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Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Mi Corazón Inmaculado es el mismo planeta. Y ese es el planeta que acoge a todas las criaturas de Dios, a todo lo que fue creado, que en estos tiempos necesita de redención.
Recemos:
Por la Luz que derramó Tu Inmaculado Corazón
que convirtió a los corazones del mundo,
Divina Señora, ruega por nosotros.
Amén.
(se repite diez veces)
He venido del Cielo a traerles un Mensaje de esperanza, porque a través de su oferta y de su canto, Dios escuchó sus plegarias y, una vez más, Mi Inmaculado Corazón triunfó en muchas almas caídas, sometidas por el arte del enemigo, por la confusión y la perdición. Mi Corona de Estrellas descendió sobre ellas.
La propia Luz del Universo Celestial, que brota de Mi Corazón purísimo, redimió a las almas y elevó a todos los seres al gran Corazón de Dios.
Ahora, en gloria al Padre Celestial por la existencia de Mi Inmaculado Corazón, cantemos al mundo los Atributos de la Madre Universal. Mi Corazón los escucha y también los acoge.
No solo quiero que escuche el mundo, sino también los universos.
Canción: “Madre Universal”.
Que los hijos crean en la existencia del Infinito, sin haberlo conocido, porque el amor los llevará al gran Corazón de Dios.
Canten una vez más por las almas que sufren.
Canción: “Madre Universal”.
Queridos hijos, esto no es una ilusión, es una verdad prometida. Yo le juré al mundo que retornaría, por última vez, a salvar a Mis hijos y a entregarles Mis Gracias.
Estamos en una celebración, en una congregación infinita entre los ángeles y las almas, entre las súplicas y las oraciones; la unión perfecta entre el universo y la Tierra, a través del poder de Mi Corazón Inmaculado, porque en cada cosa que Yo les pido, en este momento, se le manifiesta una oportunidad al planeta y a aquellos que no la merecerían. Esto es posible, hijos amados, a través de su intercesión, unidos a Mi Corazón Casto.
Ahora invocaremos, las Gracias de Dios.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Nuestra Señora está pidiendo que cantemos.
Canción: “Señora de las Gracias”.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Cuando se trabaja por el mundo, principalmente por su salvación y esa ayuda es consciente, espontánea y abnegada, que brota del corazón de cada ser, las puertas de los Cielos se abren, los mundos invisibles descienden a estas realidades materiales y todo es transformado por el Amor del Creador.
Por eso, queridos hijos, por el poder que Dios Me ha concedido como Madre de la humanidad, en la Presencia del Castísimo Corazón de San José, hoy Él oficiará esta Santa Comunión que nuevamente los renovará en el espíritu de la fe, de la confianza y de la Misericordia, vertientes que los fortalecerán en los tiempos que llegarán. Pues, a través de la Comunión con Mi Hijo amado, se encuentra la fuerza invisible para poder realizar todas las obras que vienen como llamado desde el Cielo.
Consagraremos, hijos Míos.
Llamaré a algunos hijos para que hagan esta ofrenda a los Altares de Dios.
La unión perfecta entre las almas y Dios es lo que permite despertar a los corazones. Ellos crecen en el Amor de Dios, en la Fe de Dios y en su infinita Sabiduría. Todo esto es expresado en los Sacramentos y se hace más vivo y fuerte cuando el alma se abre para servirse del Corazón de Mi Hijo, de forma verdadera y simple. Pues ahora San José, con su Santísimo Corazón, consagrará estos elementos, en nombre de la humanidad y de su futuro despertar, a través de la voz de la Hermana Lucía.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de San José:
Que aquellos, que aseguran la bandeja que contiene el fruto del despertar de la humanidad; entreguen, a los Pies de Dios, lo más puro que tiene su corazón.
Es de esa forma, Mis queridos, que siempre deberán estar delante del Cuerpo y la Sangre de Cristo, porque estos elementos siempre representarán para la humanidad una oportunidad única de retornar al Corazón de Dios, de retornar a aquello que fueron en el principio, porque este pedacito de pan y este fruto de la uva contendrán, después de la consagración, lo más puro que existe en el Universo Celestial, que es el Código de Misericordia que Cristo alcanzó en este mundo y que dejó en la Comunión como un camino para toda la humanidad.
Por la autoridad que Dios Me concedió, oferto Mi Corazón a Mi Hijo Santísimo para que, en esta hora, sea una puerta de salvación para las almas, y que Él, por medio de Mi Casto Corazón, sea el que consagre estos elementos.
Oremos juntos.
Oración: "Padre Nuestro" (en arameo).
