Apariciones extraordinarias
APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN LOS ALPES, EN LA FRONTERA DE SUIZA CON FRANCIA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA EL ENCUENTRO DE ORACIÓN DEL DÍA 13

 Ave María en francés

Je vous salue, Marie,
pleine de Grâce,
le Seigneur est avec vous.
Vous êtes bénie entre toutes les femmes
et Jésus, le fruit de vos entrailles,
est béni.

Sainte Marie, Mère de Dieu,
priez pour nous, pauvres pécheurs,
maintenant, et à l’heure de notre mort.

Amen.
 (tres veces)


En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Mi Gracia no se derrama con abundancia en este mundo porque una parte de Mis hijos no la acepta. Por eso, vengo a implorarles a todos por la paz, para que el mundo no entre en un camino sin retorno.

Por eso, después de Mi Hijo, hoy vengo aquí, a los Alpes, como Mediadora de la Paz, como la Abogada entre el Cielo y la Tierra, como Intercesora entre la Justicia y la Misericordia, para que Mis hijos no pierdan la oportunidad de poder llegar a Dios, de poder estar en Su Corazón, de poder recibir Sus Gracias abundantes e infinitas.

Pero no puedo esconderles Mi dolor, el dolor de una Madre por todos Sus hijos, el dolor de la Madre de las naciones que se enfrentan con las armas, que provocan la muerte, que destruyen las familias sin piedad y sin compasión.

Por eso, las religiones en este tiempo son usadas como arma de guerra; y esto es una falta grave ante Dios, porque Dios manifestó las religiones para que todos Sus Hijos tuvieran el camino para poder encontrarlo y vivirlo, y esto va más allá de los dogmas o de las filosofías.

Las religiones del mundo deben ser un puente para llegar a Dios y, a través de las religiones, todos deben ser buenos hijos en la superficie de esta Tierra herida.

Por eso, una vez más, vengo a abrir el manantial de la Gracia de Dios, para poder llevar a los Cielos a los que han muerto en estos días a través de la guerra, sobre todo a las almas inocentes que no tienen nada que ver con toda esta situación.

¿Cómo la Madre de los Cielos consolará a las madres de la Tierra que han perdido a sus hijos?

¿Recuerdan lo que Mi Hijo les dijo en las Estaciones de la Cruz, durante Su Dolorosa Pasión?

Él les dijo que no lloraran por Él, porque llorarían por sus hijos e hijas de la Tierra. Pero la humanidad no escuchó, y la humanidad aún no quiere escuchar, porque todo lo que hacen en esta superficie es como si ya no tuviera valor ni dignidad. Pero, hay almas en este mundo que sí la tienen.

Hay almas que trabajan en servicio por esa dignidad humana, que no es nada religioso ni tampoco espiritual, es solo que el mundo aprenda a ser digno, y que esta humanidad sea humanamente digna ante Dios, para no perder el camino y el sentido del Propósito de estar aquí.

Por eso, con Mis Manos tomo el santo rosario para que en este mes de octubre, mes del Santísimo Rosario, recuerden que las puertas de los Cielos estarán abiertas para recibir las súplicas y las oraciones de todos los Hijos de Dios. Porque no Me cansaré de decirles esto, queridos hijos: oren, oren y oren.

Que la oración no sea algo automático, monótono y sin vida.

Que el fervor de la oración brote de sus corazones y esencias, porque muchas son las necesidades y las emergencias. Estas solo aumentarán y es necesario de mucha oración para poder sostenerlas, para poder atenderlas, para que todo pueda encontrar una rápida e inmediata solución.

Por eso, estoy aquí, queridos hijos, como la Madre del Consuelo y la Madre de la Misericordia, como la Madre de Ucrania y la Madre de Medio Oriente, como la Madre del Mundo, para que Mis hijos Me puedan escuchar y salir de este sueño hipnotizante del final de los tiempos, para que puedan despertar en el amanecer de cada día, teniendo claro en la consciencia qué es lo que tienen que hacer y qué es lo que tienen que atender.

Aquí, Yo no les hablo de grandes cosas, les hablo de lo más pequeño y tal vez de lo que muchos no pueden ver, de lo que verdaderamente ustedes pueden ser en este mundo, al ser parte de la Dignidad Espiritual de Dios, al ser Sus Hijos amados.

Yo también vengo aquí con un Mensaje de Paz, para que la paz se establezca en la humanidad.  Mientras esto no suceda, como les he dicho la última vez, la sangre inocente seguirá corriendo sobre la superficie de este mundo.

