Lunes, 4 de diciembre de 2017

Mensajes mensuales
MENSAJE ESPECIAL DE CRISTO JESÚS, TRANSMITIDO PARA LA 53.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Segundo Mensaje

¡Qué dulzura siente Mi Corazón cuando las Auxiliadoras preparan con tanto amor Mis Altares para que su Humilde Pastor pueda posar Sus Pies aquí y bendecirlos a todos!

La dulzura que siente Mi Corazón cuando todo es preparado con amor es muy grande, indescriptible.

Por eso hoy puedo decirles, apóstoles Míos, que he visto en muchos de ustedes, los pasos hacia la redención, sabiendo atravesar las pruebas, los desafíos y todas las dificultades tan solo por abrirse a la experiencia del amor, que es lo que hace vivas a las almas. Es lo que trae el espíritu de la Fuente hacia sus corazones.

Que el amor que hoy encuentro en este altar, preparado por las manos bondadosas de Mis Auxiliadoras, que ese amor se multiplique en el mundo.

Porque ustedes saben, compañeros, que hace falta ese amor para aprender a soportarlo todo.

El mundo carece de ese amor infinito y grande que proviene del Padre y que siempre debe descender a la Tierra, a través de sus corazones y experiencias de caridad y de bondad.

Ayer vine como el Señor de la Noche, hoy vengo como el Sol del Amor de Dios para que sepan que siempre estoy en todo, más aún en los pequeños detalles, cuando hacen todo en el nombre del Amor de Dios y por su Señor, el Redentor.

Hemos llegado a un momento especial en estos tiempos, en los que Me es imprescindible la ayuda de las almas que se entregan a vivir Mi Divina Misericordia.

Hoy no quiero que sientan tristeza ni sufrimiento, sino el gozo profundo que proviene de Mi Corazón al poder ver cumplirse, sobre este planeta, lo que una vez el Padre Me mostró en el Huerto Getsemaní durante la Agonía.

¿Por qué les hago mención a la experiencia del pasado que vivió su Maestro y Señor?

Porque ustedes necesitan, compañeros, día a día, recuperar los códigos de Luz que por el sufrimiento, la agonía, el dolor y la angustia se van perdiendo.

En la experiencia del pasado de su Señor está la Vida. Se encuentra el motivo para que ustedes puedan estar aquí, acompañándome en este ciclo como futuros Nuevos Cristos.

Respiren la energía espiritual de Mi Amor para que todo se pueda confortar y, en esta hora, todo se renueve.

Hoy emito silencio entre Mis Palabras para que puedan profundizar en Mi Mensaje y las vibraciones sutiles puedan hacer su trabajo en sus consciencias.

Hoy regreso aquí para entregarles Mi último legado a través de la Sagrada Medalla de Cristo, el Glorificado Corazón, símbolo que, si es vivido con fe, transformará las vidas y curará a los corazones heridos; símbolo que traerá sabiduría y caridad para las almas.

Por medio de esa Medalla Yo depositaré una experiencia vivida por Mí, y la dejaré impresa junto a todos los atributos que ese símbolo de redención representa para las almas.

Quiero que, en espíritu y en alma, ahora vayan Conmigo hacia el Mar de Galilea, al momento en que su Maestro y Señor llamó a los Doce por su nombre, así como Yo los he llamado a ustedes por sus almas.

Caminen junto Conmigo hacia el margen de ese mar y vean sobre las barcas a los pescadores, trabajando para sobrevivir. Yo he llegado allí para lanzar redes espirituales y atraer a las almas hacia Mi Corazón.

Vean las multitudes trabajando en la pesca, haciendo sus labores con el fin de agradar a Dios en cada tarea diaria.

Intenten llegar junto Conmigo hacia ese momento y recuerden cuando a algunos de ustedes los llamé por su nombre, así como llamé a Pedro para que Me acompañara en esa gran misión que Dios Me colocó en aquellos tiempos.

Vean cómo el Pastor estaba en búsqueda de Sus nueva ovejas, llamándolas, agrupándolas, congregándolas bajo el Espíritu de Dios para esa gran misión de la redención del planeta.

Recuerden ese llamado interior y revívanlo como si fuera hoy.

Recuerden a su Maestro acercándose a los pescadores, subiendo con ellos en una barca para navegar mar adentro y multiplicar las Gracias.