Es de esta forma, que les dejo Mi bendición no solo a ustedes, sino también a los futuros sacerdotes que deberán encontrar en Mi Corazón el ejemplo perfecto de sus vidas. Así, podrán saber que Cristo siempre actuará en ellos.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Cantemos, hijos Míos, a Adonai y a su Espíritu Santo.
Canción: “Adonai, Espíritu Santo”.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Con esta celebración, hijos Míos, quiero que aprendan que cada día de sus vidas, deberá ser una celebración interior.
En cada momento de oración en sus hogares, en sus grupos, deberán recordar el amor con el que cantaron a Dios en este día; cómo se unieron a Su Hijo, porque de esta forma deberán estar en cada momento de la vida.
Hoy, los reconsagro para que, de esta forma, aprendan que todos los días deberán encontrar la fuente para su consagración.
Renuévense, en cada instante de oración, porque así, como estoy aquí delante de sus corazones, Yo estaré siempre.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Al final de este encuentro, les pediré algo, queridos hijos, que recen la oración de consagración a la Madre Celestial. Pero, ahora, queridos hijos, sigan cantándole a Dios, que Él los acoge en Su Corazón.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
San José los bendice, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Vayan en paz, llevando la Luz al mundo.
¡Les agradezco!
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Con esta celebración, hijos Míos, quiero que aprendan que cada día de sus vidas, deberá ser una celebración interior.
En cada momento de oración en sus hogares, en sus grupos, deberán recordar el amor con el que cantaron a Dios en este día; cómo se unieron a Su Hijo, porque de esta forma deberán estar en cada momento de la vida.
Hoy, los reconsagro para que, de esta forma, aprendan que todos los días deberán encontrar la fuente para su consagración.
Renuévense, en cada instante de oración, porque así, como estoy aquí delante de sus corazones, Yo estaré siempre.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Al final de este encuentro, les pediré algo, queridos hijos, que recen la oración de consagración a la Madre Celestial. Pero, ahora, queridos hijos, sigan cantándole a Dios, que Él los acoge en Su Corazón.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
San José los bendice, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Vayan en paz, llevando la Luz al mundo.
¡Les agradezco!
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Respondiendo al pedido de María, todos los Hijos de María vamos a hacer el “Acto de consagración al Divino Corazón de la Madre Celestial”:
Querida Madre Celestial,
hoy me consagro a Tu Divino Corazón
y te entrego mi pequeño corazón
y mi paciente alma,
para que, en Tu glorioso Reino de la Paz,
yo pueda encontrar fortalezas para caminar en la vida,
amor para mi consciencia,
entrega para mi donación,
perdón para el pasado,
redención para lo que aún debo trascender
y misericordia para este mundo.
Estoy unido a Ti,
Misericordiosa Madre,
en esta misión de Paz para con mis almas hermanas.
Estoy cerca de Tu Corazón,
Divina Concepción de la Trinidad.
Que Tu Voluntad invada mi alma,
para que reconozca el Llamado Divino.
Convierte mi corazón
en Tu Llama Sagrada de Paz,
para que en esta consagración
eleve al Cielo mis plegarias.
En humildad y reverencia
te pido que me escuches,
Madre de la Paz,
para que Tú,
que nos haces volver a nacer como el mañana,
Tú, que eres el Ave Mensajera,
Tú, que invades nuestros corazones con Tu Inmaculado Amor;
nos enseñes a vivir en la pureza, en la compasión
y en el amor absoluto,
que Tu Hijo, el Redentor,
nos irradia por entero.
Bendita Tú eres, Ave del Sol;
siembra en cada alma
la semilla del perdón,
para que envueltos por Tu Manto de maternidad,
Tus sublimes ojos de Paz y de Amor,
iluminen el camino de renuncia
que debemos recorrer.
En Tu ejemplo
amoroso y prodigioso,
vemos surgir la humildad.
En Tu Gracia y en Tu Misericordia,
vemos la manifestación del Amor de Dios.
Guarda en Tu Corazón,
Sagrada Madre del Amor,
todas nuestras fallas,
para que en el Retorno de Tu Hijo,
podamos ver nacer al nuevo mundo.
Que el Espíritu Santo
que proviene de Ti,
Madre de la Paz,
sea el escudo que nos proteja,
como la oración que nos ampare.
Amén.
Hermanos, Nuestra Señora pidió que contáramos con detalles cómo fue la Aparición de hoy y de lo que ustedes fueron partícipes en los planos Celestiales.
Desde el primer momento en el que nuestra Madre se aproximó aquí, cuando Ella apareció, en una de Sus manos portaba y sustentaba una Custodia, un Santísimo de Luz. El centro de ese Santísimo de Luz se reflejaba, se expandía como un gran rayo, sobre el planeta. María sustentaba esa herramienta, ese instrumento, con el Poder de Dios.