¿Quién enmendará estos errores a través de la entrega orante de su vida?

¿Quién será un mediador, en este tiempo de tribulación, para concederle al mundo no solo la paz, sino también la justicia y el bien que muchos necesitan?

¿Quién forjará, dentro de sí, al verdadero guerrero que defenderá el Divino Propósito, primero de sí mismo y luego de los demás, que tendrá claro lo que vino a cumplir y a hacer en este mundo?

¿Quién dará más de lo que ya dio?

¿Quién ofrecerá su vida incansablemente?

Yo estoy aquí, queridos hijos, para enseñarles esto, porque lo viví y lo vivo. No se olviden de que Soy parte de ustedes, Soy parte de esta humanidad, por más que haya subido a los Cielos.

De los Cielos, siempre vendré a llamar a Mis hijos a la oración perpetua del corazón, al servicio incansable y abnegado, para que se cumpla el tiempo de la paz, dentro y fuera de los seres, en cada corazón humano.

Que la luz de la oración abunde en este mundo, para que más almas estén protegidas de los grandes errores de unos pocos, para que las almas estén protegidas de la guerra y de la persecución.

Ya no debería haber esclavitud en la superficie de este mundo. Esto sigue aconteciendo, queridos hijos, así como la explotación de todo lo que hay en esta superficie.

¿Quién enmendará la Ley de la Creación?

¿Quién abrirá la puerta de su corazón para recibir el gran y último llamado, para hacerlo carne de su propia carne, para hacerlo espíritu de su propio espíritu, para manifestarlo y concretarlo en esta superficie?

Estos son los tiempos de saber luchar a través de la oración del corazón, porque no son los tiempos de levantar las armas; es el tiempo de elevar los corazones a Dios, es el tiempo de recibir todas Mis Gracias antes de que sea demasiado tarde.

Que esta Luz que hoy baña las montañas, Luz de Dios donada por el Sol de este Sistema Solar día a día, momento tras momento, incansablemente, los bañe a través del Espíritu Santo para que le conceda al mundo la sabiduría y la paz.


Escucha, Señor, la Voz de Tu Sierva,
que viene a implorarte por Tus Hijos,
por este Sagrado Proyecto de la humanidad.

Escucha, Señor, la Voz de Tu Esclava,
que viene a ofrecerte Su Santo e Inmaculado Corazón,
en este mes del Santo Rosario,
para que las almas reciban la cura y la redención.

Escucha, Señor, la Voz de Tu Abogada,
la Reina de los ángeles y de los santos,
la Madre de todos los servidores,
la Señora de la consagración,
para que el espíritu de la inocencia
emerja en este mundo,
para que la maldad se disuelva de los corazones,
a fin de que ya nada quede impune,
sino que todos alcancen la redención
tan esperada por Mi Amado Hijo.

Que la Luz de Dios bañe al planeta,
que la Luz de Dios bañe a las naciones,
ilumine los rincones más oscuros de la Tierra,
para que puedan renacer el amor, la verdad y la justicia;
por todos los que sufren,
por todos los que son esclavos,
en este tiempo de desafíos y de tribulación.

Que la Luz de Mi Corazón,
al igual que la Luz de las montañas,
penetre en lo más profundo de la consciencia humana,
para que los desvíos sean corregidos,
para que se establezca la comunión con la Ley
que vibra en el espacio cósmico,
que se emana como una corriente
de Misericordia y de Paz para todo el universo.


Me retiro de este lugar, esperando que Mis hijos escuchen Mi llamado. No lo tomen como algo normal, abracen este llamado como una emergencia, como el grito más profundo de Mi Corazón para que se detengan las armas, la maldad y las guerras; para que todos puedan vivir en paz, porque todos tienen un lugar en este mundo para vivir en paz. Esto es posible, pero sobre todo es posible tener un lugar en el Corazón de Dios.

Los bendigo y les agradezco. 

Recuerden Mi llamado, Mi llamado por la paz, dentro y fuera de los seres.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN LA CIUDAD DE BARCELONA, ESPAÑA, A LOS VIDENTES FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN Y LA HERMANA LUCÍA DE JESÚS

He aquí a la esclava del Señor. Hágase en Mí y en ustedes según Su Palabra.

He aquí el Espejo de Luz de Dios, que trae la calma para un mundo que se agita; que trae la serenidad para un mundo que se precipita; que trae de la Fuente el Amor del Creador.

