Sábado, 25 de julio de 2015

Apariciones
Aparición de la Virgen María, en el Centro Mariano del Niño Rey, Rio de Janeiro, Brasil, a la vidente Hermana Lucía de Jesús

Que la Misericordia aplaque la Justicia Divina.

Que la Piedad, sea vertida sobre el corazón de los hombres.

Que aquellos que confían en Mí, sigan Mis pasos y no miren para atrás.

Que el Poder de Mi Amor perdone a los injustos que se arrepienten de corazón.

Que el Poder de Mi Paz, libere el pasado y el mal de las consciencias.

Hoy Mi Rayo de Paz desciende al mundo para calmar sus pequeños corazones. Porque muchos no comprenden el Rayo de la Voluntad de Dios, que traspasa las almas y los espíritus, para manifestar en la materia la Voluntad Divina.

Con Mis huestes de Luz, abro hoy los cielos para unir el Infinito a este mundo y que la consciencia de la humanidad pueda reconocer la Morada celestial que le aguarda.

Que el tiempo de Dios, el tiempo del infinito, se torne uno con el tiempo de este mundo y los velos de la ilusión y de la ignorancia, puedan caer de los ojos de los seres humanos.

Hoy los observo, porque fue un pedido del Señor que derramase sobre las almas aquellas Gracias que más necesitan, pero también las que merecen por los méritos que generaron para su redención.

Mi Silencio busca llegar a sus esencias; ese espacio de la consciencia que comprende todo lo que digo.

Llegó el momento, hijos Míos, de superar las distracciones de este mundo, para encontrar la grandeza celestial, encontrar la Verdad de Dios que siempre estuvo guardada en el corazón humano. Pero los corazones están ciegos para los misterios del espíritu.

¿Quién se vencerá a sí mismo en el tiempo de caos, para descubrir que aquello que nunca creyeron, existe, para descubrir que la vida que siempre pensaron ser un cuento, era en verdad, la realidad del Universo?

Sé que hay mucha confusión en la mente y en el corazón de muchos de ustedes. Por eso hoy Mi Rayo de Paz desciende a este Tierra, para que bajo Mi Manto puedan calmar sus espíritus y comprender mejor todas las palabras que pronuncié en los últimos tiempos.

De todas las formas vengo a alertarlos, porque el final de los tiempos llegará. El final de los tiempos de oscuridad, el fin del tiempo del dolor, de la incomprensión, de la ignorancia. En vez de temer, preparen sus corazones, consagren sus vidas, sus almas, sus espíritus, sus familias, sus hogares a este sagrado Plan de Dios.

Corten, una a una, las ilusiones que los atan a este mundo; las viejas costumbres que no permiten que dejen de ser el viejo hombre, que no les permite descubrir quiénes son, cuál es la misión de Dios para sus vidas; qué importante propósito tiene el Señor para esta humanidad.

¡Cuántos tesoros se guardan en el interior de la Tierra!

Si quieren descubrir quiénes son, deben dejar de ser lo que no son. Deben ser verdaderos. Luchar contra el mundo y contra sí mismos, para poder cumplir con lo que dicta el corazón. Porque, mientras sigan dándose permisos para vivir las ilusiones de la Tierra y todos los placeres que les entrega este mundo, jamás encontrarán el camino que les muestra la verdad y que muchos creerán conocer porque tienen algunas informaciones, que a veces no son verdaderas, sobre la realidad superior.

Pero les digo hijos Míos, que la vida en el Universo, se descubre viviéndola, entregándose a ella; no solo con informaciones y conocimientos.

Por eso llegué a este mundo. Porque muchos sabían, pero pocos conseguían vivir.

Felices aquellos que, permaneciendo ignorantes, se lanzarán a vivir la Voluntad de Dios.

Felices de aquellos que nada saben, porque su mente no impedirá que vivan Mis Palabras, que acepten lo que les digo, que sigan los pasos que les dictaré en el final de los tiempos.

Felices aquellos que son puros de corazón, porque reconocen Mi Presencia, en la simplicidad de sus almas.

