MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Un alma que buscaba siempre la verdad en su interior, ora estaba más volcada hacia el Cielo, ora estaba sumergida en el mundo. Al sumergirse en las cosas del mundo se perdía en la profundidad de sus aguas y, cuando conseguía retornar a la luz y respirar, sentía que le costaba retornar a la verdad, que se confundía y ya no sabía lo que era real.

Entonces, un día, conversando con Dios en su interior le cuestionó: “Señor, en un segundo que siento Tu Presencia se fortalece mi espíritu para estar en Tu Camino, pero en un segundo que me distraigo de Ti, ya no consigo encontrarte, me pierdo y me ahogo en los mares de las cosas del mundo. ¿Cómo hago, Dios, para crecer en Ti y ya no sumergirme en el mundo?”.

Y respondiéndole, el Señor, también con una pregunta, le dijo: “¿Ves el sufrimiento de las almas? ¿Ves lo que padecen en las guerras y en los conflictos? ¿Ves cómo sufren los que no tienen esperanza? ¿Ves cómo no se encuentran los que caminan en la oscuridad? ¿Eso conmueve a tu pequeño corazón?

Entonces, cierra tus ojos y contempla en tu interior a Mi Presencia. Imagina, alma pequeña, que Yo estoy dentro de ti. Recuerda todo lo que construí desde el principio de la vida: las dimensiones, las estrellas, las realidades sublimes y toda la Tierra. ¿Sientes cómo eres pequeña? ¿Sientes cuán pequeño es tu padecimiento?

Cuando mires el sufrimiento del mundo o cuando mires la grandeza del Cielo, encuentra allí la fuerza para no caer en los mismos errores y para no quejarte de tus pequeñas dificultades. ¿No valdrá tu esfuerzo para aliviar el sufrimiento del mundo? ¿No valdrá tu renuncia para interceder por un alma? ¿No valdrá tu esfuerzo para que se cumpla Mi Plan? ¿No valdrá tu renuncia para que el mundo conozca la verdadera vida?

Y aunque dones tu vida, alma pequeña, para que otros sean conocedores de Mi Reino en la Tierra, sabe que, sí, cada renuncia tuvo su valor, cada esfuerzo tuvo su valor, cada superación tuvo su valor, cada vez que Me escogiste, y no al mundo, tuvo su valor.

Por eso, cuando tu corazón esté angustiado y sientas que prefieres el mundo a seguir tu camino de retorno a Mi Corazón, piensa en los que sufren, piensa en los que padecen y, entonces, contempla el Infinito, la vida, el universo, y que todo esto te haga pequeña y también pequeños se hagan tus problemas. Disueltos sean ellos con Mi Soplo”.

Que esta historia los inspire a superarse cada día, contemplando al que sufre, contemplando toda la vida.

Tienen Mi bendición para esto.

San José Castísimo