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En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mis amados hijos:
Hoy, guardo bajo Mi Manto las causas más urgentes del planeta, que han herido gravemente al Corazón de Dios en este 2023; en un momento en el que la humanidad está confundida y perdida, en el que la intolerancia y la violencia prevalecen más que el amor, la verdad y la justicia.
He aquí, bajo Mi Manto, cada una de las situaciones que atiende, pero que también apremia a la Jerarquía.
He aquí, el clamor de todos los pueblos y de todas las naciones, de las familias y de los que claman por ayuda.
He aquí, hijos, la gran necesidad de la humanidad y de todo el planeta.
Hoy, vengo aquí a mostrarles esto para que lo contemplen Conmigo en oración y, más aún, en súplica, porque el mundo necesita de una solución inmediata. Y sepan que no solo Mi Corazón, sino también el corazón de todas las Jerarquías, están atentos a cada momento y a cada situación.
Yo vengo a guardar cada una de las causas urgentes bajo Mi Manto, porque el mundo y la humanidad no encuentran la salida, ya no pueden ver el camino de la paz y de la concordia.
Por eso, hijos, todos los que han orado durante este año que ya está finalizando, han sostenido junto con la Madre de Dios, a pesar de la gravedad de las situaciones, cada una de estas causas de las almas que claman y que piden por ayuda.
Por eso, Dios Padre, una vez más envía a Sus santos ángeles a la Tierra; para que, a través de Sus legiones y de todos Sus comandos, auxilien a la humanidad, que está perdiendo los valores de la lealtad, de la unidad y del entendimiento, que son bases primordiales de la fraternidad humana y del bien común.
Yo quiero que sepan, hijos Míos, que los verdaderos orantes comprometidos, en el día a día y a través de los tiempos, han ayudado muchísimo a la Madre de Dios en todo lo que su Madre Celeste atiende en este momento crucial de la humanidad.
Hijos Míos, Yo estoy aquí, a las puertas del último día del año 2023, para que comience un nuevo año de mayor amor, de mayor justicia y esperanza; porque las almas, los pueblos y las naciones ya no pueden seguir saliéndose de la Ley y, así, apartarse de la Verdad y de la Sabiduría que Dios les puede dar.
Por eso, este es el tiempo y esta es la hora de sostener el puente que se está rompiendo para que se restablezca, en cada momento y en cada necesidad, esa unión entre el Cielo y la Tierra.
No dejen morir el amor en ustedes ni en sus hermanos.
Vuelvo a decirles en el nombre de Mi Hijo Jesús, el Rey del Universo, que se amen los unos a los otros como Él los amó y los ama. No hay otra salida, hijos Míos, porque muchos, muchos hijos Míos en el mundo ya perdieron la esencia del Amor.
Y esa esencia del Amor, que es la esencia de la vida y de toda la creación, necesita resurgir en los corazones que se han apartado de Dios, en los corazones que ya se cerraron y que no se abren a escuchar la Buena Nueva del Retorno de Cristo, porque han perdido la fe, porque han perdido el amor, porque han perdido la esperanza.
Mañana, 31 de diciembre, último día del 2023, les pido a las almas, en los mundos internos, que no se olviden de los Universos Superiores que estarán atentos, una vez más, a la voz de las súplicas.
Se necesita de mucha Misericordia. Las almas necesitan de la Gracia y necesitan recuperar el amor para poder renacer en Cristo, que ya está llegando.
Hijos, mañana estaré una vez más con ustedes como la Aurora que anuncia lo nuevo, como el amanecer que trae la vida y la renovación, como el Soplo del Espíritu de Dios que anuncia el Advenimiento de Cristo.
En el día de la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad, los Altares de Dios estarán abiertos, porque los ángeles abrirán sus puertas para acoger las ofertas de los corazones y, sobre todo, del Santo Sacramento de la Eucaristía que será ofrecido por un fin mayor, por un bien mayor, por un propósito mayor.
Que el 2024, año que prenuncia el Retorno de Cristo, sea un año de mayor misericordia y paz, de mayor fraternidad y justicia en el mundo, especialmente para los más inocentes y para las familias.
He aquí la Madre y Señora de las causas imposibles, Abogada vuestra, Mediadora entre las almas y Dios, Consuelo de los afligidos, Esperanza de los pobres, Refugio de las familias, el Espejo de la Justicia de Dios.
Les deseo el bien a todos. Yo estoy aquí y Soy su Madre, la Madre que no se detiene y que no descansa, la Reina de la Paz.
Les agradezco a todos los que responden al Llamado de Dios en estos tiempos críticos.
Mi bendición sobre los justos y los injustos. Mi bendición sobre los servidores, pero también sobre los pecadores. Mi Hijo quiere la salvación del mundo entero.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
La Luz espiritual de la Iglesia Celestial es lo primero que desciende sobre la órbita de la Tierra, y el universo material siente el movimiento de la potentísima energía divina.
La Luz espiritual de la Iglesia Celestial penetra en los espacios intermedios de la consciencia del planeta y esto repercute en la consciencia humana, la que comienza a sentir el tiempo de la definición.
La Luz espiritual de la Iglesia Celestial llega hasta los espacios de sufrimiento más difíciles. Las almas agonizantes respiran el alivio que tanto buscan, la paz llega a cada una de ellas.
La Luz espiritual de la Iglesia Celestial transmuta las corrientes contrarias, las que se oponen al bien y al amor.
La Luz espiritual de la Iglesia Celestial impacta en los aspectos humanos para que estos se rindan y se sublimen.
La Luz espiritual de la Iglesia Celestial prepara el descenso divino del Rey del Universo.
Las puertas de la Casa de Dios comienzan a abrirse, los ángeles se congregan en alabanza y en adoración, para que las almas escuchen la llegada de la Iglesia del Señor.