Después, Nuestra Señora se aproximó como la Reina de la Paz, vistiendo un Manto celeste como el que tenemos aquí. La gratitud de María era tan especial, porque Ella dijo que, cuando vivía aquí en la Tierra, siempre le gustaron mucho los jardines y las flores, porque para Ella son un reflejo de la contemplación interior de cada ser. A través de los jardines, decía María, podemos encontrarnos con nuestro ser interno, con Dios. Por eso, el motivo de la creación, de la manifestación de este jardín para este encuentro fue ese. Pero todo no terminó allí.
Cuando cantamos la “Madre Universal”, se realizó una tarea más planetaria. Entonces, Ella mostró algo importante cuando cantábamos: un coro de ángeles, a pedido de Nuestra Señora, descendió del Cielo hacia este lugar y ellos volaban muy rápido en dirección hacia algún lugar. Y, en un instante, vimos que tenían cálices en sus manos y los colocaban frente a nuestro pecho. Ella mostró que, del corazón de cada hermano presente, brotaba una luz, una llama, que en algunos era de varios colores y, en otros, era de un solo color.
Los ángeles guardaban esa luz, esa llama, dentro de cada cáliz, y la llevaban directamente hacia los Tronos de Dios que estaban manifestados detrás de Nuestra Señora.
El movimiento de hoy fue bastante angelical. Todo a través de la armonía, la paz y el amor.
Hasta que en cierto momento apareció San José, vestido como un patriarca, es decir como un sacerdote, y se acercó para compartir también este encuentro e irradiar Su Amor.
Lo más interesante era que Su Casto Corazón estaba expuesto y la mirada que Él nos donaba era de pura serenidad y tranquilidad.
Cuando María dijo que esto no era una ilusión, era porque verdaderamente todas esas cosas estaban aconteciendo aquí. No era nada emocional, era algo totalmente devocional, era algo que Ellos estaban construyendo y guiando, paso a paso.
Cuando los hermanos, que sustentaban las bandejas, hicieron la oferta y San José hablaba para poder consagrar la Comunión, aparecieron nuevamente los Altares del Creador que se veían como grandes mesadas de mármol blanco que estaban en varios escalones, en varios niveles; allí se depositaban las ofertas que eran llevadas por los ángeles que tenían los cálices.
Pero ahí no terminó todo. Hoy, Nuestra Madre también trabajó directamente con África, y mostró cómo muchas almas y muchos Reinos de allá eran ayudados. Para nuestro entender, parecía que María estaba abriendo los caminos para la Misión de África; y en el plano espiritual ya se estaban preparando muchas almas, muchas situaciones que necesitaban de ayuda.
En ciertos momentos, vimos a María con diferentes grupos étnicos de África, en los que Ella trabajaba con el alma de las personas. Parecía que María estaba preparando a esas consciencias que se iban a encontrar con los misioneros y, a través de ese encuentro, Ella podría obrar y hacer la tarea que nos pedía realizar.
Esto es solo una síntesis.
Madre María Shimani de Montserrat:
Cuántas cosas pasan mientras nosotros colocamos nuestro corazón en María, ¿no?
Son tiempos de cambiar definitivamente, de comenzar a vivir las instrucciones dejadas por los Mensajeros de Dios. Son tiempos de ingresar en la esencia de este gran tesoro que entregamos a la humanidad. Tiempos de meditar todos los días profundamente qué significa todo lo que realmente están viviendo en los días actuales.
Mientras el holocausto se expande en el mundo, también la Gracia deberá expandirse y esto ocurrirá por medio de los corazones que se decidan definitivamente a no ser los mismos de ayer.
Ya no son tiempos de estar en el mundo solo para experimentar todo lo mundano y pasajero que él les puede ofrecer. Quiero que sepan que hay un motivo mayor por el cual llegaron a este planeta. Aquí Mis queridos, se gestó el principio más puro de Dios. Escondido en lo profundo de los seres humanos está la posibilidad más pura de vivir el amor, pero la mayoría de los hombres cae en las distracciones e ilusiones que este mundo también ofrece intensamente.
Tan impregnadas están las consciencias de todo lo superfluo y pasajero, que la mayoría tiende a vivir ese tipo de experiencias y se olvidan o hasta desconocen la verdadera grandeza de este mundo.
Así como ven en el planeta grandes desastres, ciudades perdidas en la violencia, en la desesperación, en la pobreza, en la falta de amor, también encuentran lugares donde la naturaleza expresa tan gran belleza que parece que hasta el mismo Dios se muestra a los corazones de los seres humanos. Igual sucede dentro de cada uno de ustedes.
Dejen de ver la oscuridad que habita en ustedes y busquen definitivamente ese espacio escondido y, a veces muy lejano del conocimiento que expresa la verdadera belleza, la pureza, como un espejo de Dios en el corazón humano.
