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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Aquellos que están en las tinieblas volverán a estar en la Luz, porque nadie dejará de ser contado o contemplado por el Padre en toda la superficie de este planeta. Por esa razón, encarné en este mundo, nací en un pesebre, prediqué, curé e hice milagros para rescatar a los corazones. Así también, padecí por ustedes, hasta la Muerte en la Cruz, por esta justa causa que el Padre Eterno Me había encomendado.
Todos tendrán la Gracia, después del arrepentimiento, de retornar a la Luz de Dios y de ser parte de Su Reino; porque no existe otro motivo u otra causa, otra razón u otro propósito, sino que todos los hijos del Padre, las llamadas criaturas de este universo, contemplen en la gloria Su Sagrada Faz para formar parte de Su Reino.
Su causa más justa es el Amor, por eso Él se dejó morir por los hombres y mujeres de la Tierra, porque si Él hubiera querido, a través de Su Hijo, hubiera impedido la Dolorosa Pasión de Jesús.
El Poder de Dios no se mide por Su fuerza, sino por la dimensión indescriptible de Su Amor, que fue capaz de permitir que Su Amado Hijo derramara Su Sangre, gota a gota; para que, en el supremo dolor y agonía, convirtiera los males de este mundo hasta el fin de los tiempos y así se concediera a la humanidad los méritos de Cristo a través de Su Dolorosa Pasión, que le concedió al mundo la puerta de la redención y de la esperanza, puerta divina que aún está abierta para las almas y los corazones que quieran cruzarla para transformar así la vida, para redimir así la consciencia, para poder recibir en el corazón el código crístico transfigurador.
Una vez más, contemplen así Mis cinco principales Llagas de Luz que hoy aquí las manifiesto y se las presento a ustedes y, a través de ustedes, se las presento al mundo entero, necesitado de la imperiosa e infinita Misericordia de Dios, que se derramó de forma abundante en la Cruz del Calvario.
Hoy así, Yo los invito a asumir su propia cruz, no como un acto de condenación o de castigo, sino como un acto de amor y de sacrificio por el mundo, principalmente por los que no entienden Mis Palabras y no acogen en su corazón Mi Mensaje; porque existen corazones muy llenos de sí y así la Gracia no los toca ni los transfigura. Pero todo tiene su tiempo y su hora, así como el Hijo de Dios tuvo Su hora y Su tiempo para vivir la Cruz.
En estos tiempos de tribulación planetaria, en los que las almas por sí mismas atraviesan la noche oscura y desconocida, los llamo a aferrarse a Mi gloriosa y redentora Cruz para que, a través de Mi Cruz, sus caminos sean bendecidos y guiados hacia el Padre Eterno. Porque eso es lo que más importa en este momento, que sus almas algún día lleguen a Dios, a Su Fuente infinita de Gracia y de Misericordia, que en el Retorno de Cristo reparará los graves errores cometidos en el mundo y en la humanidad, les dará vida y esperanza a todos los que las hayan perdido.
Esta Fuente de Gracia y de Misericordia desconocida, también resucitará a los muertos, inclusive a los muertos en vida; porque cuando llegue la hora del Retorno del Señor todo deberá estar preparado, así como sus corazones deberán estar prontos.
Por esto, rezo y oro todos los días para que sus corazones estén prontos y Mi Retorno no los tome de sorpresa, sin estar conscientes de lo que significa ese importante momento del Retorno del Señor.
Así como la mesa de la redención fue preparada a través del pan y del vino y se instituyó, de forma amorosa, el Sacramento de la Redención; así también sus templos internos deberán estar preparados, siguiendo con filiación los preceptos de Dios y no otros, para que sus caminos estén guiados hacia Dios, para que Él cumpla así Su Voluntad, Su última Voluntad, que está escrita en el Cielo como en la Tierra, y que debe mostrarse en sus corazones.