La Luz espiritual de la Iglesia Celestial gesta en los mundos internos el Templo de la Devoción, el que esperará la llegada de los atributos y de los dones que instituirán los últimos apóstoles de Cristo sobre la superficie de la Tierra.
La Luz espiritual de la Iglesia Celestial impulsa el despertar de la consciencia.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Que en este día, en la víspera del día de Mi Divina Concepción Espiritual y Cósmica, sus corazones se preparen interiormente para que, junto a Mí, cambiemos de año, como de ciclo, y así, lo que finalmente debe descender desde la Fuente del Propósito Divino pueda hacerlo por su incondicional “sí”.
Para eso, hijos Míos, será necesario que sus almas aspiren a encontrar su propósito interior para que, en esta época y bajo estas condiciones del fin de los tiempos, él también pueda ser renovado.
Los invito a no mirar más hacia el pasado ni tampoco hacia el futuro.
Los invito y los llamo a vivir el presente, para que se puedan disolver de sus consciencias los dolores, las angustias y los sufrimientos que algún acontecimiento haya podido ocasionar y generar.
Este nuevo año, que está por comenzar, será el año del vacío de sí y de la incondicionalidad para con los más miserables de espíritu y de mente.
Que sus vidas puedan ingresar en este año renovadas de sí, para que Cristo gobierne en las almas un poco más.
¡Buen comienzo de año para todos Mis hijos!
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mi Hijo viene en este tiempo final para establecer en la humanidad Su Propósito Divino. Pero, para que eso sea posible, será necesario que las almas se puedan transformar en el modelo espiritual e interno que Él necesita para poder llevar adelante Su Obra redentora.
Si eso no fuera así y las almas se resistieran a cambiar lo que conscientemente saben que no forma parte del Plan de Mi amado Hijo, por la protección de ellas mismas no podrán participar de esta Obra en la parte que les corresponde.
Es importante tener presente que Mi amado Hijo busca aliados y devotos de Su Sagrado Corazón a fin de que las almas le sirvan de receptáculos preciosos en donde Él pueda verter Sus Códigos de Vida para poder renovarlas, de tiempo en tiempo. Por eso, el proceso de transformación interior no se restringe solo a una consciencia, sino que influye a todo lo que la rodea en forma permanente.
Cristo espera encontrar, cada día más, en Sus seguidores y servidores, la posibilidad de realizar en los Suyos Su Obra suprema de forma verdadera y cristalina. Por eso, la transparencia de sus corazones y mentes determinará, en este tiempo, la oportunidad que le darán al Sagrado Rey para que Él los transforme en odres nuevos, en Sus instrumentos transformados.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
He aquí que vendrá, más brillante que el Sol, la Sierva de Dios a preparar el retorno de Su Hijo, así como un día preparó Su sagrado Nacimiento en la Tierra.
He aquí que la silenciosa y humilde Sierva se tornó Reina y Madre Celestial, porque Su silencio reveló Su Majestad y Unidad con Dios Padre y con Su Amado Hijo.
Así como los Cielos se abrieron para recibirla en Cuerpo, Alma y Divinidad en el Misterio de Su Asunción, nuevamente los Cielos se abren para el descenso de Su Divinidad y para el anuncio de Su Sagrado Verbo; porque la Bienaventurada Madre del Señor ya no puede permanecer en silencio ante todo lo que acontece en el mundo. Su silencio de otros tiempos sustentó el eco de la Voz de Su Hijo, en los valles y en los pueblos de Oriente, y ahora, Su Verbo viene para preparar el Triunfo Universal de Cristo, porque Él ya no vendrá a predicar y a enseñar entre los hombres: la potencia de Su Presencia será la propia conversión; el poder de Sus Pies puestos sobre la Tierra será la propia redención para el planeta. De Su Boca saldrán solo oraciones y decretos que unirán el Cielo y la Tierra, cerrarán los infiernos y los abismos, calmarán los desesperos e instituirán la paz.
Por eso, antes del Hijo, nuevamente se aproximan Su Madre Celeste y Su Padre adoptivo, humilde y fiel, para que sean Ellos los que preparen el corazón humano.
Hijos, hoy les digo que escuchen con atención los Designios de Dios, traídos por Sus Mensajeros. Ellos son como las verdades dichas por los Profetas en el pasado para preparar la llegada del Mesías al mundo.
Nuestro Verbo no solo los instruye, también los transforma y los une a la Enseñanza Universal que vendrá con el Hijo de Dios como una expresión viva de la Realidad que habita en los Universos.
Con simplicidad les abrimos las puertas del corazón y los ojos del espíritu, para que reconozcan las Leyes que dictan la evolución universal e ingresen en ellas, en obediencia y amor, mientras hay tiempo.
Todos los Misterios se revelan en la Ley del Amor y de la Obediencia, Principios que rigen toda la vida evolutiva, así en el Cielo como en la Tierra. La vida espiritual se revela a los que saben amar, y todo misterio revelado se torna simple y comprensible para aquellos que conocen el Amor, porque sus mentes se vuelven puras y sus corazones son simples.
Con esto, hijos amados, quiero decirles que la Sierva Fiel e Incansable de Dios viene al mundo con palabras simples para revelar verdades sublimes. Vengo para despertar el amor en sus corazones, para que Me puedan comprender y, sin dificultades, vivir lo que les digo.
Lo que les impide vivir Mis Instrucciones no es la condición humana, no es el karma material y no es la ignorancia; es la falta de verdadero Amor y de verdadera Humildad.
En un mundo de misticismos llenos de vanidad y de falsas bases sobre el conocimiento verdadero, Yo vengo a conducirlos a la Verdad. Pero antes, debo destituir de sus corazones el orgullo y la ambición por el poder y por el conocimiento.
Por eso, les enseño a amar y a obedecer, por sobre todas las cosas, los simples Designios de Dios. Y es así como los preparo, los transformo y les revelo la Nueva Vida, que surgirá en los corazones sin que ellos lo perciban.
