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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En estos últimos tiempos, esperé este momento de poder colocar Mi Consciencia Divina sobre este sagrado lugar de la Jerarquía y de la Creación, para que los verdaderos tesoros espirituales de los Estados Unidos pudieran emerger, en este día, ante los ojos internos que están abiertos para percibirlos, ante los corazones que están abiertos para poder sentirlos.
Yo vengo a dar a conocer al mundo estos tesoros que se guardan en el Gran Cañón del Colorado, a fin de que el alma de esta nación pueda recordar el Propósito de su formación y de su existencia, para que todos los que aquí viven sepan que el Propósito Espiritual de los Estados Unidos aún está por cumplirse, a pesar del vínculo de este país con las guerras y con los conflictos, en los cuales vive desde hace décadas.
Vengo a colocar ante la humanidad y, en especial, ante todo el hemisferio norte, estas Sagradas Reliquias de la Jerarquía Espiritual del Gran Cañón del Colorado, para que todas las consciencias y almas posibles puedan beber de esta fuente que aquí habita y que aquí se encuentra, en el más profundo y reverente silencio delante de la Creación, pudiendo ingresar a través de la contemplación y de la oración interna en el alma espiritual de este lugar, así como en otros lugares que Estados Unidos tiene, en donde la Jerarquía se expresa silenciosamente, como en Monte Shasta.
Por eso, para estos tiempos definitivos, en los que el alma de las naciones se compromete con acontecimientos no evolutivos, vengo a decirles a los abiertos de corazón, a aquellos que buscan incesantemente el camino de la trascendencia y de la ascensión, que puedan sentir en lo profundo del corazón estas sagradas energías del Gran Cañón del Colorado, el que expresa una historia incalculable e infinita, del amor y de la experiencia que los pueblos originarios alcanzaron con este universo y este planeta.
Quisiera que así puedan percibir que esta vida no termina en lo material; que la verdadera vida está en lo espiritual y que, desde el principio de este Proyecto Humano en la Tierra, Dios pensó en cada detalle, para que la civilización humana, a través de su comunión verdadera con los Reinos de la Naturaleza, pudiera conectarse con la Fuente Primordial. Ese es el verdadero servicio de los Reinos Menores, tan ultrajados y maltratados por el hombre de superficie.
Pero cuán grande es el amor de los Reinos de la Naturaleza, de los paisajes más bellos de este mundo que, a pesar de todos los impactos que reciben, se siguen donando y entregando por ustedes, con el fin primordial de que el ser humano de estos tiempos aprenda a evolucionar y a despertar.
Como les dije, aquí habitan Sagradas Reliquias, los puros de corazón podrán sintonizarlas y, así, encontrarse con su verdadero origen y el verdadero motivo de estar aquí encarnados, en este mundo, para aprender a vivir la escuela del amor y de la redención.
En síntesis, Mis compañeros, en este planeta, pensado y creado por el Creador con la asistencia sublime de los Arcángeles, los Sagrados Padres Creadores, se crearon las mejores condiciones para que las almas que aquí encarnaran, vivieran su profunda experiencia espiritual y, a través de esa sagrada experiencia, encontraran su propósito y la razón de estar aquí en este tiempo y en este ciclo, para ser parte de la expresión de la Divina Voluntad de Dios.
Por eso, en alegría y en júbilo, ante el Gran Cañón del Colorado, Sagrado Recinto de amor y de hermandad, abran sus consciencias, expandan sus corazones y que sus espíritus tengan la oportunidad, que ustedes mismos les pueden dar de vivir bajo el Soplo del Espíritu, recibiendo los impulsos y las corrientes cósmicas que aquí habitan, y así se puedan comenzar a recuperar los valores que la humanidad perdió en este tiempo.