Es así que hoy les traigo el misterio de la Cruz de una forma elevada para que comprendan la amplitud de la tarea que el propio Padre Eterno llevó adelante a través de Su Hijo; contemplando, en la grandeza de Su Amor y de Su Bondad, no solo a las almas más necesitadas de Su Misericordia, sino también a todos los planos de consciencia que también necesitaban de redención y de luz.
Hoy, ustedes y el mundo están en un momento culminante.
¿Cuál será el rumbo que tomará la humanidad en el fin de estos tiempos?
¿Quiénes estarán, de corazón, disponibles para preparar el Retorno de Cristo, bajo los mandatos que están previstos por el propio Padre Eterno para este tiempo final?
Tengan fe y crean porque así estarán Conmigo, eso es lo que espero de Mi Obra de Misericordia y de Redención del mundo en el final de estos tiempos; cuando la última hora del reloj marque el gran acontecimiento del Retorno de Cristo, y cuando las sublimes trompetas de los ángeles y de los arcángeles suenen en este universo local para anunciar la llegada de Cristo, no como una imaginación, sino como una realidad.
Estén atentos a Mis últimas señales. Las señales vendrán del Cielo y no de los hombres, así como muchas señales llegaron del Cielo para el pueblo de Israel, así como las señales llegaron para el propio Moisés, Abraham y los profetas.
Esto se seguirá cumpliendo y no cambiará. Nadie puede alterar la Mano de Dios y, principalmente, lo que Él escribe con tanto celo; porque Su Voluntad, profunda y eterna, solo la podrán conocer cuando lleguen al Cielo y estén cara a cara con el Padre Eterno.
Esa será la hora de que sus almas, estando desnudas ante Dios, con todo lo vivido y lo experimentado en la Tierra, vivan su propia síntesis espiritual, que necesitará ser aportada en los llamados Estanques de la Creación.
Por eso, no me cansaré de decirles que no se puede evolucionar en este mundo sin vivir los grados del Amor, porque esta es la escuela de este planeta y esta es la escuela que Yo instituí y nunca cambiará.
Para que Mis Planes se concreten, en este universo material, debe actuar la Ley del Amor; cuando esa Ley no actúa, nada, absolutamente nada, se concretará.
El Dios de la Vida, de la Verdad, de la Justicia y de la Misericordia, a través de Su Amadísimo Hijo, Cristo Jesús, se dejó clavar en la Cruz hasta morir. Y en esa hora, Él no impartió Justicia, sino Misericordia; Él no impartió condenación, sino salvación; Él no hizo sumergir a Sus hijos aún más en la oscuridad, sino en la Luz, y eso fue por Gracia de la propia Alma de Cristo que, saliendo del Cuerpo del Flagelado, iluminó al mundo entero y lo salvó.
Quiero que esta sea la convicción de cada uno de ustedes, su propia verdad, su propio motivo y hasta su propio propósito espiritual y humano.
Yo no vengo a enseñarles algo diferente de lo que he dicho en otros tiempos, vengo a recordarles lo que les enseñé para que lo cumplan y para que lo vivan por Mí. Eso es lo que espero todos los días y sobre todo en el fin de estos tiempos, en el que todo está en juego.
Mi Mano será capaz de salvar hasta la última oveja perdida.
Bajo la Gracia que ampara a este momento y que fortalece en fe y amor a los que creen en Mí, volveré a responder sus intenciones.
Por último, bendeciré la cruz que han traído para que la puedan hacer parte de sí, cargando con su propia cruz por Mí y sabiendo que el consuelo de Dios es inmutable.
Ábranle sus corazones a este misterio de Amor. Eso es lo que espero y nada más les pido.
P: ¿Cristo, debo vivir cerca del lago de Dornes, en Portugal?
R: Sí.
P: Amado Jesús, ¿cómo silenciar mis aspectos irascibles? Gratitud.
R: Ayuno de palabra.
La persona que escribió esta pregunta, Cristo dice que es un alma inocente:
P: Cristo, Su Retorno está cerca y aún no conseguí resolver todos los problemas de esta vida, ¿qué hago?