Es así como los uno a la verdadera Hermandad Celestial y Cósmica; y torno sus corazones aptos para ser verdaderos compañeros de su Rey y Maestro Universal y Divino: Cristo.
He aquí que estoy como Reina y Madre Celestial y en la simplicidad de Mis palabras se oculta el Poder de Dios y la Verdad que Yo Soy. En Mi Presencia se oculta la Unidad con el Infinito. Y así les digo que, si se unen a Mí, se unirán al Todo, al Cosmos, a la Vida, a la Creación de Dios.
Preparen junto Conmigo el Retorno de Mi Hijo, y anuncien, hijos, que es tiempo de arrepentirse de estar en caminos vanos que tan solo llevan a perderse, no solo de Dios, sino también de sí mismos.
He aquí que vengo para encontrarlos y para conducirlos al encuentro de sí mismos, para que sepan quiénes son y qué vinieron a hacer a este mundo. Ya no estén perdidos. Sigan Mis pasos y Yo los guiaré siempre.
Yo los bendigo y los amo.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Ardientemente, desde Mi Corazón Materno, deseo que se cumpla la Voluntad de Dios por encima de todo. Yo les enseño a trascender los tiempos difíciles y a estar en ellos, sin pertenecer a la crueldad que ellos promueven a través de las acciones de los hombres.
Por eso, Dios construye y manifiesta Su Reino en los humildes, en los que no desean ningún interés de realización espiritual. Y el Padre Me ha pedido que se lo enseñe a la humanidad, pero la humanidad aún no ha aprendido.
Es así que vengo fuera de toda institución o religión para enseñar al mundo sobre el amor y la verdad que siempre los hará plenos y libres de cualquier adversidad.
Impulso a Mis soldados para que ellos den pasos firmes, decididos, pasos definitivos hacia Cristo. Porque así, el propio Rey del Universo y Señor de la Misericordia podrá desenmascarar a los falsos y dará Su Poder a los pobres de corazón.
En estos últimos años, Su Madre Celeste los está guiando para que la acompañen hasta que la cara de arcilla caiga de los rostros que ocultan la verdad y viven la mentira de otrora, porque cuando Mi Hijo retorne no quedará piedra sobre piedra, solo prevalecerá el corazón simple.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Carta de María Santísima a los que dicen sí…
Mis amados hijos:
Es a través de ustedes, de sus oraciones sinceras y de sus actos de amor, que Yo puedo traer a la Tierra todo lo que existe en el Universo.
Es a través de su más sincero sí, que su Madre puede mostrar al mundo el camino de la redención y de la pureza.
Es a través de su más sincero sí, que su Madre puede expresar en todo el mundo Su más cálida obra de amor por las almas y por los Reinos.
Es a través de su más sincero sí, que su Madre puede sumergirse con toda Su Consciencia, en los más profundos abismos de la Tierra y rescatar lo irrescatable.
Es a través de su más sincero sí, que su Madre puede enseñarles a través de la oración a redimir los aspectos más arcaicos de la vida, para que sus almas estén libres de expresar lo que verdaderamente son.
Es a través de su más sincero sí, que su Madre, en cada nueva Vigilia de Oración, ofrece al Padre Eterno la posibilidad de desarmar grandes planes de Mi adversario.
Es a través de su más sincero sí, que su Madre tiene el permiso de actuar en el planeta y en la humanidad más dormida por medio de la devoción ardiente y del gozo interno de los corazones simples.
Queridos hijos, aunque no lo parezca, el sí de la humanidad podría cambiar los acontecimientos de este mundo, y sus efectos llegarían más allá de las naciones, de los pueblos y hasta de los continentes.
Cada nuevo sí pronunciado por las almas y expresado mediante la presencia física en las Vigilias de Oración por la Paz en las Naciones, significa para el Universo la oportunidad de actuar de forma operativa en la humanidad por intermedio de sus ángeles y de las Jerarquías de la Luz, con el fin de desactivar de la consciencia humana ciertos aspectos corruptos que la hacen retroceder espiritualmente de tiempo en tiempo.
Un verdadero y sincero sí de un hijo Mío, en este ciclo, haría la diferencia para que la Jerarquía espiritual pueda ayudar o no a la humanidad y a todo lo que ella genera por medio de sus acciones y de sus actos.
En este tiempo un sincero sí, permite al Padre Eterno llevar adelante Sus Designios en las criaturas más inferiores y perdidas de la humanidad.
Aún más, si este sí está compuesto por un espíritu de servicio desinteresado, por una oración hecha de corazón y por un amor desconocido, su repercusión en la consciencia humana será mucho más grande de lo que parece.
Por eso, hijos Míos, un sí sincero permite que el Universo actúe a través de las Leyes de la Misericordia y de la Gracia, y que casos imposibles de resolver en la humanidad, puedan ser equilibrados y aliviados.
Los invito a pensar, sentir y meditar en el poder del sí, del mismo sí que una vez dio su Madre Celeste para ser el Tabernáculo espiritual, el vientre humilde y purísimo que recibiría la Luz Universal y el Amor invencible a través de la llegada de Cristo.
Que este sincero sí que puede brotar de sus corazones les permita trascender los tiempos, superar las pruebas más difíciles dentro y fuera de ustedes, que les abra la puerta segura para llegar a encontrar a través de ella la Presencia del Rey Universal, de Jesucristo.
Queridos hijos, será el sí de esta actual humanidad el que hará purificar y elevar al planeta, ayudándolo a liberarse del peso generado por la propia humanidad.
Será el sí de las almas lo que hará de esta humanidad una consciencia más elevada y madura.
Será el sí de los corazones al Plan Divino, el que cambiará para siempre el curso de todos los acontecimientos venideros.