Felices aquellos que perpetuarán Mi Voz, que anunciarán Mi Presencia en cada corazón de este mundo, más allá de los tiempos de caos y llevarán la memoria de estos días para la Nueva Humanidad.

Hoy vengo a instituir Mi Paz en el mundo, en sus vidas, en este lugar. Vengo a instituir Mi Paz en aquella alma que Me diga ‘sí’; que tome en sus manos su rosario todos los días, para proclamar la oración del corazón.

Vengo a instituir Mi Paz en aquellos que batallarán con fervor, para que Mis Centros Marianos se manifiesten en la Tierra, porque saben que serán refugio de paz para las almas que desesperan, que no encuentran aliento, que no encuentran la redención.

Saben que Mi Presencia es verdadera y que en cada Centro Mariano, deposité llaves que los conducen a la salvación.

Hoy permito que estén aquí, debajo de este cielo y aplaco la lluvia, para que escuchen Mis Palabras. Pero Mi verdadero deseo, es que en este lugar se construya Mi casa de oración, porque en ella construiré un Templo interior, para las almas más pecadoras, para que se disuelvan los pecados del mundo.

Hoy quiero verlos felices por responder a Mi llamado, por estar delante de Mi Presencia, por reconocer Mi Voz, por más que ella se exprese por medio de los videntes. Pueden sentir en sus corazones, que ellos repiten el Verbo Divino.

Hoy quiero encontrarlos dispuestos a seguir junto Conmigo, transición adentro, rescatando almas y corazones, anunciando el Reino de Dios, así como hicieron en el pasado, entregando la vida y el corazón, para que el retorno de Cristo sea anunciado en los cuatro lados del mundo.

No teman vivir Mis Palabras. No teman ser fieles a Dios. No teman mostrar a todos que son seres que oran, que sirven, que donan de sí al prójimo sin buscar nada a cambio. Porque de esta forma mostrarán a los ignorantes el camino de la humildad. Mostrarán a la humanidad como se comienza a expresar la Voluntad de Dios. Podrán ser semillas de este arquetipo perfecto que el Señor pensó para esta humanidad.

Están delante de la Madre del mundo, la Madre Universal. La que gestó en Su Vientre a todas sus esencias. Que viene a guiarlos para que no se pierdan del camino del Señor, para que cumplan con aquel compromiso que hicieron en el Cosmos para manifestar en la Tierra.

Que se acerquen a Mí los Hijos de María, aquellos que se consagrarán hoy a Mi Corazón, aquellos que se reconsagrarán, porque en verdad, Hijos Míos, sus espíritus siempre fueron consagrados a Mí. Por eso hoy responden a Mi llamado.

Espero que ustedes sean la puerta para la salvación del mundo, la institución de la paz en todos los hogares de este mundo.

Espero de ustedes, pacificadores de Mi Hijo, que sus almas, consagradas a Mi Inmaculado Corazón, se tornen ejemplo de redención para el mundo. Para eso los consagro y coloco sobre cada uno Mi Manto de Luz.

Que sus corazones estén en paz, porque Dios comprende sus dificultades, pero espera que den más de lo que dieron hasta el día de hoy. Porque el potencial de sus corazones ya no puede permanecer oculto. Debe venir a la Luz.

Es haciendo lo imposible, hijos Míos, que descubrirán quiénes son en verdad.

Ahora, para bendecir a esta tierra, sus corazones y todos los corazones del mundo, hoy los consagraré con un canto de alegría, canto que toca las Puertas del Cielo y anuncia la alegría de vivir para Dios.

Cuando Me cantan esta canción, Mi Corazón está entre ustedes y Yo canto junto con aquellos que glorifican el Cuerpo y la Sangre de Mi Hijo y que aspiran a comulgar con Él, eternamente.

En cuanto Me elevo a los cielos, glorifiquen al Señor y Yo lo glorificaré junto con ustedes.

Los bendigo y les agradezco por responder a Mi llamado.

Que se coloquen de pie y agradezcan a Dios por estar reunidos en fraternidad y amor, para atraer Su Reino a la Tierra.