R: Entrégaselos a Dios.
P: ¿Cuál es Tu Voluntad para mi vida?
R: Que seas capaz, al menos, de imitar a María, Mi Madre. Y pedirás Luz en la oración.
Esta es una pregunta que Cristo no va a responder porque es una pregunta financiera. Él dijo que no trata de mercado, sino trata de almas.
Siguiente pregunta:
P: ¿El fin de la guerra depende de qué?
R: De que ya no vivamos la guerra entre nosotros y no nos lastimemos. Comenzando, dijo Cristo, por la guerra de la palabra.
No entiendo toda la colocación, pero voy a intentar hacer la pregunta:
P: Señor, ¿cómo revelarte a todos?
R: Él dijo que solamente por el sentir y la presencia de Su Amor.
Esta es una pregunta sabia y preventiva:
P: Para los tres días de oscuridad, ¿cómo debemos prepararnos grupal, individualmente y con los Reinos?
R: Él dijo: sin ansia de miedo, con sabiduría e inteligencia; sin excesos.
Una pregunta semejante a las de los últimos días:
P: Amado mío, Cristo: ¿es Su Voluntad que yo tenga un compañero, una familia?
R: Sí.
P: ¿Qué es lo que me impide dar el paso?
R: El miedo. El miedo, dijo Cristo, a lo que no puede controlar.
P: Señor, bendice mi unión conyugal.
R: Que sea bendecida.
Están apareciendo, dijo Cristo, muchas preguntas que inquietan a algunos corazones, pero Él va a ayudar.
Las preguntas dicen lo siguiente:
P: Señor, ¿debo vivir el matrimonio y la maternidad humana en esta vida, para apaciguar mi corazón?
R: Pregúntaselo, en oración, a María.
Vamos con otras dos:
P: Señor, Madre María Shimani ¿volverá a instruir en la Obra?
R: El don que Yo he concedido, dijo Cristo, no se pierde. Los dones se viven por ciclos y en otros ciclos se recogen.
Es lo que Él puede responder.
P: Cristo, ¿podemos internar a Casiano, sin la voluntad de él?
R: Él dijo que esto es imposible de hacer si no hay amor.
P: Amado Maestro, ¿qué es aquello que me muestras que no logro ver?
R: El camino de la consagración.
¿Puede seguir?
Todos responden: ¡sí!
P: ¿Cuál es mi tarea en el Plan de Dios?
R: Ser un espejo del Amor de Dios en la Tierra.
P: Maestro, dame fe, coraje, discernimiento y sabiduría, donde yo esté. Preciso de fe, Señor, solo Tú me la puedes dar.
R: Recibid.
Esta es una pregunta, dijo Cristo, que interfiere en toda la humanidad, y es la siguiente:
P: ¿Por qué tengo tanta dificultad de parar de ver videos cortos e inútiles en internet?
R: Porque está en primer lugar la tentación y no Dios.
P: Amado Jesús: ¿cómo actuar, aun viendo la maldad predominando en todos los lugares, principalmente en los niños, destruyendo la importancia de la familia y de Dios.
R: Debes buscar, dijo Cristo, el amor y la neutralidad. No hay otra salida.
P: Señor, ¿qué debe manifestar la casa que adquirimos?
R: El servicio. Principalmente, dijo, el servicio a los moribundos.
P: Señor, ¿mis padres desencarnados están en un buen lugar?
R: Uno está en el Cielo y otro está aún en el purgatorio. Debe rezar para que quien está en el purgatorio pueda llegar al Cielo pronto. Ten fe.
Esta es una pregunta espiritual, dijo Cristo, realmente:
P: Maestro, ¿podría explicarnos en forma literal qué significa ser “víctimas de Tu Amor”?
R: Es no ser nada, para que Él lo sea en todo.