Esa es la razón principal de los Recintos Sagrados: que las almas recuerden que son una estrella, que los mundos internos sepan que son un sol interior que puede brillar, en este espacio y en este tiempo, viviendo su compromiso, su linaje y su tarea; a fin de reconstruir el consciente y el inconsciente de esta humanidad.
Y, así, como lo fue con el pueblo sagrado de Israel, la humanidad recupere su Proyecto Original y pueda vivir los Principios y la Ley de la Creación, a fin de que comience a gestarse ya el surgimiento de la Nueva Tierra.
En simples, pero profundas palabras, ¡cuántos hermanos de otrora vinieron desde el universo hacia este planeta, desde el origen de la Tierra, para acompañar los pasos de esta civilización humana encarnada! Y, a pesar de los tiempos, de los traumas y de los acontecimientos en la superficie de la Tierra, ellos están aquí para seguir acompañándolos. Ellos dieron el sí, en sacrificio, entregando lo más valioso de sus espíritus y de sus consciencias superiores para que este Proyecto en la superficie no se perdiera.
¿Será que la humanidad tendrá el coraje y la valentía de aceptar esta realidad?
¿Será que el ser humano de superficie, en este tiempo, tendrá el coraje de contemplar la Creación con otros ojos y de entender que esta vida no es solo material?
Yo les traigo esta Gracia y también esta oportunidad de que, a través del ejemplo de este sagrado lugar del Gran Cañón del Colorado, sus consciencias se expandan, se abran y despierten al encuentro de lo que es real.
Les dejo a ustedes, en esta jornada, estos impulsos. Y su Maestro y Señor, junto a toda la Divinidad, ya prepara Sus Pasos para poder auxiliar a Brasil, porque para la Jerarquía todo es importante y espero que aprendan a contemplar Nuestro sacrificio, con una sola intención, una verdadera intención de gratitud.
Así, podrán seguir acompañando a la Jerarquía en esta larga trayectoria del planeta, para que la ley del sufrimiento termine, las consciencias se liberen de su cautiverio espiritual y reciban los impulsos sagrados de los Recintos que guarda este planeta, por el propósito de la evolución de la raza humana.
Que brillen sus estrellas junto a Nosotros; que sus soles sean parte de Nuestro Sol de Amor y de Misericordia, a fin de que esta raza humana sea más fraterna y justa, y algún día sea merecedora del Tercer Orden de la Hermandad.
Rezo por esto todos los días y los invito a rezar Conmigo para que esta ardiente Aspiración de Dios se cumpla, más allá de los 144 000.
Agradezco a los hermanos presentes en los Estados Unidos por acompañar esta tarea, por darle el valor que ella tiene en la importancia de este momento planetario.
Mis Gracias sean derramadas en todos ellos, sobre todo Mi Amor Consolador, para que tengan la fuerza interior necesaria para erguir las bases de la vida grupal y comunitaria en los Estados Unidos, una profunda aspiración de los Maestros del Oriente.
Desde el Valle Sagrado del Gran Cañón del Colorado, en donde brilla y se perpetúa la Luz y el Amor de la Jerarquía, todos sean bendecidos y reciban Mi Paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Que este mundo sea redimido. Amén.
"Te adoramos o Cristo y Te bendecimos, que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo" (se repite tres veces). Amén.
Déjame entrar por la puerta de tu corazón y podré transformar completamente tu vida. Mientras espero del lado de afuera, cerca de tu corazón, medita por un instante lo que significó la entrega y la Pasión de tu Señor y cada padecimiento vivido y sufrido por ti.
Déjame hablarle a tu corazón, porque allí se guarda el mayor tesoro de Dios, en donde algún día podrá surgir la cura para tu vida y la redención de tu consciencia, tan esperada por nuestro Padre Celestial.
Ábrete, así como Yo Me abro ante ti en este día, extendiendo Mis Brazos y Mis Manos hacia ti, para que puedas sentir Mi consuelo y Mi abrazo, la respiración espiritual de Mi Corazón, el palpitar de Mi Espíritu que viene a tu encuentro y al encuentro de tus hermanos para santificar y sublimar tu vida.
