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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mi Gracia nunca se acaba para los corazones que son esforzados. Por eso, hoy les traigo Mi Gracia por medio de esta lluvia que baña a esta Comunidad, para que puedan testimoniar físicamente que, en estos tiempos, Yo estoy presente con ustedes y con el mundo.
Hoy los reúno a todos alrededor del Cenáculo de Mi Sagrado Corazón y traigo para ustedes una oferta sincera y profunda para sus vidas.
Hoy traigo entre Mis Manos la dolorosa Corona de Espinas de su Maestro y Señor, corona que ofrece su Redentor a cada uno de ustedes, para que vivan esta corona junto Conmigo, en sacrificio y en rendición por todo lo que sucede en el mundo, por todas las almas que Me han negado, por aquellos que hieren Mi Corazón.
Pero nunca les entregaré un sacrificio mayor al que Yo viví, en aquel tiempo, por cada uno de ustedes.
Esta es la corona que Yo les ofrezco, la Corona que los transformará, que los redimirá y que les hará comprender, espiritualmente, el significado de estar Conmigo en este tiempo, bajo la Luz de Mi Gracia y de Mi Misericordia.
Es por eso, compañeros, que mientras les ofrezco esta Corona a cada una de sus almas, la preciosa Sangre de su Maestro y Señor se derrama sobre el mundo por medio de los Sagrados Cálices, que los ángeles recogieron durante el tiempo de la Cruz.
Es de esa forma que uno un tiempo con otro tiempo y que, bajo la omnipresencia de Dios, bajo la omnipotencia de Su Espíritu, bajo la Gloria de Su Presencia, derramo los códigos que hoy necesitan para terminar de purificar sus vidas y consciencias; para que, finalmente, sean el modelo espiritual y servicial que Dios espera.
Pero eso no será pronto. Aún el mundo deberá vivir muchas pruebas como las que vive en este tiempo actual, en el que la frustración y el miedo abarca la consciencia humana, en el que la consciencia humana no encuentra salida, porque ha llegado la hora de que, por los méritos de la poderosa Sangre de su Maestro y Señor, las almas se rindan para que se puedan redimir y consagrar definitivamente al Plan de Dios.
Ha llegado la hora de que el mundo aprenda a mirar a Dios, a buscarlo dentro del corazón y de la vida, a percibir y darse cuenta que muchos no han escuchado el mensaje del Cielo.
Por medio del sacrificio de esta Corona, que hoy ofrezco a Mis compañeros, a todos los que escuchan, a todos los que han sido fieles a Mi Sagrado Corazón, es que Yo podré entregar una amnistía para toda la humanidad, en este momento que vive la raza humana, ante las pruebas que enfrentará y transitará.
Necesito, compañeros, hacer valer los méritos de Mi dolorosa Pasión, en este tiempo actual. Por eso, para las próximas semanas podrán revivir la Pasión de su Señor con otro grado de consciencia y de discernimiento, para que esta dolorosa Pasión siga siendo la llave y la puerta que se abre para la redención de todo el Universo, hasta que su Maestro retorne a la humanidad, en el momento más culminante y difícil de la raza humana.
Por medio del sacrificio y de la rendición que podrán vivir a través de la Corona Espiritual que hoy les ofrece su Maestro y Señor, es que sus almas y sus Ángeles de la Guarda justificarán ante Dios, por todos los errores cometidos, por los que han estado cerca de ustedes y por todos los que están en el mundo, persistiendo en la infidelidad, en la falta de transparencia y de consagración a Dios.
Ofrezco esta Corona Espiritual para que sus vidas sean la justificación perfecta delante de la Justicia del Padre Eterno, para que Él le conceda al mundo un tiempo mayor de Misericordia, de Paz y de Redención para todos los seres que lo necesitan, de una forma urgente e inmediata.
