Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS DURANTE LA 41.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN LA CIUDAD DE MONTERREY, MÉXICO, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Y a pesar de que gran parte del mundo está en su muerte espiritual, Yo perseveraré con ustedes y no descansaré hasta conseguir lo que Mi Padre necesita para esta humanidad y para este Universo.

Y a pesar de que el mundo no escuche, no abriendo los oídos del corazón, Yo perseveraré con ustedes y no descansaré hasta conseguir lo que Mi Padre necesita.

Ayer les di a conocer un misterio que muchos no comprendieron, porque todo lo que se guarda en el Cielo no puede ser vivido por la mente.

Solo el corazón, sus corazones, tienen la capacidad de comprender lo que no es visible para todos; lo que vibra existe en todo el Universo.

La humanidad no puede restringirse a la vida material. En verdad les digo, la vida material es algo secundario.

Ustedes no pueden perder la unión con sus espíritus, porque serán sus espíritus, su mundo interior, los que comprenderán todo lo que existe en la Casa de Mi Padre.

Por eso, ha llegado la hora en que la humanidad, despierta y dormida, conozca la verdad que se guarda en el Universo.

Como un impulso espiritual para la redención de los corazones de todos los que están caídos en sus propios abismos, vengo a retirarlos, a cada uno, de su condición humana a través de los impulsos de Luz que viene a entregarles Mi Corazón.

Mi Corazón es el verdadero tesoro para ustedes, porque en Él se guardan todas las virtudes y dones que Dios constituyó desde el principio de la Creación.

Mucho antes de Adán y Eva, Mi Corazón ya pulsaba en el Universo como una realidad inmaterial, que después vino a encarnar entre ustedes para enseñarles a amar y sacarlos del error.

En Mi humildad les digo: están ante un Corazón poderoso, que no solo Me pertenece, sino a Mi Padre, porque Mi Padre es en Mí, así como Yo Soy en Mi Padre; y cada uno de ustedes puede estar en Dios. Cuando crean que eso es posible, así sucederá.

Esa es la razón por la cual las almas sufren mucho: se alejan del Padre, se alejan de Su Reino, de todos Sus tesoros celestiales que se guardan como una sagrada memoria, en Su Corazón Eterno.

Yo vengo a invitarlos, no solo a comulgar con Mi Cuerpo y con Mi Sangre, porque sé que es necesario para sus vidas vivir un ritual material, a una profunda comunión con Mi Corazón, como parte de una ceremonia interior para las almas.

Pero hoy Yo los estoy invitando a que se sirvan de Mi sagrada mesa todos los dones que Dios les está entregando por medio de impulsos espirituales que solo los renovarán, los redimirán y los curarán de todo, cuando se animen a dar ese paso, a abrir cada vez más sus consciencias a todo aquello que es desconocido por su vida material y por sus mentes.

Las Leyes que rige el Padre Celestial son Leyes Superiores y Divinas que la humanidad nunca consiguió seguir.

Una vertiente de esas Leyes, entre todas las que existen, son los Diez Mandamientos, las reglas básicas que se entregaron a la humanidad en el principio, a través de vuestro Patriarca, Moisés.

Si esas reglas hubieran sido vividas y no alteradas por la humanidad, la raza estaría en otro punto de su despertar y de su evolución. El sufrimiento no existiría en la humanidad.

De lo que ustedes llaman “deudas”, los corazones estarían libres si cumplieran las Leyes de los Mandamientos.

Pero como eso no ha sucedido, Yo tuve que encarnar en esta humanidad a través de la Sagrada Faz de Jesús de Nazareth, para enseñarles en las cosas simples los grandes misterios del Corazón de Dios, por medio de las parábolas que se guardan como llaves dentro del Evangelio que una vez Yo prediqué.

Aún así, compañeros, la humanidad no ha correspondido a lo que la Voluntad de Dios le ha colocado. Esa es la razón también, compañeros, por la que a través de los tiempos, nuestros Sagrados Corazones, el de Mi Madre María, el de San José, el del propio Cristo, hayan venido al mundo para poder instruirlo y corregirlo, para que puedan seguir el camino que Dios tiene previsto que puedan vivir.

Y aunque eso todavía no ha sucedido, Mi Sagrado Corazón les trae todas estas revelaciones.

