- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El tiempo de la siembra ya está terminando, pero como que es tan grande la Misericordia de Dios para con las almas y las naciones, hoy, su Divina Madre trae Consigo la última cesta de Luz, en donde las semillas del Cielo están guardadas, las últimas semillas de Luz, para que puedan ser sembradas en el mundo interior de los corazones y para que, algún día, las almas puedan dar frutos en abundancia.
Por eso, Yo traigo aquí esta cesta de Luz, porque Mi Amadísimo Hijo Me envió para poder lanzar en tierra fértil las semillas que germinarán en el próximo tiempo, a través de todas las Gracias que sus corazones han recibido a lo largo de los tiempos, por medio de la Gracia de poder estar ante los Sagrados y Divinos Corazones de María, de Jesús y de San José.
Mis queridos hijos, Yo les pregunto: ¿ustedes ahora se consideran una semilla de Luz que ha podido dar brotes en abundancia para despertar en este planeta los Atributos de Dios?
Las Gracias, que provienen de los Cielos, están disponibles para ser entregadas a los corazones. Por eso, hoy, vengo con esta cesta de Luz, para que puedan comprender la Abundancia de Dios, que es algo infinito e inextinguible.
A través de las semillas de Luz de Dios, ¿cuántos dones y virtudes Él necesita depositar en los corazones? ¿Será que sus corazones perciben esto? ¿Será que sus corazones podrían convertirse en tabernáculos de esas semillas de la Luz?
Por eso, les digo, Mis más queridos hijos, que esto no es algo tan simbólico, sino que es algo más profético; porque el mundo necesita convertirse, el mundo necesita arrepentirse para volver a alcanzar la paz no solo en los corazones, sino también en todas las naciones, principalmente las que hoy están en guerra y en conflicto.
Por eso, hijos Míos, esta también es Mi aspiración y Me uno a la Aspiración del Padre Eterno en este día, esperando que Mis queridos hijos sean depositarios de los Dones y de las Virtudes del Padre; y que tengan este Legado, que viene del Cielo, como parte de sus votos de vida, de su consagración y del despertar de su espíritu. Porque esto es lo que ahora necesita la humanidad para volver a establecer la unión entre el Cielo y la Tierra, que se va corrompiendo a través de las guerras y de los conflictos en las naciones, pero que también se va corrompiendo a través de los conflictos en las familias y entre los corazones.
Nosotros, a lo largo de estos años, les hemos enseñado los pasos del Amor y del Perdón.
Sé, como Madre de todos ustedes y como Madre de todas las almas, que hay situaciones que hoy no consiguen comprender o entender; pero Yo los invito una vez más a confiar en Jesús y en Su Presencia Eucarística para que los corazones sean consolados y renovados y, más allá de lo que vivan en estos tiempos, puedan sentir la Caricia de Dios por los que no reciben nada, por los que lo pierden todo, por los que están sumergidos en la guerra y en el dolor, y especialmente por los que no tienen la Gracia de poder nacer.
En este día, a través de Nuestros Sagrados y Donados Corazones de María, de Jesús y de San José; Nosotros, como una Consciencia Trina y Única, les ofrecemos Nuestros Corazones para que puedan vislumbrar y reconocer la realidad de estos tiempos.
Porque es necesario que comprendan, Mis amados hijos, que para que el mundo cambie, para que exista la paz y el bien en la humanidad, primero el cambio deberá darse en ustedes mismos, para que después ese cambio se dé en todos los demás y en todas las situaciones de la vida.
Las almas sufren porque se alejan del Amor de Dios, pero también hay muchas almas que sufren porque les quitan el Amor de Dios a través de la guerra, del conflicto o aun de la esclavitud humana y espiritual.
Que esta cesta de Luz, que hoy les traigo a todos Mis hijos de la Tierra a través de Mi honesta oferta, de Mi amorosa entrega, pueda ser vertida en los corazones, en las almas y en las esencias que deben ser parte del Reino de Dios en este tiempo.
Porque por más que aún no estén en el Paraíso, adonde muchos desean llegar algún día, este Paraíso Eterno de Dios puede estar en ustedes si así lo permitieran a través de gestos de amor y de misericordia, a través de actos de perdón y de compasión.