Por medio de Mi dolorosa Pasión, podrán llevar sobre sus cabezas la dolorosa Corona Espiritual de su Maestro, y ofrecerán sus vidas en los Altares de Dios, como un medio y un camino perfecto para concederle al mundo la gran Gracia que necesita en este tiempo final.
Hoy la lluvia de Mi Gracia lava sus consciencias, purifica sus corazones, neutraliza sus mentes y armoniza sus mundos internos, mientras Yo trabajo con el mundo entero, en esta hora y en este momento, en el que las fuerzas del caos, del miedo, del pánico y de la frustración, se desatan sobre la Tierra y se establece la gran guerra final entre el Cielo y los infiernos.
Sean conscientes de esto. Vivan la tensión ardiente, en la vibración de la neutralidad y en el amor profundo que puede nacer y emerger de cada uno de sus corazones; porque mientras esta batalla recién comienza, todo está permitido y nadie podrá quedar atrás, sin saber la verdad y sin tener la oportunidad de estar consciente y entrenado para enfrentar también su propia batalla interior.
Pero si hoy Yo les ofrezco la Corona dolorosa de su Señor, es porque ya han transitado por otras pruebas más difíciles que, con el esfuerzo y la determinación, aprendieron a superar en Mi Nombre.
Pero no tengan miedo. En el momento más agudo de esa batalla interior y planetaria, es cuando la Luz del Espíritu Santo y de los santos Arcángeles emergerán de lo profundo del abismo para salvar a las consciencias que fueron arrastradas por la ilusión, la mentira y el engaño de Mi enemigo.
Por eso, por medio de esta Corona que hoy les ofrezco, estarán Conmigo en rendición, y vivirán su rendición conscientemente hasta los límites de su ser, sin dejar de recibir la Misericordia de Mi Corazón.
Esta misma Corona, Yo se la ofrecí a los apóstoles, y hoy se la ofrezco a los apóstoles del Nuevo Tiempo, que son cada uno de ustedes; así como Mi Madre, espiritualmente, ofreció esta misma Corona a las santas mujeres, para que fueran esposas fieles de su Redentor en la consagración y en el matrimonio espiritual que cada alma puede vivir Conmigo.
Construyan, compañeros y almas Mías, ese matrimonio espiritual Conmigo, porque allí estará Mi Amor en ustedes y ustedes estarán en Mi Amor; y allí estará la Unidad de Dios, estarán en la seguridad y en la protección necesaria, y vivirán esa alianza que tanto esperan y aspiran, y que Mi enemigo, por todos los medios, quiere impedir e interferir.
Pero es en esa batalla interior que cada uno está viviendo, así como hoy vive el mundo la batalla planetaria, en donde sus almas, corazones y vidas, se confirmarán y vencerán en el nombre del Amor, del Amor de su Señor, en el nombre de Jesús Cristo.
No desistan, no se dejen caer, fortalézcanse en Mi Presencia y en la Adoración Eucarística que Yo les ofrezco, porque podrán caer, así como Yo caí por ustedes, para salvarlos y redimirlos. Pero Mi Mano está aquí, extendida hacia ustedes, para cada corazón de este planeta, para que se puedan levantar y escuchar que Yo estoy aquí, y Yo escuchar de ustedes: “Jesús, confío en Ti”.
Yo no permitiré que les suceda nada malo, pero dependerá de ustedes, de cada uno de ustedes, que eso se pueda cumplir, porque Yo puedo interceder hasta un nivel de la Ley. Y la Ley la debo cumplir por toda la eternidad.
En esta lluvia de Gracia que hoy les traigo, y por medio de este mensaje que hoy les entrego, los invito a la persistencia, a la fe y a la renovación, porque por medio de este encuentro vengo a renovar sus almas, a fortalecer sus compromisos, para que simplemente vivan la Voluntad del Creador.
