el Cielo para agradecer a Dios por la vida que le concedió.

Hoy, hijos, vengo a enseñarles el espíritu de la gratitud para que, a través de ella, transmuten y transformen el sufrimiento de este mundo, así como Mi Hijo lo transformó en la Cruz.

Hoy, les traigo la cruz del amor, del sacrificio y de la entrega, pero sepan, hijos Míos, que descubrirán una alegría diferente, la alegría de estar en Dios y de poder ayudarlo a rescatar a las almas y a los Reinos de la Naturaleza. 

Encontrarán la alegría de dar cada paso en sus vidas, en el nombre de Cristo, Nuestro Señor; renovando Su sacrificio y Su Cruz con la cruz de estos tiempos para que, al final de todo, sus vidas generen los méritos para la Divina Misericordia, que nuevamente triunfará en el mundo, que rescatará a las almas que aún están en los abismos, que apartará el mal y la oscuridad de este planeta y que, finalmente, lo tornará sagrado, así como Dios lo pensó en el principio.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Queridos hijos, recuerden que Centroamérica y Sudamérica son el nuevo Edén del planeta. Cuiden a los Reinos de la Naturaleza. Tórnenlos sagrados ante los ojos de los hombres ignorantes, para que ellos puedan despertar a la reverencia y a la devoción que Dios les entregó por medio de los Reinos Menores.

Valorando estos principios de la Creación, el mundo no tendría por qué sufrir ni tampoco tener falta de paz.

Escuchen la invocación de Mi Inmaculado Corazón y realicen las obras que les pido para que no solo triunfe Mi Espíritu de Paz en el mundo, sino para que también sus vidas se rediman ante Cristo, vuestro Señor, el Maestro del Amor.

Hoy Me despido de aquí, queridos hijos, prometiendo acompañarlos mañana en la Campaña por la Paz. 

Mañana vendré a consagrarlos, así como Dios lo indica.

Durante esta noche, en la que la vigilia repercute en el planeta por la unión de todos los corazones a Mi Corazón, se establece una tregua para que las almas más inocentes y más sufridas puedan tener la Gracia de la cura interior, de la salvación y de la liberación en Centroamérica. También estoy unida a todos Mis hijos del Caribe. Mi promesa será algún día visitarlos.

Oren por Haití, para que se establezca la Misericordia de Dios en ese país.

Por el Espíritu Santo que hoy nos ha congregado, queridos hijos, Yo los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. 

Que la alegría no desaparezca de sus corazones nicaragüenses.

Agradezcamos a Dios por esta Gracia y esta oportunidad.

Los amo.

Me despido de ustedes.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

A pedido de nuestra Señora, vamos a escuchar “Ave María” de Gómez, sustentando esta llama interior que hoy María consagró para todos.

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Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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