Espero que todos puedan algún día reposar sobre Mi pecho, así como Juan el Apóstol una vez reposó, en el momento más culminante de su Señor, la mayor entrega vivida en la experiencia de la Última Cena.
Por eso, anímate a abrirte sin ningún temor. Vengo a sanar tus remordimientos, tus dudas y tus dificultades, porque si tú me llamas, hoy, Yo te llamo a Mi encuentro, al encuentro espiritual, a la comunión interna y profunda con la Divinidad de Cristo.
Deja que el Soplo del Espíritu pueda soplar sobre tu cabeza por medio del pronunciamiento de cada una de Mis Palabras.
Regocíjate y alégrate porque tu redención está próxima, y así como el pueblo de Israel, anunciarás en tu corazón el segundo advenimiento de Cristo.
Que en esta Pascua que vendrá, puedas reposar en Mis consuelos, en la calidez de Mi Amor, en la firmeza de Mi Espíritu, porque lo que necesito es transformarte, solamente, en Mi instrumento para que tú puedas ser un instrumento en las manos de Dios, para que Él pueda reescribir la historia de esta humanidad.
Coloca tu mano sobre el corazón y siente la vibración divina que desciende a través de Mí. Ya no hay cruz que pueda pesar en tu vida, ya no hay desconsuelo que pueda prevalecer en tu consciencia, ya no hay culpa que puedas sentir, porque Mi Misericordia es infinita e inconmensurable.
Recibe las Gracias de Mi Corazón, así como las recibió Juan el Apóstol en la fidelidad de su presencia, en cada paso de la cruz y del calvario, en cada agonía, en el momento más importante de su Maestro y Señor en el huerto Gethsemaní, porque entre los Apóstoles, fue el único espíritu que estuvo en vigilia por Mí.
Hoy te invito, compañero y compañera Mía, a que estés en vigilia Conmigo en este tiempo crucial, para que siempre encuentres Mi camino, recibas Mi sabiduría y discernimiento para poder enfrentar en los próximos tiempos grandes decisiones que te colocarán más cerca de Mí, si meditas y reflexionas correctamente.
Hoy como hace más de dos mil años, te entrego el Corazón que dio la vida por ti, posando en la palma de Mi mano, este es el Corazón ardiente que los ama, que los contempla y que les suplica: redímanse, arrepiéntanse y hagan penitencia por los que no lo hacen, por los que no lo escuchan, por los que están ciegos en la vida espiritual.
Ahora coloca tus manos en recepción uniendo una con la otra, creando la cuna para que repose el sublime y divino Corazón del Señor. Siente en las palmas de tus manos el Amor de tu Señor, el fuego de Su Corazón, y recógelo en tu espíritu, estableciendo la alianza entre tu corazón y el Mío, fortaleciendo la comunión con Mi Divina Presencia.
Hoy es el fuego de Mi Corazón el que te purifica; hoy es la llama de Mi Corazón que te transubstancia; hoy es la vida de Mi Espíritu que te trae la vida eterna.
¿Qué más deseas para tu existencia, si puedes estar en Mí donde estés? Yo puedo estar en cualquier lugar, Soy el Hijo Del Omnipresente y del Omnisciente Señor.
Mi Espíritu te trae la cura y la liberación para tu vida.
Repitamos las palabras que nos dice Jesús en este momento, en unión y en comunión con Su Divino Corazón:
"Hazme firme, Señor, en los momentos decisivos,
entrégame Tu templanza durante las pruebas más duras,
fortaléceme con Tu Amor para las decisiones de la vida,
y que nunca me aparte de Ti para que pueda ver el camino
que me conducirá al Sagrado Templo de Tu Corazón.
Amén".