P: Delante de tantas tareas prácticas y administrativas que los monjes asumieron, ¿cómo la Orden podrá renovarse espiritual y litúrgicamente?
R: Aquí ya está respondida la pregunta, dijo Cristo: colocando en primer lugar la vida del espíritu y la liturgia, para que el alma no muera.
P: Cristo, ¿cómo obtener absolución de los errores cometidos?
Fray Elías hace la Señal de la Cruz hacia todo el auditorio.
P: ¿Qué va a pasar con la Obra si decidimos conscientemente no vivir la unidad y el amor?
R: Desaparecerá.
P: Cristo, aspiro a postularme como devota en la Orden Gracia Misericordia, ¿está en Tu Voluntad?
R: Habla con los superiores de la Orden.
Última pregunta:
P: Señor, delante de tantas tribulaciones, pruebas y desafíos, ¿cómo podemos vaciarnos y estar enteros Contigo?
R: No queriendo nada para ti.
Oremos:
Padre Celestial,
que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti;
guíanos por el camino del amor,
para que Tu Voluntad sea hecha.
Amen.
Te damos gracias, Señor, por cuánto nos das.
En este encuentro, Te honramos, Señor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cuando el mundo comprenda que la espiritualidad no termina aquí, ese será el gran día del paso de la consciencia. Será cuando gran parte de la humanidad crecerá interiormente y los misterios serán develados a aquellos que siempre buscaron una explicación y un porqué.
En esta coyuntura del planeta, en este momento de inflexión de la humanidad, es cuando muchos postulantes Míos, en los planos internos, se preparan para ese gran momento que vendrá como una gran revelación interior, directamente de Mi Iglesia Celestial. Esa será la primera señal de Mi venida. Muchos corazones sentirán que un momento culminante se aproxima.
Ante el escenario de la humanidad y de toda la Tierra, los corazones sentirán Mi llegada no como una explicación intelectual, sino como una verdadera señal interior de que el Espíritu Santo despertará en aquellos que confían en Mí, y esto irá más allá de cualquier religión o dogma, porque su Maestro y Señor vendrá por toda la humanidad, por todas las razas, por todos los pueblos y naciones.
Y aquello que una vez fue escrito en el libro del Apocalipsis se cumplirá, no de la forma que muchos creen. En las Escrituras hay muchos símbolos y señales que fueron dejadas a través de los apóstoles, pero que ni ellos mismos comprendieron en su momento. Esto va más allá de cualquier teología o ciencia.
La venida de Cristo a la Tierra aún no fue comprendida por el hombre ni tampoco por ninguna religión. Lo que está escrito en la Biblia es una pequeña parte de ese gran acontecimiento. Muchos, pero muchos, reconocerán tarde que no se arrepintieron a tiempo, por mantener el resguardo de su doctrina o institución.
Yo vengo a enseñar al mundo lo que le enseñé a Mis apóstoles y a todos los que Me siguieron: la humildad y la simplicidad de corazón, que permite comprender todos Mis mensajes y parábolas. ¿De qué forma ustedes creerían que Yo lo podría haber hecho?, de una forma simple. Ese era el único camino que Mi Padre Me solicitó, de una forma humilde, austera, para que los corazones pudieran reconocer a Dios. El Padre nunca podría haber revelado todo Su Poder y Su Verdad, ningún corazón de esta humanidad estaba preparado para eso.
En Fátima, a través de Mi Santísima Madre, a través del Milagro del Sol, una parte de ese Poder de Dios fue mostrado al mundo. Muchos corazones se convirtieron y renovaron su fe, eso revela al mundo que la Divinidad siempre estuvo presente desde el principio de la Creación hasta ahora y siempre lo estará. Es una Ley y nada lo cambiará.
Por eso, Yo les digo, compañeros, en estos últimos momentos en que Yo estoy con ustedes y por ustedes, en los que Nuestros Sagrados Corazones comienzan a retornar a las Esferas Celestiales, este es el momento más importante de sus vidas, en el que la gran decisión deberá ser tomada. No dependerá de nadie ni tampoco de ninguna religión, esa decisión es de cada uno de ustedes Conmigo.