No hay otro camino, queridos hijos, para llegar al Reino de los Cielos, que no sea pasar antes por estas escuelas de redención que Mi Hijo estableció en esta superficie con Su Presencia entre ustedes y, sobre todo, en el momento más doloroso de Su Pasión, durante Su Muerte en la Cruz, en el que Mi Amadísimo Hijo les abrió la puerta de la oportunidad a todos, el camino crístico y redentor para todas las almas que confíen en Él y en este camino que los Sagrados Corazones le ofrecen al mundo.
Por eso, rezo todos los días, no solo para que muchos más corazones y almas lo alcancen, sino también para que las naciones algún día lo puedan alcanzar, viviendo con Misericordia la Caridad y la Fraternidad.
Mi aspiración es que todos puedan ser depositarios de estas Virtudes y Dones del Padre; porque, si reciben alguna Virtud o Don de Dios en este tiempo, tienen que darse cuenta, queridos hijos, de que será necesario que se purifiquen, así como la Divina y Preciosa Madre se purificó en el Templo. Esto es una Ley y la Ley se debe cumplir en el Cielo, en la Tierra y en cualquier lugar del universo.
Antes de terminar, queridos hijos, y también antes de llevar en esta cesta las oraciones que Me ofrecieron en este día, oraciones para ser depositadas a los Pies del Creador, quiero agradecerles a todos los orantes y devotos que en este mes de mayo trabajan conscientemente su reconsagración a Mi Materno e Inmaculado Corazón; un ejercicio profundamente espiritual y anónimo de cada alma orante de esta Tierra que, en los próximos tiempos, deberá volverse diario, porque la humanidad necesita todos los días recordar su consagración, inclusive los que fueron llamados a consagrarse a Cristo para servirlo a través de la vida religiosa y sacerdotal.
¿Ahora, comprenden la importancia de este mes de mayo?
Porque no es solo para que recuerden que la puerta de Mi Corazón está abierta a todos, sino que hoy, las últimas semillas de la Luz de Dios, a través de la Santísima Madre, están siendo lanzadas a la Tierra, sobre la tierra fértil de los corazones y esencias del mundo; para que, a través de esta bendición y de esta Gracia, el mundo alcance la paz y el fin de la guerra, el fin del sufrimiento humano, el fin de la crueldad humana, el fin de la maldad humana, el fin de la adversidad y del asedio humano, para que los corazones renazcan en Cristo y por Cristo, Nuestro Señor.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Ahora, Nuestra Señora, nos está mostrando el Santísimo Sacramento del Altar entre Sus Manos; y, con la Custodia de Luz, bendice a los cuatro puntos de la Tierra.
La Luz de Cristo necesita ser irradiada al mundo, especialmente a los más pecadores y perdidos, a fin de que todos puedan alcanzar el camino de la conversión, no solo el camino de la conversión del corazón, sino también de la vida.
Esa es Mi aspiración, pero también es Mi compromiso ante el Sagrado Corazón de Jesús.
Los dejo en la contemplación de la Santa Custodia, de la Preciosísima Presencia del Cuerpo Eucarístico de Cristo, hoy traído del Cielo.
Contemplen a Cristo en su interior y tengan fe. Todo estará bien.
Les agradezco por estar Conmigo hoy, en unión y en oración por la paz en las naciones.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vengo a traer Mi Misericordia en donde no hay justicia religiosa, ni social.
Vengo a traer algo que los hombres aún no tienen, por el poco valor que le dan.
Pero no importa la formación que tengan, sino su corazón, que es lo que vale para Dios, porque siempre se perpetuará, siempre dará testimonio del Amor de Dios entre todos los hombres y mujeres de la Tierra.
Pongan su mirada, queridos hijos, en el corazón y allí encontrarán a Dios, más que a los hombres. Si Dios está en ustedes, Mi Hijo estará en ustedes y nadie podrá alterar esa unión interior.
Nadie podrá decir, hijos Míos, que Dios no está presente en el corazón de los hombres, que Dios no está vivo en aquellos que creen en Él por encima de todo, por encima de todo acontecimiento.