De una forma muy íntima y espiritual ofreceremos esta Comunión y revivirán Conmigo, en esta Cuaresma, la Pasión dolorosa de su Señor, de la misma forma en que hoy son ofrecidas sus almas a los poderosos Altares de Dios, por aquellos que no se ofrecen, que no se entregan y que no se dejan amar.
La finalidad de todo esto es que se curen interiormente y que sientan la alegría de siempre encontrarse Conmigo, después de tantas pruebas y caídas, pero fortalecidos por la fe, por la Comunión con Mi Cuerpo y con Mi Sangre, por la Adoración, por la confesión interior y por la Gracia que hoy se derrama sobre el mundo entero.
Es así que estamos preparados para realizar este ofrecimiento en los Altares de Dios, porque he escuchado atentamente a cada una de sus almas y consciencias, en confesión espiritual e interior.
Que la dolorosa Pasión de su Señor, en este momento de ofrecimiento, justifique los errores del mundo y de las almas que avergonzaron Mi Espíritu.
Yo les confío Mi Vida, así como ustedes confían sus vidas a Mí, para que estemos en matrimonio espiritual, perpetuo y eterno, hasta que se cumpla la Divina Voluntad. Y hoy coloco a sus almas, corazones y vidas, ante el escenario de la Última Cena.
Y rodeado por los ángeles, en eterna súplica, recordamos ese sagrado momento, cuando después de haber ungido a los apóstoles, de haberlos purificado con el Agua de Vida, los reuní como hoy los reúno a ustedes, y a todos los que escuchan en cualquier parte del planeta, para decirles que sigan confiando en Mí y para hacerles recordar, en este momento, el mayor misterio de Amor de toda la Creación, por la humanidad.
Como hace más de dos mil años, hoy vuelvo a tomar el pan entre Mis Manos, y lo ofrezco al Padre en reparación y justificación por todos los errores cometidos, para que sea transubstanciado en el Divino Cuerpo de Cristo. Y, así, se los ofrezco a ustedes diciéndoles: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que fue entregado y es entregado por los infieles, para la remisión de los pecados”.
Te alabamos Señor y Te bendecimos (se repite 3 veces).
Amén.
De la misma forma, elevo el Cáliz de la redención y lo ofrezco al Padre por cada uno de ustedes y por el mundo entero. Y este vino es transubstanciado para el perdón de los pecados. Así Yo se los ofrezco diciéndoles: “Tomen y beban, este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza, que es derramada hasta los tiempos de hoy por su Señor, para el perdón de los pecados. Hagan esto en memoria Mía”.
Te alabamos Señor y Te bendecimos (se repite 3 veces).
Amén.
Unidos en este momento al misterio de Amor de Jesús y por todos los méritos que Él alcanzó hasta después de Su Ascensión, unidos a Su Presencia eterna y sublime, con la fuerza de todo nuestro corazón y alma, por la humanidad, el planeta y todos los Reinos de la Naturaleza que padecen y sufren en este tiempo, recemos juntos el Padre Nuestro en ofrecimiento para consumar esta consagración del Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Padre Nuestro (en portugués).
Y ahora Nuestro Señor pidió hacer un Padre Nuestro en inglés.
Padre Nuestro (en inglés).
Anunciamos la Paz de Cristo en la Tierra.
La oferta que fue realizada, por cada uno de ustedes, fue aceptada por el Creador. Quiero que lo sepan y que lo recuerden para que, cuando lo necesiten, realicen el mismo ejercicio, como hoy lo hicieron ante Mi Presencia, en simplicidad y amor.
Es así como la Tierra se redimirá y se transformará.
Y antes de dejar este mundo, quería terminar este encuentro con ustedes diciéndoles que he sentido en Mi Corazón el deseo ardiente de las almas buenas y caritativas, devotas y adoradoras, de que esté presente durante la Sagrada Semana.