Como fue la de Monte Shasta, así revelé en el Monte de las Bienaventuranzas todos los prodigios y las Gracias que las almas, en aquel tiempo, podían vivir.

Aún todas esas reglas están vigentes, aunque la mayoría de las almas del mundo estén separadas de esa realidad espiritual y solo los espera redimirse y consagrarse a Mi Corazón.

Si ahora, en este tiempo y por medio de este encuentro, tienen miedo a todo lo que Yo les digo, a las Revelaciones de la Consciencia de Dios, directamente de Su Fuente y en todo lo que Él ha creado, como en Monte Shasta, ¿cómo podrán, compañeros, esperarme cuando retorne con Mi verdadera Faz, aquella que Yo mostré en el Monte Tabor, en la Transfiguración?

¿Estarían listos para conocer Mi Ser Superior?

No quiero que se espanten, pues Mi Poder no es conocido por el mundo. Solo el diez por ciento fue el que descendió cuando Yo estaba en la Cruz y expiré.

Los templos se rompieron, las estructuras más rígidas se cayeron, los muertos resucitaron y hablaron y pronunciaron Mi Nombre.

Todos temieron en aquella hora por lo que le habían hecho al Hijo, al Primogénito, y a pesar de que todo eso sucedió y que reverberó en la memoria de muy pocos a través de los tiempos, aún tengo que venir aquí porque los amo y espero el bien para todos.

Pero es hora de que salgan del letargo para despertar a la nueva consciencia que trae Mi Faz de Gloria para los corazones más perdidos en el mundo, para aquellos que destruyen la Creación y los Reinos de la Naturaleza, solo buscando la conquista y el poder de sí.

Ha llegado la hora, compañeros, de preparar el mundo interno de la humanidad para poner fin a muchas cosas y para desenmascarar lo que aún muchos no ven con sus propios ojos.

El poder de la experiencia divina está descendiendo desde el Universo a este mundo, y cada vez que se aproxima, mayor será la purificación de los corazones para que estén libres de sí, limpios de todo y aptos para recibir al Redentor en Su segunda Venida.

Solo deseo que no sean indiferentes, como lo es el resto de la humanidad, que solo mira para sí misma y no para el semejante, para el que sufre, para el pequeño animal que está desprotegido, para el árbol que está lastimado, amarrado por las cadenas del hombre.

¿Ahora entienden que Mi Padre Me ha permitido estar en todo?

No solo estoy en la humanidad, sino en la esencia de los Reinos de la Naturaleza, que son la primera manifestación de la Creación del Padre Celestial.

Si esto se está volviendo corrupto por las manos de los hombres de superficie, ¿cómo la vida espiritual de la humanidad no se corromperá a sí misma por lo que vive y por lo que siente, por lo que hace y practica en contra de las Leyes de Dios?

Perdonen, compañeros, pero vengo a decirles la verdad para que abandonen el sueño mundial que muchas consciencias viven, sin siquiera percibirlo.

Les traigo Mis Gracias, las Gracias de Mi Gloria, para que puedan despertar cada día más y ver que el mundo está sufriendo las consecuencias de sus propios errores; es algo que el Padre no quiere ver más en esta humanidad, en este planeta y en todo el Universo.

Vengo a reactivar en ustedes el espíritu de la capacidad de amar, porque es el Amor que los liberará. Y así sus súplicas serán escuchadas y en el momento cierto, recibirán lo que tanto necesitan.

Sean corazones pacientes en la verdad y en el amor, así ayudarán a las almas que desesperan en el infierno de su propio error.

Les doy la potestad de amar cada vez más, sin límites, sin restricciones y sin fronteras, porque es el Amor, como ustedes lo han visto a través de Mi Pasión, el que todo revertirá.

Esta es una humanidad que ha alcanzado pocos grados de amor, a diferencia de otros Universos, en donde el amor crece, día a día.

Por eso están siendo ayudados por Consciencias que no conocen y que tal vez nunca conocerán. Consciencias al servicio del Amor, así como los santos ángeles y los santos arcángeles, que vienen a su encuentro cada vez que su Maestro desciende a la Tierra; y aunque no los puedan ver, ellos están aquí para colmar los corazones heridos y así, abrir las puertas a la Redención.