Yo vengo a enseñarles el camino del amor, porque en el Amor de Dios siempre encontrarán la salida; siempre existirá el entendimiento y la sabiduría para comprender los designios de Dios y sobre todo Su máxima Voluntad.
Hoy vengo a traer pacificación a los hombres que despiertan la ira incontrolable.
Hoy vengo a amansar los corazones, para que sientan la paz y sepan que todo se está cumpliendo, más allá de todo entendimiento o de toda filosofía.
Lo que Dios necesita, queridos hijos, es que los hombres aprendan a amar y que no se olviden del camino del amor, porque quien no esté en el camino del amor verdadero, no estará en el camino del Paraíso, por más que profese el Nombre de Mi Hijo, por más que realice la Eucaristía ante el pueblo de Dios.
El amor lo es todo. Es la ciencia primera. En el amor comprenderán la vida, así como comprenderán el sufrimiento.
Únanse en el amor y no en la separación de sus ideas o de sus pensamientos. El Reino de Dios está para todos, no tiene religión ni doctrina. El Universo de Dios es libre y amplio. Y Él viene a señalar a los hijos que ha escogido, para llevar adelante Su Obra de redención en el fin de estos tiempos.
Les digo a los hombres que dicen ser sabios, que no tienten la ira de Dios; que vivan el Don del Temor de Dios; que vivan el Don del Temor de Dios para que no estén separados del Padre y para que no separen a los rebaños de Mi Hijo del Corazón de Dios.
No son tiempos de divisiones. Es el tiempo de la gran unidad celestial. Será esa unidad que salvará al planeta y a la humanidad, sobre todo a los más miserables de espíritu, que no solo se encuentran en la vida, sino también en las religiones.
Mi Hijo viene a dar oportunidad para todas las almas. Su Misericordia no se limita a los hombres. Su Misericordia es universal e infinita.
Necesito, queridos hijos, que abran sus corazones al gran entendimiento divino, que no se dejen envolver por lo que los hombres hablan de este mundo, por lo que los hombres señalan en sus semejantes.
Abran sus ojos del corazón y encontrarán la Verdad, la Verdad que yace en ustedes, la Verdad que nace del corazón, que todo acepta y que todo entiende; de un corazón incondicional y vivo, que no teme abrazar lo desconocido y decirle sí al Universo todos los días.
Me lamento, queridos hijos, por aquellos que no comprenden la Voluntad de Dios y que dicen vivirla plenamente pero que no es verdad.
Busquen la unión entre sus corazones y estarán preparados para recibir la segunda venida de Cristo.
Dios Me ha pedido que venga a buscar a todas las esencias del mundo y no solo a aquellas que creen en Mi Hijo. Recuerden que Mi Hijo es el Señor de las religiones, porque es el Señor del Amor. Y si es el Señor del Amor, es el Señor de la Verdad, de la Voluntad Divina y de la Justicia, del bien que Él quiera profesar para todos los seres de la Tierra.
Entonces, queridos hijos, no se confundan. Sientan Mi mensaje en el corazón, más que el mensaje de los hombres vacíos, que están vacíos del amor, de la verdad, del verdadero entendimiento que solo lo da el Espíritu Santo.
Llegará un momento, queridos hijos, en donde todas las religiones deberán comprenderse y entenderse. Porque si esto no sucede, ¿quién le abrirá la puerta a Cristo para que Él retorne?
Es necesario rezar de corazón y de alma, para que en estos tiempos los hombres de la Tierra no los confundan.
Es necesario escoger al Santísimo Sacramento, para que los hombres de la Tierra no los confundan.
Es necesario vivir la vida del servicio, para que los hombres de la Tierra no los confundan.
Así se fortalecerá su fe, que es una fe que no tiene propiedad en nadie, ni en ninguna persona. Es una fe que pertenece a Dios y a sus corazones íntimamente.
Revivan esa fe con los buenos ejemplos y abran los ojos al conocimiento divino que viene del Universo. Así darán los pasos seguros hacia la redención y acogerán plenamente el llamado de Dios, sin pensar qué dirán los demás.
