Cuando no consigan responderme, entren dentro de Mí, porque así, en este misterio de amor redentor Yo responderé por ustedes.

Aunque vuestras fuerzas internas parezcan haber terminado y ni una gota de voluntad exista en vuestros corazones, entren dentro de Mi Corazón, porque así Yo responderé por ustedes.

Si ahora están solos, tristes o desolados, si todavía no consiguen ver la majestad y la presencia de Mi Espíritu, decídanse a entrar dentro de Mí, porque así Yo obraré silenciosamente a través de ustedes.

Mi Amor viene para socorrerlos, Mi Misericordia desciende para liberarlos, pero: ¿quién en este tiempo se arriesgará a entregármelo todo?

Tengo la potestad de hacerlos resucitar y de poderlos curar enteramente, borrando de vuestras memorias la mínima partícula de dolor. Pero ahora piensen en el Reino, desconocido y grandioso, que Yo les traigo a través de Mi Presencia Divina en este tiempo y por medio de estas apariciones mensuales.

¿Qué más desearían vuestras vidas que estar Conmigo mes a mes?

En verdad les digo, que en poco tiempo se sorprenderán, por las semejanzas o los cambios de vida de aquellos que estaban en Mi Camino.

Les pido que no se estacionen como las piedras en el fondo del río, sigan la Corriente Divina y Espiritual, corriente que en esta era está pasando por última vez para salvar y despertar a los que quedaron atrás y no han visto Mi Camino de salida.

Sean en este tiempo misericordiosos y no carguen con el peso de los juicios o de las incomprensiones sobre la vida que hayan podido elegir los que antes Me seguían. Sepan que Mi Insondable Misericordia ama a todos por igual, porque el amor que Yo alcancé en la Cruz tiene la potestad de revertir vuestros constantes males.

Alégrense y sonrían verdaderamente por todos los que encuentran el amor humano, para después vivir el Amor Divino. Cada alma tiene la hora y el tiempo de dar el paso; a aquellos que ya lo habían dado y se retrasaron siguiendo otros caminos, no los juzguen; vean primero si en vuestros caminos ya no existieron almas que venían al encuentro de la Misericordia.

El Padre Eterno Me enseñó, a través de Mi sacrificio en la Cruz, a amar a los sabios como a los indigentes de espíritu. Dios ama a todos, porque el Amor del Universo es fuerza y poder que todo lo transforma.

Dichosos los que en este tiempo vivan el amor misericordioso, porque en Mi Glorificado Nombre darán testimonio de ser verdaderos rescatados y redimidos por Mi Llamado de paz.

Ahora, Mi Consciencia Paternal escogió la ciudad de Ávila, de la misma forma que en Omnipresencia Yo derramaré Mis Bendiciones sobre Francia. Pero aquí, en España, la honestidad y el amor de algunos hijos Me hizo decidir llegar hasta aquí, para que todos pudieran llevar el ejemplo de la consagración y del amor que Yo deposité en Teresa de Jesús.

Que este gran Espíritu Crístico que ardientemente me sirve, sea eternamente vuestra guía y maestra en la oración. Yo se las encomiendo con todo Mi Amor Interior y Divino.

¡Agradezco a España por abrir el corazón a la redención!

Bajo el Espíritu Santo de Dios, sean bienaventurados.

¡Gracias Ávila por recibirme con Amor!

Cristo Jesús, el Gran Amado