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Segundo Mensaje
Los bendigo a todos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Desde el Corazón del Universo proviene la Instrucción para la humanidad.
Siempre ha sido así, pero hoy los estoy invitando a ingresar Conmigo en una Fuente especial de Instrucción y de conocimiento, la que hasta los días de hoy ha sido inagotable, la que siempre ha permanecido viva a través de los tiempos.
Hoy les estoy hablando especialmente desde las Pléyades, lugar interior desde donde muchos conocimientos surgieron antes de los orígenes de la Tierra, antes de la manifestación de la primera humanidad.
Desde ese lugar fueron enviados muchos espíritus, consciencias sabias que se formaron en el conocimiento y que le dieron al mundo la Instrucción a través de los tiempos.
La Instrucción debe ser considerada como la primera regla de la vida, la que siempre los llevará a enderezar el camino y a mantener la consciencia en lo Alto.
Hoy las Pléyades, como estrellas, se hacen presentes y vienen al encuentro de los autoconvocados para que ellos sientan en su interior los impulsos del Universo, impulsos que se revelarán para la manifestación del Plan de Dios en la humanidad.
Para estos tiempos críticos, las Pléyades siguen colaborando con su humanidad, siguen vertiendo sus conocimientos sobre la esfera de la Tierra para que en el plano espiritual todo sea concebido y, después, sea vivido por las consciencias humanas en esta superficie.
Que hoy puedan comprender cuantos sagrados conocimientos surgieron desde esas grandes estrellas de las Pléyades, las que de tiempo en tiempo emiten impulsos para todo el Universo, a fin de que las consciencias capten las informaciones que necesitan para poder crecer interiormente y así ser portadoras de la paz.
Atraigan hacia ustedes esa consciencia superior del conocimiento y de la Instrucción, porque así siempre tendrán en sus vidas esa mano extendida que será la guía de la Instrucción, la que llevará a forjar en sus verdaderos seres lo que vinieron a cumplir y a vivir en estos tiempos finales.
Es momento de que se reencienda en ustedes ese compromiso, ese recuerdo sagrado con el Universo y con toda su Instrucción.
La Instrucción es como el manantial que nunca se agota, es como el río que nunca deja de correr para bañar los campos y las florestas, para nutrir la tierra con sus riquezas y minerales.
Vean, entonces, ese conocimiento sagrado como algo vital, porque los últimos impulsos ya están llegando a la humanidad, están siendo derramados para la formación de la Nueva Humanidad.
Reciban desde ese lugar todo el amor de la Instrucción. Reciban en sus corazones el impulso de algo sagrado que viene para develar el nuevo ser y para traer hacia la consciencia la Verdad, sin permitir que ella se confunda ni tampoco se engañe por las supuestas instrucciones que llegarán por otros caminos.
Les dije una vez que por sus frutos los conocerán. La Instrucción será esa llave que revelará lo que está oculto y dejará en evidencia lo que no es verdadero.
Por eso cada palabra que viene del conocimiento y de la Instrucción es vital, porque hará de sus seres consciencias libres de sí mismas, de esa constante cadena de los errores de la raza de estos tiempos.
El conocimiento sagrado los ayudará a revertir el caos actual, los ayudará a transformarlo todo y a vivificarlo todo en la plenitud que el conocimiento y la Instrucción tienen, al provenir de la Fuente.
Que el Sol que puede despertar en sus corazones reconozca este legado.
Sagradas instrucciones de las Pléyades son enviadas a la humanidad para formar a los últimos discípulos, para hacer de cada consciencia un terafín del nuevo ciclo.
Los invito a revivir lo sagrado que existe en el Universo, lo que viene desde lugares tan lejanos del Cosmos para que reconozcan allí su verdadera identidad y así no se perturben por la vida material, por la condición humana, por los errores ni por el sufrimiento.
Que puedan encontrar ese portal de salida hacia el corazón de las Pléyades, en donde la primera regla de la Instrucción es la oración de los Sabios Espíritus que se han donado a través de los tiempos para servir a la humanidad, para ayudar a elevar la consciencia hacia el verdadero propósito y hacia el verdadero sentido de la existencia.
Vean, entonces, compañeros, la importancia del conocimiento en estos tiempos. Hay muchos que aún están en el desierto, buscando el agua de vida para saciar su sed, pero no la están encontrando por estar en sí mismos.
Ahora que he abierto esta Fuente para ustedes, vayan y beban, beban de este conocimiento como si fuera la última agua que hay en el planeta; beban, para entregarles los más maravillosos códigos del Universo y de la Hermandad, para traer hacia la consciencia el verdadero recuerdo de su compromiso firmado en el Universo como esencia original, como parte de un gran Proyecto que aún no terminó.
Comulguen, entonces, con las maravillas de las Pléyades y de su constelación.