Queridos hijos, como Madre de Dios y Madre de Mi Hijo, Yo vengo a religarlos con el camino del amor, porque es un camino que no está siendo practicado por los hombres de la Tierra. La ilusión y todo lo que es superfluo separa a los hombres de ese camino verdadero.
Vivan los Mandamientos y estarán en la verdadera libertad espiritual.
Yo vengo, queridos hijos, a hacerles el bien, a enseñarles el camino del Amor y de la Verdad, a pedido de Mi Amado Hijo, Jesucristo. Eso nadie se los podrá quitar, la vivencia de su fe y su devoción al llamado de Dios en estos tiempos, fuera de la Iglesia de Mi Hijo.
Vean la importancia del despertar de los corazones en estos tiempos y no se dejen invadir por los comentarios de los hombres. Es necesario unirse y fortalecerse. Es necesario unir las fuerzas del corazón con las fuerzas del corazón del hermano, para llevar adelante el Plan de estos tiempos, delante de una realidad planetaria caótica y difícil.
Que sus corazones, en esta noche, sientan la verdad de Mi Corazón y que no se arrepientan ni tampoco abandonen su consagración como hijos de Mi Corazón Inmaculado, porque lo que Yo les traigo, queridos hijos, nadie se los dará, ni siquiera la máxima jerarquía de las religiones. Todo proviene del Corazón del Padre, de Su Fuente inmaterial y eterna. De eso deben aprender a alimentarse espiritualmente todos los días; no solo del Evangelio, que es el camino básico para su despertar y redención.
Encuentren sentido en su camino espiritual, en lo que es superior y divino y así, estarán en el Padre y el Padre en ustedes. Sus corazones no sentirán duda ni desconfianza, sino que darán el paso seguro y firme en el camino del Amor y de la alegría de servir a Dios.
Recuerden que deben volver a reintegrar su dignidad espiritual para con el Padre.
Las religiones son el puente para eso, pero no es lo definitivo. Hay algo, queridos hijos, que debe comenzar desde ustedes, que debe nacer de su corazón, para poder estar en Cristo y en Su Divina Presencia.
Vengo a evangelizar con una Nueva Palabra, una Palabra que los hombres no conocen, porque la Palabra que Yo pronuncio es una Palabra que viene de la Fuente del Amor. Es una Palabra que no se desperdicia. Es una Palabra que sirve y ayuda a las almas para su conversión.
Cuando los tiempos están más difíciles y las rebeliones de los hombres se presentan, es señal, queridos hijos, que es el triunfo de Mi Inmaculado Corazón y la derrota de la bestia, que confunde a los corazones, a pesar de sus creencias.
Yo vengo a darles el testimonio que les dio Cristo cuando Él estuvo presente en este planeta. Vuelvo a reintegrarles este testimonio del amor para que no olviden, queridos hijos, que en el amor está la respuesta, la sabiduría y la salida para los grandes obstáculos.
Como no Me cansaré, queridos hijos, de decir que Yo estoy aquí, aunque muchos lo desmientan públicamente, vengo a consagrar a nuevos hijos para reafirmar ese testimonio del amor, ese testimonio del Amor Infinito de Dios y del Cristo, que une cada vez más a las consciencias con la Esencia de la Fuente Primordial.
Por eso no dejaré de dar bendiciones, por más que hablen, por más que mientan y que no digan la verdad.
Recen por los que no comprenden, porque son muy miserables y enfermos de espíritu y no lo saben, así como Yo rezo por ustedes para curar su enfermedad espiritual. Los invito, queridos hijos, a orar por los miserables de espíritu y de alma, porque no lo saben, para que reciban la Gracia de algún día darse cuenta de eso y de pedir verdadera misericordia a Dios, más que pronunciar palabras vanas.
Sean misericordiosos como Yo lo Soy y el planeta tendrá más oportunidades, más almas se curarán y más corazones se reconciliarán con el Dios Vivo.
Que vengan aquí los que hoy se consagrarán, ante la Fuente del Amor de Dios, para que sean testigos de lo que Yo les pido, para que defiendan su consagración y no teman decir que creen en Mi Presencia, como un precioso llamado de Dios para estos tiempos.