Es por esa razón que, con la autoridad que Mi Padre Me concedió, estaré con ustedes dos veces, en abril y en agosto, siendo que ahora en abril estaremos juntos por este medio, como en este momento. Y en agosto, bajo la Gracia de Dios y de todas sus oraciones, todos estaremos reunidos aquí para celebrar la última Sagrada Semana.
Es así, compañeros, que del 5 al 12 de abril nos encontraremos aquí en oración y ustedes, desde sus casas, también orando por el mundo y por esta situación planetaria. Y Yo les prometo entregarles Mis Palabras para que aprendan, en este momento, a pesar de la distancia, a comulgar Conmigo espiritualmente, porque llegará ese momento, y la Comunión espiritual es tan válida como el Sacramento de la Eucaristía.
Pero si ustedes desde sus casas, durante esos días de abril, están unidos a Mí como en este momento, Yo también estaré allí con cada uno de ustedes, con sus familias, con sus grupos de oración, en cada una de sus naciones, compartiendo la Pasión de su Señor y renovando nuevamente cada uno de sus votos, para que, de esa forma, durante el mes de agosto, nos volvamos a encontrar y celebremos la consagración de sus vidas a Mi Sagrado Corazón.
¿Aceptan este llamado?
¡Sí!
Lo he escuchado del otro lado del mundo.
Pero esta vez, Yo no necesito grandes escenarios. Necesito algo como hoy, simple, para que sus almas se puedan sumergir en el océano de Mi Misericordia durante los días de abril.
Del 5 al 12 de abril nos encontraremos y Me encontraré con cada alma y con cada orante, a través de este medio de comunicación y de esta misma forma, para que oremos juntos por la importantísima Misericordia que necesita la humanidad para aprender a superar sus pruebas y dificultades, las pruebas que se avecinan.
Antes de irme quiero agradecer, en este momento, el trabajo de Adoración que está siendo ofrecido por todos los adoradores y por los adoradores aún no consagrados, que tendré la alegría de consagrar en el mes de agosto, en el que estarán más fortalecidos para vivir esa tarea silenciosa Conmigo, en la búsqueda incesante de traer la paz y la armonía a la humanidad.
Agradezco todas las adoraciones que son ofrecidas e invito a los que no han profundizado en la Adoración Eucarística a que lo hagan. Beban de Mi Presencia silenciosa y el enemigo no los encontrará.
Los bendigo a todos, a todos los presentes, a todos los que escuchan, porque he sentido en esta noche la verdadera presencia interna de las almas que aún luchan por su transformación y rendición.
Que la Luz de la Gracia los colme y los bendiga.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He pedido, para terminar, una música que deleita Mi Corazón, que trae sosiego a Mi Alma y que Me motiva, a pesar de todo lo que veo, a retornar aquí, desde donde puedo dar al mundo Mi mensaje.
La canción se llama “Eso que soy, eso Te doy”.
Les agradezco.
Yo soy aquel que salvará a la humanidad en el nombre de Dios y la colocará en un nuevo escalón de la evolución para que reciba la oportunidad de amar así como Yo los amo, de vivir así como Yo vivo, de realizar las obras de Dios como el Padre lo necesita y así traer la cura espiritual para la humanidad.
He aquí Aquel que viene en el Caballo blanco de Dios y anuncia la victoria de la Cruz por encima de todo mal, congrega las legiones del Padre y las reúne, llama a todos por su nombre, así como Dios llamó al antiguo pueblo de Israel.
Hoy las tribus están dispersas por el mundo, pero el Señor del Universo, el Hijo de Adonai, los vuelve a convocar en este tiempo crucial y definitivo porque como ustedes saben, hay algo que hacer por este planeta y por su humanidad.
Antes de que las agujas del reloj de Dios indiquen los últimos momentos de la amnistía espiritual, recen interiormente por las almas que duermen. Imploren, con la fuerza de todo el amor de sus corazones, por los que caminan en los abismos y en la perversión de estos tiempos, por aquellos que transgreden las leyes todos los días y que también lastiman y explotan a los Reinos de la Naturaleza.
