Sembrando el amor

Atendiendo al llamado de San José, muchos están venciendo el orgullo y registrando sus experiencias de perdón y de reconciliación con el prójimo, sabiendo de antemano que estas simples acciones son semillas fértiles de amor, que disuelven el odio en los corazones humanos.

"Para que la paz triunfe y reine el bien en el mundo; para que se expanda la unidad, la fraternidad entre las almas; para que se cumpla el Plan de Dios: hermanos se dan las manos, uniéndose, clamando al Padre por misericordia; hermanos se dan las manos, uniéndose, sembrando el amor en la humanidad."

Lea el relato de Giuseppe, de Venezuela:

“Hace 10 años, tuve una situación familiar muy difícil con mi único hermano.

Cuando San José realizó el pedido, por un momento, dudé. Todo esfuerzo realizado en el pasado había sido en vano. Me pregunté si ese era el camino para cumplir el pedido de San José.

No obstante, hubo dos situaciones que me impulsaron a seguir adelante con el pedido: tomar consciencia de que tenía que perdonarme a mí mismo y ver a mi esposa pidiéndole perdón a la esposa de mi hermano.

Entonces, decidí visitar de sorpresa a mi hermano. Cuando me vio, comenzó a evitarme. Lo interrumpí y le dije que quería hablar con él, que me diera cinco minutos. Lo primero que hice fue pedirle perdón, mirándolo a los ojos. Traté de concentrarme mucho en el simple gesto de pedirle perdón, de reconocer de corazón las faltas y de no tener expectativas.

Creo y siento que mi hermano tuvo la oportunidad de abrirse un poquito y desahogarse, de reconocer que algo se puede hacer para mejorar la relación. Una pequeña semilla fue plantada y debo seguir regándola poco a poco, con mucha paciencia, con mucha perseverancia¨.

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