Y ahora que están limpios nuevamente, en este día, celebremos el encuentro con la Gracia de Dios para que, fortalecidos por Su Espíritu, recibamos Su Misericordia y Su Espíritu de renovación.
Mi Corazón Eucarístico es el mayor testimonio de Amor por la humanidad, es ese Corazón vivo y humilde que hoy transubstanciará los elementos para que las almas vivan la Gracia Divina y puedan entrar, mediante los sacramentos, a Mi Iglesia Celestial.
Nos ponemos de pie.
"Señor bendice estos elementos para que sean celebrados en Tu Honor y por Tu inmensa Gloria. Amén".
"Bautiza con esta agua, Señor, a los que necesiten de Tu Espíritu. Amén".
Juan los bautizó con el agua de vida. Hoy Yo los vuelvo a bautizar con Mi Espíritu.
Oración: Padre Nuestro (en arameo).
Llegó el momento del gran Amor de Dios para el mundo por medio de la transubstanciación de los elementos.
Los que puedan, se arrodillan.
"Padre, acepta la oferta de Tu Hijo, que entregado por Amor a la humanidad, hoy se vuelve a entregar al mundo por la redención de los pecadores".
Y después de la santa bendición tomé el pan, dando gracias a Dios por el sacrificio, lo elevé y lo entregué a los apóstoles diciéndoles:
"Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo que es entregado por los hombres para el perdón de los pecados".
Te adoramos, Señor, y Te bendecimos.
Tomando el Cáliz, di gracias a Dios por el sacrificio y les dije a Mis Apóstoles:
"Tomen de Él porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza que se entrega al mundo para el perdón de los pecados. Hagan esto en Mi memoria".
Elevamos al Cielo nuestras súplicas, para que Dios escuche con atención el pedido de Sus hijos.
Oración: Padre Nuestro (en portugués).
El Cuerpo y la Sangre Divina de Cristo.
Bienaventurados son los que se sirven de este Sacramento para la redención de la humanidad. Amén.
Y al fin, pude entrar en muchos corazones, y los corazones, por medio de esta unión entraron en Mí.
Que la Paz y el Amor de Dios estén en sus corazones y que ese Amor y esa Paz se propaguen en el mundo por la redención de todos los caídos.
Yo los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En fraternidad, se darán el saludo de la Paz.
Les agradezco.
Y ahora que he venido a tu encuentro, recuesta tu cabeza sobre Mi Pecho y siente toda la paz que Yo te puedo brindar en este tiempo, una paz que nadie más te puede dar, ni entregar.
Siente ahora Mi Corazón vivo, que pulsa interiormente cerca de tus oídos. Este es el Corazón que ha padecido por el mundo y por la humanidad.
Es el Corazón que ha derramado Su Sangre por las almas para el perdón de las faltas y que aún lo sigue haciendo por todos sus compañeros y por sus enemigos.
Pero hoy no pienses, amado Mío, qué es lo que estás sufriendo o lo que podrías sufrir. Piensa en Mí, únete a Mi Consciencia y siente Mi abrazo paternal, porque Yo cuido de todas Mis ovejas, una a una, y nunca Me olvido de nadie.
Entrégate a Mí, y ríndete, como tantas veces te lo pido.
No temas por lo que vendrá sino por lo que no está sucediendo en tu vida.
Ahora, refugia tu alma debajo de los Rayos de Mi Corazón y siente el soplo del Espíritu actuando en cada momento, en cada respiración, así como en cada palabra.
Yo puedo restaurar todas las cosas. Yo puedo suplir todas las cosas, porque no soy Yo quien lo hace, es Mi Padre que está en los Cielos, es Él quien obra, quien realiza y quien manifiesta la Voluntad Superior.
Deja para atrás lo que no comprendes, lo que no aceptas o lo que no entiendes.
Confía en este Amor que Yo te estoy donando, porque es un Amor que debe realizarse en ti para que el Plan de Dios se realice en la Tierra.