Será el sí de todos Mis amados hijos, el que vencerá a la bestia de todos los tiempos.
Será el sí de Mis hijos, de los hijos de María, el que abrirá las puertas del Universo para el Retorno de Cristo.
Anímense a decir sí al Universo y no se reconocerán.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
El Espíritu de Dios hablará a través de los hombres
Cuando el corazón humano, hijos Míos, comprenda, como consecuencia de sus acciones, a dónde los lleva su arrogancia e ignorancia, el Espíritu de Dios hablará a través de los hombres.
Cuando las religiones perciban que lo más importante es establecer el Reino de Dios, que mantener estructuras e instituciones, el Espíritu de Dios hablará a través de los hombres.
Cuando los gobiernos comprendan, que no hay gobierno distante de Aquel que creó y que conoce todas las cosas, el Espíritu de Dios vendrá y hablará a través de los hombres.
Cuando los padres enseñen a sus hijos a vivir en comunión con los Reinos de la Naturaleza, con el Universo y con el prójimo, el Espíritu de Dios hablará a través de los hombres.
La humanidad se cansará de vivir las consecuencias de sus sucesivos errores, frutos de las acciones que llevan adelante, sin Dios. En ese momento, hijos Míos, los simples mirarán hacia el Cielo y el Espíritu de Dios hablará a través de los hombres.
Cuando el hombre ya no quiera engrandecerse a sí mismo, porque comprende su pequeñez y su miseria humana, buscará en lo Alto la Palabra de Vida, y será entonces que el Espíritu de Dios vendrá y hablará a través de los hombres.
Ese momento llegará cuando las consecuencias de la ignorancia humana sean visibles a todos los ojos del mundo, y aún los que ansiaban el poder, temerán tenerlo en sus manos, porque conocerán su propia fragilidad e incapacidad para actuar sin Dios.
El Espíritu de Dios hablará a través de los simples, que al principio serán escuchados por pocos, porque ellos estarán entre los menores y muchas veces, hablarán en el silencio de sus acciones.
El Espíritu de Dios hablará en los sanos de espíritu, preparados por Él para llegar al mundo, después de haber conocido el Universo, la Creación y el Plan Divino. Ellos serán conscientes de la miseria humana, pero también de la grandeza de Dios, que se oculta en su potencial interior. Esto los hará humildes y fuertes en Cristo, para hablar sin miedo a la humanidad y proclamar, con el servicio y la fraternidad, la institución de la nueva vida.
Cuando los corazones ya no encuentren consuelo y muchos hayan perdido la fe en Dios, por no encontrar referencias en los hombres en los que las buscaban, será en los más simples y ocultos que el Espíritu de Dios surgirá, retornará y vivirá, como en los profetas y patriarcas de otrora. Y Él hablará, anunciará y abrirá nuevamente los corazones de los que habían perdido la fe y la esperanza. La humanidad reencontrará la referencia del amor en los puros y en los simples, que brillarán, no por sí mismos, sino por el Espíritu de Dios que estará con ellos.
Cuando la fe parezca haber desaparecido de los templos e iglesias, y el amor sea escaso entre los hombres que intentan guiar a los otros por sí mismos y no en Dios, será en los puros y en los simples, hijos, que el Espíritu de Dios hablará, inspirará y unirá las religiones y las culturas, que por sí solas no encontrarán fuerzas para permanecer en el mundo. Sus ejemplos renovarán la fe y la esperanza en el retorno de Mi Hijo. Ellos hablarán del Cristo Vivo, y su palabra será fuego y no solo sonido. Abrirán los caminos hacia el Rey Universal y serán los primeros en postrarse en la tierra, incluso antes de que los Cielos se abran para la llegada del Rey.
Los incrédulos, que aún negarán el Retorno de Cristo, los verán postrados, sin que nada suceda y los calumniarán, se burlarán de ellos y se exaltarán a sí mismos. Pero los puros no se erguirán y, hasta que los Cielos se abran, no levantarán la cabeza. Serán humillados en silencio, para que la humanidad perciba que es en la humildad que, una vez más, se prepara el camino hacia Cristo. Y he aquí, que el Espíritu de Dios, en esa hora, se silenciará a través de los hombres. Su Silencio hablará más alto y tendrá más fuego que todo verbo pronunciado.
Cuando callen los que hablaban con el Espíritu de Dios y postrados esperen en calma el retorno de su Rey, cuando parezca que todo terminó sin triunfo y sin esperanza, cuando los hombres permanezcan ante el vacío y lo desconocido, entonces, hijos, todo comenzará.
Las señales surgirán y harán estremecer a los impuros y a los mentirosos. En esa hora, el Espíritu de Dios ya no hablará a través de los hombres; solo se silenciará y mirará, a través de sus ojos, para que ellos sepan reconocer a Aquel que será el mismo Dios, resplandeciente sobre el mundo.
Hasta que llegue ese momento, sean puros, simples y fortalezcan su propia fe en Dios, reconociendo su propia pequeñez y la grandeza Divina; porque el Espíritu de Dios vendrá y buscará a los corazones humildes, para anunciar al mundo lo que muy pocos quieren escuchar.
Yo los bendigo hoy y siempre, y les dejo la Gracia de Mi renovación y el principio de Mi humildad, para que los hagan fecundos en sus corazones y consciencias.
Los ama,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hijos Míos:
Cuando el Sol de Dios despunte en el horizonte de sus vidas, den gracias y póstrense en humildad, pues es la Voluntad del Padre que se presenta a sus corazones.
El Sol de Dios representa un nuevo ciclo de vida y de prosperidad, un ciclo en el que la oscuridad no reinará más en la vida de los que lo contemplan. El Sol nace para anunciar el fin de la noche y la Gracia de un nuevo día.