Mi esperanza en este día sagrado era decirles muchas cosas más, expandir el Sagrado Conocimiento que Yo les traje desde Monte Shasta, así como de otros lugares benditos en la Tierra, en donde se guardan las llaves para la Nueva Humanidad.

Tan solo cuando las almas se unan en una profunda oración accederán al legado celestial que está guardado en esos lugares para todos los corazones de la Tierra, como el Monte Sinaí, el Monte Tabor, el Desierto de Shamballa, las sagradas montañas de los Andes; lugares que están abiertos para que las almas puedan contemplar todo lo que Dios creó para cada una de Sus criaturas.

¿Ahora comprenden la diferencia compañeros, de poder contemplar y no destruir?

¿Cómo tendrán un mundo nuevo si lo están lastimando?

¿Cómo nacerá una nueva consciencia?

¿Cómo las Leyes de la cura descenderán a la humanidad, si la humanidad está enferma por no vivir la Ley del Creador?

¿Cómo se establecerán los puentes de la hermandad y de la fraternidad si los que oran son tan pocos?

Estoy invitando a los que nunca se animaron a penetrar el misterio de Mi Divina Misericordia, para que así como he hecho con cada uno de ustedes, pueda convertir sus corazones en fuentes de vida y de renovación.

Y ahora Me preparo para algo muy importante, en donde ustedes son partícipes y podrán serlo aún más, si colaboran Conmigo para que esta misión a los Estados Unidos se cumpla, independientemente de quién esté presente allí, en esa nación, o todo lo que haya hecho, a través de los tiempos, a otras naciones del mundo.

Nuevamente, bajo el espíritu de la Fe del Padre , los invito a colocarse por encima de todas esas cosas. Así, estarán dando un paso seguro hacia Mi Corazón, y no hacia otro, en donde todo está vacío.

Hoy, finaliza una etapa en México.

Los Sagrados Corazones en Centroamérica y en México consiguieron abrir las puertas para una sagrada oportunidad que se verá en un futuro cercano.

Las semillas que formarán la Nueva Tierra se siembran de a poco, para que sus frutos nazcan fuertes y den más semillas, para las nuevas almas que encontrarán este camino hacia Mi Corazón.

Que sus corazones busquen todo el tiempo ser sinceros, para que la proclamación guardada en esta canción sea escuchada por todos los que tienen que abrir sus oídos al llamado del Creador.

El corazón sincero es el que vive en Cristo.

El corazón sincero es el que busca a Cristo y a pesar de todo, aspira estar en Él.

El corazón sincero gesta en sí los tesoros de Dios, que formarán parte de la Nueva Humanidad.

El corazón sincero no es indiferente, sino atento, vigilante y solícito ante el llamado que enfrente en su camino. Vive así, como corazón sincero, en un servicio mayor.

El corazón sincero se abre para escuchar las correcciones de la vida, y sin prejuicios, acepta en humildad lo que Dios le envía.

El corazón sincero ama más allá de él y penetra las dimensiones en donde el Gran Amor de Dios se guarda y desde donde parte la Vida Eterna.

El corazón sincero atiende a las necesidades del mundo y no pierde ni un segundo para poder donarse por amor al Creador y a Su Hijo Primogénito.

Un corazón sincero es libre de sí y de todo lo que ha creído de sí mismo, porque su propia sinceridad lo lleva a liberarse de todas las amarras.

Un corazón sincero imita al Señor y sigue Sus caminos hasta poder encontrar su misión en estos tiempos.

El corazón sincero suplica a su Creador teniendo fe de que alcanzará lo mejor para todo este mundo.

Un corazón sincero abre las puertas al Reino de Dios con la expresión de su amor interior por todo lo que fue creado, y así, está en comunión eterna con todo el Universo y con su absoluto Rey, el Redentor.

El corazón sincero transmuta en silencio y no se incomoda por todo lo que vive, porque si en él está la humildad y la capacidad de amar, estará viviendo la Voluntad Divina.

El corazón sincero está disponible a su Maestro del Amor para poder cumplir todo lo que Él pide, confiando profundamente en que eso es verdad.

El corazón sincero muere para sí mismo para poder hacer nacer a las almas al Amor de Dios.