Quisiera decirles a todos los Hijos de María que recuerden su compromiso Conmigo, porque Yo nada puedo desperdiciar, ni una mínima energía de la Gracia. Todo lo que Yo les entrego es porque lo necesitan, aunque no lo comprendan o no lo sepan; todo es un motivo de un Proyecto especial en sus vidas, en sus consciencias y en sus espíritus. Yo les doy algo que nadie les puede dar, que debe ser valorado y respetado, reverenciado, y deben rezar para que ese Don que Yo les entrego persista en el fin de estos tiempos.
Escuchando el himno de su consagración, Yo vengo a bendecirlos, queridos hijos, a fin de reconsagrar a los que ya se consagraron como Hijos de María, para ser testigos de la Palabra de Dios y del retorno de Cristo, sin nada que temer, porque el amor que puede estar en sus corazones es invencible.
El amor que puede estar en sus consciencias, es imborrable. Ningún hombre ni ningún ser de esta Tierra puede borrar el Amor de Dios. Nunca vencerá, porque el amor es el que vence; es el Amor de Cristo que venció la muerte en la Cruz y que les viene a enseñar que en el amor, todo es posible, hasta el fin de los días.
Padre Amado, desciende Tu Fuego en los corazones simples y humildes.
Desciende Tu Consciencia Divina en aquellos que predican Tu Palabra y que en la simplicidad del corazón testimonian Tu Presencia en el mundo.
Desciende Tu Sabiduría y Tu Gracia en los corazones que se deben convertir a la vida crística del servicio y del amor por los semejantes.
¡Oh, Padre Amado! Escucha la voz de Tu Sierva Fiel,
desciende Tu Amor sobre los miserables,
sobre los que no comprenden y los que no aceptan Tu llamado,
sobre todos aquellos que provocan la separación de Tu pueblo
de Tu Amadísimo e Íntimo Corazón.
¡Oh, Padre Amado! Perdónalos, perdónalos para que encuentren una nueva oportunidad, por intermedio de Tu Divina Compasión y de Tu Gracia.
Perdona Señor a los que ofenden a sus semejantes.
Perdónalos Señor, para que encuentren la Luz de Tu Corazón
en el gran Universo de Tu Amor Universal.
Hoy bendigo y establezco Mi Paz entre los hombres de la Tierra,
sabiendo que aún estaré aquí,
cumpliendo Tu Divina Voluntad y Tu Llamado,
en unión a todos Mis Hijos, especialmente a los que se consagran
para ser el ejemplo de Tu Vida en el Universo.
Que el Señor los bendiga, los redima y los consagre, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ahora canten, porque ya están consagrados a la Madre de Dios.
Les agradezco por responder a Mi llamado, en confianza.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Una vez más, el Cielo responde al llamado de Sus hijos, y esto es por vivir la paz en el corazón.
Queridos hijos, con alegría, hoy les traigo Mis bendiciones maternales y con predilección guardo sus intenciones en Mi Corazón para que puedan saber que Yo las escucho atentamente.
Hoy, les agradezco también a Mis hijos por haber traído estas imágenes que, al final, Yo bendeciré para que puedan llevar a sus hogares Mi Gracia Maternal.
El mundo vive un tiempo de paz, hijos Míos, que también es un tiempo de Gracia para todos, un tiempo de esfuerzos y aprendizajes, en el que las almas deberán madurar desde el corazón.
Deben unirse, en este tiempo, a Mi Corazón Inmaculado para que puedan seguir los pasos directamente hacia Mi Hijo.
En profunda alegría, hoy Mi Corazón se alegra por escuchar a Mis hijos en la oración del corazón.
Si hoy, Yo vuelvo aquí, a Belo Horizonte, queridos hijos, es porque los Planes de Dios son perfectos para este tiempo final.
Dios quiere reconstruir sus moradas internas para que cuando regrese Mi Hijo, junto con Su Amada Madre, ustedes lo puedan recibir en paz y en el bien.