He aquí la Llena de Gracia, la humilde en Su Palabra, la Sierva del Creador.

He aquí la Mediadora, la que está junto a Sus hijos para socorrerlos y ayudarlos, para que encuentren el camino hacia la Divina Eternidad.

He aquí la siempre pobre Mujer, la Madre Dolorosa, la Madre de la Gracia, Madre de la Divina Misericordia.

He aquí la que contempla a la humanidad, a todas las naciones, a todas las religiones, a todas las culturas; hasta aquel que está solo y olvidado por el mundo.

He aquí la siempre Madre del sacrificio, la que se ofrece a los corazones para que vivan la paz y el regocijo del Amor, la vida eterna.

He aquí la simple Mujer de Nazaret, que gestó en Su Vientre al Unigénito y que dio Luz para el mundo, para que todos la pudieran ver, venerar y contemplar, como el Amor de Dios, en Su humilde y pobre Hijo. Este es el Dios de la Vida, que se hizo carne a través del Verbo y del Espíritu Santo, para toda la humanidad.

He aquí la Fuente de Dios manifestada a través de Mi Vientre purísimo, de Mis Palabras de esclavitud al Señor Todopoderoso.

He aquí la Esclava del Señor que siempre persiste, que nunca se detiene, que sigue adelante para ver en Sus hijos y en los más pequeños, el Plan Divino del Creador.

He aquí la que siempre se dona, la Madre silenciosa, la que desata todos los nudos, la que trabaja invisiblemente en todas las causas imposibles.

He aquí la Abogada del Señor, la Corredentora después de Cristo, la Intercesora, el Espejo de Justicia, el Espejo de la Pureza, el Espejo de la Ascensión.

He aquí la que siempre hace brillar Su Inmaculado Corazón, para que todos lo puedan sentir, interiormente.

He aquí la que los libera de las amarras, de las injusticias, de la perdición y de toda ilusión.

He aquí la Madre siempre Virgen, la Gobernanta del Universo, la dulcísima y simple Señora, la que ama a las almas para cumplir el pedido de Dios.

Vengo a refractar en esta hora el Gran Espejo de la Fuente, de la Fuente de la Creación, donde todo nació y surgió desde el principio de la Mente Divina.

He aquí la Madre de Dios, la que no tiene religión, la que solo vive en Dios, para que Sus hijos puedan vivir en Él.

He aquí la esencia del Amor manifestado, en Su aspecto femenino y sagrado.

He aquí la Madre que siempre los comprende, la Madre que los acepta bajo el Espíritu incondicional del Santo Espíritu de Dios.

He aquí la que equilibra la justicia, la que toma con Su mano la balanza de la injusticia de la humanidad, para poder equilibrarla antes del gran tiempo, el gran tiempo de la purificación, de la definición y de la redención de las almas.

He aquí la Madre que siempre se entrega a Sus hijos, la Madre incansable, persistente, humilde y poderosa.

He aquí la que trae entre Sus manos la Luz y la Gracia de Dios, para ser derramada en los corazones del mundo, para que todos reencuentren el sentido del Amor y de la Unidad.

He aquí la Madre de la Divina Naturaleza, la Madre de la Creación, la que cuida y protege a cada esencia creada en todos los Reinos de esta Creación.

He aquí la Madre que llora por Sus hijos silenciosamente. La Madre que clama, que invoca y que llama a Sus hijos al sagrado despertar.

He aquí el Corazón que se entrega, sin tiempo y sin condición, porque es urgente que todos ingresen a Él, para poder salvarse y tener consciencia de sus decisiones y acciones.

He aquí la Madre que se postra ante el Señor y ante Su amadísimo Hijo, para implorar por el mundo y la humanidad; para traer hacia la Tierra una gracia y una expiación inexplicable.

He aquí la que siempre se entrega para todos Sus hijos por igual.

He aquí el Espejo que refleja la Paz; que trae lo posible para todo lo imposible en el mundo.

He aquí la que interviene por el Universo, la que enciende los espejos para traer los códigos de la Divinidad y para que estos se siembren en la mayor cantidad de consciencias posibles.

He aquí la Madre que nunca se detiene; que siempre trabaja por un Plan Mayor; que trae para todos, a través de Su Corazón, la infinita Misericordia de Dios.

Estoy aquí por Mis hijos, por los que no Me escuchan, por los que no Me aceptan, por los que no Me aman.