Toda la Creación está observando este momento, hoy el Hijo de Dios no está aquí como un Juez, sino como un mediador de la Divina Misericordia, como el abogado de las almas y las esencias del mundo.
Por eso, que en esta hora prevalezca la paz para que las almas tomen las decisiones correctas y sus actos sean consecuentes conforme la Ley lo necesita, porque todavía en este día, el Hijo del Padre, en el Caballo blanco de Dios, aún sostiene el péndulo que traerá con toda fuerza y poder el pago que deberá vivir la humanidad.
Pero Yo morí por ustedes, sufrí por ustedes y padecí por ustedes, di Mi Sangre por cada uno de ustedes hasta el último latido de Mi Corazón. Si ustedes honran, adoran y reconocen este sagrado mérito de su Redentor, la amnistía espiritual será considerada por el Universo.Y todos los padecimientos, sufrimientos, martirios y agonías vividos por su Redentor hasta la Cruz, compensarán los errores cometidos por esta actual raza humana.
Habrá almas sobre la superficie de la Tierra que reconocerán el Legado de su Maestro y Señor, traspasarán los misterios de Dios con la sabiduría, y los corazones reconocerán dentro de sí, la llama y el fuego crístico que todo transmuta, libera y perdona.
Con ese fuego que les traigo desde Adonai, el Hijo del Padre, en el Caballo blanco de Dios, viene a anunciar un tiempo de Gracia extraordinaria que será concedido para los pecadores más empedernidos, para todas las almas que están dentro de los abismos espirituales de la Tierra, que perdieron el camino de Dios que es el camino del Amor universal. Por eso, esta Gracia es concedida ampliamente por la adhesión de los buenos corazones a Mi sagrado e insondable Corazón.
Este Caballo blanco de Dios, el cual hoy cabalgo, es el Caballo blanco del amado Arcángel Miguel, que unidos como una sola consciencia y esencia, venimos a derrotar a los infiernos de la Tierra para que las estrellas más caídas de este planeta tengan un momento de despertar y perciban la realidad que, en este momento, no están percibiendo ni viendo.
La amnistía espiritual no es para volver a cometer los mismos errores. Es para cambiar los errores y transformarlos, es para redimir el ego humano y para que la consciencia pueda ser elevada al plano de Dios.
Con el poder del Arcángel Miguel hoy les traigo el llamado del Padre y de las Esferas Celestiales desciende sobre Amazonia, para que el Sagrado Edén de Dios, amorosamente donado y pensado para cada uno de Sus hijos, pueda ser protegido, y la consciencia humana aprenda a cuidar y principalmente a amar los tesoros ocultos que Dios les entregó en este lugar y que la propia consciencia indígena, los sagrados pueblos originarios, conocen sobre lo que Yo les estoy hablando.
Pero ese conocimiento oculto que viene de Dios, no solamente lo pueden saber los Reinos o los pueblos originarios. Toda la consciencia humana de este lugar y del Brasil debe seguir orando con fervor, como lo viene haciendo hasta el presente, comprometiéndose con ese camino de la vida infinita de la oración para que todo pueda seguir siendo transformado y más oportunidades y gracias no solo sean concedidas a esta nación, sino también al mundo entero.
Hoy Adonai está con Su Libro de Luz abierto y con la pluma de Luz en Su mano espera escribir Él mismo la decisión de Sus hijos. Es así que el Universo espiritual se aproxima y comulga con el Universo material para que las almas tengan la oportunidad de llegar a Él por intermedio del amado Hijo, del mediador y abogado de las almas; a través del buen Jesús que las almas puedan llegar a la Misericordia de Dios, y así escribir en ese Sagrado Libro la decisión interna que fue tomada por cada uno de Sus hijos.