Cuando lancen las redes al mar para pescar, confíen y tengan fe, porque las almas que Yo necesito rescatar de este mundo son muchas y ustedes son Mis pescadores de almas, son los corazones de los que Yo Me puedo servir para aproximar hacia sus semejantes la Misericordia de Dios.

Sientan ese llamado que una vez Yo les hice y renueven hoy sus votos con su Maestro y Señor, porque aún precisaré que sus vidas se confirmen para que Yo pueda llevar adelante el Plan de la Redención de este mundo en este tiempo final.

Así como Me ofrecen preciosos altares, necesito que Me ofrezcan preciosas vidas, adheridas a Mi convocatoria y a Mi llamado, eso Me permitirá obrar y llevar adelante los Designios que Mi Padre le ha dictado a Mi Corazón.

En el Mar de Galilea comenzó la redención del planeta, allí se abrió el portal de la salvación para todas las almas, especialmente para aquellas que estaban en la perdición.

Allí comenzó la derrota de Mi enemigo y el triunfo del Amor de Dios por medio de los corazones que se abrieron a Mi llamado.

Compañeros, renueven el voto de la fidelidad Conmigo para que Yo pueda contar, aún más, con ustedes en estos tiempos críticos, en los que solo el amor es lo que los tornará libres de las amarras, de las prisiones, de las cadenas, del sufrimiento.

Quisiera que dediquen esta Maratón por los que no viven el compromiso Conmigo, o por los que lo abandonaron por diferentes causas. Por ellos aún tengo Misericordia y piedad, así como la tengo por ustedes todos los días.

Que esta Maratón sea un momento de renovar el compromiso para que su Maestro y Señor pueda seguir abriendo las puertas en la expansión de Su Obra por el planeta, porque aún hay almas que Me esperan, como las de ustedes, para recibir Mi Perdón y Mi Gracia.

Todo dependerá de que ese voto y ese compromiso sean renovados.

No les pido hacer más de lo que pueden, sino que lo hagan de verdad para que Yo encuentre reposo en sus corazones.

Quiero que se alegren porque el día de su renovación ha llegado y el fin del cautiverio está próximo.

Pero hay una parte que les corresponde a ustedes, dentro de este tiempo y dentro de esta transición del planeta.

Vengo como ese Sol del Amor de Dios para que recuerden que Mi Gracia siempre está allí.

Por eso, durante esta Maratón bendeciré todas esas Medallas que han colocado a los pies de Mi Altar, porque estas primeras Medallas llegarán a África, antes que a sus manos.

Las próximas Medallas llegarán a Asia y a Medio Oriente.

Aún hay almas que necesitan encontrar consuelo, y renovando en esta Maratón ese compromiso Conmigo, permitirán que sus corazones se puedan donar, más que recibir.

¿Aceptan dar lo mejor que tienen a sus hermanos?

¿Aceptan que la Sagrada Medalla llegue a los que más necesitan en el mundo?

Entonces puedo considerarlos difusores de Mi Gloria y de Mi Misericordia.

Ustedes, en verdad, lo tienen todo porque necesitan darlo todo.

Este ha sido Mi trabajo durante estas últimas 50 Maratones, darles todo para que lo den todo, a los que no conocen, a los que no ven, a los que padecen el sufrimiento en este mundo y en esta humanidad.

Pero podrán tener Sagradas Medallas para ustedes, Yo las bendeciré a su tiempo.

Necesito que Me acompañen como hasta ahora, con madurez, ante esta crisis del planeta y de su humanidad.

Hay lugares en el mundo en donde las situaciones se precipitan, por eso la importancia de que Nuestros Sagrados Corazones ayuden a las naciones por medio de la Peregrinación, para evitar grandes conflictos, para socorrer a las almas, para llevar el mismo alivio que han recibido sus corazones en otros encuentros Conmigo durante este tiempo.

Deseo que sean tan semejantes como Yo lo Soy, en donación, en misericordia y en bondad.

Reguemos entonces con las Virtudes de Dios esta Sagrada Figueira porque aún el mundo está esperando llegar aquí, cuando las puertas de sus corazones estén bien abiertas. Y en ese momento no habrá que temer porque mientras Yo esté aquí, y especialmente en ustedes, se cumplirá Mi Voluntad.

