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Yo los espero. Yo los aguardo. Yo los amo. Yo conozco a cada uno de ustedes más allá de sus corazones aún en Redención. Yo los contemplo en oración perpetua. Yo los vigilo con Mi Inmaculado Corazón. Yo los busco en cada camino para que cada alma se reencuentre con Cristo.
Ya llegó el momento de la verdadera consagración para algunas almas y de la constante donación para muchas otras. El tiempo marca la hora de la permanente oración para la reparación del mundo y de la humanidad dormida.
Hoy vengo a alzar Mi voz sobre sus corazones para que además de ustedes, otros hijos escuchen Mi llamado divino. Por eso, queridos hijos, el Señor contempla a todos con Su poderoso Corazón de Amor; Él aguarda la conversión de cada alma en este tiempo. Dicha conversión ayudará a los Planes de Paz que Mi Inmaculado Corazón propone emanar para todas las almas, más aún para aquellas distantes del Amor de Dios.
Mis hijos, sepan que todos deberán rendirse al Amor victorioso de Mi Corazón para que el mundo encuentre así el reposo que tanto busca. Para que la humanidad acompañe los cambios en el mundo deberá orar siempre, como un voto eterno. Ello permitirá revertir el dolor constante del mundo. Así, pequeños corazones, la consagración verdadera de cada uno de sus espíritus podrá unirse a la Luz del Espíritu Santo que en el final de los tiempos obrará como un emblema de paz para muchos y como una llama de fe y esperanza para otros.
Queridos hijos, el mundo está en emergencia de oración. Por ello, si viven día a día los atributos de Mi Corazón Universal ayudarán a que la Ley Divina ampare y rescate a muchos corazones que se han apartado de Dios. Las almas arden en las llamas del dolor y del sufrimiento. Mi llamado anuncia el alivio que aún muchos desconfían poder vivir; pero, al final de todo, Mi Inmaculado Corazón triunfará en cada esencia que Me busque y en la que no Me busque.
El verdadero espíritu de la oración mantendrá la barca en el océano hasta que ella se eleve a los Cielos.
Yo los invito a permanecer con el corazón en el Cielo.
Los venera,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Hoy los invito a sembrar Mi Paz en sus corazones para que, como pequeñas Luces de Mi Inmaculado Corazón, el mundo se pueda convertir. Debemos orar, y esto deberá ser un recordatorio para sus vidas aquí en la Tierra.
Recuerden, Mis niños, que estamos en un tiempo de pasaje hacia un nuevo tiempo que llegará para todas las almas sedientas de Cristo. Por eso, pequeños, será importante la constancia de sus corazones en la oración. Yo les irradio desde los Cielos Mi Amor Divino para que sus corazones puedan caminar hacia Mi Reino de la Paz.
Pero primeramente, pequeñas criaturas del Señor, busquen el Reino de la Paz en la oración, así permitirán que muchos de Mis hijos sean tocados por Mi Amor Misericordioso en esta última hora. Yo los llamo en este día para la elevación del corazón; es un permiso especial que Yo les estoy donando para que sus almas puedan vislumbrar desde cerca Mi Reino de la Paz.
Pero para llegar allí será necesario que sus corazones oren con confianza de que podrán, por un instante, tocar con el alma las Puertas del Paraíso.
Por eso, Mis pequeños, unan sus corazones entre sí; esto es importante para ustedes y para nuestro amado Señor. El mundo está separado de corazón y de alma; son pocas las almas que difunden Mi fraternidad en este tiempo final.
También, Mis hijos, debemos orar para unir los corazones ciegos que están distantes del verdadero Amor Misericordioso de Mi Hijo. Como Su venida está en la víspera de pocos corazones, ya que pocos verdaderamente lo esperan, debemos orar sin cesar, para que muchos de Mis hijos, en esta última hora del mundo, puedan ser irradiados por la Luz de Mi Inmaculado Corazón.
En este camino que ustedes decidirán si recorren Conmigo Yo podré decir con certeza con qué almas cuento para la hora del rescate, para la hora de la salvación de los corazones.
Confiemos en el Señor, Él lo merece.
En el Amor Misericordioso,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Abracen Mi Inmaculado Corazón. Yo no les haré mal. Soy la Señora que desciende desde los Cielos para anunciar a sus corazones la Paz Divina del Señor. No teman, Yo les traigo Mi Eterna Luz desde el Corazón de Dios.
Yo soy la Madre y Reina del Amor Divino. Soy el Ave Mensajera de la Paz que salva en el mundo a los hijos que están sin luz y sin paz. Yo aparezco frente a sus ojos, frente a sus corazones para que reconozcan Mi mensaje y Mi llamado a la oración.
Hoy les digo, Mis pequeños, que el Señor envía a la Tierra, desde el Cielo y desde el Universo, a grandes grupos de almas que cumplen con Su Voluntad en una misión de oración y de paz.