Pero sepan que esto no termina aquí, esa decisión la construirán en el día a día, no solo de una manera espiritual, interna o divina, esa decisión la construirán en sus actos, en sus acciones, en su entrega a la vida, al Plan de Dios, a sus semejantes; porque este es el tiempo de ofrecerse como un instrumento a Dios, así como muchos se ofrecieron a lo largo de la historia humana y fueron testigos de la inmensidad del Amor de Dios, y hasta dónde puede llegar ese Amor infinito del Padre, hasta las situaciones más imposibles y difíciles de la humanidad y del planeta.
Comprométanse ante esta decisión interna que están tomando delante de los portales del Reino de Dios a ser celadores de los Reinos de la Naturaleza, a llevar alivio al sufrimiento que ellos viven, a entregar amor al dolor que ellos sienten y así sus caminos se abrirán, sus problemas terminarán y la sabiduría emergerá para que tomen buenas decisiones de aquí en adelante; sabiendo que aún hay mucho por hacer y que esa historia la seguirán escribiendo después de esta vida, porque sus vidas serán esa historia, parte del testimonio del Amor de Dios, de la redención que vivirán en este tiempo, aun después de la muerte.
Así elevarán también a todos los que están a su alrededor y aunque en el futuro no les corresponda estar en este planeta, sino en otras esferas del Universo, aprendiendo más del amor y de la donación, sabrán compañeros Míos colocarse al servicio del Plan por encima de sus limitaciones.
Su espíritu puede llegar más alto de lo que parece y estar bien cerca de Dios, así como Su Hijo está cerca del Padre. Busquen incansablemente esa aproximación a Dios porque así no solo su vida se elevará, se trascenderá y se transmutará, sino también compañeros Míos, sus familias, conocidos y amigos, también serán ayudados en algún momento de sus vidas; porque Dios se muestra en el momento preciso, de la forma en que sea necesario para que Sus hijos lo puedan reconocer, no solo en la religión sino también a través de los Reinos de la Naturaleza.
Dios está aquí, no solo porque está Su Hijo. Él está aquí primero que Yo y antes que ustedes. Dios es parte de este planeta, Él es la misma Consciencia de esta Creación. Por eso les digo a todos y al mundo entero: ya no ofendan más a Dios, no lo lastimen, no lo sacrifiquen, no lo hagan morir, cuiden a Dios, así como Él cuida de ustedes, en Su profundo e íntimo silencio y así, compañeros Míos, renacerán. Amén.
Este pasaje de Mi Consciencia Divina por este lugar no puede terminar aquí. Por eso, dejaré en este lugar, en esta ciudad, una base operativa de trabajo misionero, así como también un Monasterio de esta Orden consagrada a Mi nombre, para que las almas de esta ciudad y los pueblos originarios reciban la ayuda que necesitan, así como también los que llegan peregrinando buscando una oportunidad y una esperanza.
Es momento, compañeros, de que las Islas de Salvación se establezcan, aquellas que guardarán la síntesis del proyecto de la Creación de Dios, no en un lugar específico, sino en el corazón de las personas, de aquellos que tienen fe en el Supremo Creador.
Ese será un tesoro inextinguible e incalculable, y todos podrán participar de esos tesoros en las acciones de la Misericordia, de la fraternidad, de la bondad, de la providencia, de la manifestación, de la cura, del perdón, de la redención y de la reconciliación.
Por medio de este momento sagrado, concedido por el Padre Eterno, es que también he venido especialmente a Manaos, directamente del Cielo, para consagrar a nuevos misioneros y también para ofrecerles de lo más profundo de Mi Corazón, el mayor Sacramento de la reconciliación y de la unión Conmigo, la Eucaristía.
Con alegría, esperanza y renovación nos colocamos de pie para acompañar este momento de consagración.
Que la luz espiritual de estos aceites represente el testimonio de la consagración y de la renovación de las almas, así como la cura espiritual que las almas necesitan para dar los pasos.
Ahora llamo aquí a los que son misioneros auxiliares para que reciban la consagración.
