Domingo, 12 de noviembre de 2017

Vigilias de Oración
APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Vengo por un planeta que está enfermo.

Vengo por las almas que están perdidas, que no encuentran el aliento de Dios ni el de Su Santo Espíritu.

Vengo por los que no conocen la Gracia, por los que claman por Misericordia.

Vengo por los que, por su ignorancia, causan el mal y por los que viven las injusticias de este mundo.

Vengo, hijos, en este día, no solo a entregarles una Gracia, sino también a invitarlos a que se renueven Conmigo en la oración por la redención de este mundo, de cosas que sus ojos no ven, que sus consciencias no abarcan, porque no podrían sobrevivir en esta Tierra si conocieran verdaderamente todo lo que acontece en el mundo.

Pero si unen su corazón al Mío y, con sus oraciones, Me abren las puertas de cada lugar de esta Tierra, Yo puedo llegar a donde sus ojos no ven y puedo abrazar a aquellos hijos Míos que parecen estar perdidos en los abismos y en la oscuridad de este mundo.

Hoy, hijos, no vengo a darles el sentimiento de dolor de Mi Inmaculado Corazón; vengo a entregarles Mi Amor para que, de esta forma, tengan el valor y el coraje para transformar la propia vida en verdaderos instrumentos de Dios.

Vengo a invitarlos a un nuevo ciclo, un ciclo que debe ser construido ahora con base en la unidad de sus corazones.

Por eso, hoy les enseño a amar para disolver sus diferencias y las incomprensiones que les impiden vivir la fraternidad, la unidad y el amor verdadero.

Hoy, quiero construir las bases que los sustentarán en este próximo tiempo, porque les digo, hijos Míos, que solo tomados de las manos, venciendo las diferencias que podrán soportar los tiempos que llegarán.

Yo los congregué aquí, alrededor de Mi Manto, congregué a todos los que escuchan Mi llamado, como almas y como corazones, para que construyan esta unidad en este tiempo.

Cuando sus corazones sean tentados a la división, recuerden lo que hoy les dije, porque llegará el tiempo en que Dios los probará, y solamente en la unidad de sus corazones es que esa fortaleza se mantendrá en pie.

Yo les dije que vengo por los que más necesitan, por los que sufren y por los que están perdidos, porque cuando construyo en ustedes la unidad y el amor, lo hago por el planeta, por los Reinos de la Naturaleza y por el Plan de Dios.

Durante todos estos años, hijos Míos, Yo vine a enseñarles a amar la Voluntad Divina, como Yo la amo y como la amé cuando estuve en la Tierra entre los hombres.

Aunque para muchos esa Voluntad fuera incomprensible, hijos, Yo amé la Voluntad de Dios, aunque ella fuera a acompañar los pasos de Mi Hijo con la Cruz y a verlo crucificado, entregando Su Vida por la redención del mundo; y hoy, los invito a amar la Voluntad de Dios, aunque los lleve a renunciar, aunque no la comprendan, porque la Voluntad de Dios a veces se esconde en cosas incomprensibles y solamente pueden entenderla cuando la aman.

Yo los llamaré, cada día, a un sacrificio aún mayor, a una renuncia mayor, porque es de esa forma que forjaré los Cristos en sus corazones, que los llevaré a amar sin límites y a donar sus vidas con un amor tan grande como el Amor que emanó del Corazón de Mi Hijo.

Es necesario de valentía para ser nada en estos tiempos y amar lo incomprensible, amar lo contrario de lo que la humanidad aprendió a amar a lo largo de toda su existencia en esta Tierra.

Corrijan sus caminos, sus mentes y sus corazones y ábranse, hijos, a una Verdad Mayor.

Quiero que solo busquen lo mejor de sus hermanos y que, con el ejemplo y la Misericordia, los ayuden a transformar sus miserias.

Es de esa forma que transforman la Tierra y construyen una nueva vida y un nuevo mundo.

Es de esa forma que harán que esta Obra se perpetúe a lo largo de los siglos, para que los que llegarán aprendan de sus ejemplos y los transmitan, de generación en generación, hasta que aquellos que vengan por último, puedan vivir el mayor sacrificio de reconstruir este mundo con principios de una Vida Superior.

La manifestación del Plan de Dios comienza dentro de cada uno de ustedes. La renuncia de los que llegarán comienza a diseñarse en sus actos.

Por eso, hijos, Yo vengo en este día, una vez más, a darles el ejemplo de un corazón que persiste porque los ama y, sobre todo, ama el Plan del Creador para sus vidas y para este planeta.

Hoy, reciban, en sus corazones, este Amor que Yo les traigo, y que él sea la herramienta y el motor para la transformación de sus vidas, para la superación de sus límites e imperfecciones para que, de esta forma, no caigan en el error de desvanecer las Obras Divinas por falta de unidad y de amor en los tiempos que llegarán.

Ámense unos a otros, como Mi Hijo los amó y los ama.

Respétense y crezcan mutuamente porque, aunque sean pocos, la humanidad debe aprender de sus ejemplos.

No esperen multitudes dispuestas a vivir lo que les digo, confíen en el milagro que Yo haré con Mi Hijo, a través de los que digan sí.

El milagro, que muchos esperan ver, Yo lo estoy realizando a través de sus vidas, pero para que se muestre al mundo, ustedes deben dejarse girar como el sol, deben dejar que brote un agua milagrosa de lo profundo de sus corazones y lavar su viejo ser, para que la humanidad conozca lo nuevo.

Hoy, hijos, no vengo a hacer milagros fuera de los hombres, sino dentro de ustedes, dejen que Yo los realice.

Mi Mensaje de hoy es simple, sin embargo, trae una profundidad divina para los que sepan escucharme.

Solo les pediré que no se cansen, que no se vuelvan tibios de corazón, sino que se renueven todos los días en sus oraciones y en la unión al Corazón de Dios, y que, sobre todo, hijos, vigilen sus actos, pensamientos y sentimientos; y  no importa si se equivocan, pero reparen sus errores y no permanezcan allí.

Que cada día les traiga un impulso para la renovación.

Que hoy Mi Presencia los renueve, para que mañana oren aún con más fervor; que, de esa forma, Yo pueda llegar a muchos otros lugares en el mundo y dejar que los que claman por Mí sientan Mi Presencia y los que no Me llaman y no Me sienten puedan conocerme.

Eso es todo lo que quisiera decirles hoy.

Recuerden, hijos, vivir la unidad y, a pesar de que este mundo y esta vida los coloquen ante grandes pruebas que probarán su fidelidad y su capacidad de amar, amar a este Plan y a esta Obra, perseveren.

Con Mis Palabras los bendigo y les dejo esta reflexión para que la lleven en sus corazones, no solo hoy, sino todos los días que vendrán.

Con la Luz y la Gracia de Dios, los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Hermana Lucía de Jesús:

Vamos a cantar el Ave María y vamos a dejar que Nuestra Señora trabaje en nuestros corazones mientras se eleva a los Cielos.

Canción: "Ave María".