Sientan el amor de las Pléyades palpitar en sus corazones y en esta sagrada sintonía emitan su rayo de gratitud a lo superior para que más llaves sean entregadas a la humanidad, para que más Cristos internos puedan despertar y así se muestren los talentos en todos los seres; talentos que estarán al servicio de su Maestro y Señor para el fin de estos tiempos y que unidos serán imprescindibles para la Obra de la redención.
Emitan, entonces, su canto de gratitud al Universo, que sus espíritus abracen esta llama del conocimiento y que la acojan en lo profundo de sus seres, a fin de que despierten las virtudes que son necesarias para retirar a la mayoría de la somnolencia espiritual y de la inercia.
Que los tesoros de la Pléyades hoy se muestren a los corazones simples.
Que la luz de las Pléyades se irradie a los corazones humildes y que las consciencias comulguen de lo que verdaderamente existe y siempre ha sido eterno.
Eso salvaguardará a las últimas Tribus de Israel, las que están en el mundo para cumplir la gran profecía del retorno de su Señor.
Sean valientes y digan “sí” con confianza.
Reciban este aliento y esta esperanza del Universo en momentos críticos de la humanidad y del planeta, para que los verdaderos atributos y principios de la vida evolutiva no se borren de la memoria de los hombres, sino que estén presentes para los tiempos más urgentes de la humanidad.
Recojo y guardo Mi Corazón en los que verdaderamente Me escuchan, en los que más allá de todo comprenden y se adhieren a Mi Propósito.
También oro por los que no Me comprenden y por los que no Me siguen, porque todo quedará en evidencia algún día y eso no está lejos de suceder.
Por eso rezo, por eso imploro y por eso invoco a Mi Padre.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En tiempos remotos, anteriores al Nacimiento de Mi Hijo, Jesús, existieron grandes sabios, esparcidos por varios puntos de Oriente y del Lejano Oriente, seres que también trajeron para la humanidad la expresión del Amor-Sabiduría.
Durante aquellos tiempos remotos, la civilización humana más antigua dio los primeros pasos cuando descubrió, dentro de sí, que existe un universo o esencia que es capaz de permitir conectarnos con la Fuente de la Creación.
Los primeros seres espirituales surgieron de alegorías o de mitologías; en realidad, ellos nacieron en este mundo y en la humanidad para atraer la sabiduría como experiencia.
Fue así como hindúes, persas, chinos y budistas le proporcionaron a la humanidad el conocimiento de sus mitos o leyendas, las que, en verdad, fueron trazados por medio de la experiencia de conocer profundamente el universo interior y de saber cómo él se manifiesta.
Hoy les hablo de los antiguos sabios del planeta o de las mitologías, porque ellas fueron medios, o puentes, por los cuales la raza humana, a través de los tiempos, pudo conocer que en la sabiduría de las cosas se encuentra la explicación de todo.
En aquellos tiempos, los sabios de otrora prepararon a la humanidad de la época anterior a Jesús, para que pudiera recibir una potente energía crística que llegó para liberar al mundo y enseñarle el camino del perdón.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Como Madre Tierra y Madre Universo, vengo en este día para unir, por medio del Padre Universal, a las esencias de todos Mis hijos de los pueblos originarios; a fin de que ellos continúen, mediante su sagrado conocimiento, protegiendo y amparando la vida, la tradición y la cultura.
Como Madre Tierra vengo a hablarles en nombre de todos los seres de la naturaleza, para que no solo los pueblos Me escuchen, sino también toda la humanidad que no coloca su mirada en el sufrimiento que viven, día a día, los elementos de esta Creación.
A través de los pueblos originarios, la humanidad podría recuperar su dignidad espiritual si supiera proteger y cuidar todo lo que el universo y la vida le ha entregado.
Quisiera que los Principios sagrados, que fueron gestados en la consciencia de Mis hijos de los pueblos originarios, les hicieran comprender la importancia de un cambio de consciencia, ya que la humanidad actual destruye y disipa de los Reinos de la Naturaleza todo lo que ella necesitará para sobrevivir.
Como Reina de la Naturaleza, como Espíritu Sagrado de la Paz del Universo, vengo para decirles que siempre estaré con ustedes, en el silencio de la Naturaleza, así como en la presencia de cada Reino. Mi Espíritu Sagrado permitirá hacer de cada uno de ustedes una esencia sagrada que resplandezca en estos tiempos ante el Creador.
En este día, les dejo Mi bendición maternal, para que todo pueda ser curado y reparado en ustedes, para que las huellas del sufrimiento se borren de sus caminos, para que cada historia vivida sea reparada y bañada por el amor de los sabios Espíritus del universo.
Les dejo Mi Paz, y los renuevo en la fe y en la Sabiduría de Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más