Recuéstate como Juan, el apóstol, sobre Mi Pecho y siente los dolores y las agonías de tu Señor, en el silencio y en la calma.
Dios no ofrece sufrimiento a las almas, son las almas que buscan el sufrimiento, porque en el Reino de los Cielos, desde donde hoy provengo, no existe el dolor ni la culpa. Alégrate por estar recostando tu cabeza sobre el Pecho de tu Maestro.
Sé que no lo comprenderás todo de una sola vez, pero eso no importa para tu Señor. Lo que importa es que lo vivas plenamente, unido a Mí, en espíritu y en esencia.
No confirmes tus pecados, no afirmes tus errores, eleva tu corazón y colócalo dentro del Mío, para que Yo lo pueda transformar y pulir como las manos del alfarero. Y así estarás en perfecta libertad y en profunda calma y de la noche a la mañana no sabrás qué es lo que te ha sucedido, porque todo se habrá transformado tal cual Yo lo he pensado, según los designios de Dios.
Recibe el Amor de Mi Corazón como un bálsamo y ríndete. Mi Corazón no te hará mal, Mi Corazón no te hará daño. Mi Amor es bien y es pacificación para las almas.
Sírvete de todo lo que Yo te puedo donar y confía, porque todo está marcado, todo tiene su hora y su tiempo.
Así como tú estás hoy sobre Mi Pecho sintiendo el fuego de Mi Corazón y la suavidad de Mi Alma, la acción de Mi Divinidad y de Mi Espíritu, quisiera que muchos más imitaran este ejemplo de unión con el Señor.
Calma tu corazón de toda angustia y acepta lo que te entrego, porque todo tiene un fin mayor y un propósito que aún estarás por descubrir, algún día.
Deja para atrás lo que has padecido, lo que no has entendido, sumérgete en el océano de Mi Luz y todo se disipará, porque quien confía en su Maestro, confía en Dios, Todopoderoso. Y su vida, día a día, paso a paso, con esfuerzo y sacrificio, se volverá libre.
Yo quiero de tu alma un nuevo ser que sea parte de una nueva humanidad, consciente y despierta, responsable y digna con la Creación.
Hay tantos tesoros en el Cielo, querida alma, que tengo para revelar; Mis Manos están llenas de designios y aún no los puedo derramar sobre el mundo porque no encuentro lugar ni refugio en la humanidad entera.
Pero si tú, valiente Mío, hoy das el paso por muchos más, algún día muchos más reconocerán Mi Nombre y Mi Gloria, y la harán digna en sus vidas para que así triunfe el Amor de Dios.
Ahora, abrázame y siente el calor de Mi Espíritu, siente la protección de Mis Brazos y la respiración de Mi Cuerpo como un soplo renovador que a todo santifica y que a todo renueva.
No hay nada que se pueda perder. Todo es transformado según Mi Voluntad.
Conviértete en una de las santas mujeres de Jerusalén, o tan semejante al apóstol Juan, en total entrega y abnegación.
Todo lo que vives, alma Mía, tiene un motivo y un significado para Dios, no hay nada que esté fuera de lugar, todo tiene un sentido y un tiempo para realizarse. Sea en el bien, o lejos de él.
Pero Yo quiero que hoy sientas el latir de Mi Corazón manso, de un Amor inexplicable y redentor, que ansía por las almas buenas y dignas, que cumplan la Voluntad de Dios en este tiempo de difíciles pruebas.
Abrázame fuerte y siente Mi consuelo que es intransferible e inmediato. Deja que Yo te nutra con Mi Paz y con la llama de Mi Fe, que es la que me trae al mundo para buscar a los que he llamado por su nombre para que Me acompañaran en esta era y en este ciclo, en donde el mundo vivirá su mayor desafío de todos los tiempos y de todas las eras. No podré decirles lo contrario.
Almas Mías, es hora de vivir Mi Plan y de no esperar más tiempo.
