La Aparición de la Virgen María fue silenciosa y, al terminar, los videntes hicieron un relato sobre lo que aconteció y lo que Nuestra Señora transmitió.

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Hoy, María, Nuestra Señora, vino como la Reina de la Paz y después se manifestó como la Inmaculada Concepción. Llegó rodeada de ángeles que venían a trabajar aquí, en Cuiabá.

Nuestra Señora se manifestó muy serena, calma y observadora.

Le preguntamos a Nuestra Señora cuál era el motivo de habernos traído hasta aquí, a Mato Grosso. Ella nos dijo que como Madre Universal, que contempla las necesidades de todo el planeta y de la humanidad, estaba pasando por aquí y encontró una gran necesidad.

Por eso, nos pidió que viniéramos aquí y que les dijéramos a ustedes que Ella viene a Cuiabá a despertar nuevos instrumentos.

También nos dijo que cosas más graves están sucediendo en otras partes del planeta, como en Irak y en Medio Oriente. Por eso, viene a despertarlos al trabajo de oración.

Ella encontró una ciudad muy adormecida en Cuiabá y, como nos ama profundamente y nos conoce, necesita venir a despertarnos al Llamado de Dios. También nos dijo que esta es la única oportunidad que tienen de responder al llamado de Nuestra Señora y de ayudar al Plan de Dios para que se pueda cumplir en la Tierra. Pero al mismo tiempo, Nuestra Señora contempló las necesidades de todos y de las familias, e irradió Sus Gracias a todos.

Nuestra Señora apareció con los Brazos abiertos y las Manos extendidas hacia nosotros. De Sus Manos surgía una luz azul muy intensa. Le preguntamos a Nuestra Señora qué significaba ese símbolo, y Ella nos dijo: “Queridos hijos, Mis Manos están tan llenas de Gracias, pero no puedo derramarlas sobre el mundo porque necesito de hijos despiertos, instrumentos activos del Plan de Dios, para que puedan recibir esas Gracias que Yo les traigo del Cielo. No debería guardar estas Gracias en Mis Manos, pero tengo que esperar que Mis hijos despierten para que sean partícipes de ellas”.

Luego, Nuestra Señora se guardó esas Gracias en Sus Manos, esperando que ustedes despierten para ser dignos y merecedores de ellas.

Nuestra Señora quiere despertar nuestra consciencia superior, lo que ella llama espíritu interno y que nosotros no lo conocemos ni lo percibimos en la vida diaria, según nos dijo. Y ese espíritu que cada uno guarda, que fue algo que Dios depositó en nosotros, Ella lo necesita para poder cumplir el Plan de Paz.

Ella nos pide que nos esforcemos un poco más por los que no se esfuerzan, porque somos una única humanidad y vivimos en un mismo planeta que está a punto de colapsar, y que debemos hacer algo consciente y activamente.

Nuestra Señora necesita que seamos misioneros de la oración y que dejemos de ver tanto a las cosas de la vida que nos rodean, para poder ver la importancia del Llamado de Dios en este tiempo.

Porque Nuestra Señora también nos dijo que cuenta con nuestros pasos tan pequeños, y es a través de nuestros pasos pequeños que Ella podrá cumplir lo que viene a hacer en este tiempo a la Tierra.

Ella necesita una madurez consciente en nosotros y nos dice que cuenta con todas nuestras oraciones en estos tiempos.

Al final de la Aparición, Ella nos saludó haciendo la Señal de la Cruz y nos dijo: “Vayan en paz queridos hijos, vayan en paz”.

Hermana Lucía de Jesús:

Un poco antes de que Nuestra Señora apareciera, vimos sobre el planeta una gran corona de Luz, una corona dorada que parecía ser mayor que el propio planeta.

Y cuando Nuestra Señora venía descendiendo al mundo y los portales se iban abriendo, desde el Cielo hasta aquí, los ángeles comenzaron a traer esa corona. A medida que ellos se aproximaban, esta corona iba quedando más pequeña. Algunos ángeles traían la corona en sus manos y otros iban colocando flores en el camino de Nuestra Señora.

Y como el Fray nos dijo, Ella llegó como la Reina de la Paz, con mucha serenidad. Le preguntamos qué significaba esta corona que los ángeles traían, y Ella nos dijo que hoy sería un día muy importante para el mundo, que en algún momento comprenderemos por qué, ya que Su Reinado se estaba extendiendo más allá de esta ciudad, sobre toda esta nación.

Le preguntamos a Nuestra Señora si tenía algo que decirles a los habitantes de esta ciudad, y Ella comenzó a mostrarnos las necesidades del mundo y nos dijo:

“¿Vieron cuántas necesidades existen en este planeta? Yo quiero que oren para aliviar el Corazón de Dios. Quiero ingresar en este planeta y en cada corazón que habita en él. Quiero ingresar en sus hogares y en cada una de sus vidas, para transformarlos en soldados de Mi ejército de Paz”.

Y, dejando esta invitación, Nuestra Señora nos pidió que nos preparáramos para mañana y que, en nuestro corazón, profundizáramos en las Palabras que nos transmitió en este día a todos.

Madre María Shimani de Montserrat:

Mañana, vamos a hacer algunos comentarios sobre lo que Nuestra Señora nos dijo hoy. Los haremos para todos los presentes, porque va a ser muy importante.

Vamos a ver qué es estar dormido y qué es estar despierto; qué significa ser un instrumento de Nuestra Señora; por qué y para qué Nuestra Señora necesita de instrumentos que estén despiertos, que tengan su consciencia superior despierta; qué significa ser un soldado de María y cuál es el poder de la oración.

Todos aquellos, que sientan verdadero interés en saber de qué se trata y de escuchar las Palabras de Nuestra Señora, vengan mañana y traigan a los que sientan que necesitan del Amor de Nuestra Señora, que necesitan de Su alivio, que necesitan de una oportunidad.

Entonces, mañana comenzaremos conversando sobre todas estas cosas, porque Nuestra Señora quiere que seamos más conscientes; sobre todo, en este tiempo en el que las cosas están tan difíciles en este planeta.

Necesitamos comprender que nuestro planeta precisa de mucha oración, que es lo que puede disolver lo que está destinado a esta humanidad. Si esta humanidad no da vuelta una llave, una llave que la haga más consciente y aprenda que, a través de la oración, puede cambiar ese destino que no es tan bueno y poder tener una nueva oportunidad, la misma oportunidad que tuvimos cuando vino Cristo por primera vez.

Los invitamos a acompañarnos mañana a rezar el Rosario, vamos a elevar esas oraciones al Cielo y a decirle a Nuestro Padre Dios que sí nos animamos a ser Sus instrumentos.

Muchas gracias a todos por habernos acompañado.

Vamos a entonar una canción para despedirnos y los esperamos mañana.

Canción: “Ave María”.

¡Gracias, Madre, por cuánto nos das!