Agradezco a las Auxiliadoras de Mi Misericordia por haber colocado a Mis Pies estas Medallas que irán para África, y sé que no serán suficientes, pero multiplicaré, a través de ellas, todas las Gracias para que Mis hijos de África reciban el mismo consuelo que hoy ustedes reciben, y sean aliviados de las guerras, de la enfermedad, del hambre y de la persecución.

Que estas Medallas lleguen a los niños que necesitan de un Padre como el que está en los Cielos; que necesitan de una Madre como la que está en los Cielos; que necesitan de apóstoles como los que están aquí.

El cuarto grupo de Medallas, después de Asia y de Medio Oriente, serán enviadas a Venezuela, para que los venezolanos no crean que Me he olvidado de ellos.

Recuerden que el mal, que no tiene amor, en algún momento se derrota a sí mismo y se tira al abismo de su propia perdición e ilusión y, en ese momento, es cuando Dios envía a Sus grandes Arcángeles para reconstruir a las almas que están heridas y perdidas como en Venezuela.

Donde esa Medalla esté, estará la Justicia.

Bienaventurado será quien crea en su poder inmaterial y no físico, porque estará en Dios.

Bienaventurado será quien la entregue con amor porque estará donando, en las manos de sus hermanos, Mi Corazón Misericordioso.

Que se alegren sus corazones y que sonrían sus almas porque el Señor, Jesucristo, enviará de dos en dos a los apóstoles para que lleven estas Medallas Sagradas hacia donde he dicho.

¿Lo aceptan?

Es hora de compartir el amor, para que el Amor de Dios abunde sobre la Tierra.

Bendeciré ahora este altar y estas Medallas bajo la efusión del Espíritu Santo para que los que la reciban sean bendecidos por la Divina Gracia.

Señor, santifica los elementos que Tú mismo creaste para la elevación de las consciencias y de todos los mundos.

Santifica, Señor, cada elemento creado, a fin de que las almas y todos los espacios de este planeta reciban la Fuente poderosa de Tu Luz. Amén.

Santifica, Señor, el agua que Tú mismo creaste, nacida de Tu Fuente inmaterial de Luz, a fin de que los espacios y todas las almas reciban Tu Gracia. Amén.

Santifica Señor, este aceite, nacido de la creación de los árboles para que restaure a las almas y alivie a los corazones que necesitan de Ti. Amén.

Padre amado, santifica la Sangre de Tu Hijo para que Sus códigos de Luz se viertan en las almas y ellas participen de la redención. Amén.

Santifica, Señor, el Cuerpo de Tu Hijo para que los corazones reciban Mi Esencia Divina y en ellos se construya la nueva humanidad. Amén.

Y hoy el Sagrado y Glorificado Corazón de Jesús santifica y bendice estos tres pequeños corazones que serán depositados como luz y como vida en las almas que los recibirán, a fin de que auxilien, por medio de Mi Sagrado Corazón, a las almas que necesitarán de cura y de consuelo. Amén.

Padre, con esta agua que Tú has creado, bendice a las almas que Me servirán en otros tiempos.

Vamos a pedirle al Padre ahora, que bendiga este momento para que más corazones en el mundo reciban la Gracia de Mi Glorificado Corazón.

Padre, concede, a todos los que necesitan, la poderosa Misericordia de Tu Corazón y recibe de Tus criaturas este sagrado ofertorio de oración durante los próximos dos días para que el planeta como consciencia sea ayudado y la humanidad despierte a la redención.

Que así sea.

Los bendigo, en el nombre del Todopoderoso y Señor de las Alturas.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Les agradezco por estar en la Misericordia de Mi Corazón.

Domingo, 3 de diciembre de 2017

Mensajes mensuales
MENSAJE ESPECIAL DE CRISTO JESÚS, TRANSMITIDO PARA LA 53.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Primer Mensaje

Hoy vengo como el Señor de la Noche para iluminar sus vidas, para retirarlos de los abismos de la consciencia y del miedo.

Hoy vengo como el Señor de la Noche porque Soy el Señor de la Luna y de todas las estrellas, de todo lo que brilla en el Universo y forma parte de la Creación de Nuestro Señor, Adonai.

Hoy vengo como el Señor de la Noche para caminar a su lado por este tiempo de tinieblas y de pruebas, por esta transición que los llevará a los desafíos y a vivir cosas inexplicables, cosas que nunca antes vivieron, en esta vida ni en otra.