No es imposible hacerlo, pero deberán emprender un largo viaje, que será más lento o más rápido dependiendo de la voluntad de los caminantes.
Para recorrer este camino no pueden llevar nada. Deben ir descalzos y caminando, lo que simbolizará para todos el esfuerzo que deberán realizar. Sentirán cansancio y fatiga, necesidad de parar, de sentarse y de desistir de llegar a la meta.
Piensen en la grandiosa gracia de estar ante la Consciencia de Dios, recuerden que cuando lleguen, beberán un agua pura y cristalina y, por más cansados que estén de cruzar las ciudades contaminadas y violentas que existen dentro de ustedes mismos, nunca paren.
Si la falta de amor los tocara, amen en seguida. Si les faltara caridad en algún momento, al percibirlo, discúlpense, sean humildes y en seguida sirvan de corazón. Esfuércense para no ser más los mismos y no teman parecer locos a los ojos de los que los ven reaccionar, disculparse y reparar la acción inmediatamente.
Solo afirmen para ustedes mismos, cada día, que romperán las cadenas que los atan al viejo hombre y que saldrán de la esclavitud en la cual se colocaron, para entonces vivir la libertad de amar, servir, orar y equilibrar la falta de Paz en el mundo.
Que estos atributos ya no sean utopía sino una realidad. Solo así podrán pasar por vuestra transición interior con alegría y después vivir la transición del mundo, no con los ojos de quien ve la destrucción y la injusticia, sino con el corazón de quien conoce la grandiosa gracia que lo espera al final de este largo camino.
Yo los amo y los bendigo siempre.
San José Castísimo
Como Padre de todas las almas, hoy traigo en Mis brazos al Niño Jesús, como símbolo de todas las almas del mundo, porque quiero revelarles un misterio: cada una de sus esencias está guardada en la Esencia de Cristo y, de esa forma, en esta hora los tengo en Mis brazos.
Como Padre, quiero enseñarles, cada día, a no desperdiciar ningún minuto de sus vidas. Por eso, mientras pronunciamos Nuestras Palabras, recuerden todos aquellos lugares del mundo que no reciben una Gracia tan grandiosa de estar ante la Sagrada Familia, ese principio único de unidad, fraternidad y amor; y de que, ante de Nuestra Presencia, Mis queridos, cada una de sus almas pueda servirse de este ejemplo, de estos códigos que traemos al mundo y que buscamos encender cada día en sus vidas.
En esta hora, que sus corazones sean un puente para aquellos que más lo necesitan en todos los Reinos de este mundo.
Hoy, reciban en su corazón, no solo la más pura rosa de la paz, sino también Mi castísimo lirio que debe ser entregado por ustedes a todos aquellos que no pueden encontrar la pureza en sus corazones.
Lleven ahora esta paz al mundo por medio del amor y de la alegría que pueden sentir en este momento. Dejen que sus Ángeles de la Guarda recorran el mundo, llevando aquella Gracia que hoy les entregamos.
Hermana Lucía de Jesús:
Hoy, San José vino con nuestra Madre Santísima y con el Niño Jesús en los brazos. Esta vez, era Él que sostenía al niño Jesús.
Así como nuestra Madre tenía en Sus manos una rosa de la paz, una rosa blanca; San José también traía un lirio blanco, y Él lo entregaba a cada uno de nosotros. Cuando ese lirio tocaba nuestro corazón, de una forma un poco difícil de explicar, era como si nuestro corazón se tornara una puerta hacia un lugar del mundo; en realidad, hacia diferentes lugares del mundo, adonde podría llegar ese Amor de nuestra Madre y de San José.
Mientras Ellos iban transmitiendo estos Mensajes, esa Gracia que derramaban sobre nosotros llegaba no solo a nuestras vidas, sino también a muchos otros lugares del mundo.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Hermana Lucía, Nuestra Señora también nos mostró algo importante que queremos compartir con todos.
Ellos aparecieron con las vestimentas de cuando se casaron, siendo José y María. Reflejaban una pureza y una unión interna y espiritual muy fuerte.
La ropa de San José era toda blanca; parecía un patriarca ortodoxo y tenía un turbante en Su cabeza.
Nuestra Señora estaba vestida totalmente de blanco y, en Sus manos, tenía adornos como si fueran de plantas y flores, como en los casamientos de aquella época.
El Niño Jesús estaba en brazos, con Sus Brazos y Manos extendidos hacia nosotros, sonriendo.
Luego, Hermana Lucia realiza la lectura del Mensaje Mensual de San José del 19 de marzo de 2015 y Fray Elías del Sagrado Corazón realiza la lectura del Mensaje diario de María, Rosa de la Paz, del19 de marzo de 2015.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más