Si en verdad aprendieron a leer en los acontecimientos, podrán comprender, compañeros, todo lo que su Maestro y Señor les entregó en estos últimos siete años, en los que diariamente he caminado a su lado, para que pudieran sentir y comprender el Plan de Dios.
Pero la humanidad aún espera que todo vuelva a lo normal. La humanidad no quiere reconocer el fin del último tiempo. La Biblia lo revela y lo expresa claramente, pero no se queden solo con las enseñanzas que la Biblia guarda, sino que pidan a Dios con fervor que algún día puedan comprender sus misterios, para poder estar preparados, disponibles y conscientes para esperar Mi Retorno.
En la solemnidad del Inmaculado Corazón de María, Su Hijo viene a glorificar Su Nombre, Su tarea y Su misión con la humanidad, un propósito de gran sacrificio, un Amor infinito expresado a través de Su misión, algo que nunca se interrumpió porque es eterno y sublime.
Será en estos últimos meses de trabajo, cuando las almas podrán recibir de Nuestros Corazones lo último que necesitan para poder sobrellevar el fin del tiempo. Quiero que la humanidad sepa sobre el fin de ese tiempo. Ya no es momento de encubrir ese acontecimiento, sino de reconocerlo, de aceptarlo y sobre todo de vivirlo, así como Yo lo estoy viviendo por ustedes en este momento.
Los misterios de Mi Pasión no solo están revelados en la Eucaristía, sino que también las señales de Mi Pasión han sido el testimonio de muchas almas en el mundo que, a través de los tiempos y de las generaciones, se ofrecieron para vivir la estigmatización de la consciencia, algunas físicamente y otras de forma espiritual. Las señales de Mi Pasión, en las almas que he escogido, son imborrables, son un propósito de la redención del sufrimiento por medio del amor y de la compasión.
Hoy llevo entre Mis Manos el Santo Cáliz, la copa que testimonió el sacrificio del Redentor y sobre ella sostengo Mi luminoso Cuerpo, la Eucaristía, para señalarle al mundo el momento de Mi Retorno y el tiempo de la gran definición. Que las religiones asuman este momento, así permitirán que Mis Rayos de Amor y de Misericordia, que brotan de Mi Corazón, auxilien al mundo.
A pedido de Jesús, Nuestro Señor, contemplemos en Su Presencia y Gloria, la Sangre y el Cuerpo de Cristo que Él hoy sostiene entre Sus Manos.
Así como muchos bienaventurados recibieron este Misterio de Amor a través del Cuerpo y la Sangre de Cristo, hoy vengo a renovar una vez más en ustedes y en el mundo entero, la poderosa Gracia de la conversión y de la redención por medio de la Sangre y del Cuerpo de Cristo que hoy, espiritualmente, se derraman en el mundo para vivificar a las almas en la unión divina con Mi Espíritu, en donde siempre se encontrará la fuerza de su fe y confianza en nuestro Creador.
Traigan aquí el altar.
Los ángeles se congregan en este momento alrededor de Nuestro Glorificado Señor para celebrar este ofertorio, que nacerá de cada corazón sincero, en unión y en amor al Sagrado Corazón de Jesús y por la humanidad.
Que, en la solemnidad del Inmaculado Corazón de María y por los méritos de Su sacrificio, maternidad y silencio, las almas más necesitadas del mundo reciban la Gracia, en esta noche, del ingreso espiritual a Mi Iglesia Celestial para ser portadoras de Mi Paz.
Nos podemos arrodillar o colocar de pie para esta consagración que hoy, de forma solemne, realizará Nuestro Señor por la humanidad.
Pidamos la Gracia a Jesucristo de ser dignos de participar de la revelación de este Misterio de Amor, en este día y por los días que vendrán. Amén.
