Domingo, 26 de mayo de 2013

Mensajes semanales
MENSAJE PARA LA APARICIÓN EN LA CIUDAD DE BETIM, GRANDE BELO HORIZONTE, MINAS GERAIS, BRASIL, TRANSMITIDO POR MARÍA, REINA DE PAZ A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA

Mis amados y pequeños hijos:

Contemplo con el Corazón cada pequeño esfuerzo de las criaturas de la Tierra, porque si día a día trascienden un poco más el cansancio y Me ofrecen una pequeña renuncia generarán grandes méritos, para que más almas puedan llegar a Mi Corazón.

Queridos hijos de Betim, de Brasil y del mundo:

Hoy la Reina del Cielo y de la Tierra desciende sobre el mundo para bendecir, perdonar y despertar a todas las criaturas.  Mi bendito Corazón pertenece a este mundo, fue ofertado a Dios por la Redención de cada criatura de esta Tierra. Por eso, reconozcan hoy delante de sus corazones, a Aquella que vive y reina por la humanidad, así los Planes de Dios para cada ser se podrán cumplir realmente.

Mis amados, el Señor guarda un Plan perfecto para cada uno de vuestros corazones; una misión especial y única para cada una de vuestras vidas. Mas, la humanidad se olvidó de la Voluntad de Dios para realizar nada más que la propia voluntad.  El mundo escogió no seguir los pasos perfectos que el Creador diseñó para que este mundo se tornase un mundo sagrado, donde reinaría un Amor que no existiría en ningún otro lugar del Universo.

Todavía hay tiempo para revertir esta situación. Mi Corazón llega a la Tierra, Mis amados, para recordarles los Planes de Dios; para retirar vuestros corazones de la ilusión, del conflicto, de la competencia y de la falta de amor, y para decirles que el único camino para Dios es el camino del Perdón, de la Unidad y del Amor Fraterno, capaz de superar cualquier diferencia entre los seres.

Mi Amor Materno se aproxima a vuestros corazones para entregarles el Perdón y la Misericordia, para ofrecerles la Redención que los colocará una vez más al lado de Dios y de Su Hijo Jesucristo.

Llego en este tiempo, de la misma forma como vine en los últimos siglos, solo para despertar a Mis hijos, los hijos de Dios que se olvidaron de Su Paternidad. Día tras día, Mis amados, les digo incansablemente que es tiempo de despertar; es tiempo de entregar, por medio del Perdón, todo aquello que sofoca vuestros corazones y que no les permite dar los pasos en dirección al Señor.

Estoy aquí, delante de vuestros corazones, para enseñarles el Amor y mostrarles el poder verdadero de una oración fervorosa, que puede transformar los acontecimientos del mundo. Guarden en vuestros corazones el ejemplo de Mis pequeños pastores de Fátima, que libraron al mundo de una gran guerra por medio de la oración, del ayuno y de la unión plena con Mi Corazón.

Si sus corazones aspiran a estar limpios, de todo sufrimiento y de todo el dolor causado por este mundo, entren en Mi Corazón. Mediante una oración sincera, ofrezcan al Señor las situaciones de la vida, permítanse despertar sobre todo para vivir el Perdón.

El mundo tiene mucho que perdonar, hijos Míos, veo muchos corazones que se cierran por la falta de Perdón.  Perdonen, perdonen todo aquello que les aflige, para que así puedan alcanzar el Perdón.

No se permitan perderse en las cosas del mundo, porque los esperan las cosas del Cielo.  No vivan en la ignorancia de una vida común, vacía de Dios, cuando Mi Corazón desciende sobre la Tierra. Soy la misma de Nazaret, la Bienaventurada y siempre virgen María. Llego al mundo en este tiempo para abrazarlos con Mi Corazón y repetir de forma incansable: “Despierten, pequeños hijos, despierten”.

Los Planes de Dios deben tornarse realidad en la Tierra, el Amor debe reinar en el mundo, el Redentor que ya llega en Espíritu Divino, llegará en cuerpo, alma y Divinidad, y buscará los Dones que un día depositó en los corazones humanos.

No pierdan tiempo en las mezquindades de la vida, ábranse para el Amor, vivan el Perdón, clamen por la Misericordia. Aparten la discordia por medio de la Fraternidad y alcancen, por la oración y por la Comunión con Cristo, la Redención para este mundo.

Les agradezco hijos Míos, por responder a Mi Llamado y por tratar de conocer Mi Corazón.

Yo los bendigo hoy y siempre.

María, Madre y Reina de la Paz