Dios quiere construir también sus hogares y sus familias, para que la Presencia de Su Corazón Altísimo pueda estar entre sus familiares, como lo estuvo desde el principio con la Sagrada Familia.
Hoy, la Reina de la Paz irradia Su Paz al mundo y escucha también la súplica de Sus hijos, principalmente de aquellos que están lejos de este lugar.
Les agradezco, queridos hijos, por contribuir en este tiempo final con la oración por los hermanos de Filipinas, también África necesita de sus oraciones y en consecuencia el mundo entero.
Los océanos también necesitan de sus oraciones. Todo lo que fue vida creada por Dios necesita de su sincera oración. Hoy, les hago este simple pedido, queridos hijos, porque es necesario que el mundo cambie a tiempo.
Mi Corazón Inmaculado viene a auxiliar a todas las almas. Él espera que Mis hijos puedan retornar al Corazón de Mi Hijo, porque muchas almas se pierden día a día. Muchos de Mis niños siguen caminos que son incorrectos, Yo solo los vigilo en el silencio de la oración.
Yo los necesito, queridos hijos, fuertemente en este tiempo. Dios espera que puedan despertar a este nuevo llamado que Mi Corazón está proclamando en toda América.
También, queridos hijos, las necesidades se encuentran en muchos de Mis niños, los más pequeños, que necesitan de la educación perfecta de sus padres para que, en este tiempo definitivo en el que la modernidad influencia a las almas, ellos puedan crecer en el Espíritu de Dios, en la vida de la oración en familia.
Así, podrán estar protegidos en este tiempo y sus caminos de fe se abrirán para encontrar cosas buenas y preciosas entre los seres más queridos, que también en esta era precisan curar y redimir su corazón.
Ahora, necesito en este tiempo, queridos hijos, que sus brazos estén bien abiertos para que el corazón pueda sentir las Palabras que el Cielo les envía en esta era. Como en Fátima, Lourdes y ahora en Medjugorje, vengo a anunciar un tiempo más de paz en la Tierra.
Queridos hijos, es muy urgente la oración para que el mundo pueda ser ayudado. Si muchos de Mis hijos no rezan la oración del corazón, ¿quién podrá ayudar a la humanidad?
Dios envía a Sus Mensajeros Divinos para que las almas puedan dar pasos seguros en la Luz.
Ustedes cuentan con la ayuda de Mi Inmaculado Corazón y de los Sagrados Corazones de Jesús y de San José, quienes aguardan ardientemente por la ayuda de sus oraciones, para que puedan difundir la paz en otras regiones del mundo, principalmente en donde hay miseria y falta de amor.
Queridos hijos, el mundo está poblado de muchas cosas, cosas buenas y cosas no tan buenas.
Yo los invito a seguir el camino del Evangelio para que, en este tiempo de pruebas, sus corazones puedan percibir la verdad y la mentira, y decidirse por el camino del Espíritu Santo, que es el Espíritu que les dará la fortaleza en este tiempo de transición.
Siempre, los aguardaré en Mi Corazón Materno.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Mis amados, Mi Presencia en el mundo tiene la finalidad espiritual de establecer un tiempo mayor de redención.
Por eso, quiero que sepan que cuando sus almas están ante Mi Presencia, contemplan delante del corazón dos puertas a ser elegidas: una de ellas las conduce al Paraíso, a una vida de paz y de misericordia, y la otra puerta, hijos Míos, confunde a sus corazones, sumergiéndolos en las ilusiones del mundo.
Hoy, les digo que a todas sus consciencias les está siendo ofrecida una oportunidad de despertar.
Mi Corazón llega en este tiempo a muchos lugares del mundo y Me hago visible a muchos corazones, inclusive de esta nación, Brasil, para que la mayor cantidad de almas posible pueda ingresar a Mi Reino. Solo es necesario, hijos Míos, que descubran Mi Corazón y que dejen madurar, en cada una de sus esencias, el Propósito Divino que les traigo a través de las diferentes manifestaciones al mundo.
Hoy, les digo que las ilusiones del mundo confunden a sus corazones, porque las modernidades y todos los placeres que les ofrece la materia atraen a las personalidades de sus seres, hijos Míos. Mas es necesario, en este tiempo, que puedan escuchar el clamor de sus almas y permitirle que sea más fuerte y más intenso que las voluntades materiales.