A veces su Señor y Maestro necesita sentir el calor del amor de Sus hijos para poder seguir adelante. Por más que Yo esté en el Cielo no significa que no sienta como un ser humano, porque como ser humano estuve entre ustedes, para que me pudieran vivir y comprender.
Así estarán abrazando a su Padre Celestial, que también necesita de consuelo, al ver las ofensas y los agravios del mundo.
¡Cuánto el Amor puede hacer en los corazones que se deciden a vivirlo plenamente, el Amor que viene de lo alto y que puede brotar de los corazones haciendo nacer Nuevos Cristos!
Quiero que hoy Me ofrezcan su abrazo porque lo necesito, así como ustedes necesitan de Mí para seguir caminando por este sendero, el más difícil de todos los tiempos, el que ninguna otra humanidad vivió, en ninguna otra época.
Ustedes vinieron aquí, almas Mías, por un propósito y un designio mayor que conocerán algún día.
Pero hoy no necesito que comprendan Mis misterios, sino que sientan la agonía de su Señor y el pedido de consuelo a los corazones valientes.
Ahora, siente cómo Yo te cubro con Mi Manto, aquel manto que fue rasgado por las manos de Mis enemigos durante la Pasión y que cubrió Mi Cuerpo llagado de heridas y de ofensas.
Estas son las Llagas que Yo vivo por el mundo y quiero compartirlas con Mis servidores, con los que se han dispuesto a seguirme incondicionalmente.
Yo quiero ofrecerles Mis sacrificios y Mis dolores, porque quien padece con su Señor, padece con Dios, y el Amor que nunca acaba, todo lo transforma, hasta lo más impenetrable. Que Mis Llagas sean motivo de su santificación, de su persistencia y de su renuncia.
Porque Yo tengo un plan precioso para cada uno de Mis servidores que debe cumplirse en esta hora aguda del planeta, en donde todo se precipita, hora tras hora.
Por eso consagro hijas e hijos, para tener ejércitos sobre la Tierra que estén firmes en Mí, a pesar de lo que suceda.
No tengo nada más para dar, solo el Amor de Mi Corazón, que es el que Me ha traído hasta aquí, a través de los tiempos y de las generaciones.
Amor que testimonia la presencia del Cuerpo y de la Sangre de Cristo para la reparación de las faltas y de todos los cometidos que no están en la Ley de Dios. Les vuelvo a decir, almas Mías, que necesito aún más de sus corazones abiertos para que Yo pueda ingresar con Mi Consciencia en los recintos más profundos de sus almas, en donde el Reino de Dios debe realizarse, para que el mundo y la humanidad aún existan.
Por eso en este miércoles santo de recogimiento y oración, no solo les pido sus oraciones, sino también su abrazo, para que el espíritu consolador pueda estar presente y las almas se animen a decir ‘sí’, cada día más.
Hoy les traigo el momento más sagrado de Mi vida, que fue la antesala de la última Cena. Les vengo a hablar con el mismo amor con el cual Me dirigí a Mi santa Madre y a las mujeres de Jerusalén, así como a Mis apóstoles. Es este Amor irrestricto e infinito el que nunca acaba, porque parte y nace de la Fuente de Dios para Sus criaturas.
Ustedes necesitan, finalmente, ser como Yo y superarme, porque Yo vengo aquí para que hagan cosas más grandes que las que Yo hice algún día. Eso demostrará ante el Universo que es posible una Nueva Humanidad, que estará arrepentida y pedirá perdón por todo lo realizado, que no tendrá vergüenza de confesar sus faltas y estará abierta a recibir la Misericordia de Dios, que es inextinguible y eterna.
Quiero que vivan en el gozo de Mi Amor Celestial y tú, pequeña alma, que estás aprendiendo a amarme, no lo dejes de hacer. Anímate a cruzar los umbrales de la resistencia humana, porque Yo te ayudaré a ser verdaderamente libre de ti para siempre.