El corazón sincero es un apóstol del nuevo tiempo, es el discípulo de la sagrada renuncia y de la aceptación de todo lo que es divino y sublime en el Reino de su Padre.

El corazón sincero sirve para que se cumpla el Plan de Dios en esta humanidad y en todo el Universo. Así concretará la parte que le cabe y estará en el camino de la Luz siendo permeado por Mis Rayos, por la Luz de Mi Divina Misericordia, hasta que se cumpla Mi esperado Retorno.

El corazón sincero canta para proclamar la venida del Amor a través del Hijo de Dios.

El corazón sincero cree en el Retorno de Cristo y espera que cada minuto pase para que su Maestro llegue a su encuentro.

Sean corazones sinceros y se transformarán en algo que nunca han conocido.

Conocerán la libertad interior y estarán, a pesar de todo, en el Universo del Amor de Dios.

Con estas palabras, bendigo a los que se sacramentarán en nombre de muchos que serán tocados, como en esta nación, por Mi Luz redentora (*)

Cuando todos son sacramentados, puertas inciertas se cierran y nuevas puertas a la luz se abren, con el fin de que los corazones reencuentren su filiación y su profunda comunión con el Padre Celestial.

Después de esta consagración, compañeros, en donde sus almas y estos elementos fueron nuevamente bendecidos, con el fin de que siempre busquen vivir en la Ley, Mi Corazón ya está listo, así como lo estuve en la plaza de la flagelación, para ingresar a los Estados Unidos.

Les agradezco.

Hoy quiero que canten una canción que resuene en el pueblo de Dios, que busca vivir en la esperanza y en la comunión con el Redentor. Como ustedes una vez me dijeron: “Eso que soy, eso te doy”

No importa cómo sea, sino, que sea verdadero. Porque si lo que Me dan es verdadero, Yo siempre les agradeceré porque serán corazones sinceros que darán lo mejor de sí, a pesar de lo que suceda.

Me elevo a la Casa de Mi Padre llevando sus súplicas y las oraciones de todos Mis hijos en estos dos días.

Así, alzando Mi Mano hacia lo Alto, pidiendo la Gracia de Dios, colocando Mi Mano izquierda sobre Mi Corazón, Yo los bendigo bajo el Poder y la autoridad de la Santa Cruz, que redimió a las almas, exorcizó a los demonios, liberó a los corazones, e instituyó la unión del Cielo y de la Tierra a través de los servidores que viven en la buena voluntad, en la esperanza y en la fe, abriendo las puertas para esta próxima misión a los Estados Unidos.

Yo los bendigo y los absuelvo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. (x3)

No olviden que si están en paz, allí Yo estoy.

Les agradezco.

(*) El coral entona “Corazón Sincero”.

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS DURANTE LA 35ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN BUENOS AIRES, ARGENTINA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Sagrado Corazón de Jesús, Fuente de todos los prodigios,

derrama Tu Misericordia sobre los conflictos del mundo.

Amén. (x7)


Hoy estoy contemplando las necesidades del mundo, de todas las almas que deben reencontrar el camino hacia Mi Corazón y hacia Mi Paz.

No dejo de mirar a aquellos que se alejaron de Mí, y que ahora retornan, después de mucho tiempo. Esto es un milagro ante el Universo; es una verdad que las almas que estaban dormidas, despierten a Mi llamado y pasen a formar parte de Mi ejército de Luz, en esta fuente de oración que Yo derramo para todos cuando se unen a Mí.

Hoy los bautizaré.

Hoy los ungiré en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, para que los Dones de Dios puedan volver a encarnar en sus seres, como así lo pensó Dios en el principio.

Quiero estar con ustedes todo el tiempo, y que Me abran las puertas de sus corazones para que yo pueda entrar.

Quiero que sean ese corazón sincero, que tanto aspiran ser, ante Mi Gloria y Mi Reino Celestial, que es la Gloria y el Reino Celestial de Mi Padre, en esta tarde de Misericordia.

Y ahora, en Mi Presencia, quiero escuchar, nuevamente sus voces, abriendo las puertas hacia ese Corazón Sincero que promete, para el mundo, la realización de la obra de Dios en los que se están redimiendo.

Que hoy sean sus almas las que canten, y no solamente sus voces. 