Antes de la llegada del Sol, la noche ya comienza a disiparse y pueden ver en el horizonte la Estrella de la Mañana. Ella indica por dónde despuntará el Rey Universal, el Príncipe Solar.
La Estrella de la Mañana es su guía en la oscuridad y representa la esperanza de que las tinieblas se disiparán en poco tiempo, porque la aproximación del Sol iluminará y apartará la oscuridad.
Yo Soy la Estrella de la Mañana que hoy se aproxima a sus vidas, porque muchas de ellas están en la oscuridad de un mundo sin paz. Yo vine para aparecer en el horizonte de esta ciudad anunciándoles un nuevo ciclo, ciclo en el que la Voluntad de Dios es que toda oscuridad se disipe y que pueda reinar la Luz de Cristo.
Vengo para anunciar el retorno venidero de Mi Hijo, para que preparen sus corazones y ya no vivan ultrajando el Corazón de Dios, porque el Sol despuntará entre las nubes y Su brillo será como un incendio celestial que ofuscará los ojos que no se prepararon para verlo y recibirlo en el horizonte.
Mi Hijo vendrá. Sí, Él vendrá, y Yo estoy aquí para lavar con Mis lágrimas cada lugar por dónde Él pisará para despertar a aquellos que se comprometieron con Él en Oriente y que ahora, en Occidente, deben proclamar Su Nombre.
Yo vengo, hijos Míos, para advertirles pero también para consagrarlos y corregir sus caminos. Vengo para limpiar sus manchas y hacerles recobrar la pureza de sus corazones. Que así puedan experimentar la plenitud interior y la paz del corazón para que tengan fuerzas y valor para transformar sus vidas y ya no acepten que el mal duerma dentro de sus casas.
Quiero hacer de sus corazones pequeños soles que iluminen las calles de esta ciudad y le devuelvan la paz. Si oran Conmigo, hijos Míos, respetando las creencias y las religiones de cada corazón, solo por la unidad entre los seres, estarán abriendo las puertas para que Dios descienda y transforme no solo sus vidas, sino el mundo entero.
Quiero hacer de este lugar un ejemplo de conversión y pacificación. Y hablo de la conversión de la vida, de la conversión de las costumbres, de la conversión de la oscuridad en la luz del espíritu, de la conversión del preconcepto en unidad, de la conversión de las adversidades en paz.
Si tan solo oran Conmigo, sentirán Mi Presencia en sus vidas y Yo les mostraré como en verdad es simple decirle “sí” a Dios.
Vengo a extender Mi manto sobre el mundo, para que Mi Hijo, al retornar, camine sobre él. Preparen esta ciudad con las flores de sus oraciones y con las joyas divinas de sus acciones pacíficas.
Disipen Conmigo, hijos, la oscuridad que no permite que las almas encuentren a Dios y den testimonio, al mundo, de que es posible vivir en paz, cuando abren las puertas de sus corazones y de sus hogares a la Luz del Creador.
Que Mi Hijo entre en sus casas como el Sol de la mañana, que los cure, los bendiga y los renueve, que los perdone y los redima para siempre.
Dense a sí mismos una oportunidad para amar más profundamente a Dios. Únanse de corazón y testimonien el poder del perdón y de la unidad.
Yo los bendigo,
Su Madre María, Rosa de la Paz y Madre del Sol
Mi Hijo ascendió desde el Monte de los Olivos hacia el Cielo y el Universo del Padre lo recibió en alabanza, gloria y regocijo.
El Hijo de Dios retornó a Su Casa Celestial con la misión cumplida y prometió regresar a la humanidad en el fin de los tiempos. La Casa Celestial se iluminó por la Presencia del Redentor y una Cruz de oro fue colocada a la derecha de Nuestro Señor.
El Padre recibió de Su Hijo el más cálido afecto que inundó cada espacio divino, tornándolo más sublime y fraterno entre los ángeles y los arcángeles.
El Hijo de Dios fue coronado y a los Pies de Su Padre recibió la bendición del universo y de toda la Creación.
En aquel momento, todo resplandeció y se reflejó en los universos. Una expansión de Amor se irradió hacia todo ser viviente y lo que antes estaba oscuro, espiritualmente, alcanzó la iluminación y la redención, porque el amado Hijo emanó, de Su Corazón noble, la divina e insondable Misericordia.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice siempre,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
¡Elévense, elévense a lo Alto!
Queridos hijos coralistas:
De nuevo las puertas para la cura serán abiertas, después de que este Sagrado Centro de Amor fue bendecido por Yahvé.
Hoy, toquen la nota del corazón.
Sabiendo que cada ofrenda de parte de los coralistas significa una oportunidad para el planeta, les pido, queridos hijos, que desde ahora preparemos con regocijo la llegada del Rey Universal en la próxima Sagrada Semana.
Hoy, toquen la nota del corazón.
Porque al abrir sus corazones a los nuevos impulsos que reciben, la humanidad y el planeta son bendecidos por una Gracia Mayor.
Hoy, toquen la nota del corazón.
Que su canto, en este día, sea ofrecido por la paz en este planeta y en esta humanidad; que por su entrega y sacrificio, los ángeles reciban el permiso para liberar regiones del planeta que están oprimidas, para que finalmente ingresen la Paz y la Misericordia de Dios.
Hoy, toquen la nota del corazón.
Ustedes, queridos hijos, uniéndose a este propósito de irradiar humildemente la cura para la humanidad, crearán las condiciones internas y espirituales para que la humanidad siga siendo ayudada hasta los últimos tiempos.
Hoy, toquen la nota del corazón.
Que cada pieza musical que será ofrecida pueda resonar con gratitud, fe y esperanza en todo este universo.
Que los hijos cantores de Dios se exalten de alegría por estar respondiendo al llamado del Altísimo.
Que las puertas a la Gracia sean abiertas por cada voz que pronuncie el cántico de la paz, para que todos los corazones de la Tierra sientan en su interior el Gran Llamado.