Por eso, Mis pequeños, el primer paso de las almas es unirse en fraternidad y en amor; eso podrá acontecer en la donación y en el servicio. Vean así, Mis pequeños, que el Señor los reúne para que todas las almas cumplan, en honor a Su Voluntad, con las obras de amor y de paz que Él propone para cada corazón.
Cuando las almas están en grupo existe una misión de Amor y de Redención que se gesta a través del servicio y de la oración a Dios. Por eso, Mis hijos, ustedes no deben entristecer sus corazones si aún no han encontrado al grupo de almas para la misión.
El Señor, que es bondadoso, coloca a los corazones frente a Sus Obras de Paz, Paz que Su Corazón irradia para la vida de las almas. Todos los Propósitos de Dios son permeados por la donación y por la acción abnegada de todos los grupos de almas. La fortaleza para estos grupos que sirven a las obras de Dios es el espíritu constante de la oración.
Por eso, Mis queridos hijos, los invito a orar para que sus corazones, en este último tiempo, reconozcan el grupo de almas al que pertenecen. El primer camino será, Mis pequeños, la reconciliación y la unión con nuestro Padre Celestial. A partir de allí, el camino de los grupos de almas será guiado por Su Voluntad Mayor y, así, responderán al Llamado Mayor que viene desde los Cielos, y todos los corazones obrarán por amor y servicio a la fraternidad.
La oración prepara el camino para el tiempo que vendrá. Unidos a Mi Inmaculado Corazón, el sendero de la paz podrá ser recorrido por todos los corazones.
La Luz Eterna es el Propósito Divino para la vida y la redención de todos los corazones.
Los adora y los guarda en el Corazón de Dios,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Despierta cada día con la Luz de Mi Inmaculado Corazón. Recuerda, hijo Mío, el llamado a orar juntos por el Reinado de Mi Paz en los corazones. Que tu corazón de servidor no se aflija y se abra a Mi Presencia Maternal.
Los quiero a todos desde lo profundo en el Corazón de Dios. Los ilumino en sus caminos a través del silencio de una Gran Madre. Los acojo en Mi Ser inmaculado para que sus corazones sientan el alivio de Mi Amor Prodigioso.
Mis queridos hijos, en este momento deben orar con el máximo fervor de sus corazones para que el Señor pueda volver a encender los corazones que están vacíos de Él y a los corazones que se sienten sin Él.
Por eso, Mis pequeños soldados, abran el manantial de oración y de vida renovada que cada uno de sus corazones guarda desde hace tiempo. Así ellos estarán fundiéndose Conmigo en la obra eterna de la oración. Los espero todos los días porque ya es tiempo de prepararse para lo que vendrá.
Por todo esto, Mis pequeños corazones, Yo les anuncio que está llegando la hora de la vigilia de oración permanente. La Luz Interior de cada corazón deberá estar encendida cuando Dios, nuestro Padre, convoque a que despierten los instrumentos que servirán de auxilio para los últimos corazones que serán reintegrados a la Luz Mayor.
Así, Mis pequeños, sus almas confirmarán el voto con el Altísimo, porque llegará el momento de que cada alma y cada corazón deberá ser uno con los amados Ángeles del Señor. Todo esto preparará el camino para los últimos que se convertirán a Mi Inmaculado Corazón.
Caminen, Mis pequeños, en la fe absoluta de que junto a la Luz Misericordiosa de Mi Hijo Glorificado, todo camino se podrá recorrer. Ha llegado la hora de confirmar la confianza plena en Cristo.
Que reine la paz en sus corazones.
Los guía, los adora y los ama,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Que hoy sonrían sus corazones, porque así Mi Inmaculado Corazón se alegrará.
Queridos hijos:
Hoy los invito a la oración redentora con la misión de que más almas necesitadas de Mi Paz puedan ser tocadas por el Manto de Mi Luz. Por eso, Mis pequeños, hoy les recuerdo el momento de Mi Asunción y Coronación en los Cielos como la Madre Divina de todas las criaturas.
Lleven hoy en sus corazones este precioso recuerdo que todavía permanece vivo en los Cielos Mayores. Así, Mis queridos, ustedes estarán también en la asunción de sus vidas hacia el Altísimo Señor. La vida será convertida en instrumento sagrado donde el Señor podrá servirse de sus corazones donados en la oración.
Mis pequeños, recordando el misterio de Mi Asunción a los Cielos, estarán ayudando al Plan Divino, a través de la oración viva, para que más hijos necesitados de perdón, Misericordia y alivio de sus sufrimientos puedan recibir la Gracia como ustedes la están recibiendo en este último tiempo.
Los llevo a todos en Mi Corazón de Paz en este día 26 de noviembre en el que Yo les irradio la Luz de Mi Reino Celestial.
Mis soldados, la hora de la oración perpetua se está aproximando; así el mundo que está en ruinas podrá ser restaurado por el poder de la oración y por el Amor de Mi Inmaculado Corazón.
Eleven hoy las manos y llenen de oraciones los Cielos.
Los guardo en Mi Paz,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más