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Donde hubiera un corazón que clame por la paz, allí estará la Presencia del Creador, transformando y convirtiendo la consciencia humana desde adentro hacia afuera.
Donde hubiera un corazón que clame por la paz, allí estará la presencia del Universo Celestial, uniendo tiempos y espacios, trayendo la realidad de las dimensiones divinas hacia la Tierra, preparando los corazones para el encuentro con Su Creador.
De una forma simple, hijos, el Reino de Dios comienza a habitar en el interior de los seres y a consolidar la fortaleza interna de las almas.
Cuando ustedes oran y claman por este mundo, su Señor los escucha y, a veces de una forma silenciosa, envía Su Amor a los corazones.
Dios los transforma lentamente, convierte sus corazones en lo que verdaderamente son, pero que no consiguen expresar.
Si ustedes quieren descubrir la verdad sobre sí mismos, clamen por la paz y oren por el mundo.
Si ustedes quieren despertar el potencial de lo que es ser un ser humano como Dios lo pensó, clamen por paz y oren por el mundo.
La oración, cuando es hecha como un servicio, los retira de sí mismos y los coloca en Dios, y es en Él que ustedes comenzarán a descubrir quiénes verdaderamente son. Oren, no para experimentar a Dios, oren para vivir en Dios, para descubrirlo vivo en ustedes y en todo.
Oren por el mundo, colocando todo lo que ustedes son en el clamor de sus corazones. Supliquen por un nuevo tiempo y una nueva vida y, así, este Tiempo Real se revelará en su interior y ustedes sabrán lo que es estar en Dios aun estando en el mundo.
Tienen Mi bendición para esto.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando Jesús resucitó y trajo de vuelta la vida a Sus células, a Su Cuerpo, cerrando Sus heridas, restaurando todos los niveles de Su ser, lo hizo no solo en sí mismo.
En Su Resurrección se restauraron heridas universales y cósmicas que anteceden incluso a la existencia de la Tierra. En Su Corazón, transmutaba, curaba y restauraba el pasado de toda la Creación Divina y Universal, desde las menores heridas espirituales hasta aquellas que marcaron profundamente la historia del Universo. Todas las criaturas de Dios estuvieron delante de la oportunidad de trascender el miedo por la potencia del Amor; trascender la oscuridad por la potencia de Su Luz Crística.
El Amor de Cristo traspasaba Su Cuerpo y se adentraba más allá de las dimensiones, más allá del tiempo y del espacio, tocando aquellas situaciones y consciencias que habitan en lo invisible, en lo que hasta hoy es un misterio para la humanidad, es desconocido. Ese Amor se manifestó como una Gracia, una oportunidad. La Mano Divina se extendió hacia los que estaban caídos para que un nuevo ciclo tuviera inicio, una nueva escuela que trascendía una civilización, un planeta, y hasta el mismo Universo; una escuela para todos los seres.
El aprendizaje de ese Amor se colocaba disponible para todos los que dijeran "sí". Y fue así que un nuevo ciclo de Redención comenzó para toda la vida. La historia se comenzaba a reescribir, a partir de una hoja en blanco, para que todas las criaturas caminaran el camino recorrido por el Hijo de Dios, y todos pudieran encontrar el punto de su evolución, que los tornaría dignos del Padre Creador, dignos de ser llamados Sus hijos.
Lo imperdonable estaba perdonado; lo incurable recibía su oportunidad de cura; los que estaban perdidos vieron delante de sí la puerta de su salvación. Cristo resucitó y, con Él, toda la vida se hizo nueva.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más