Hoy, toquen la nota del corazón.
Porque siempre que ustedes toquen la nota del corazón, hijos Míos, estarán uniendo el Cielo y la Tierra, el universo y la humanidad, y una conexión profunda con el Padre estará dándose en las criaturas.
Que las corrientes de la cura sublime desciendan en este día.
Que cada coralista e instrumentista hoy sea un espejo que refleje la paz y la armonía hacia la esfera planetaria, y no se olviden de tocar la nota del corazón.
Unida a cada voz pacificadora, los acompaña siempre en este impulso de elevación,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
El divino diálogo entre María Santísima y Jesucristo, Su Hijo Amado
María Santísima: Hijo, sabes que las almas en su naufragio necesitan de Tu ayuda. Te pido, Adorable Hijo de Dios, que Te aproximes a los más débiles, que por sus errores y faltas pierden la Gracia de conocerte.
Mira, Querido Hijo, cuántos siguen Tus caminos y se esfuerzan por vivirlos.
Jesucristo: Clementísima Madre, escucho con atención y gracia Tu dulce y amorosa voz, así como la escuchaba cuando aún era muy pequeño y estaba en Tus brazos.
¿Cuándo será el momento en que los hombres se abrirán para conocer el poder de Tu Amor?
Mi Corazón se avergüenza cuando las almas no son dignas de proclamarte y reconocerte como la Madre del Mesías y la Corredentora, porque en este misterio, Tú siempre fuiste la silenciosa mujer de Nazaret que soportó todos los martirios junto a Su Hijo, en profundo silencio.
María Santísima: Sí, Hijo Amado, en Tus palabras se trasluce la verdad y la importancia del mensaje. Mi Paz todo lo alcanza, y no Te aflijas, Santo Rey, porque aún existen corazones verdaderos y santos que Me viven y Me glorifican; en ellos están las bases de la obra que el Padre Me ha confiado, en ellos edifico la verdadera iglesia celestial, libre de bienes y de poderes humanos.
Jesucristo: Es esa iglesia interior que Yo espero proclamar en honor a Mi Padre y por cada criatura de la Tierra que día a día pierde su filiación con Dios.
Santísima Reina de los Cielos, es por esa divina causa que Te he confiado, en Tus manos y Corazón, a toda la humanidad para que Tú, Arca Sagrada del Espíritu Santo, seas el portal por donde todos Tus hijos puedan pasar.
María Santísima: Por eso te ruego, Divino Hijo, que ayudes a Tus rebaños dispersos por el mundo, para que se unifiquen y solo exista un único propósito en cada corazón humano.
Desearía, Amable Señor, que Tú pudieras erguir en cada espíritu Tu verdadera iglesia celestial para que, fundando miles de ellas en los corazones, las criaturas reconozcan que Tú eres el Rey del Universo.
Jesucristo: Amada Madre del Mundo, Tus súplicas son para Mí caricias y ternuras celestiales de una Madre bondadosa e incansable, que nunca descansará hasta ver a todas las almas en el Paraíso.
Tu divina intercesión, Querida Madre, es motivo de Gracia, de Misericordia y de Gloria. Responderé al llamado de Tu Corazón Purísimo, pues Tus santos ángeles Me han hecho saber que en la Tierra tienes ejércitos orantes que están despertando por Tu Amor.
María Santísima: Sí, Glorioso Hijo, en la Tierra están despertando nuevos ejércitos, rebaños Tuyos que estoy congregando para que finalmente sigan un único camino: el camino del amor.
Por eso, Precioso Rey, estoy pidiendo a todos los ángeles y, especialmente al Ángel de Portugal, que reúnan a todas las consciencias angélicas para que la divina obra de redención se realice en todos los corazones aún no redimidos.
Por eso, revisto con Mi manto celeste a cuantos aceptan Mi convocatoria, pues Mi más íntimo deseo es que Tu Corazón sea glorificado para que el Padre sea glorificado y los acontecimientos cambien.
Jesucristo: Comprendo, Santísima Madre, el propósito que llevas adelante, por eso reforzaré Tus ejércitos angélicos para que las almas sean retiradas de la ilusión y del engaño terrenal.
Enviaré a más consciencias ultraterrestres para que los corazones despierten y sean portadores del Proyecto de Dios, el que Nuestro Amado Padre ha pedido que sea realizado en este tiempo.
María Santísima: Por eso, Hijo Primogénito, sembraré flores en jardines internos para que las almas sientan la existencia de su pureza original.
Verteré gracias inexplicables en corazones que no las merecerían, para que ellos se reconozcan dignos hijos de Dios. No dejaré, Bendito Hijo, que nadie parta de este mundo sin tener consciencia de que el amor todo lo puede cuando el corazón se abre para experimentarlo.
Jesucristo: Es ese misericordioso amor, Divina Madre del Cielo y del Universo, que aún no es vivido ni aceptado. Es el amor de Mi Corazón manso, que derrama Su Sangre de luz sobre el planeta y que todavía espera ser apreciado por todos los hombres.
Es ese amor celestial que espera ser aceptado por cada consciencia, especialmente por aquellas almas que nunca conocieron el amor. Mi Corazón se glorifica cuando los corazones viven los sacramentos y, más aún, Mi Corazón se llena de gratitud cuando las criaturas responden al llamado del Cielo, sea cual sea.
María Santísima: En Tu divina plenitud, Amado Jesús, las almas encuentran su fortaleza y las puertas a la redención se abren tantas veces intentando que las consciencias terrestres las puedan cruzar.
Por eso te ruego, Queridísimo Hijo de Dios, que ayudes con Tu bondad y Misericordia a todos los que las necesitan, para que se animen a dar el paso y ya no pierdan tiempo ni espacio en la superficialidad de la vida.
