MENSAJE PARA LA APARICIÓN EXTRAORDINARIA EN LA CIUDAD DE BELO HORIZONTE, MINAS GERAIS, BRASIL, TRANSMITIDO POR LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA, REINA Y MADRE DE LA DIVINA ESPERANZA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS

Queridísimos hijos Míos:

Hoy quiero recordarles algo importante para este tiempo de cambios que todos viven en el interior de vuestros corazones, así como en vuestras almas; hoy los llamo a afirmarse en el escudo protector de la Divina Esperanza.

Este sagrado rayo, que también proviene de uno de los dones del Espíritu Santo, los ayudará a fortalecer la fe y la paz en vuestros corazones.

Las grandes crisis espirituales que muchos de Mis hijos viven hoy, es por la falta de la Divina Esperanza en el corazón; por eso día y noche, de tiempo en tiempo, como de siglo en siglo, Mi Inmaculado Corazón ha intentado elevar la consciencia de la humanidad por medio de la Divina Esperanza.

Este sagrado don del Espíritu Santo los ayudará para que no pierdan las aspiraciones diarias de aproximarse al Reino de Dios. Hoy la humanidad entera sufre por la falta de la Divina Esperanza, Ella podrá llegar a vuestras vidas a través del simple ejercicio de la oración del corazón. La Divina Esperanza es una Gran Fuente de prodigios y de reparación para las almas que han caído.

Yo, como la Santísima Madre, sé sobre todas vuestras situaciones internas de vida, por eso hoy les digo que despierten a tiempo para este precioso rayo del Espíritu Santo; así vuestras vidas ayudarán a equilibrar la falta de esperanza que hay en el mundo.

Cuando Mi Divino Corazón desciende sobre las grandes ciudades es para traer un poco más de esperanza y de paz ante las gravísimas ofensas que las almas cometen. Es tiempo de que vuestras consciencias, de forma definitiva, se aferren al camino seguro de la Divina Esperanza; así construirán un camino espiritual lleno de Gracias y de Perdón.

Queridos hijos de Belo Horizonte:

Como Yo prometí hace ya un tiempo, la Santa Madre de Dios, la Virgen de las Vírgenes y Madre de la Divina Misericordia de Jesús, retorna aquí para animarlos a vivir desde este día en la esperanza, en la fe y en la paz; un buen discípulo se forma a través de los dones que Dios le entrega por medio de Su Santísimo Espíritu.

En esta era de supuestos avances humanos, la falta de la vida de oración y de la comunión con Mi Hijo, está generando la ausencia de la Divina Esperanza. Por eso, como Vuestra Querida Madre, vengo para recordarles que existe este rayo de reparación y de cura que se llama Divina Esperanza.

Hijos amados de Belo Horizonte: Mi Corazón tiene predilección y devoción por vuestras pequeñas almas. En verdad, vuestro esfuerzo permanente por cumplir con Mi llamado, ha abierto las Puertas del Corazón de Dios y Él me ha permitido regresar a esta bendita ciudad cuantas veces sea necesario.

¡Les agradezco, queridos hijos, por unirse de corazón y de alma a Mi llamado!

Los bendice en este especial día de Gloria y de celebración mariana,

Vuestra Madre María, Reina de la Divina Esperanza