Pero Yo vengo como el Señor de la Noche, el Señor de Emmanuel, para que conozcan, del Padre, la Fuente grandiosa de Su Amor que nunca se acaba, que nunca se termina, la Fuente del Amor que los tornará libres de ustedes mismos y de sus amarras.

Entren en esta noche oscura del planeta, sin miedo, porque Yo todavía estoy aquí para hacerlos vivir en Dios y en Su infinita Unidad.

Que en esta noche oscura sus almas no se desesperen, que sus internos no se perturben, porque en este tiempo lo que están viviendo, lo que están transitando, es Voluntad de Dios y Dios lo sabe, Dios lo conoce profundamente y Él sabe qué es lo mejor para ustedes en este momento.

No teman cruzar esta noche junto a Mí, porque Yo estoy aquí para ayudarles pero también para mostrarles la verdad, verdad que se oculta en lo más íntimo de sus corazones, verdad que se  esconde en lo profundo de la consciencia y que, muchas veces, no pueden ver.

Esa verdad que Yo les digo les mostrará cómo en verdad son y qué es lo que Yo necesito extirpar de ustedes para que sean Mis verdaderos apóstoles.

Esta es la hora en la que el nuevo ser está siendo construido espiritualmente.

Esta es la hora en la que muchas cosas deben morir para que puedan nacer otras, y así se vuelvan libres.

Yo vengo como el Señor de la Noche para tomarlos de la mano y conducirlos por la misma senda que Yo una vez atravesé, desde Jerusalén al Huerto de los Olivos.

Esta noche que vive el planeta es tan semejante a la que Yo viví, hace más de dos mil años, cuando tuve que dar todo por todos, cuando tuve que vencer Mis miedos para que sus miedos pudieran ser vencidos en el amor.

Yo vengo en esta noche para retirar a las almas de los abismos y de la ilusión.

Necesito que sus ojos se abran para poder ver lo que existe internamente, en sus mundos interiores. Es lo que Yo necesito para poder hacer Mi Obra en este mundo y con esta humanidad.

La noche más difícil de todos los tiempos está siendo atravesada por esta humanidad y por este planeta.

Pero, en la noche así como en el día, Dios nunca los abandonará, tan solo confíen en Él y amen lo desconocido de las pruebas que Él les presenta, de ciclo en ciclo, para que las puedan vivir y así se puedan transformar.

Que en esta noche que atraviesa el planeta sus corazones no se endurezcan como las piedras.

Ablanden sus sentimientos y sentirán cosas positivas que nunca antes han sentido, al permitir que el Fuego de Mi Amor todo lo penetre y todo lo transforme.

Vengo como el Señor de la Noche para anunciar el fin de los tiempos; porque ha llegado la hora de definir la próxima etapa de esta humanidad, en la que la nueva humanidad estará libre de las cadenas del mal y de los lazos con el error y la indiferencia.

Que en esta noche sus corazones busquen al Señor de la Luna, que ilumina, silenciosamente, a los mundos internos con una sagrada energía espiritual proveniente de Emmanuel. Que ese bálsamo de luz azul los lave, los vivifique y así los purifique de todas las manchas y de todos los pecados a fin de que sean libres de ustedes mismos, para que Yo pueda estar allí, en sus corazones, y revelarles el camino de la redención por medio del amor.

En esta noche oscura que viven el planeta y la humanidad, compañeros, en esta noche que muchos temen atravesar por temor a caer en la tentación, les pido, amorosamente, que sean misericordiosos, tan misericordiosos como Yo lo Soy con ustedes durante sus tiempos difíciles en los que, a veces, Mi Palabra no puede entrar en lo más íntimo de sus corazones.

Los invito a estar en la noche del Huerto Getsemaní para que puedan comprender, apóstoles Míos, lo que el Padre Me hizo comprender en aquellos tiempos, cuando una oscuridad mayor tuvo que ser vencida por medio del amor, y una gran indiferencia tuvo que ser derrotada por medio de la Misericordia.

Les vuelvo a decir, compañeros, que no duerman como durmieron los Apóstoles en el Huerto Getsemaní, olvidándose durante un tiempo de la Pasión de su Señor; hasta en esos momentos tuve que renunciar y amar más de lo que Yo podía amar a todos ustedes.

La Gracia de Dios nunca Me faltó.