A los pies del Monte Calvario, en donde el Árbol de la Vida fue erguido en sacrificio y amor, nuestras almas se postran, al igual que los ángeles del Cielo, para recibir este misterio de la compasión de Nuestro Señor.
Contemplemos en este momento, así como lo muestra Nuestro Señor, el Monte Calvario y a Cristo en la Cruz, derramando Agua y Sangre, de forma espiritual, para el mundo entero.
Hagamos en este momento, ante la presencia de Jesús, nuestro acto de contrición silenciosa, un acto de penitencia y de reconciliación, reconociendo nuestras miserias, pero encontrando dentro de nosotros el Amor insondable de Su misericordioso Corazón.
Quisiera poder estar más tiempo con ustedes, pero ya llegó el fin y espero que algún día lo comprendan.
Hoy, a ustedes y al mundo, a los que tienen fe sin poder ver, ofrezco este Sacramento por Mi Iglesia en la Tierra, por el Amor de Mi Corazón en las almas.
En la noche, antes de ser entregado, tomé el pan, lo elevé en ofrecimiento al Padre Eterno para que fuera bendecido y transubstanciado en el Cuerpo de Cristo. Enseguida lo partí y lo ofrecí a Mis compañeros, diciéndoles: “Coman, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado para el perdón de los pecados”. Y la Luz de Mi Corazón se expandió en el mundo.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Enseguida de haber terminado la Cena, momentos antes de partir al Huerto Getsemaní para vivir y reconocer la agonía de su Maestro y Señor por la humanidad y hasta los tiempos de hoy, tomé el Cáliz y elevándolo a Dios le ofrecí Mi Sangre por Su Proyecto Redentor, para que fuera bendecido y transubstanciado en la Sangre de su Redentor.
Enseguida, se lo ofrecí a Mis compañeros diciéndoles: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, que será derramada por los hombres para la remisión de todas las faltas. Hagan esto en memoria Mía”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Y el Espíritu Santo, antes de Pentecostés, ingresó como Luz y Sabiduría en Mis compañeros, para que fueran embajadores de la Paz y servidores del Amor de su Redentor.
Padre Nuestro (en portugués).
Padre Nuestro (en inglés).
Que la Paz de Cristo descienda a la Tierra.
“Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra Tuya bastará para sanarme. Amén” (se repite dos veces).
Y concedemos, por medio de la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, la Comunión espiritual para todos los que participan de este momento en los diferentes lugares del mundo. Que la Comunión con Cristo y con Su Espíritu les conceda la paz.
Y antes de partir al Huerto Getsemaní, en la mayor soledad de Su Corazón, Nuestro Señor les dijo a Sus apóstoles:
“Ámense los unos a los otros, así como Yo los amo. No podrán venir hacia donde Yo voy, porque retorno a la Casa de Mi Padre, pero una Gracia especial siempre colmará sus corazones, la Gracia del Espíritu Santo, que será su fortaleza y confianza para poder seguir adelante". Hoy Yo les digo lo mismo, compañeros.
No quisiera irme de aquí, pero Mi Padre ya dijo que es el tiempo. Sean testimonio de Mi Amor, aunque sean perseguidos. Sean testimonio de Mi Paz, aunque sean blasfemados. Sean testimonio de Mi Luz, aunque sean castigados, porque Yo les digo, por sus frutos los conocerán, y un buen fruto nunca muere porque siempre hará florecer, de tiempo en tiempo, el Árbol de la Vida.
Hoy descanso un momento en sus corazones para continuar adelante, así como descansé, sufrí y padecí en los que han sido estigmatizados por las dolorosas Llagas de su Maestro y Señor.
Sigan dándole valor, devoción y amor a las Llagas de Cristo, porque allí podrán estar escondidos y el mal no prevalecerá.
Los bendigo y les doy Mi Paz para que la vivan y la compartan en todo el mundo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Me despido en esta noche, escuchando una melodía especial para Mí: “Corazón vacío”.
Les agradezco.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más