Incienso.
Vamos a hacer "Cristo, Tú el Amor'' para acompañar esta consagración.
Ahora vamos a llamar a los misioneros que se consagrarán como misioneros matrices.
"Mi Señor"...
Los que puedan, nos vamos a arrodillar para celebrar la Comunión.
Vamos a escuchar el instrumental "Así habló el Maestro''.
Y ahora, Me he colocado por encima de ustedes para bendecirlos en esta nueva tarea que comenzarán, que es parte y es obra de Mi Divina Misericordia por aquellos que más sufren y no tienen nada, llevando a través de sus gestos de amor y de servicio, la cura tan necesaria y urgente a la humanidad.
Por eso, como a Mis apóstoles, los reúno alrededor de Mi mesa, de Mi pobre y simple mesa, siendo recibidos por el vientre sagrado de la Creación, a través de la naturaleza y de sus Reinos, para poder celebrar no solo la comunión con Mi Cuerpo y con Mi Sangre, sino con la esencia del Proyecto Divino que desde los orígenes, desde el principio los manifestó y los creó por Amor para que fueran felices en Mi Padre y vivieran en Mi Padre, para que lo sirvieran y lo conocieran por medio de la vivencia y de la experiencia en los grados de amor.
Hoy, su paso ante Mí, permitirá el paso de muchas almas más en la vida misionera, para que llegue al mundo el alivio espiritual de la Jerarquía y el despertar de la consciencia en la humanidad.
Por eso, en aquel tiempo, estaba en un lugar semejante a este, reunido con Mis apóstoles; pero hoy haciendo un puente de Luz, entre el tiempo y el espacio, los llevo al momento de Mi última Cena, para que recuerden, para que sientan y para que reconozcan la Voluntad Suprema de Dios.
En aquel tiempo tomé el pan, lo elevé para que Dios lo bendijera y los ángeles lo transubstanciasen en Mi Cuerpo. Enseguida lo partí y lo di a Mis apóstoles diciéndoles: "Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado por su Redentor para el perdón de los pecados".
Te alabamos Señor y te bendecimos (se repite tres veces).
Comulguen todos, en este momento, de Mi Cuerpo espiritual para que la Iglesia Mística de Dios, por medio del Cuerpo Místico que la conforma en todas las almas, se fortalezca y se expanda con todo el Amor de Mi Corazón para el mundo entero. Amén.
Enseguida tomé el Cáliz entre Mis Manos, elevándolo para que Dios lo bendijera y los ángeles lo transubstanciaran en Mi Sangre, enseguida lo pasé a los apóstoles diciéndoles: "Tomen y beban, este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza, que será derramada por su Redentor para la remisión de las faltas. Hagan esto, siempre en memoria Mía".
Te alabamos Señor y te bendecimos (se repite tres veces).
Unidos a nuestro Señor Jesucristo y a Su Santa Iglesia Celestial, repetiremos en humildad y amor la oración que Él nos enseñó: Padre Nuestro (en portugués).
Yo siempre les dejaré Mi Paz para que la puedan vivir y compartir con sus hermanos, porque la Paz los llevará siempre al Amor, colmará sus espíritus y almas. Así se renovarán y seguirán dando pasos con la confianza y en la fe en Dios, para poder manifestar Sus Planes y sobre todo Su Voluntad.
Que esta Paz que descendió en los apóstoles, aun después de Mi Resurrección, hoy descienda sobre ustedes para que los dones del Espíritu Santo despierten las virtudes de sus corazones y los haga partícipes del servicio de amor por la humanidad y por la vida eterna. Amén.
Los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Se pueden poner de pie.
En fraternidad y amor, en nombre de Cristo, se darán el saludo de la paz.
Les agradezco por haber estado Conmigo aquí en Amazonia.
El fin de una sagrada reunión llegó, en este momento.
¡Les agradezco!
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más