Que eleven, a través de Mi Corazón, este pedido y este testimonio, ante el Padre Celestial.

Canten como si fuera la última vez que Yo estoy con ustedes, para vivificarlos en espíritu y en Mi eterno Amor.

Hagan esta ofrenda por la humanidad, por los que son indiferentes e injustos, por los que duermen y por los que se pierden, día y noche, sin poder ver Mi Corazón.

Canten, así Yo llevo esta canción a Dios, para que Él la escuche, en Su Corazón, como la promesa materializada por sus hijos, en este Universo material y en esta humanidad.

Canten con los ángeles de la guarda y de la eterna compañía. 

Canten una sola vez, pues Yo necesito seguir trabajando, con ustedes, para terminar de cumplir lo que Mi Padre Me ha pedido a través de este encuentro, y en esta nación de Argentina.

Como oferta, escogeré tres almas que encenderán una vela, para ofrecerla como arrepentimiento, reconciliación y perdón, al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Mientras Yo escojo a esas almas, canten “Cristo, Tú el Amor”.

La Luz que Yo entrego es la que proviene de Mi Padre y que enciende a las almas en el Amor de Dios, que renueva, que inspira y que motiva a los corazones a que nunca bajen los brazos hasta encontrar su verdadera misión en esta humanidad, y para con este planeta.

Son Mis ángeles, los ángeles de Dios, quienes guían este propósito. 

Es la Luz que Yo enciendo en los que más la necesitan, para que puedan sentirme y vivirme en esta hora crucial de la humanidad. 

Esta Luz se multiplica para todos los que están a su alrededor, que también son invitados a encontrarme en esta propuesta, de amor y de redención, que viene del Universo Mayor para todos los que despiertan a Mi llamado. Y también para los que retornan a Mis brazos después de mucho tiempo.

Así, Yo les entrego Mi Sagrado Corazón como el único amor de sus vidas, como la comunión perfecta con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, para que sus vidas renazcan y encuentren un sentido en esta encarnación, que es la que definirá el próximo paso de su evolución.

Así, queridos compañeros, Yo establezco y constituyo nuevas estrellas en este planeta, que está a oscuras.

Soles que se encienden ante Mis ojos, a través del poder de Mi Amor y de Mi Gracia,que provienen de Mi Divina Misericordia. Así, a todos los bautizo con el Espíritu Santo de Mi Padre, que es la mayor Gracia que se puede recibir en este tiempo de tribulación y de maldades.

Yo les estoy abriendo las puertas para que ingresen al Reino de Dios y para que nunca más se olviden de Él. 

Porque el Reino de Dios debe ser lo verdadero para ustedes, compañeros. Debe ser una aspiración que nunca deben dejar de buscar, ni deben permitirse el cansancio antes de poder encontrarlo.

Mi Corazón, que sufrió y padeció por ustedes en la Cruz, permite estas cosas. Yo hago brotar las flores en todos los corazones.

Hago renacer la vida espiritual en las almas que estaban perdidas y conduzco a Mis rebaños dispersos, hacia el establo de Mi Corazón, en donde podrán sentir el calor de Mi Espíritu y de Mi Vida.

Ahora, sí, los quiero escuchar como una sola voz. Los escucho.

En unión al Espíritu del Padre y de Su Hijo, compañeros, elevemos este ofertorio por Argentina, para que los planes de Dios se cumplan en la mayor cantidad de almas posibles y que ellas despierten a esta convocatoria, a través del llamado interior que emite Mi voz en el Universo y que resuena en todos los corazones de la Tierra.

Delante de los Altares de Dios que hoy están aquí, a través de Mi Presencia misericordiosa, elevemos este ofertorio junto a los ángeles del Cielo, en gratitud y amor.

Cantemos “Alabado sea Dios, glorioso Su Reino, Aleluya, Aleluya”.

Compañeros, quiero decirles cuánto los amo y les agradezco por haber estado Conmigo estos días, en oración y en fe, proclamando el Reino de Dios y Su triunfo en la humanidad.

Para elevarme al Cielo, quiero escuchar la voz de los apóstoles, de los apóstoles del amor, de los que se animan a vivir en el Amor de Cristo en estos tiempos.

Que así sea.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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