Domingo, 12 de mayo de 2013

Mensajes semanales
MENSAJE PARA LA VIGILIA DE ORACIÓN EN LA CIUDAD DE SAN CARLOS DE BARILOCHE, RÍO NEGRO, ARGENTINA, TRANSMITIDO POR LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA

Amados hijos de la Argentina:

Como Madre Peregrina, les agradezco la presencia de cada uno de los que Me acompañan, generando méritos para que muchos, en el mundo, puedan llegar a Mi Inmaculado Corazón.

Hijos Míos, cuando les pido que alivien Mi Corazón es para que alivien el peso del sufrimiento de las almas que cargo en Mi pecho. Mis ojos maternos recorren el mundo, día a día, instante a instante, y lo que encuentro en los corazones de Mis hijos es constante desesperación, tristeza y desesperanza.

El mundo agoniza y sufre, Mis queridos. Hay muchas familias que padecen por el hambre y por la sed, sobre todo del alimento del espíritu. Mis misioneros marianos llevan un poco de paz al mundo, a una parte de esta humanidad necesitada, pero aún es muy poco ante todo lo que hay por hacer.

Mis queridos, quiero enseñarles a ser misioneros marianos en la vida, en el día a día, en sus hogares, en las comunidades, en la relación con el prójimo y en la oración. Quiero que suplan las necesidades, unos de los otros, y que encuentren a los que más necesitan cerca de ustedes.

Es tiempo de servir para aliviar al Corazón de Dios y para reencender en sus corazones el fuego del amor al prójimo, aquel que nutre a sus espíritus. Este es el tiempo de aprender a vivir en servicio, de encontrar en cualquiera que esté delante de sus ojos al ser que necesita de su presencia amorosa, que necesita de sus oraciones para seguir dando pasos en la vida.

Con esto, hijos Míos, les quiero decir que, sí, es muy importante que busquen a lo lejos a las almas necesitadas; pero para llegar hasta ellas es necesario que aprendan a ser serviciales todo el tiempo, con todo y con todos.

No sean indiferentes a las necesidades del mundo, de los Reinos que los rodean. Oren y sirvan a todos los Reinos que forman parte de Mi Corazón y que necesitan ser aliviados del peso del sufrimiento y de la indiferencia.

Mis amados, si quieren aprender a reparar Mi Corazón y el Corazón de Mi Hijo, peregrinen con la intención del corazón de aliviar al mundo. Oren con el fervor del espíritu por todo el mundo y por todo lo que lo compone. Vivan en servicio perpetuamente, practicando el Amor que Mi Hijo les enseño, en todas las cosas y, lo más importante, sean siempre pacificadores en la Tierra y lleven Mi Paz a todos.

Les agradezco, Mis queridos, por responder a Mi llamado con amor.

María, Madre y Reina de la Paz