Soy la Madre Universal, la que proviene de la Fuente purísima de Dios, gestada como Esencia, tan semejante a una flor; a la flor más bella de este Universo. De ahí provengo Yo y deseo que Mis hijos, en estos tiempos difíciles, también puedan unirse a esa Fuente Mayor.

He aquí la Madre que todo lo contempla, que conoce todas las necesidades y que escucha todas las súplicas. Es aquella Madre que contempla a Dios con Amor y que le pide todos los días por Sus hijos, por una nueva oportunidad, trayendo así la esperanza, la renovación, el propósito, para aquellos que más lo necesitan.

He aquí la Madre de la Luz, la que trae algo desconocido para todos; la que abre las puertas hacia la Divina Redención.

He aquí la Madre de los ángeles; la Sierva de los arcángeles y del Padre Eterno.

He aquí la que trae el Cielo a la Tierra y muestra para todos, los tesoros del Universo, para que los puedan contemplar y amar.

He aquí la que siempre los escuchará y nunca detendrá Sus pasos, hasta conseguir lo que Dios necesita de ustedes: almas puras, almas simples, almas servidoras, almas que aman más allá de sí mismas, de sus miserias, de sus imperfecciones, de sus dudas y de sus errores.

He aquí la Madre que trae la Fuente del Amor, para que sus más pequeños puedan beber de ella, hasta saciar su sed completamente.

He aquí la Madre del Santo Rosario, la Madre de la eterna oración; la que trae para el mundo la urgente Paz para estos tiempos. Amén.

Y con Mis palabras tan simples, les traigo el Universo de Dios. Contemplen la Presencia del Creador y nunca se olviden, hijos Míos, que es de esta forma que se unirán a Mi Corazón y al Corazón del Padre Celestial.

Que la Presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, como una Unidad perfecta, hoy los consagre. Recuerden, con Mis Palabras, que Yo estoy en todas las cosas, pero humilde y silenciosamente; así los acompaño y los acompañaré siempre, porque Mi Corazón es incansable y siempre estará al lado de Mis hijos.

Con la oración que hoy les presenté, les traje todo los que Soy, todos los Misterios Divinos que se encuentran en Mi Presencia. Déjenme vivir en sus corazones. De esta forma, hijos Míos, Yo les enseñaré a ser dignos hijos de Dios, dignos hijos de Mi Inmaculado Corazón, no importa en donde estén, si pertenecen a alguna religión, a cultura diferentes, a naciones distantes. Yo estoy en todo y en el silencio les enseño a amar, para que de esta forma, aunque muchos no me conozcan, que por medio de sus corazones Yo pueda llegar a cada uno de Mis hijos y a todos los Reinos de la Naturaleza.

Hoy los bendigo con la Luz de los Espejos sublimes, porque los traigo del Universo para encender sus corazones y, silenciosamente, revelarles Mi Paz; esta que el mundo no conoce, y que por primera vez, puede sentirla plenamente en su interior.

Mis amados hijos, hoy viviremos una bendición especial; una consagración infinita, que permeará en lo profundo a las almas que hoy se consagrarán.

Mi Hijo Me ha pedido consagrarlos con el Sacramento de la Unción, porque será importante para esas almas, sobre todo para lo que deberán vivir en el próximo mundo.

Tráiganme aquí el aceite para consagrar. Sepan que las santas mujeres de Jerusalén ungieron el Cuerpo herido del Hijo amado de Dios, para restaurar todas las faltas cometidas durante Su Flagelación y Pasión.

Las santas mujeres, las auxiliadoras de Cristo, sabían en aquel tiempo lo que hacían. A través de la Unción, no solo curaban el Cuerpo del Señor que estaba dentro del Santo Sepulcro, sino que ellas también traían, como almas espejo, la regeneración de la humanidad, a través de las Células vivas de Cristo; porque las Células de Cristo nunca murieron. El Cuerpo reposó, expiró, para poder seguir sirviendo a las almas en los planos internos de esta Creación.

El aceite consagrado representa la cura para las almas y hoy las bendeciré, en esta consagración especial, trayendo la esencia de la regeneración, para sus espíritus y consciencias.

Les pido que podamos escuchar una melodía sacra, para este momento de consagración.

El Señor bendiga este elemento, surgido de la Fuente de Su Creación, a través de la donación de los Reinos de la Naturaleza. Sea el símbolo de la redención, de la regeneración y de la cura, para aquellos que siempre buscan la reconciliación con Dios. Amén.

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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