Hoy, Mis queridos, le envío a cada uno de sus corazones un rayo de Mi Misericordia para que todas las faltas que cometieron a lo largo de los tiempos puedan ser perdonadas y, como miembros de la humanidad, reciban la oportunidad de vivir una nueva vida, una vida de redención.
Si aceptan, Mis queridos, tener sus esencias limpias ante Dios, podrán abrir los ojos a nuevos universos, nuevos conceptos de la verdad, que hoy son desconocidos para la mayoría de los seres.
Solo les pido que sean verdaderamente valientes, para que el poder de sus almas se manifieste en la materia y conduzca a cada uno de sus seres por este camino de redención.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Aguardaré siempre que permanezcan en Mi Corazón Inmaculado. Y tengo la aspiración, queridos hijos, que todas sus familias puedan reconsagrarse a la Sagrada Familia de Nazaret, para que el Espíritu de los Tres Sagrados Corazones pueda permanecer entre ustedes, en sus moradas y en sus corazones.
Mientras Mi Espíritu se alegra, los bendice y los cura profundamente; Él borra de sus corazones todas las deudas, todo sufrimiento, todo dolor; porque, como Madre de todos los corazones y Reina de la Paz, quiero que Mis hijos puedan ser felices, ser partícipes de esa felicidad celestial que se encuentra en el Reino de Dios y, como ustedes saben, Mis pequeños, este Reino ya fue anunciado por Mi Hijo y volverá a ser anunciado en su esperado Regreso a la Tierra.
Ahora, Yo los invito, queridos hijos, a construir esa morada a través de la oración.
Dios espera poder ser consolado a través del sacrificio, del ayuno, de la oración y, principalmente, a través de la Comunión perfecta con Mi Hijo. La primera Comunión verdadera, queridos hijos, se encuentra en la unión de sus corazones con el Sagrado Corazón de Jesús.
Esta alianza, que ustedes pueden construir mediante la oración y la confianza en Cristo, es invencible; nadie la podrá derrotar, porque la victoria de Cristo es permanecer eternamente en sus esencias.
Muchos de Mis hijos, en este tiempo del mundo, deberán reconocer la pureza, la humildad y todos los atributos que fueron gestados en los Sagrados Corazones desde el principio, cuando Nosotros estuvimos entre ustedes ayudando a Nuestra humanidad.
Porque Nosotros, queridos hijos, a pesar de estar ahora en el Cielo y de que Mi Espíritu venga a hablar con ustedes, regresaremos en un tiempo cercano para restablecer sobre la Tierra los Mil Años de Paz.
Queridos hijos, hoy Me despido con alegría y en devoción, y agradezco a Mis hijos de Belo Horizonte por abrirme nuevamente las puertas de sus corazones; porque solo a través del corazón y de la unión perfecta con Dios nadie temerá, sino que se levantará para seguir caminando a pesar de las caídas.
Por eso, Mi Hijo estuvo entre ustedes, llevó sus cruces para liberarlos y entregarles Su Misericordia, para que pudieran vivir en paz. Busquen la Infinita Misericordia de Mi Hijo, el manantial está abierto para los que tienen sed.
Y ahora, bendeciré estas imágenes, queridos hijos, y como estamos en la era del Espíritu Santo, que el Ave Luminosa pueda sobrevolar sobre sus espíritus; la que, en Pentecostés, trajo la Paz al mundo y la evangelización de las Sagradas Palabras de Cristo en toda la Tierra.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Que la Luz y la Cura de Dios permanezcan en sus corazones. Sigan adelante, el Padre los aguarda.
Canción: “Ave Luminosa”.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Nuestra Señora nos está pidiendo rezar por la paz en las naciones, este es Su último pedido en esta noche. Rezaremos un Ave María en cada idioma, para que todas las naciones estén en el Corazón de nuestra Madre.
Oración: “Gloria”.
Canción: “Ave, Ave, Ave María”.
Canción: “María, Madre Divina”.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más