No dejes de sentir el Amor que hoy emana Mi Corazón y vivifícalo como si fuera la última vez, porque lo que Yo vengo a dar hoy no podré darlo nuevamente; ya se está cumpliendo el tiempo y la hora definitiva se aproxima.
No quiero coronarte con flores, sino con espinas, para que Me puedas superar en el Amor, sabiendo que el ser humano es un ser impredecible en todo este Universo, así como Yo lo fui, testimoniando Mi Pasión, Muerte y Resurrección.
Yo ofrezco la gloria y el honor para los que se han decidido estar a Mi lado, pero también ofrezco Mi dolor y Mi agonía para los que se han confirmado ante Mí en esta tarde de Gracia eterna.
Y ahora, devuelvo tu alma al centro de tu ser, en donde existe el Templo sagrado del Amor, que siempre debe estar encendido por la luz del Espíritu Santo.
Y Mi Corazón se recoge para ofrecerse nuevamente a otras almas en el mundo, que también Me necesitan.
Benditos sean los que recibieron Mis Palabras con gratitud, porque lo comprenderán todo en el próximo tiempo. Y cuando Yo ya no este aquí entre ustedes, en poco tiempo, conocerán profundamente todo lo que he querido hacer en este lugar y en esta casa, y principalmente, en ustedes.
Porque deberé aparecer en otros lugares del mundo que también Me necesitan, que también tienen sed de Mi Palabra y de Mi Verbo y sobre todo, del Amor de Dios.
Con esa solemnidad que intento construir en sus corazones a través de este encuentro, quiero que hoy se dignifiquen ante Nuestro Padre Celestial, asumiendo este compromiso Conmigo hasta el fin de los días, sabiendo que todo lo que vivirán será una gran escuela para el alma y el espíritu.
Solo necesito que den su amor al mundo, no importando quién sea, no importando su creencia o religión, su pobreza o su riqueza, su enfermedad o su salud.
Quiero que amen como Yo los amo, porque la prueba que llega al mundo será muy dura. Y no todos soportarán ese momento. Por eso, los fortalezco en este tiempo y por medio de Mi servicio incondicional a las almas les doy Mi Cuerpo y Mi Sangre para que puedan sobrevivir, así como su Maestro sobrevivió en cada paso de la Cruz, y de Su Agonía.
No es hora de estar divididos, distanciados, ni indiferentes. Coloquen sus corazones dentro del Mío y todo pasará. Porque lo que Yo deseo del mundo es muy grande y eso podrá suceder cuando retorne por segunda vez. Ofrezcamos entonces, almas Mías, este momento a nuestro Dios Todopoderoso, El que ha permitido nuevamente, en este día, esta Gracia espiritual para un mundo infiel. Pero el Amor siempre superará todas estas cosas. Todo será cumplido como Dios lo ha pensado.
Incienso.
Nos podemos poner de pie para la bendición de estos elementos.
Yo los llamé aquí porque nunca Me olvidé de ustedes y porque todo tiene un tiempo para Dios y para el Universo (*)
Al igual que estos elementos sagrados que están a los pies de su Maestro y Señor, hoy también ofreceré sus consciencias a Dios para que Él pueda cumplir Sus designios en ustedes.
El Señor Todopoderoso, nuestro Padre Eterno que está en los Cielos, bendiga con Su más infinita Luz y Sabiduría.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Gracias por abrazarme de verdad.
Hoy he escogido una canción que testimonia la Obra de la Madre Celestial, de cómo cada alma de esta Tierra, al igual que María Santísima, puede responder al llamado de Dios cuando Él lo realiza.
Hoy escogí voces tan complementarias, una de la otra, para que puedan ofrecer a Mi Corazón esta respuesta de las almas, este ofrecimiento que los corazones han realizado a Mi Espíritu.
(*) Cristo llama dos personas al palco.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más