La Protección de San Miguel Arcángel nunca dejó de ampararme, aunque fui hombre como ustedes y fui humano como ustedes.

Vine a recrear este Proyecto por medio de la fuerza y del poder del Amor de Dios, que también vive en ustedes cuando solo le dan atención y lo dejan florecer, lo hacen emanar como una fuente.

Si no se afirman en ese Amor, que no es propio ni personal sino eterno, no conseguirán atravesar esta noche oscura, porque en algún momento del camino, durante la noche oscura, tendré que dejarlos solos para que vivan su confirmación así como Yo la viví en la soledad del Huerto Getsemaní, en donde tuve que vencerme a Mí mismo, trayendo hacia Mi Corazón la Luz y el consuelo del Divino Espíritu.

Los propios Ángeles de Dios descendieron en el Huerto Getsemaní para consolarme; así hoy Yo desciendo para consolarlos en esta noche oscura, imitando a los Ángeles de Emmanuel.

No dejen que Mi Proyecto sea derrotado por sus aspectos de la vida; ámense, ámense aunque no lo consigan y no lo puedan hacer. Si solo dan el primer paso, apóstoles Míos, Yo los ayudaré a encontrar el sentido en el amor y en la unidad.

Eso cerrará las puertas para que Mi adversario no entre en sus corazones y mentes.

Háganlo por Mi Dolorosa Pasión y, durante esta Maratón, ofrezcan todas las oraciones por las naciones del mundo que viven su propia noche oscura y por las almas que están sumergidas en el error.

Ofrezcan esta Maratón por los que tienen a su lado diariamente, por lo que no pueden aceptar del otro, por aquella alma o aquel corazón humano que en sí mismos les despiertan ira, maldad o indiferencia.

No sigan dentro de la misma cadena de errores de esta humanidad actual, venzan ese atavismo por medio del amor y de la constancia.

Hoy Yo vengo como el Señor de la Noche para enseñarles a encarnar la trascendencia de sí y el ímpetu de amar cada día más, por encima de ustedes y de toda la Creación.

Vigilen Conmigo durante esta noche oscura porque aún estamos en batalla, aún todo está permitido y la humanidad es libre de poder escoger el camino de la salvación o el camino
de la perdición.

En estos últimos tiempos Me estoy recogiendo cada día más para que puedan vivir, compañeros, su soledad como su Maestro y Señor la vivió en el Monte de los Olivos, a la luz de la Luna pero sin estrellas que lo irradiaran.

Los invito a superar en sí mismos los abismos de la consciencia, esos infiernos tan impenetrables y recalcitrantes que solo atormentan a las almas que buscan Mi Amor.

Si Yo vencí la muerte tan solo amándolos, ustedes podrán vencer cosas más grandes a las que Yo vencí en la Cruz.

No se olviden compañeros, apóstoles Míos, de superarme en el amor durante la vida diaria, cerca de sus hermanos de camino, cerca de todos aquellos que se aproximan a sus vidas.

En esta noche oscura que vive el mundo, vengo a entregarles el consuelo universal que Dios le concedió a Mi Sagrado Corazón durante la Agonía del Huerto Getsemaní. Allí comenzó, compañeros, la superación de toda la gran indiferencia humana hasta los días de hoy, hasta el presente; por eso sufrí tanto, en silencio y en entrega.

Recuerden Mi Cuerpo llagado por los hombres y por su soberbia.

Yo fui ese Cordero que fue llevado al matadero para que ustedes, en este tiempo, tuvieran una última oportunidad.

Yo sé que cada uno Me ama como puede.

Yo sé que cada uno Me da lo que Me puede dar, pero aún necesito más.

Necesito que el mundo, durante esta Maratón, sea inundado de un grandioso amor para que los horrores que veo en esta humanidad sean liberados, para que toda opresión termine y las almas se rediman.

No aparten la cruz de ustedes; cárguenla, como nunca antes la han cargado.

No dejen que Mi fuego se aparte de ustedes, sino que, al contrario, los pueda abrazar para volverlos como llamas tan semejantes a las del Espíritu Santo.

Los he traído aquí, a esta Ermita de Mi Glorificado Corazón, para que recuerden que he pedido que la construyeran a fin de que las almas la visiten, a fin de que las almas reciban de Mi Corazón las Gracias que necesitan.

Que el Soplo del Espíritu de Emmanuel los bendiga y les conceda la paz.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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