Prometo, Santo Hijo, que Mi donación y amor abrirán los caminos para que Tus rebaños puedan pasar.
Jesucristo: Es una infinita gracia escuchar Tu casta y dulce voz, la que proclama sin cansancio el triunfo de la esperanza y del amor que tanto necesita el mundo.
Tu Corazón amoroso se entrega por entero en las manos de los imperfectos y Él no teme ser rechazado porque Tu confianza en el Padre no tiene límites ni barreras.
Haz, Santa Madre Mía, que cada hijo Tuyo se anime a cruzar el portal, para que finalmente Yo encuentre en Tu regazo a los que tienen sed de Mí. Calma cada corazón y resucita en espíritu a los que aún deben elevarse al resplandor del Reino de Dios.
María Santísima: Apreciado y honrado Hijo Mío, es una gracia cumplir con Tus designios, porque en Tu Corazón se guarda la máxima Voluntad de Dios, la que los corazones de la Tierra deben aprender a vivir para que el Propósito divino se cumpla.
Por último Te suplico, Amado Hijo, que cada criatura de este enfermo planeta pueda despertar al Propósito, que los velos caigan de la consciencia y que todos los que están ciegos espiritualmente puedan ver y así cumplir con Tus sagradas peticiones.
Jesucristo: Haz saber al mundo, Madre Querida, que ya estoy retornando y que Mi hora se aproxima. Haz saber que las almas deben arrepentirse y perdonarse las unas a las otras, para que abandonen la soberbia y la indiferencia humana.
Haz saber que Me complazco, Santa Madre, en los que se esfuerzan y cumplen en obediencia Mis pedidos, porque así Yo construyo Mi iglesia interior en los corazones.
Haz saber al mundo, que el gran y esperado Juicio de la humanidad está cerca y que todos deben rezar por las agresiones causadas en el transcurso de los tiempos a toda la raza y a los Reinos de la Naturaleza.
Haz saber, Madre Celestial, que pondré fin a muchas cosas.
Queridos hijos, este segundo diálogo fue vivido en el Reino Celestial con Mi Amado Hijo y hoy lo comparto con todos para que lo estudien.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los ama,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Tu espíritu es como una barca en alta mar, y tu vida es permeada por muchas experiencias.
Cada momento es significativo para el espíritu, porque él debe entrenarse en cómo navegar en la paz o en la tempestad.
El espíritu es como una barca de luz que nunca pierde el impulso de encontrar las estrellas, pues de ellas provienen todas las Gracias, y una nueva historia se escribe en el alma que vive la redención.
El espíritu tiene coraje premeditado y toma fuerza interior para superar las dificultades de un posible naufragio.
Mira tu espíritu con valentía y serenidad; todo tiene un retorno hacia la Casa del Padre Celestial.
Navega, como la barca que descubre y conoce nuevos horizontes. Las puertas de los mares están abiertas; para eso mantente calmo y seguro porque un Gran Vigía te guiará. Él es el Rey del Universo, que todo colma y completa por medio de Su Gracia.
Sigue a la gran barca rumbo al infinito; tu hora de libertad está cerca en los tiempos que vendrán.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los conduce en la barca espiritual de la Paz,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Cuando un sol interior ilumina la oscuridad de sus corazones, Soy Yo, Hijos Míos, quien anuncia que el fin del caos se aproxima.
Este es el principio del fin, el ciclo en el cual todos los pasos dados por medio de acciones, pensamientos, sentimientos y definiciones serán colocados en la balanza del Divino Juez. Este es quien dictará para los ángeles y arcángeles cuál será el destino de esta humanidad.
Ante semejante ignorancia y oscuridad en el corazón de la mayoría de los seres humanos de este mundo, la luz más pequeña encendida, brillará como un sol resplandeciente. Una criatura que se mantenga sana, con su alma orante en equilibrio, podrá guiar a millones que deambularán sin meta, sin destino, a no ser su propio abismo.
Mis queridos, Mi Corazón ya no vendrá al mundo para alertarlos, porque eso Yo lo hice en los últimos ocho años aquí y en los últimos treinta años en Medjugorje. Muchas veces vine a este mundo y muchos fueron los intentos para despertarlos a la vida de oración, de santidad y de pacificación.
A partir de ahora, los tiempos que llegarán no esperarán más que estén preparados, pues se precipitará sobre el mundo la Justicia de Dios y cada ser vivirá según los méritos adquiridos en sus días de existencia.
Muchos buscarán la paz de Mi Corazón y no la encontrarán, porque no quisieron, en otros tiempos, construir el camino entre el propio corazón y Mi fuente de Paz.
Ya no podré interceder por el mundo como antes, porque hasta ahora di muchos pasos por sus pies, pero llegó la hora de que inicien su caminar y comiencen a generar sus propios méritos, no solo para sí mismos sino para toda la humanidad. Hoy les digo, Mis amados, que en el tiempo de la Justicia que se anuncia, será la misma humanidad consciente la que deberá abrir las puertas para que la Misericordia y la Piedad desciendan sobre los incrédulos y los adormecidos en el espíritu.
Muchos se arrepentirán a tiempo y otros no; por eso deben tomar consciencia de que la Justicia de Dios no causará el mal en los corazones, sino que a cada uno le entregará lo que merece para que viva su aprendizaje en este mundo.
La humanidad que hoy habita en la superficie del planeta es muy antigua y no le faltó oportunidad de aprender ni de seguir los designios de Dios. Pero muchos prefirieron dar la espalda a las cosas celestiales y abrir los brazos a la ilusión y a la vida infernal que se manifiesta por medio de las energías capitales.
El rayo de la Justicia de Dios destruirá la ignorancia de los hombres y, aquellos que tanto se rieron con el rey de los infiernos, llorarán por su gran ignorancia. Los ojos de aquellos que se burlaron de la Luz enceguecerán ante Ella. Después que todo pase el Rey llegará y dará nuevas oportunidades a los que se arrepientan de corazón y le tiendan las manos clamando por piedad.
Mis amados, preparen sus corazones y escúchenme con atención, porque en este tiempo no podré detener el poder de mis palabras por el miedo que pueden sentir sus corazones o por la incredulidad que podrá generar en algunas almas, por la incapacidad de transformarse para aceptar Mis palabras.
Es la Voluntad de Dios que la Verdad les sea revelada, porque será parte del despertar de la fe y de la consciencia que vean que Mis palabras se cumplen en los tiempos que llegarán, tiempos en los cuales Yo no estaré más aquí, tan cerca de ustedes.
Cuando Mis profecías sean una realidad, mirarán hacia los cielos donde estaré observándolos, algunos agradecerán otros pedirán perdón, pero ninguno podrá decir que Yo no los alerté ni les di a conocer los días finales de este mundo.
Pero sepan que así como anuncio los tiempos de dificultades y de pruebas, también les digo que aquellos que caminen en la fe no titubearán. Aquellos que hagan de la oración el pilar de sus consciencias, siempre serán una puerta de paz y una estrella guía para la humanidad. A través de ellos, Yo guiaré al mundo. Pero deben ser valientes, perseverantes y confiar en el poder de Mi Verbo que les anunció los tiempos de caos. También les dijo que al final de todo su Rey llegará, cruzará las nubes y los siete cielos, pisará la Tierra y la reconstruirá dentro y fuera de los seres humanos, para que en ella habite la nueva humanidad.
Que la Paz sea el motor que los conduzca y los mantenga de pie en los tiempos que vendrán.
Oren, oren y confíen en Mí todos los instantes de sus vidas, porque así ellas serán santificadas por Mi presencia.
Los amo y los bendigo, para que este ciclo los encuentre dentro de Mi Corazón.
Vuestra Madre, María, Rosa de la Paz
Como Madre de los cristianos y de los no cristianos, en el nombre de la Luz de Mi Hijo, intento, día a día, retirar a muchas almas del largo desierto interior en el que viven por la falta de fe y de amor en el corazón.
En estos tiempos, queridos hijos, que vuestros corazones sean precursores activos de Mi llamado por la paz y por la salvación de las criaturas.
Queridos hijos, como Madre y Puerta del Cielo, hoy les pido que busquen a Dios dentro de vuestros seres internos, al Amor del Padre, al Espíritu Inmaculado de la Paz, porque ese Espíritu les permitirá crecer y los fortalecerá para las decisiones en la vida, en la mente y en el espíritu de cada uno.
Hoy los estoy llamando a preparar, con consciencia, vuestras moradas para que en poco tiempo, Jesús, el Rey del Universo, el Maestro de los maestros, encuentre reposo en moradas puras y cristalinas donde se pueda derramar Su Absoluta e Insondable Misericordia.
Queridos hijos, el mundo está viviendo grandes pruebas en la fe y en la vida de muchos corazones; por este motivo Yo les pido que coloquen a los millones de hijos que tengo a Mi resguardo en el verdadero ejercicio de vuestras oraciones para que ellos ingresen en la definitiva Ley del Perdón y de la Misericordia.
Como les he dicho, queridos hijos, este es un último ciclo para la confirmación de los corazones delante de los Planes de Dios. La humanidad puede vivir en el nuevo Plan de Dios, Plan que los llevará a permanecer en el verdadero estado de la paz y de la reconciliación.
Hijos Míos, es muy importante mantener encendido el fuego de la oración del corazón, oración que los une con el Sagrado Espíritu Divino de Mi Hijo. Pero para que eso suceda, queridos hijos, vuestros labios solo deben pronunciar palabras de amor y de paz, palabras que broten desde el corazón, palabras que alivien el gran sufrimiento que viven muchas almas solitarias.
Hijos Míos, hoy de nuevo les suplico y les hablo con el inmenso Amor de Mi Inmaculado Corazón, porque como ustedes saben, estos ya son los últimos anuncios que Dios Me envía a transmitir para todos los corazones.
Delante del nuevo tiempo que llegará, hijos Míos, que vuestros corazones, vuestros pensamientos y vuestros sentimientos sean misericordiosos para que dentro de ustedes reine Dios, reine por siempre el Amor de Mi Hijo.
Guarden en ustedes la gratitud para que ella irradie humildad y Misericordia.
Gracias por responder a Mi llamado.
¡Les agradezco!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Abre tu corazón y tus brazos para que en tu templo recibas el Don de Mi Inmaculada Morada. Que el poder divino del Espíritu Santo descienda como el rayo fugaz de una estrella sobre todos Mis pequeños corazones del mundo.
Queridos hijos, vivan en el Amor Perpetuo de Cristo y clamen por la inmensidad de Su Divina Misericordia para que esta humanidad reciba el prenuncio y la llegada del nuevo Rey del Universo. Para eso, Mis pequeños, sus corazones deben estar preparados por el fuego divino de la oración que eleva el alma y enciende la Luz del espíritu en cada consciencia y en cada ser.
Prometo guiar a aquellos corazones que se rindan a Mi Amor Maternal y, así, enviar a esos misioneros de la paz para donarse a la necesidad de sus hermanos. La confianza en Mi Presencia Maternal fortalecerá sus corazones, los que necesitarán estar firmes para el tiempo que llegará. Mis pequeños soldados deberán buscar a cada momento la unión con Cristo, porque así estarán, diariamente, preparando la morada para cuando el Maestro del Amor retorne.
Hoy oremos, Mis hijos, por la salvación de todas las almas en el mundo y, en especial, por aquellas almas que están olvidadas y sin Luz. Ya estamos en la hora de la preparación interior.
Cuando se enciende una Luz en la oración, se enciende un alma.
Gracias por responder a Mi llamado.
Los guía siempre en oración,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más